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3.2. tAS RETACIONES PERSflNATES Como Babomos, la rolación r,l|lr.

abomos, la rolación r,l|lr.l( ):; lll;'t:; ( lti tv( ]r; l)ilt;l lil Itllll(!l (lll(i l)itlit ttl ttt;tt ttlo, y;tutl t1t:;uolto ol rnatrimonio,
luldlca famlllar es ol vfncu- .¡ll¡r lr()r{l(| :jU (k)ro(;tlo il los Ui lllilllol;llos, s¡ no os honorablc su conducta Ev¡dente-
ENTRE TflS GÚNYUGES: lo quo 6x¡st6 ontre las por- rrrlllrr,0sto oórligo mantionc cl orclenamiento familiar que le precediera. una revisión
sonas derivado del matri- rÍ r l r I rr ¡sl;rr;ión castollana ev¡dencia que se crea enlre los cónyuges, por la instituciÓn
DEBERES Y IIERECHÍIS r [r I r; r l rrrrhos y deberes recíprocos y por la cooperación económ¡ca
de la comu-
mon¡o, de la unión de he,
cho, de la f il¡ac¡ón y del parentesco. Esa relación jurídica familiar t¡ene un conteni lrlrül(lc gananc¡ales, una íntima y solidaria asoc¡ación de personas y de intere-
do indisponible, previsto en la ley; que es el conjunto de derechos y deberes fami n,rr, y, at mismo tiempo, se declara y establece la subordinación de Ia mujer, que
l¡ares. De acuerdo a la fuente de la relación jurídica familiar, elcontenido delvíncu rlDl,r, ol)cdiencia al marido, quedando por esto en estado de relativa incapacidad'
lo es diferente. Nos interesa el estud¡o de la relación conyugal.
oon el Código Civil de 1936 se sostuvo que las diferencias que la naturaleza
Siendo la relación conyugal una de pareja, se comprueba la naturaleza recí lrrr l)r¡osto entre ios sexos explican que al contraer el varÓn y la mujer la relac¡Ón
proca de los deberes y derechos que nacen del matrimon¡o. Este conjunto clc rr¡ririrnonial, los derechos y deberes que emergen de ese estado no sean en toda
deberes y derechos previstos en Ia ley, revislen un carácter predominantemento n concurrente conjunción los mismos para uno y otra, por lo que mientras algunos
ético. S¡n embargo, es el deber el objetivo principal y el derecho no exisle sino rlrnttan la nota de la reciproc¡dad, los reslantes se atribuyen de modo especial a
gracias a aqué|. ¡ rrrlir uno de ellos. lnclusive, se indicó que la compleja asociación de intereses de
nrr!rn personat y económico que crea la uniÓn matrimonial, determina la necesi-
Los deberes conyuga¡es, como todos los deberes morales, tienen por conte- r Ir( l (le inst¡tu¡r un poder que asuma su direcciÓn. Sin desconocer
la igualdad de
n¡do más que un determinado comportam¡ento exter¡or, un sent¡miento que se krrr lsociados y su común part¡cipación, se confiriÓ la primacía, convertida en la
pone para responder a la final¡dad del matr¡monio. En otras palabras, la confronta_ solidar¡os intereses, al marido, por ser regularmente el más apto
lol¡rlura de esos
ción de las normas que organizan los deberes conyugales demuestra que éstos y rl que fue llamado siempre a ejercerla con Ia invariabil¡dad de una ininterrumpi-
están d¡rig¡dos a la consecuc¡ón del f¡n del matr¡mon¡o: la vida común. por ello, rl¡r lradición jurídica. Se evitaba, así, las perturbaciones que podrían producirse
af¡rmamos que la frustrac¡ón del fin del matrimonio se traduce en el incumplimien- ¡ ol seno de la famil¡a en los múlt¡ples casos de divergencia en que es indispen-
to de uno o todos los deberes conyugales. Entonces, el divorcio, que supone el ¡rrblc una pronta solución que les ponga término. A la mujer se le reconoció la
fracaso de la vida matr¡monial, se sustenta en causales prev¡stas en la ley, que son ( r,ndición de compañera y aux¡liar de su cónyuge en un plano de cooperaciÓn y de
supuestos de hecho basados en la violación de los deberes conyugales. Así, en el lUlirldad; y, de acuerdo con los predicados de su sexo, se declaró como atribución
caso del adulter¡o, se ¡ncumple el deber de f¡delidad; en el abandono injustificado rlr¡r,le es inherente.
del domicilio conyugal, se quebranta el deber de cohab¡tación.
El Código C¡vil de 1984, constituye la culminación de un proceso de evolución
lr¡t{:ia la total igualdad jurídica entre marido y muier, o sea lo que se conoce como
Los s¡stemas ¡urídicos cuando organizan los deberes conyu.
r rlor¡dad conyugal compart¡da. Así, el artÍculo 234, segundo párrafo, dispone que
gales, lo h¡c¡eron a partir del pr¡nc¡p¡o de ta potestad mari-
't,l marido y la mujer tienen en el hogar autoridad, consideraciones, derechos,
tal, pasaron por e¡ s¡stema de la ¡efatura mar¡tal o un¡dad de rk'l)ores y responsabilidades ¡guales". Estos conceptos se desprenden, a su vez,
dirección, hasta llegar a la total ¡gua¡dad iurídica de ¡os cón. rh la iguáldad absoluta entre marido y esposa consagrada por la Conslilución de
yuges o cod¡recc¡ón mar¡tal.
It)79 y reiterada por el artículo 2, inc¡so 2 de la Constitución v¡gente'
Nuestro ordenamiento no ha sido ajeno a esa tendencia. Así, el Código Civil Por su conten¡do personal, del matrimon¡o surgen, aparte de las relac¡ones
de 1852 estableció que los deberes y derechos de los cónyuges se regulañ sobre |,nlre los cónyuges, las de éstos con sus descendientes y con terceros'
la base de la tutela de uno y la sumisión del otro, con la fórmula legal según la cual
el marido debe proteger a la mujer y la mujer obedecer al marido; reaf¡rmada por A) RELACIONES DE LOS CÓNYUGES CON SUS DESCENDIENTES: E/ dC-
otras prescripciones, conforme a las cuales la mujer no puede presentarse a ju¡c¡o ber de tos padres de proveer a la manutención y educación de sus hiios
s¡n autorización de su cónyuge, ni enajenar, hipotecar o adqu¡r¡r a título gratuito s¡n es un pr¡ncipio de derecho natural. Proviene del derecho a la vida de los hijos
intervenc¡ón de él o con su consent¡miento por escrito. De otra parte, el deber de y a la iormación de su aptitud para conducirse en ella conforme a su deslino
f¡delidad es ¡nstituido como recíproco, pero, no obstante, su infracc¡ón produce (artículo 287 del Código Civil).

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