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INTRUDUCCIÓN

México, donde desde 1906 se veían


circular algunos “fotingos o
fordcitos”, fue parte de la
creciente industria automotriz a
principios de siglo al dar la
bienvenida a Ford Motor Company
el martes 23 de junio de 1925. Ford
hizo historia al convertirse en la
primera automotriz en instalarse
en el país. Gracias
al impulso y a la visión de Henry
Ford, a inicios del siglo XX el sector
automotriz se consolidó como una
de las principales industrias de una
era moderna que destacaba por los
múltiples e importantes avances
alcanzados en materia de
producción, tecnología e innovación.

Bajo el liderazgo de Edsel Ford y el ingeniero Adrián Lajous, ese año se


instalaron las primeras oficinas de la armadora en Bucareli #13 y,
posteriormente, el 26 de agosto se inauguró la planta de montaje y acabado de
automóviles de Ford, que producía 25 unidades diarias, en Calzada de Balbuena
y prolongación Candelaria en la ciudad de México.
Ese mismo año se designaron los primeros distribuidores mexicanos de la
automotriz y se expidió la primera factura de Ford de México al señor Alejandro
Mendoza, por la adquisición de cinco Turismo y tres camiones importados.
Con el paso de los años, el automóvil dejó de ser una rareza tecnológica y pasó a
convertirse en un bien necesario, sinónimo de progreso. De esta manera, Ford
participó desde un inicio en el desarrollo de una industria automotriz nacional
que hoy ha logrado posicionar a México como uno de los principales mercados
manufactureros del sector y como una referencia a nivel global.

Esta es una de las razones por las que la construcción de nuevas agencias Ford
está en aumento, en esta ocasión la nueva agencia esta planificada en la ciudad
de Puebla de Zaragoza y se estima que el tiempo de construcción sea de 5 a 6
meses por lo que la entrega será aproximadamente el 12 de octubre.
Organigrama de la Agencia
LECCIONES APRENDIDAS

Los tres principales componentes de un proyecto (de la mano con la calidad) son
el alcance, el presupuesto y el control de los tiempos.

El alcance es la parte del proyecto que debe definirse en primera instancia. Es


la que define el presupuesto que se tendrá, el tiempo que durará la obra, la
manera en la que estará diseñado lo que sea que se desee construir. Esta parte
debe llevarla a cabo el diseñador de la mano con el cliente, pues si no se toma lo
suficientemente en cuenta las ideas de la persona interesada en llevar a cabo el
proyecto, este podría no concluirse o tener muchos cambios a mitad del proceso
que perjudicarían tanto al presupuesto como al control de los tiempos.

El presupuesto es también muy importante, pues para el constructor el tiempo y


cualquier error significa perder dinero. Si el cálculo del presupuesto no se lleva
a cabo de manera correcta, el proyecto podría costar más de lo que se planeó
inicialmente, lo que resultaría en que el propio dueño de la empresa constructora
que calculó los costos deba renunciar a parte de su ganancia o, en casos
extremos, perder dinero propio y no ganar nada por el trabajo realizado.

El control de tiempos es un aspecto que se debe considerar desde un principio.


Debe estar incluido en la planeación del proyecto y el orden en el que se hacen
las actividades no puede improvisarse, todo debe seguir un orden lógico y deben
procurarse realizar las actividades planeadas en la fecha más próxima a la
esperada, pues si uno se confía y deja las actividades para después es muy
probable que ocurra algún problema que haga a una actividad crítica atrasarse
y, por lo tanto, atrasar a todo el proyecto.

Estos tres aspectos están íntimamente relacionados pues, la reducción de uno


podría resultar en el aumento del otro. La reducción del tiempo en el que se
desea tener lista la obra, por ejemplo, podría ocasionar que el costo de la misma
incremente y o incluso podría reducir el alcance de la obra.

Es de vital importancia considerar los tres aspectos a la hora de nuestra


planeación y no descuidar ninguno, pues estos son determinantes en la calidad
que cualquier proyecto que realicemos pueda tener. Si, por ejemplo, se fija un
alcance muy amplio pero un presupuesto muy bajo esto podría comprometer la
calidad de los materiales que se utilizan para la realización de dicho proyecto,
resultando en problemas estructurales y estéticos que a la larga será más
costoso reparar. En otra instancia si queremos aumentar la rapidez a la que se
lleva a cabo la obra sin aumentar el presupuesto o reducir el alcance, esto podría
llevarnos a cometer errores en la supervisión y pasar cosas por alto que, muy
probablemente, ocasionarán problemas en el futuro que hablaran muy mal de la
calidad de nuestro trabajo.

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