FACULTAD DE DERECHO
TEMA:
- Actos Administrativos
ASIGNATURA:
INTRODUCCIÓN _________________________________________________________ 4
CAPÍTULO I: ACTO ADMINISTRATIVO _____________________________________ 5
1. Definición _____________________________________________________________ 5
2. Hechos Y Actos De La Administración Que No Configuran Actos Administrativos ____ 5
3. El Caso De Los Contratos Administrativos ____________________________________ 6
4. Diferencias Entre Los Actos Administrativos Y Los Reglamentos __________________ 6
5. Los Principios Rectores De Los Actos Administrativos __________________________ 7
5.1. Ejecutividad ___________________________________________________________ 7
5.2. Ejecutoriedad __________________________________________________________ 8
5.3. Impugnabilidad ________________________________________________________ 8
5.4. Irrevocabilidad _________________________________________________________ 9
5.5. Discrecionalidad limitada_________________________________________________ 9
6. Elementos Del Acto Administrativo ________________________________________ 10
6.1. Requisitos esenciales ___________________________________________________ 10
6.2. Elementos no esenciales _________________________________________________ 14
7. Actos De Administración Interna __________________________________________ 16
7.1. Distinción con los actos administrativos ____________________________________ 16
7.2. ¿Son impugnables los actos de administración interna? _________________________ 17
7.3. Decisiones internas de mero trámite________________________________________ 17
7.4. Las comunicaciones internas de la Administración ____________________________ 17
8. Notificación De Actos Administrativos ______________________________________ 18
8.1. Requisitos ___________________________________________________________ 18
8.2. Plazo _______________________________________________________________ 19
8.3. Realización de la notificación ____________________________________________ 19
8.4. La notificación personal y los ajustes efectuados por el Decreto Legislativo N. º 1029 _ 20
8.5. Notificación no personal ________________________________________________ 21
8.6. Actos con dispensa de notificación ________________________________________ 22
9. La Publicación Del Acto Administrativo _____________________________________ 22
9.1. La publicación como notificación _________________________________________ 22
9.2. Requisitos ___________________________________________________________ 23
CAPITULO II: SUJETOS DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO __________ 24
1. Sujetos Del Procedimiento ________________________________________________ 24
1.1. Administrados ________________________________________________________ 24
1.2. Autoridad administrativa ________________________________________________ 24
2. De Los Administrados ___________________________________________________ 24
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2.1. Capacidad procesal ____________________________________________________ 24
2.2. Representación de personas jurídicas _______________________________________ 24
2.3. Libertad de actuación procesal ____________________________________________ 24
2.4. Derechos de los administrados ____________________________________________ 25
2.5. Deberes generales de los administrados en el procedimiento _____________________ 25
3. Suministro De Información A Las Entidades _________________________________ 26
4. Comparecencia Personal _________________________________________________ 26
4.1. Formalidades de la comparecencia __________________________________________________ 26
5. Terceros Administrados __________________________________________________ 26
6. De La Autoridad Administrativa ___________________________________________ 27
6.1. Fuente de competencia administrativa ______________________________________ 27
6.2. Presunción de competencia desconcentrada __________________________________ 27
6.3. Carácter inalienable de la competencia administrativa __________________________ 27
6.4. Conflicto con la función jurisdiccional _____________________________________ 27
6.5. Ejercicio de la competencia ______________________________________________ 28
6.6. Cambios de competencia por motivos organizacionales ________________________ 28
6.7. Delegación de competencia ______________________________________________ 28
6.8. Deber de vigilancia del delegante _________________________________________ 28
6.9. Avocación de competencia ______________________________________________ 28
6.10. Disposición común a la delegación y avocación de competencia __________________ 29
6.11. Encargo de gestión _____________________________________________________ 29
6.12. Delegación de firma ____________________________________________________ 29
6.13. Suplencia 29
6.14. Desconcentración ______________________________________________________ 29
6.15. Deberes de las autoridades en los procedimientos _____________________________ 30
7. Abstención ____________________________________________________________ 30
7.1. Promoción de la abstención ______________________________________________ 31
7.2. Disposición superior de abstención ________________________________________ 31
7.3. Consecuencias de la no abstención ________________________________________ 31
7.4. Trámite de abstención __________________________________________________ 32
7.5. Impugnación de la decisión ______________________________________________ 32
7.6. Apartamiento de la autoridad abstenida _____________________________________ 32
CONCLUSIONES ________________________________________________________ 33
BIBLIOGRAFÍA _________________________________________________________ 34
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INTRODUCCIÓN
La adecuada regulación del funcionamiento de la Administración Pública, así como de la
tramitación del procedimiento administrativo es de importancia medular para el derecho
público en general y el derecho administrativo en particular. Ello porque la reglamentación de
dichas materias debe asegurar la obtención de este delicado equilibrio que debe existir entre los
intereses de los administrados y el llamado interés general, concepto este último que tiende a
identificarse con los de interés público o bien común, y que consiste en aquello que beneficia
favorablemente a la colectividad en su conjunto.
Por otro lado, es evidente que la Administración Pública tiene como finalidad primordial la
satisfacción del interés general, a través de los mecanismos que el ordenamiento jurídico le
facilita. La función administrativa constituye, como veremos seguidamente, la plasmación de
dicha búsqueda de tutela de los intereses de la colectividad, que es como se define al interés
general; cuya definición no es obvia, sino que requiere de una construcción jurídica. Esta resulta
ser la función más amplia que se utiliza en la esfera pública, que además no se restringe al
Estado, sino que incluso puede ser ejercida por los particulares.
Por último, es necesario recalcar que este trabajo fue realizado con el objetivo de brindar y
complementar la información obtenida a lo largo de nuestra carrera. Por ello les pedimos sepan
disculpar los errores involuntarios y la sencillez del trabajo
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CAPÍTULO I: ACTO ADMINISTRATIVO
1. DEFINICIÓN
Se define doctrinariamente como Acto Administrativo a la decisión general o especial que, en ejercicio
de la función administrativa, toma en forma unilateral la autoridad administrativa, y que afecta a
derechos, deberes e intereses de particulares o de entidades públicas, de acuerdo con la Ley del
Procedimiento Administrativo General. Son actos administrativos, entonces, las declaraciones de las
entidades que, en el marco de normas de derecho público, están destinadas a producir efectos jurídicos
sobre los intereses, obligaciones o derechos de los administrados dentro de una situación concreta.
