“Tal como lo ilustraron Wiggins y McTighe (1998), la elaboración de evaluaciones que
manifiesten objetivos de aprendizaje es esencial para una buena enseñanza, y no sólo
una cuestión de medir resultados. En vez de un planeamiento de la enseñanza que se concentre en actividades interesantes, Wiggins y McTighe utilizan un proceso de planificación hacia atrás, que empieza con los objetivos de la enseñanza, luego se cuestiona (¿cuál será una evidencia convincente o una demostración de que hubo aprendizaje?) y, al final, planea actividades que permitirían desarrollar en los estudiantes esa comprensión. Con esta última como objetivo de la enseñanza, subrayar que la evaluación obliga a los maestros a explicar en forma muy clara y precisa qué aspecto tendría la evidencia de la comprensión. Estas descripciones del desempeño los mueve a brindar oportunidades para que los estudiantes desarrollen y practiquen estas habilidades que, de otro modo, podrían haberse perdido si la comprensión se hubiese dejado sólo como objetivo declarado para toda la unidad”. La planificación hacia atrás nos permite empezar por los objetivos y no como lo hacía la planificación tradicional que iniciaba con actividades .Este tipo de planificación se relaciona con la evaluación formativa que toma en cuent