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TEMA: LAS DECISIONES QUE DEBEMOS TOMAR

TEXTO: JUECES 11:11 Entonces Jefté vino con los ancianos de Galaad, y el pueblo lo eligió por su
caudillo y jefe; y Jefté habló todas sus palabras delante de Jehová en Mizpa.

Muchas personas dicen: como me gustaría ser Jefe o gerente porque ellos no hacen nada.

Esa es la idea de muchas personas que piensan que los gerentes no hacen nada, pero no
comprendemos que la labor principal por la cual se contrata un gerente es PARA TOMAR
DECISIONES.

Nosotros somos gerentes, somos jefes, no de una empresa, sino de algo mucho más
valioso, SOMOS LOS GERENTES DE NUESTRA PROPIA VIDA.

Un gerente es: la persona que está A CARGO de la dirección, de una organización, institución o
empresa.

Cada uno de nosotros tenemos que tomar la responsabilidad de nuestra propia vida (Gálatas 6:5)
porque cada uno llevará su propia carga.

Un gerente básicamente tiene la responsabilidad de tomar 3 TIPOS DE DECISIONES: DE


EMERGENCIA, OPERATIVAS Y ESTRATÉGICAS.

Apliquemos cada uno de ellas a las decisiones que tenemos que tomar en nuestra propia vida:

I) TENEMOS QUE TOMAR DECISIONES DE EMERGENCIA (JOB 22:21) Vuelve ahora en amistad
con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien.

Ante situaciones de crisis los gerentes necesitan tomar decisiones de emergencia para sacar a la
empresa o la organización de la crisis.

Nosotros en situaciones de crisis de nuestra vida tenemos que tomar la principal decisión de
emergencia: BUSCAR A DIOS.

No se trata de esperar a que la crisis se convierta en un fracaso, sino AHORA, tomar el timón de
nuestra vida y dirigir nuestra vida hacia Dios (Santiago 3:4) Mirad también las naves; aunque tan
grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por
donde el que las gobierna quiere.

II) TENEMOS QUE TOMAR DECISIONES OPERATIVAS (MATEO 18:7-9)¡Ay del mundo por los
tropiezos! Porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien
viene el tropiezo!
Mat 18:8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te
es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego
eterno.
Mat 18:9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo
ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego.
Las decisiones operativas son muy importantes porque tienen que ver con resolver situaciones
con las personas, principalmente contratar y despedir a aquellas personas que no son de beneficio
a la organización.

Nosotros como gerentes de nuestra vida tenemos que tomar también decisiones operativas,
tenemos que reconocer cuáles personas son de bendición de nuestra vida, y cuales son para
destrucción, cuales son los “amigos” que no son amigos de verdad, que nos incitan a los vicios, que
son influencia negativa para nosotros.

Tenemos que tomar decisiones operativas, tenemos que CORTAR de nuestra vida aquellas
personas que nos están destruyendo, que están siendo instrumento de Satanás para HURTAR,
MATAR Y DESTRUIR nuestras bendiciones.

¿Pero qué pasa con aquellas personas yo no puedo apartar de mi vida? la primera decisión
operativa que tengo que tomar para ellos es ORAR, ponerlas en las manos de Dios, orar para que
Dios nos de la capacidad de amarlos tal como son.

III) DECISIONES ESTRATÉGICAS (FILIPENSES 3:13-14) Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo


ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a
lo que está delante,
Php 3:14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Las decisiones estratégicas son de las decisiones más importantes que los gerentes tienen que
tomar, pues son las decisiones que van enfocadas directamente en el futuro de la empresa, en los
objetivos y metas que se tienen que alcanzar.