Dentro de la división tripartita tradicional de los poderes públicos, el acto administrativo es el que
procede en ejercicio de la función administrativa, a diferencia del acto legislativo (conformada por
resolución legislativa o ley) y del acto judicial (resolución judicial, sea decreto, auto o sentencia). No
obstante ello, el acto administrativo no necesariamente proviene del Poder Ejecutivo, dado que puede
ser generado por cualquier otro ente en ejercicio de su función administrativa.
Por otro lado, la autoridad o el agente ha de obrar como representante de la Administración pública en
tanto que entidad sometida al derecho público; ya que, de proceder como si estuviera regida por el
derecho privado —situación a su vez autorizada por el derecho público—, las relaciones encuadran
dentro de las civiles o comunes sin los privilegios que en todo caso se atribuyen al Estado y a otras
entidades derivadas de su ius imperium.
Prácticamente integran actos administrativos todas las resoluciones y disposiciones, verbales o escritas
(singularmente estas, debido a su constancia); sean acuerdos, órdenes, decretos, instrucciones, que
dicten desde el Jefe de Estado hasta los alcaldes. En tal sentido, la definición de entidad pública que
maneja la Ley es bastante amplia, en la cual se considera, inclusive las personas jurídicas que se
encuentran bajo el régimen privado y que prestan servicios públicos o ejercen función administrativa,
en virtud de concesión, delegación o autorización del Estado, conforme a la normativa de la materia.
Asimismo, debemos interpretar qué debe entenderse por Administración Pública: O dicho término se
define con un criterio orgánico, identificándose con los órganos de la Administración Pública como
incorrectamente lo ha hecho el artículo I del Título Preliminar de la Ley de Procedimiento
Administrativo General; o dicho término se define más bien con un criterio material, identificándolo
con el ejercicio de la función administrativa, lo que también produciría una definición incompleta del
acto administrativo; o más bien, dicho término se define a través de criterios combinados de orden
material, formal y orgánico, que es lo que se ha pretendido líneas arriba.
La naturaleza del acto que genera efectos respecto de particulares es un elemento adicional a tomar en
cuenta. A diferencia del acto legislativo o de los actos normativos en general, el acto administrativo
genera efectos individualizados o individualizables. Los actos administrativos no producen efectos
generales y abstractos, sino más bien operan en una situación concreta, como establece la norma. En
consecuencia, no existen los actos administrativos de naturaleza normativa.
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directamente al derecho público. Ejemplos de lo antes indicado podemos ver en los párrafos que
siguen.
En efecto, no son actos administrativos los comportamientos y actividades materiales de la
Administración, que no se configuran en instrumentos legales y que no afectan derechos de las
personas. A esto último, buena parte de la doctrina lo denomina hecho de la administración, para
diferenciarlo del simple acto o del acto administrativo propiamente dicho, lo cual no es óbice para
considerar que dicho acto se da en cumplimiento de la función administrativa de la entidad.
Además, debemos considerar en este rubro a los llamados actos de administración interna, que no son
actos administrativos puesto que no afectan a los terceros que no forman parte de la entidad, como lo
hemos señalado líneas arriba. Los actos de administración interna de las entidades están destinados a
organizar o hacer funcionar las actividades o servicios de las mismas. Estos actos son regulados por
cada entidad, con sujeción a las disposiciones del Título Preliminar de esta Ley, y de aquellas normas
que expresamente así lo establezcan. Sin embargo, de acuerdo con el artículo 7º de la Ley dichos actos
requieren ciertos requisitos para su validez, la misma que se traduce en efectos jurídicos concretos,
como veremos más adelante.
Por otro lado, no son actos administrativos aquellos actos de la administración que caen bajo la esfera
del derecho privado, sean estos unilaterales o bilaterales, en los cuales la Administración actúa como
si fuese un ente privado. Ejemplos de ello son los contratos de la Administración que no caen dentro
de la categoría de contratos administrativos o de las declaraciones sometidas al derecho civil. De
hecho, gran parte del personal de la Administración Pública moderna se encuentran sometidos al
régimen laboral de la actividad privada o a contratación civil.
5.1. Ejecutividad
Es aquella virtud de la cual, los actos administrativos firmes, así como los que agotaron la vía
administrativa, producen los efectos perseguidos por su emisión. La ejecutividad es la idoneidad
del acto administrativo para obtener el objetivo para el cual ha sido dictado. La ejecutividad
propiamente dicha está constituida por la condición especial de estos actos cuya eficacia implica
actuaciones y operaciones materiales a ser cumplidos por el propio órgano que lo dictó o por
cualquier otro órgano actuante dentro de la esfera administrativa. La ejecutividad resulta ser
entonces resultado directo del principio de legitimidad de los actos administrativos.
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5.2. Ejecutoriedad
Este principio implica una cualidad más específica de los actos administrativos, puesto que es
igualmente una condición relativa de eficacia del acto, pero solo de los actos capaces de incidir en
la esfera jurídica de los particulares imponiéndole cargos tanto reales como personales, de hacer,
de dar o abstenerse.
Lo relevante de la ejecutoriedad es que la administración puede obtener el cumplimiento del
ordenado aún en contra de la voluntad del administrado y sin necesidad de recurrir a los órganos
jurisdiccionales, tal como lo establece la Ley de Procedimiento Administrativo General, la misma
que sin embargo no define que debe entenderse por carácter ejecutorio, dejando la definición a la
doctrina y la jurisprudencia.
Por otro lado, es necesario señalar que el acto administrativo puede perder su carácter ejecutorio,
dada la ocurrencia de determinadas consideraciones. A ello la doctrina denomina decaimiento del
acto administrativo. La razón más importante de decaimiento del acto tiene que ver con el paso del
tiempo.
En nuestra legislación se habla de un término de cinco años, transcurrido el cual el acto
administrativo pierde ejecutoriedad, facultándose al administrado la oposición del decaimiento a
fin de evitar la ejecución forzosa del acto. Sin embargo, el acto administrativo puede perder
ejecutoriedad también por suspensión provisional en los casos establecidos por la Ley, o cuando se
cumpla la condición resolutiva a que estaba sujeto el mismo.
Finalmente, existen algunos actos administrativos que requiere que la Administración recurra al
Poder Judicial a fin de hacer efectiva su ejecución. Un ejemplo claro de lo que acabamos de
comentar el supuesto contenido de la reciente Ley Orgánica de Municipalidades, en la cual se señala
que la autoridad municipal debe obtener autorización judicial para demoler obras inmobiliarias que
contravengan determinadas normas jurídicas.
