¿Será que Dios no se merece aún mejor atención que la que le damos a nuestro trabajo, al mejor
amigo, redes sociales e incluso a nuestra familia? Todos contestaríamos que si
Pero más allá de la teoría, ¿Será que estamos preocupados por quedar bien con Dios?, pues
es una pregunta que debemos hacernos sinceramente.
A través de este tema quiero resaltar el valor que tiene reflexionar sobre ¿Cómo esta nuestra
relación con Dios? y ¿Que estamos haciendo para mejorarla?, o si realmente no es uno de
nuestro objetivos principales en la vida y nos hemos acomodado a vivir una vida mediocre.
Nadie va a negar que los primeros meses en los caminos de Dios son de los mejores, pues estas
aprendiendo tantas cosas que no quieres parar de aprender, tu corazón es tan humilde que no
anda pensando “que nota sonó mal en las alabanzas” o “que error del predicador que en
lugar de decir que Noé construyo un arca dijo que Moisés lo había hecho”, todo eso no
existe cuando estas sensible a la voz de Dios. Son momentos en los que lo único que te importa
es hablar con Él, leer su Palabra y aprender más de Él, quieres llenarte de su presencia y
servirlo por toda la eternidad.
En la etapa de recién convertido es donde te importa realmente agradar a Dios, pues estan tan
ansiosos por agradarlo y por quedar bien con El, que los errores que te rodean no importan.
PERO: Lastimosamente hay muchos que han descuidando su relación personal con Dios, van
poco a poco olvidándose de su verdadera meta que es: “agradar a Dios con todo el corazón”,
y comienzan a ver tantos problemas que en lugar de hacerlos crecer espiritualmente les impide
ver resultados, pues están tan afanados en ver errores entre los que le rodean,a que tratar de
vivir una vida agradable a Dios.
Es triste ver a tantas personas que un día fueron grandes servidores y ahora viven criticando a
medio mundo y olvidándose de agradar a Dios.
Su Carácter comienza a variar: quizá era una persona muy amable y servicial, pero sin darse
cuenta fue descuidando su relación personal con Dios y su carácter poco a poco fue cambiando.
Su rostro comienza a cambiar nuevamente y comienza a revelar una falta de paz interior que
solo Jesús da. Comienza a haber roces con los demás etc.
Las Criticas comienza a aparecer: Cualquier cosa por mínima que sea le parece mal, para el
pareciera que todos hacen las cosas mal y que no son dignos de estar en los puestos que están.
Critica desde las personas que están en la entrada de la iglesia, pasando por las alabanzas y
terminando por la predicacion. Definitivamente su relación personal con Dios esta descuidada.
Es fácil criticar y es contagioso y el enemigo se vale de esto utilizando a estas personas para
causar discordia y destruir el pueblo de Dios (no debemos prestarnos a ser instrumento del
enemigo)
Su vocabulario comienza a cambiar: Si las palabras de ofensa se habían extinguido, con la
falta de búsqueda del Señor comenzaron nuevamente a salir aquellas palabras que en nuestra
cultura son denominadas malas. Su vocabulario no es ya el de un hijo de Dios sino más parece
el vocabulario de una persona que jamás ha conocido de Dios.
Deja de congregarse y de servir: no en todos los casos los que dejan de servir es porque están
olvidándose de Dios, pero en la mayoría de casos si, su mismo distanciamiento con Dios los
hace valorar poco el hecho de servirle a aquel que dio todo por él y por todos nosotros.
Tienden a poner otras cosas antes que a Dios: Si su primer lugar antes lo ocupaba Dios,
ahora le da el primer lugar a otras cosas como por ejemplo: el trabajo al deporte, a los amigos, a
sus redes sociales.
Tenemos que entender que debemos prestar más atención a Dios, tratar de agradar y de servirlo
con todo el corazón. No podemos pasar la vida diciendo que TODO está bien cuando sabemos
muy bien en el interior que las cosas no están tan bien como nosotros pensamos.
Nunca nos podremos engañar a nosotros mismos, cada uno de nosotros sabemos cómo esta
nuestra relación con Dios y cada uno sabemos que cosas están impidiendo que caminemos
como Dios quiere que caminemos.
Es hora de levantarnos en el Nombre de Jesús y que comencemos a vivir con un objetivo fijo,
de agradar a Dios, quizá usted sea una persona que se preocupa por quedar bien con sus jefes
con sus amigos o conocidos, que no es malo, pero muy pocas veces se preocupa por quedar
bien con Dios.
Quizá trata por todas las maneras posibles de agradar a las personas que ama, pero no
demuestra el mismo interés por agradar a Dios. Es hora de que reflexionar sobre la
importancia de Dios en nuestra vida, sobre la importancia que tiene para usted y para mi el
hecho de agradar a Dios y mantener una relación excelente con El.
Dios siempre está dispuesto a perdonarnos y a levantarnos para que sigamos luchando cada
día con más fuerzas. La decisión está en usted mi hermano Contéstese sinceramente.
¿Tiene algún área en Su vida que le afecte espiritualmente?, ¿Qué está haciendo para
vencerla?
¿Cuánto tiempo en el día le dedica al Señor?
¿Cuándo fue la última vez que se gozó alabando al Señor?
¿Cuándo fue la última vez que le hablo a alguien de Cristo?
¿Cuándo fue la última vez que ha leído un libro completo de la Biblia y se edificó?
¿Cuándo fue la última vez que serviste al Señor con mucho gozo?
¿En tus decisiones tomas en cuenta Dios?
¿Cuándo fue la última vez que lloraste delante de la presencia de Dios?
¿Cuándo fue la última vez que conversaste con Dios?
Seamos nuestro propio juez, y reflexionemos sobre ¿Qué está pasando en nuestra relación
con Dios?, y no se quede solo en la reflexión sino que más allá de eso debe levantarse y dejar
de estar cómodo en la vida que lleva, pues la voluntad de Dios es que tengamos una verdadera
comunión con El, pues para eso nos ha llamado. ¿Quiere mejorar su relación con Dios?
búsquelo ahora que hay tiempo.
Es hora de tratar de agradar a Dios y las demás cosas vendrán por añadidura.
“Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas.”
Mateo 6:33