Nosotros igualmente tenemos que tomar decisiones estratégicas para nuestro futuro, para
alcanzar las bendiciones que Dios tiene para nosotros, y en los versículos que hemos leído
podemos reconocer las decisiones estratégicas que en un momento de su vida el apóstol Pablo
tomó:

Dejar el pasado atrás, dejar de una vez por todas de lamentarnos por el pasado y enfocarnos en
transformar nuestro futuro con la ayuda de Dios (vs 13)

No estancarse, sino avanzar (vs 14) ya no lloremos por lo que quedó atrás, avancemos, confiando
que Dios tiene aún cosas mejores para nuestra vida (1 Samuel 15:35 Y nunca después vio Samuel
a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl
por rey sobre Israel.
Y 16: 1 Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que
no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de
sus hijos me he provisto de rey.

CONCLUSIÓN: Ahora que sabemos cuáles son las decisiones que debemos tomar, ya no
esperemos más, pidamos a Dios sabiduría y comencemos hoy a transformar nuestra vida para la
gloria de nuestro Dios
MIRANDO LAS COSAS QUE NO SE VEN
Uno de los conflictos más profundos de nuestra naturaleza humana es lo que vemos, tomamos
decisiones por lo que vemos, tomamos posiciones por lo que vemos, hablamos por lo que vemos.
Lo que vemos se torna en un elemento incuestionable, moldea nuestros pensamientos, activa
nuestras capacidades intelectuales, emocionales, espirituales.

La Palabra de Dios establece que el cristianismo no debe moverse por las cosas que se ven, sino
nos exhorta a mirar lo que no se ve. Esto nos parecerá imposible, mirar tiene que ver con lo
visible, lo tangible, lo palpable, pero nuestro Dios nos llama a mirar lo que no se ve.

Muchos han fracasado por lo que vieron en un momento determinado. Eva escuchó lo que
Satanás le describía, después miró el fruto prohibido como algo agradable a sus ojos, y finalmente
trajo la ruina para toda la humanidad. Acán vio en Jericó el manto babilónico, el lingote de oro; se
deslumbró con aquella fuente de riqueza, pero no miró el mandato de Dios que prohibía tomar
cosa alguna de la ciudad.

Acán desobedeció a la orden de Dios, lo que vio le hizo creer que era rico, enterró en medio de su
tienda el anatema; pero éste le arruinó y lo enterró con toda su familia ¡Triste final para un
hombre que combatió en Jericó!

Demas, obrero y colaborador del apóstol Pablo, empezó a mirar este mundo y acabó amando más
el mundo que a Dios, se apartó del Señor y de la Obra de Dios, se perdió. ¡Qué triste resulta ser
eliminado de la salvación y del ministerio por mirar las cosas que se ven!

Especialmente, cuando pasamos por pruebas, padecimientos, es cuando más tenemos que velar
en lo que miramos, en lo que se nos ofrece a la vista.

Pablo nos expone la lista de las distintas facetas del sufrimiento por donde tuvo que pasar por
causa de la Obra de Dios, nos dice: “Atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no
desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el
cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús… entregados a muerte por cusa de Jesús…” (2
Corintios 4:8-11).

Pablo llama todo estos padecimientos: Una “leve tribulación” (2 Corintios 4:17), ¿por qué? Porque
estaba mirando las cosas que no se ven. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).

Cuando nos ponemos a mirar lo que no se ve, echamos mano de la fe. Moisés “se sostuvo como
viendo al Invisible” (Hebreos 11:27). Mirar las cosas que no se ven es mirar al Invisible, es mirar al
Dios vivo y verdadero.

Amado hermano, quizá lo que usted está viendo lo desorienta, lo entristece, lo hace sufrir ¿Qué tal
si mira ahora lo invisible? Como el siervo de Eliseo, empezará a ver las cosas que no se ven, verá
que son más numerosos los que están con usted que los que están en su contra, verá las cosas que
están escondidas en Cristo nuestro Redentor.
No hay pena, ni sufrimiento que Dios permita venir a nuestra vida sin tener un propósito; no hay
situación en la cual Dios permita que alguno de sus hijos e hijas pasen sin pensar en darle “un
excelente y eterno peso de gloria”(2 Corintios 4:17).

Permítale a Dios guiarle en ese proceso, deje que le conduzca por la mano, mírelo a Él y vea las
cosas que no se ven. Dios le bendiga.

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