5.3. Impugnabilidad
Los actos administrativos, en principio, son susceptibles de ser impugnados, sea
administrativamente —a través de los recursos administrativos existentes— si es que existe dicha
vía; y/o judicialmente, a través del proceso contencioso administrativo, denominado anteriormente
impugnación de acto o resolución administrativa como figuraba en nuestro Código Procesal Civil,
opción que evidentemente limitaba las opciones del particular, a fin de obtener la revocación de
dichos actos.
Sin embargo, la Constitución reconoce dos tipos de resoluciones emitidas por entidades públicas
que no admiten impugnación judicial alguna: las emitidas por el Consejo Nacional de la
Magistratura, en cuanto a la destitución de magistrados, y las emitidas en materia electoral por el
Jurado Nacional de Elecciones.
Sin embargo, y en el caso particular de las resoluciones del primero de los organismos nombrados,
el Tribunal Constitucional ha resuelto en reiteradas oportunidades que el citado ente puede revisar
las resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura cuando se haya generado una afectación
a derechos fundamentales de la persona, no obstante que en recientes sentencias se ha pronunciado
declarando infundadas las demandas de amparo en cuestión.
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5.4. Irrevocabilidad
En principio, los actos administrativos son irrevocables una vez emitidos por la autoridad
competente y en el supuesto de que favorezcan al administrado. En consecuencia, los actos
administrativos declarativos o constitutivos de derechos o intereses legítimos no pueden ser
revocados, modificados o sustituidos, de oficio, sea por razones de oportunidad, mérito o
conveniencia por parte de la entidad que los emitió.
Sin embargo, y excepcionalmente, cabe la revocación de actos administrativos, con efectos siempre
a futuro, en ciertos casos establecidos taxativamente por la Ley de Procedimiento Administrativo
General. En primer lugar, cabe revocar actos administrativos cuando la facultad revocatoria haya
sido expresamente establecida por una norma con rango legal y siempre que se cumplan los
requisitos previstos en dicha norma. Si bien la Ley establece que este es un elemento alternativo,
en puridad debe considerarse como un elemento concurrente, toda vez que la potestad revocatoria
deberá estar siempre determinada por la Ley, dado su carácter excepcional. A su vez, la norma
materia de estudio no distingue en este supuesto entre actos favorables y actos desfavorables,
mientras que en derecho comparado queda claro que solo puede ser materia de revocación los
últimos de los mencionados.
Por otro lado, cabe la revocación cuando sobrevenga la desaparición de las condiciones exigidas
legalmente para la emisión del acto administrativo cuya permanencia sea indispensable para la
existencia de la relación jurídica creada. En este caso, el acto administrativo que se revoca es
evidentemente favorable al administrado y, por ello, el empleo de este mecanismo debe ser
excepcional.
Finalmente, procede la citada revocación cuando apreciando elementos de juicio sobrevinientes se
favorezca legalmente a los destinatarios del acto y siempre que no se genere perjuicios a terceros.
El citado supuesto no ofrece mayores complicaciones, puesto que siempre podrá beneficiarse al
administrado a través de la revocación del acto administrativo que no lo favorezca, en especial si
es un acto de gravamen.
A fin de cautelar los derechos de los administrados que puedan verse afectados, la revocación
solamente podrá ser declarada por la más alta autoridad de la entidad competente, previa
oportunidad a los posibles afectados para presentar sus alegatos y evidencia en su favor. La
revocación, en consecuencia, siempre será resultado de un procedimiento de oficio. Asimismo, la
resolución revocatoria deberá establecer el monto de la respectiva indemnización, cuando la misma
genere perjuicio económico al particular, en aplicación del principio general de responsabilidad
patrimonial de la Administración Pública.
Finalmente, el acto que declara la revocación de otros actos administrativos genera el agotamiento
de la vía administrativa, lo cual deja el camino expedito para la iniciación del proceso contencioso
administrativo.
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vía puede acordarse la discrecionalidad, esta deberá efectuarse manteniendo la debida
proporcionalidad y adecuación con la situación específica que se había planteado.
Es claro, sin embargo, que la tendencia en el derecho administrativo moderno está enfocada en
limitar dicha discrecionalidad dentro de márgenes lo suficientemente estrechos como para impedir
la emisión de decisiones arbitrarias. De hecho, la doctrina y la jurisprudencia comparada han
establecido la posibilidad de establecer control jurídico incluso de las decisiones administrativas en
las cuales se ha dejado cierto margen de acción al órgano administrativo, lo cual se hace efectivo a
través de la interdicción de la arbitrariedad—que también se encuentra presente en la legislación
peruana— y la aplicación de los principios generales del Derecho.
6.1.1. Competencia
Aptitud legal expresa que tiene un órgano para actuar, en razón del lugar (o territorio), la materia,
el grado, la cuantía y/o el tiempo. Se entiende por competencia, entonces, el conjunto de
atribuciones de los órganos y entes que componen el Estado, las mismas que son precisadas por
el ordenamiento jurídico. Dicha competencia se ejerce a través de la autoridad regularmente
nominada al momento del dictado y en caso de los órganos colegiados, cumpliendo los requisitos
de sesión, quórum y deliberación, indispensables para su emisión.
La competencia por razón de territorio hace referencia al ámbito espacial respecto del cual se
establece las facultades del ente administrativo, al lugar donde la entidad ejerce su influencia. Las
municipalidades, por ejemplo, tienen ámbitos territoriales específicos. Lo mismo ocurre con las
oficinas desconcentradas de los ministerios u otras entidades públicas.
La competencia por razón de materia implica aquello respecto de lo cual puede resolver la entidad,
de acuerdo a lo previsto por la Ley, en especial cuando las entidades pertenecen a sectores
distintos de la Administración Pública. Se refiere a las actividades o tareas que legítimamente
puede desempeñar el órgano, al objeto de los actos y a las situaciones de hecho ante las que puede
dictarlos.
La competencia por razón de grado se establece en cuanto la ubicación jerárquica del órgano
destinado a resolver, al nivel que ocupa en el organigrama del ente en cuestión. Y es que la
competencia puede variar dependiendo de la jerarquía del funcionario dentro de un organismo
público o entidad administrativa.
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Asimismo, la competencia por razón de tiempo hace referencia, en primer lugar, a los turnos de
los entes administrativos que ejercen la misma función en momentos distintos, como podrían ser
las competencias asignadas a las salas de los tribunales administrativos, por ejemplo, cosa que
aun así resulta poco común. Por otro lado, la competencia temporal se adquiere una vez que el
funcionario o autoridad se encuentra investido en el cargo, a fin de poder cumplir sus funciones.
