Manifiesta que destinos del instinto de muerte son todo lo contrario al instinto de vida
lo cual llevaría al hombre a la progresión, en cambio el instinto de muerte lo impulsa
hacia la regresión, lo repetitivo llevándolo a la disociación de esta para manifestarse de
forma destructiva, dejándose ver las manifestaciones yoicas.
Según Brainsky (2003) menciona que los destinos del instinto de muerte son tres:
1. Parte se proyecta como agresión dirigida hacia el mundo externo.
2. Parte se va configurar los núcleos primitivos del superyó.
3. Parte permanece en el Yo, donde su acción es muda. (p.102)