Ello incluye también las circunstancias de adquisición de competencia a través de la delegación.
Finalmente, las situaciones en que se establecen competencias distintas por razón de cuantía
resultan ser menos comunes que las que generan los tipos de competencia que hemos reseñado en
los párrafos precedentes. En algunos casos, se establecen competencias por el monto o el valor de
los bienes o servicios respecto de los cuales se resuelve. Un ejemplo es el de la cuantía en los
procesos de selección en materia de contratación administrativa, lo cual fuera modificado por las
reformas al Decreto Legislativo N.º 1017 y su Reglamento.
Ahora bien, en determinadas circunstancias, la competencia puede ser transferida o ejercida de
manera alternativa, sea por delegación, avocación, encargo de gestión, delegación de firma o
suplencia. La delegación implica el traslado de la competencia a otras entidades, cuando existen
circunstancias que lo justifiquen, traslado que permite reasumir dicha competencia a la entidad
que delega dado que no genera pérdida de titularidad sobre aquella. La avocación se da cuando
una entidad superior asume la tramitación de un procedimiento que es competencia de un órgano
de inferior jerarquía, dados ciertos supuestos excepcionales establecidos en la Ley.
Por otro lado, el encargo de gestión implica la asignación de determinadas actividades a otros
órganos o entidades por razones de eficacia, hecho que no implica traslación de competencia,
como en la delegación. Dicha asignación es de carácter material, pero no jurídico, a diferencia de
la delegación. La delegación de firma es la simple delegación de la facultad de suscribir un acto
determinado, del titular de un órgano administrativo a subalternos o a titulares de órganos o
entidades que dependan de aquel. Finalmente, la suplencia consiste en el reemplazo de quien
ejerce el cargo en caso de vacancia o ausencia por quien se encuentre designado para ello. Es
necesario precisar que los supuestos descritos en el presente párrafo no implican alteración de la
titularidad de la competencia del órgano.
6.1.2. Motivación
Es la expresión de las razones que han llevado al órgano administrativo a dictar el acto, así como
la expresión de los antecedentes de hecho y de derecho (causas) que lo preceden y justifican. La
motivación contiene los fundamentos de hecho y derecho que sustentan una decisión
administrativa.
La motivación del acto administrativo resulta ser un componente esencial del principio del debido
procedimiento, el mismo que como lo hemos señalado, regula el funcionamiento del
procedimiento administrativo general en todas sus etapas. La motivación permite, en primer lugar,
que el administrado conozca los fundamentos y presupuestos que dan lugar a la resolución, a
efectos de la ejecución del acto o la interposición de los recursos que correspondan. En segundo
término, permite a la Administración una ejecución adecuada de las resoluciones que la misma
emite, así como posibilita la revisión de oficio de los actos administrativos por parte de la
Administración, incluyendo el llamado proceso de lesividad.
A mayor abundamiento, la falta de motivación equivale a una falta de fundamentación y afecta la
validez del acto, ya que la Administración Pública no puede obrar arbitrariamente. Las decisiones
de las entidades deben expresar los motivos de hecho y de derecho que concurren para determinar
la legitimidad del acto.
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a) Requisitos de la motivación
La motivación deberá ser expresa, mediante una relación concreta y directa de los hechos
probados relevantes del caso específico, y la exposición de las razones jurídicas y normativas
que con referencia directa a los anteriores justifican el acto adoptado.
Sin embargo, puede motivarse mediante la declaración de conformidad con los fundamentos
y conclusiones de anteriores dictámenes, decisiones o informes obrantes en el expediente, a
condición de que se les identifique de modo certero, y que por esta situación constituyan parte
integrante del respectivo acto.
b) Motivación aparente
No son admisibles como motivación, la exposición de fórmulas generales o vacías de
fundamentación para el caso concreto o aquellas que por su oscuridad, vaguedad,
contradicción o insuficiencia no resulten específicamente esclarecedoras para la motivación
del acto. A ello se denomina motivación aparente puesto que no presenta todos los elementos
fácticos y jurídicos que justificarían de manera razonable la decisión o que permitirían
verificar la razonabilidad de la misma.
En la resolución adoptada por la Administración Pública en el caso concreto, el objeto resulta ser
el efecto práctico que se pretende obtener con el acto. Es decir, la materia o contenido sobre el
cual se declara. El objeto o contenido del acto administrativo es aquello que decide, declara o
certifica la autoridad. El objeto resulta indispensable a fin de que pueda determinarse con claridad
los efectos jurídicos del acto.
Ahora bien, la doctrina no siempre identifica el objeto del acto con el contenido del mismo, como
sí ocurre en nuestra legislación, identificando este último más bien con la causa, a la que nos
referiremos más adelante. Lo que ocurre es que en nuestra legislación no se asume que el acto
administrativo sea una modalidad de acto jurídico civil, lo cual se justifica en el hecho de que la
decisión de la Administración no sea una declaración de voluntad, como hemos señalado líneas
arriba.
c) El principio de congruencia
El contenido debe comprender todas las cuestiones de hecho y de derecho planteadas por los
administrados, pudiendo involucrar otras no propuestas por estos que hayan sido apreciadas
de oficio, siempre que otorgue posibilidad de exponer su posición al administrado y, en su
caso, aporten las pruebas a su favor. Es necesario señalar que ello significa que el contenido
del acto debe establecerse de tal manera que la resolución decida todas las peticiones
formuladas. A ello se denomina en general principio de congruencia. Sin embargo, la
Administración puede además introducir otros temas no señalados o solicitados expresamente
por el administrado, que hayan sido apreciados de oficio.
Ahora bien, si la Administración introduce una nueva cuestión, sea de hecho o de derecho, no
puede resolver hasta tanto el administrado conteste por dicha cuestión ya que, en caso
contrario, se estaría violando el derecho de réplica, el mismo que forma parte también de los
conceptos de debido procedimiento que se están implementando en la nueva Ley.
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Evidentemente, las nuevas cuestiones introducidas por la Administración no pueden afectar
derechos adquiridos.
Son los pasos que deben darse previamente a la emisión del acto, que con- forman lo que se
conoce como procedimiento administrativo. Antes de su emisión, el acto debe ser conformado
mediante el cumplimiento del procedimiento administrativo previsto para su generación. En
consecuencia, la emisión de un acto administrativo sin un procedimiento previo, o si este se ha
tramitado de manera indebida, el acto deviene en inválido.
Dichos pasos previos deben estar sometidos a los principios de legalidad, y en especial, al del
debido proceso en sede administrativa. El primero de dichos principios implica que el acto
administrativo debe emitirse de conformidad con el ordenamiento jurídico, en particular, de
acuerdo con lo señalado en la Constitución y la Ley.
El segundo de ellos, el de debido proceso, resulta aplicable en sede administrativa por imperio de
la propia Ley de Procedimiento Administrativo General y la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional, como lo hemos señalado de manera reiterada. La justificación de lo antes indicado
estriba en el hecho de que el concepto primigenio del due process of law del derecho anglosajón
no hacía distinción alguna respecto a la sede en la cual operaba el principio antes precisado,
pudiendo aplicarse en sede judicial, administrativa, e inclusive, en sede corporativa.
El fin del acto administrativo consiste en la satisfacción del interés general. Es el objetivo tenido
en cuenta por el legislador al redactar la norma; no se pueden perseguir fines encubiertos, es decir
que la finalidad no debe ser contraria a la ley. De acuerdo con la doctrina, no se trata de la
satisfacción genérica del interés general, sino más bien de una concretización del mismo, a través
de mecanismos específicos, los cuales no pueden alterarse. El acto administrativo debe adecuarse
a las finalidades de interés general asumidas por las normas que otorgan las facultades al órgano
emisor, sin que pueda habilitársele a perseguir mediante el acto, aun encubiertamente, alguna
finalidad sea personal de la propia autoridad, a favor de un tercero, u otra finalidad pública distinta
a la prevista en la ley. La ausencia de normas que indique los fines de una facultad no genera
discrecionalidad.
Resulta complejo verificar la existencia de vicios en la finalidad. El fin siempre está reglado de
acuerdo a nuestro derecho positivo y la discrecionalidad puede ejercerse solo con respecto al
objeto del acto; es decir que la Administración Pública no puede, en ejercicio de sus facultades
discrecionales, violar la finalidad del interés general señalada por la norma. El típico vicio en la
finalidad es la llamada desviación de poder, a la que haremos referencia más adelante.
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6.2.1. Causa
Para cierto sector de la doctrina, son los antecedentes y circunstancias de hecho y de derecho
existentes al momento de emitirse el acto, considerados por la Administración para el dictado del
mismo, con lo cual puede confundirse con el objeto o la motivación. Para otro sector de la
doctrina, la causa es más bien la finalidad práctica del acto, definida así para diferenciarla de la
finalidad pública, que es elemento esencial del acto administrativo.
Ahora bien, la causa, si bien es reconocida por parte de la doctrina como un elemento determinante
en la formación de los actos administrativos, no es considerada por nuestra ley como elemento
esencial para la validez del acto. Sin embargo, para efectos prácticos, la causa resulta ser un
elemento constituyente de la motivación del acto, elemento que sí resulta esencial para la
conformación del acto administrativo. Por otro lado, la concepción de causa que se emplea en el
derecho comparado proviene a su vez de la identificación —en nuestra opinión indebida— del
acto administrativo con el acto jurídico civil.
6.2.2. Forma
Se refiere al modo en que, posteriormente al dictado del acto, la resolución llega a conocimiento
del administrado. Las formas, en derecho administrativo, cumplen fundamentalmente una función
de garantía, tanto de los derechos de los administrados como de la legalidad que debe existir en
la actividad administrativa. En general, el acto administrativo debe ser escrito, fechado y firmado
por la autoridad emisora. Excepcionalmente pueden admitirse otras formas, como la verbal, que
es la forma generalmente usada cuando se trata de la actividad de policía, y en casos
excepcionales, la gráfica.
Ahora bien, cuando el acto administrativo es producido por medio de sistemas automatizados,
debe garantizarse al administrado conocer el nombre y cargo de la autoridad que lo expide, dado
que los mismos no poseen la firma o el sello del funcionario en cuestión. Dichos sistemas
automatizados pueden incluir la emisión de actos administrativos a través de sistemas
computarizados o en red.
La norma establece además que cuando deban emitirse varios actos administrativos de la misma
naturaleza, podrá ser empleada firma mecánica o integrarse todos los actos en un solo documento
bajo una misma motivación, siempre que se individualice a los administrados sobre los que recaen
los efectos del acto. Para todos los efectos subsiguientes, los actos administrativos serán
considerados como actos diferentes. Para cierto sector de la doctrina nos encontraríamos ante el
denominado acto administrativo complejo, que en realidad se define de otra manera, como aquel
acto que posee varias decisiones de distinta naturaleza, como podría ser una sanción y una medida
correctiva.
6.2.3. Modalidad
Desde el punto de vista doctrinario, y al amparo de la Ley N. º 27444, los actos administrativos
admiten modalidad —de manera similar a lo que ocurre con el acto jurídico civil—, y en este
caso, la existencia de condición, modo y término. Estas modalidades afectan más bien la eficacia
del acto y no su validez como tal; vale decir, modifican la producción de los efectos del acto, que
resulta ser enteramente válido.
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En mérito de ello, y cuando una ley lo autorice, la autoridad, mediante decisión expresa, puede
someter el acto administrativo a condición, término o modo, siempre que dichos elementos
incorporables al acto, sean compatibles con el ordenamiento legal, o cuando se trate de asegurar
con ellos el cumplimiento del fin público que persigue el acto.
La condición implica que los efectos jurídicos del acto se sujetan a la ocurrencia de un evento
determinado, futuro e incierto. El modo o cargo implica la sujeción del administrado a la
realización de un hecho concreto a fin de que se haga efectivo el acto respecto a su persona.
Finalmente, el término o plazo implica más bien la sujeción de dichos efectos jurídicos a un hecho
futuro, pero cierto.
A la vez, la condición y el término pueden ser suspensivos o resolutorios. Se habla de condición
o término suspensivo cuando el acto empezará a producir efectos a partir de la generación del
hecho al que se refieren dichas modalidades. Por otro lado, se habla de condición o término
resolutorio cuando los efectos del acto se dan hasta que se genere el hecho, el cual generará la
ineficacia del acto.
Ahora bien, la doctrina no se ha puesto de acuerdo aún respecto a la pertinencia de la condición
en el contexto del acto administrativo, en especial de la condición suspensiva. El sometimiento
de los efectos de un acto a un hecho futuro e incierto parece estar reñido con la finalidad pública
del acto.
La Ley del Procedimiento Administrativo General especifica que una modalidad accesoria no
puede ser aplicada contra el fin perseguido por el acto administrativo. Ello implica que la
modalidad no puede perjudicar los efectos del acto, en mérito a la protección de los administrados
y el interés general. La modalidad debe permitir más bien el ejercicio adecuado de los intereses
del particular y la obvia consecución de los intereses comunes.
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un comité especial constituye un acto de administración interna. Lo mismo podemos señalar
respecto a una resolución administrativa que declara la baja de un bien perteneciente a la entidad.
Asimismo, constituyen también actos de administración interna los actos relativos al personal de la
entidad. Sobre esto hay que efectuar un conjunto de precisiones. Lo que ocurre es que, el empleado
público no es un administrado respecto a la entidad en la cual labora, puesto que la naturaleza de la
relación que lo vincula a dicha entidad es por completo distinta. El empleado público está sometido
a un conjunto de obligaciones evidentes frente a la referida entidad, a la vez que goza de
determinados derechos; los cuales no afectan a los administrados.
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Las comunicaciones de resoluciones a otras autoridades nacionales o el requerimiento para el
cumplimiento de diligencias en el procedimiento serán cursadas siempre directamente bajo el
régimen de la notificación sin actuaciones de mero traslado en razón de jerarquías internas ni
transcripción por órganos intermedios. Como resultado, las comunicaciones se realizan de manera
directa, en mérito del principio de celeridad.
En este orden de ideas, la Ley prescribe que cuando alguna otra autoridad u órgano administrativo
interno deba tener conocimiento de la comunicación se le enviará copia informativa, sin que tenga
que comunicársele formalmente. Ello tiene por finalidad evitar dilaciones en la puesta en
conocimiento de las autoridades de la emisión de los actos al interior de las entidades.
La constancia documental de la transmisión a distancia por medios electrónicos entre entidades y
autoridades, constituye de por sí documentación auténtica y dará plena fe a todos sus efectos dentro
del expediente para ambas partes, en cuanto a la existencia del original transmitido y su recepción.
8.1. Requisitos
Ahora bien, las resoluciones y actos administrativos que afecten a los derechos e intereses de las
personas interesadas se notificarán cumpliendo con un conjunto de requisitos. En primer lugar
deberá contener el texto íntegro de la resolución, con la respectiva motivación, lo cual puede
implicar adjuntar copia certificada o transcribir el texto de la misma; sin modificación alguna.
Asimismo, deberá señalar el procedimiento administrativo dentro del cual haya sido dictado,
información muy útil en especial en procedimientos administrativos iniciados de oficio. En este
caso, el acto de inicio del procedimiento contiene un conjunto de elementos adicionales, los cuales
se han establecido a fin de cautelar el derecho de defensa del administrado. A ello nos vamos a
referir en el capítulo respectivo.
Además, la notificación deberá explicitar la autoridad e institución de la cual procede el acto y su
dirección; así como la fecha de vigencia del acto notificado, debiéndose entender como tal la fecha
de su notificación salvo que estemos frente a un acto administrativo sometido a plazo suspensivo,
lo cual debe ser señalado expresamente.
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Por otro lado, la notificación contiene la indicación respecto al agotamiento de la vía administrativa,
lo cual es medular para la iniciación del proceso contencioso administrativo. Ello es muy
importante teniendo en cuenta que el administrado no necesariamente conoce la estructura de la vía
administrativa en una entidad determinada, la cual se puede complicar si es que dicha vía se agota
a través de un ente distinto al que emitió la resolución de primera instancia.
Finalmente, la notificación del acto administrativo deberá contener también la expresión de los
recursos que procedan contra dicho acto, el órgano ante el que hubieran de presentarse y el plazo
para interponerlos; sin perjuicio de que las personas interesadas puedan ejercitar cualquier otro tipo
de recurso que estimen procedente. Este requisito es complementario al que hemos descrito en el
párrafo precedente, puesto que si el acto administrativo no agota la vía, la autoridad administrativa
debe indicar el mecanismo requerido para concluir con la misma.
8.2. Plazo
Una de la interesantes novedades que traía el Decreto Legislativo N. º 1029 es la reforma del
artículo 188º de la Ley N. º 27444, preceptuándose que el plazo consignado establecido en el
procedimiento administrativo respectivo, para que la autoridad administrativa emita el
pronunciamiento correspondiente, incluye el plazo que la entidad tiene para notificar dicho
pronunciamiento, que es de cinco días conforme lo dispuesto por el artículo 24º de dicha norma.
Antes de la vigencia de la actual redacción de dicho artículo se entendía que dicho plazo estaba
incorporado en aquel tras el cual se generaba el silencio administrativo. La evidente razón de esta
interpretación se encontraba en el hecho de que la fecha consignada en un acto administrativo como
fecha de emisión no necesariamente es cierta, siendo la única fecha cierta la de notificación al
administrado.
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Finalmente, las notificaciones de esta naturaleza surten efectos el día que conste haber sido
recibidas por el administrado. Lo complejo de esta disposición es que no siempre dicha constancia
coincide exactamente con la fecha en la cual el administrado efectivamente toma conocimiento de
la resolución emitida, como podría ocurrir por ejemplo con la recepción de un fax. Por ello debe
preferirse siempre el correo certificado o la comunicación electrónica, como ya lo hemos señalado.
9.2. Requisitos
Resulta evidente que la publicación de un acto administrativo deberá contener los mismos
elementos que hemos indicado con respecto a los términos de las notificaciones. A ello debemos
agregar el hecho de que la publicación se incluirá además cualquier otra información que pueda ser
importante para proteger sus intereses y derechos, teniendo en cuenta la naturaleza poco garantista
de la publicación de actos administrativos. Ello puede incluir datos adicionales del procedimiento
o de la entidad, como si dirección electrónica o número de teléfono.
Sin embargo, en los supuestos de publicaciones de actos que contengan elementos comunes, podrán
publicarse de forma conjunta los aspectos coincidentes, especificándose solamente los aspectos
individuales de cada acto. Asimismo, también le es aplicable a la publicación lo establecido para
las notificaciones defectuosas, que detallaremos igualmente en un apartado posterior.
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CAPITULO II: SUJETOS DEL PROCEDIMIENTO
ADMINISTRATIVO
1.1. Administrados
La persona natural o jurídica que, cualquiera sea su calificación o situación procedimental, participa
en el procedimiento administrativo. Cuando una entidad interviene en un procedimiento como
administrado, se somete a las normas que lo disciplinan en igualdad de facultades y deberes que
los demás administrados
2. De Los Administrados
Contenido del concepto administrado
Se consideran administrados respecto de algún procedimiento administrativo concreto:
Quienes lo promuevan como titulares de derechos o intereses legítimos individuales o
colectivos.
Aquellos que, sin haber iniciado el procedimiento, posean derechos o intereses legítimos que
pueden resultar afectados por la decisión a adoptarse.
Para los efectos del numeral anterior, se entiende prohibido todo aquello que impida o perturbe los
derechos de otros administrados, o el cumplimiento de sus deberes respecto al procedimiento
administrativo.
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2.4. Derechos de los administrados
Son derechos de los administrados con respecto al procedimiento administrativo, los siguientes:
1. La precedencia en la atención del servicio público requerido, guardando riguroso orden de
ingreso.
2. Ser tratados con respeto y consideración por el personal de las entidades, en condiciones de
igualdad con los demás administrados.
3. Acceder, en cualquier momento, de manera directa y sin limitación alguna a la información
contenida en los expedientes de los procedimientos administrativos en que sean partes y a
obtener copias de los documentos contenidos en el mismo sufragando el costo que suponga su
pedido, salvo las excepciones expresamente previstas por ley.
4. Acceder a la información gratuita que deben brindar las entidades del Estado sobre sus
actividades orientadas a la colectividad, incluyendo sus fines, competencias, funciones,
organigramas, ubicación de dependencias, horarios de atención, procedimientos y
características.
5. A ser informados en los procedimientos de oficio sobre su naturaleza, alcance y, de ser
previsible, del plazo estimado de su duración, así como de sus derechos y obligaciones en el
curso de tal actuación.
6. Participar responsable y progresivamente en la prestación y control de los servicios públicos,
asegurando su eficiencia y oportunidad.
7. Al cumplimiento de los plazos determinados para cada servicio o actuación y exigirlo así a las
autoridades.
8. Ser asistidos por las entidades para el cumplimiento de sus obligaciones.
9. Conocer la identidad de las autoridades y personal al servicio de la entidad bajo cuya
responsabilidad son tramitados los procedimientos de su interés.
10. A que las actuaciones de las entidades que les afecten sean llevadas a cabo en la forma menos
gravosa posible.
11. Al ejercicio responsable del derecho de formular análisis, críticas o a cuestionar las decisiones
y actuaciones de las entidades.
12. A exigir la responsabilidad de las entidades y del personal a su servicio, cuando así
corresponda legalmente
13. Los demás derechos reconocidos por la Constitución o las leyes.
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3. Suministro de información a las entidades
Los administrados están facultados para proporcionar a las entidades la información y documentos
vinculados a sus peticiones o reclamos que estimen necesarios para obtener el pronunciamiento.
En los procedimientos investigatorios, los administrados están obligados a facilitar la información y
documentos que conocieron y fueren razonablemente adecuados a los objetivos de la actuación para
alcanzar la verdad material, conforme a lo dispuesto en el capítulo sobre la instrucción.
4. Comparecencia personal
Las entidades pueden convocar la comparecencia personal a su sede de los administrados sólo cuando
así le haya sido facultado expresamente por ley.
Los administrados pueden comparecer asistidos por asesores cuando sea necesario para la mejor
exposición de la verdad de los hechos.
A solicitud verbal del administrado, la entidad entrega al final del acto, constancia de su comparecencia
y copia del acta elaborada.
La comparecencia debe ser realizada, en lo posible, de modo compatible con las obligaciones
laborales o profesionales de los convocados.
El citatorio que infringe alguno de los requisitos indicados no surte efecto, ni obliga a su asistencia
a los administrados.
5. Terceros administrados
Si durante la tramitación de un procedimiento es advertida la existencia de terceros determinados no
comparecientes cuyos derechos o intereses legítimos puedan resultar afectados con la resolución que
sea emitida, dicha tramitación y lo actuado les deben ser comunicados mediante citación al domicilio
que resulte conocido, sin interrumpir el procedimiento.
Respecto de terceros administrados no determinados, la citación es realizada mediante publicación o,
cuando corresponda, mediante la realización del trámite de información pública o audiencia pública,
conforme a esta Ley.
Los terceros pueden apersonarse en cualquier estado del procedimiento, teniendo los mismos derechos
y obligaciones de los participantes en él.
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6. De La Autoridad Administrativa
6.1. Fuente de competencia administrativa
La competencia de las entidades tiene su fuente en la Constitución y en la ley, y es reglamentada
por las normas administrativas que de aquéllas se derivan.
Toda entidad es competente para realizar las tareas materiales internas necesarias para el eficiente
cumplimiento de su misión y objetivos, así como para la distribución de las atribuciones que se
encuentren comprendidas dentro de su competencia.
Recibida la comunicación, y sólo si estima que existe estricta identidad de sujetos, hechos y
fundamentos, la autoridad competente para la resolución del procedimiento podrá determinar su
inhibición hasta que el órgano jurisdiccional resuelva el litigio.
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6.5. Ejercicio de la competencia
El ejercicio de la competencia es una obligación directa del órgano administrativo que la tenga
atribuida como propia, salvo el cambio de competencia por motivos de delegación o evocación,
según lo previsto en esta Ley.
El encargo de gestión, la delegación de firma y la suplencia no suponen alteración de la titularidad
de la competencia.
No puede ser cambiada, alterada o modificada la competencia de las entidades consagradas en la
Constitución.
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6.10. Disposición común a la delegación
Todo cambio de competencia debe ser temporal, motivado, y estar su contenido referido a una serie
de actos o procedimientos señalados en el acto que lo origina. La decisión que se disponga deberá
ser notificada a los administrados comprendidos en el procedimiento en curso con anterioridad a la
resolución que se dicte.
6.13. Suplencia
El desempeño de los cargos de los titulares de los órganos administrativos puede ser suplido
temporalmente en caso de vacancia o ausencia justificada, por quien designe la autoridad
competente para efectuar el nombramiento de aquéllos.
El suplente sustituye al titular para todo efecto legal, ejerciendo las funciones del órgano con la
plenitud de los poderes y deberes que las mismas contienen.
Si no es designado titular o suplente, el cargo es asumido transitoriamente por quien le sigue en
jerarquía en dicha unidad; y ante la existencia de más de uno con igual nivel, por quien desempeñe
el cargo con mayor vinculación a la gestión del área que suple; y, de persistir la equivalencia, el de
mayor antigüedad; en todos los casos con carácter de interino.
6.14. Desconcentración
La titularidad y el ejercicio de competencia asignada a los órganos administrativos se desconcentra
en otros jerárquicamente dependientes de aquéllos, siguiendo los criterios establecidos en la
presente Ley.
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Los órganos de dirección de las entidades se encuentran liberados de cualquier rutina de ejecución,
de emitir comunicaciones ordinarias y de las tareas de formalización de actos administrativos, con
el objeto de que puedan concentrarse en actividades de planeamiento, supervisión, coordinación,
control interno de su nivel y en la evaluación de resultados.
A los órganos jerárquicamente dependientes se les transfiere competencia para emitir resoluciones,
con el objeto de aproximar a los administrados las facultades administrativas que conciernan a sus
intereses.
Cuando proceda la impugnación contra actos administrativos emitidos en ejercicio de competencia
desconcentrada, corresponderá resolver a quien las haya transferido, salvo disposición legal
distinta.
1. Actuar dentro del ámbito de su competencia y conforme a los fines para los que les fueron
conferidas sus atribuciones.
2. Desempeñar sus funciones siguiendo los principios del procedimiento administrativo previstos
en el Título Preliminar de esta Ley.
3. Encausar de oficio el procedimiento, cuando advierta cualquier error u omisión de los
administrados, sin perjuicio de la actuación que les corresponda a ellos.
4. Abstenerse de exigir a los administrados el cumplimiento de requisitos, la realización de
trámites, el suministro de información o la realización de pagos, no previstos legalmente.
5. Realizar las actuaciones a su cargo en tiempo hábil, para facilitar a los administrados el
ejercicio oportuno de los actos procedimentales de su cargo.
6. Resolver explícitamente todas las solicitudes presentadas, salvo en aquellos procedimientos
de aprobación automática.
7. Velar por la eficacia de las actuaciones procedimentales, procurando la simplificación en sus
trámites, sin más formalidades que las esenciales para garantizar el respeto a los derechos de
los administrados o para propiciar certeza en las actuaciones.
8. Interpretar las normas administrativas de forma que mejor atienda el fin público al cual se
dirigen, preservando razonablemente los derechos de los administrados.
9. Los demás previstos en la presente Ley o derivados del deber de proteger, conservar y brindar
asistencia a los derechos de los administrados, con la finalidad de preservar su eficacia.
7. Abstención
La autoridad que tenga facultad resolutiva o cuyas opiniones sobre el fondo del procedimiento puedan
influir en el sentido de la resolución, debe abstenerse de participar en los asuntos cuya competencia le
esté atribuida, en los siguientes casos:
1. Si es pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad, con cualquiera
de los administrados o con sus representantes, mandatarios, con los administradores de sus
empresas, o con quienes les presten servicios.
2. Si ha tenido intervención como asesor, perito o testigo en el mismo procedimiento, o si como
autoridad hubiere manifestado previamente su parecer sobre el mismo, de modo que pudiera
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entenderse que se ha pronunciado sobre el asunto, salvo la rectificación de errores o la decisión
del recurso de reconsideración.
3. Si personalmente, o bien su cónyuge o algún pariente dentro del cuarto grado de
consanguinidad o segundo de afinidad, tuviere interés en el asunto de que se trate o en otra
semejante, cuya resolución pueda influir en la situación de aquél.
4. Cuando tuviere amistad íntima, enemistad manifiesta o conflicto de intereses objetivo con
cualquiera de los administrados intervinientes en el procedimiento, que se hagan patentes
mediante actitudes o hechos evidentes en el procedimiento.
5. Cuando tuviere o hubiese tenido en los últimos dos años, relación de servicio o de
subordinación con cualquiera de los administrados o terceros directamente interesados en el
asunto, o si tuviera en proyecto una concertación de negocios con alguna de las partes, aun
cuando no se concrete posteriormente.
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7.4. Trámite de abstención
La tramitación de una abstención se realizará en vía incidental, sin suspender los plazos para
resolver o para que opere el silencio administrativo.
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CONCLUSIONES
Son actos administrativos, las declaraciones de las entidades que, en el marco de normas de
derecho público, están destinadas a producir efectos jurídicos sobre los intereses, obligaciones
o derechos de los administrados dentro de una situación concreta.
No son actos administrativos los comportamientos y actividades materiales de la
Administración, que no se configuran en instrumentos legales y que no afectan derechos de las
personas.
Puede definirse el contrato administrativo como aquel en que la Administración ejerce
prerrogativas en cuanto a su interpretación, ejecución y extinción, cuidando de no alterar la
ecuación financiera del mismo.
La doctrina reconoce ciertos principios aplicables a los actos administrativos, los cuales le
otorgan una definición propia en el ordenamiento jurídico y que permiten distinguirlo de otras
figuras provenientes del derecho privado, y en particular, del acto jurídico civil.
Los actos administrativos poseen elementos que lo configuran y definen su estructura,
diferenciándose aquellos que resultan ser esenciales para su validez
Los llamados actos de administración interna no configuran actos administrativos, puesto que
los mismos no generan efectos sino al interior de la entidad.
La notificación es el acto a través del cual se pone en conocimiento del interesado el contenido
de un acto administrativo.
Son sujetos del procedimiento administrativo los administrados considerados como la persona
natural o jurídica que, cualquiera sea su calificación o situación procedimental, participa en el
procedimiento administrativo y la autoridad administrativa que es el agente de las entidades
que bajo cualquier régimen jurídico, y ejerciendo potestades públicas
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BIBLIOGRAFÍA
TUO DE LA LEY DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVOGENERAL
Artículo 1º, inciso 1.1
Artículo 1º, inciso 1.2.1
Artículo 1º, inciso 1.2.2
Artículo 7º, inciso 7.1
Artículo 28º, inciso 28.1
Artículo 28º, inciso 28.2
Artículo 203º inciso 203.1
Artículo 203º inciso 203.2.
Artículo 218º inciso 218.2
LEY N° 27444
Artículo 2º, inciso 1, 2 de la Ley N.º 27444
Artículo 3º, inciso 1, 2, 5,6 de la Ley N. º 27444.
Artículo 4º, inciso 1, 3,4 de la Ley N. º 27444.
Artículo 6º, inciso 1,2,3,4 de la Ley N.º 27444
Artículo 7º, inciso 7.1 de la Ley N. º 27444.
Artículo 8º de la Ley N. º 27444.
LEY ORGÁNICA DE MUNICIPALIDADES Nº 27972.
Artículo 49º, párrafo final
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