Como ya enunciamos, todo silogismo se estructura sobre la base de dos premisas que son
aceptadas como ciertas y una tercera que se deduce lógicamente de la relación entre los conjuntos
que se describen en las primeras, y que resulta ser conclusiva. Para entender cómo opera este
mecanismo apelemos a un ejemplo clásico:
CLASES
1- Clase A. Todo S es P
Ejemplo
El juicio de cantidad de esta clase es universal, por lo que integra todos los miembros del grupo.
Mientras que el juicio de calidad es negativo, implicando que no se aplica al grupo del sujeto.
Por tanto se aplica el esquema de que «ningún sujeto es el predicado», haciendo un silogismo
universal negativo.
Ejemplo
3- Clase I. Algún S es P
En esta clase se infiere que el sujeto tiene la cualidad que da el predicado, por lo cual el juicio
de calidad es afirmativo.
El juicio de cantidad es particular, debido a que se reduce a unos miembros del grupo. Entonces
en un silogismo particular afirmativo. Como tal, responde al esquema «algunos sujeto son
predicado».
Ejemplo
4- Clase O. Algún S no es P
Esta clase es también particular en su juicio de cantidad, porque se refiere a unos de los
miembros o elementos del grupo.
Mientras que su juicio de calidad es negativo, negando la aplicación del predicado al sujeto.
SOFISMA
El término sofista, del griego sophía, «sabiduría» y sophós, «sabio», es el nombre dado en la
Grecia clásica, de aquel que hacía profesión de enseñar la sabiduría. Sophós y Sophía en sus
orígenes denotaban una especial capacidad para realizar determinadas tareas como se refleja en la
Ilíada. Más tarde se atribuiría a quien dispusiera de «inteligencia práctica» y era un experto y sabio
en un sentido genérico. Sería Eurípides quien le añadiría un significado más preciso como «el arte
práctico del buen gobierno» y que fue usado para señalar las cualidades de los Siete Sabios de
Grecia. Sin embargo, al transcurrir el tiempo hubo diferencias en cuanto al significado de sophós:
por una parte, Esquilo denomina así a los que dan utilidad a lo sabido, mientras que para otros es
al contrario, siéndolo quien conoce por naturaleza. A partir de este momento se creará una
corriente, que se aprecia ya en Píndaro, que da un cariz despectivo al término sophós asimilándolo
a «charlatán». Ya en la Odisea, Ulises es calificado de sophón como «ingenioso».
La primera exigencia de esa areté era el dominio de las palabras para ser capaz de persuadir a
otros. "Poder convertir en sólidos y fuertes los argumentos más débiles", dice Protágoras. Gorgias
dice que con las palabras se puede envenenar y embelesar. Se trata, pues, de adquirir el dominio
de razonamientos engañosos. El arte de la persuasión no está al servicio de la verdad sino de los
intereses del que habla. Llamaban a ese arte "conducción de almas". Platón dirá más tarde que era
"captura" de almas. No eran, pues, propiamente filósofos pero tenían en común una actitud que sí
puede llamarse filosófica: el escepticismo y relativismo. No creían que el ser humano fuese capaz
de conocer una verdad válida para todos especialmente en el ámbito de las convenciones (nomos),
pero llegaban a dudar, incluso, de que pudiera lograrlo en el terreno de la naturaleza (phýsis). Cada
quien tiene "su" verdad.
FALACIA
No debemos confundir validez y verdad, como ya hemos visto y las falacias se caracterizan
porque algo falla en el razonamiento mismo, es decir, o falla la forma y falla el contenido o
significado ---la materia--- de los argumentos supuestamente lógicos o válidos. Así sn algunos
casos el problema es la ambigüedad de algunos términos, que nos permitía utilizarlos con dos
sentidos distintos en distintas premisas, con lo que al final llegábamos a una conclusión
disparatada. Otras veces, en cambio, lo que están mal son las premisas (partimos de premisas falsas
que nos parecen verdaderas). Finalmente, hay veces en que lo que está mal es la relación misma
entre las premisas (que no es lógica).
Falacias formales
Se trata de las falacias donde se hace imperceptible el error, donde aun no siendo válido el
razonamiento, su conclusión se cataloga como correcta debido al grado de similitud con el
razonamiento correcto.
De afirmación del consecuente: este tipo de falacia se basa en la simetría, donde estable
que que al considerarse una idea como verdadera, también la idea opuesta o contraria
deberá ser catalogada como tal.
Falacias informales
Ocurre cuando el razonamiento, la información o datos dados para llegar a una determinada
conclusión no llegan a justificar la conclusión de forma correcta. En estas falacias se emplean
recursos o elementos no pertinentes con el objetivo de convencer a los demás de que una
conclusión es válida o correcta.
Ad ignorantiam: aquí se busca demostrar que una idea es totalmente verdadera o válida
solo porque no puede ser demostrada su falsedad. Ejemplo: que los fantasmas no existen
porque no pueden verse.
Ad populum: es cuando se crean ideas que no tienen similitud con la conclusión, por lo
tanto no se logra demostrar su veracidad o falsedad por no haber una vinculación con la
conclusión.
Ad baculum: para estas falacias se emplean ciertas herramienta para establecer o imponer
una determinada posición, estas herramientas pueden ser el miedo, la amenaza o la fuerza.
Suele darse en aquellos ambientes donde existe una jerarquía y las personas dependan
directamente de estas.
PARALOQUISMO
Le dio el nombre de paralogismo trascendental, o paralogismo psicológico, los dialectos por los
cuales son llamados “psicología racional” supone poder demostrar lo siguiente: la sustancialidad
del alma, simplicidad, personalidad, y el carácter problemático, dudoso, de toda existencia que no
sea el del sujeto pensante.
En relación a lo anterior, para Kant se llega a un paralogismo con la confusión de la unidad del
“Yo pienso” con la unidad trascendental del yo como entidad simple y como personalidad (alma).
Por su parte, para Aristóteles, cualquier silogismo falso, corresponde un paralogismo por su
premisa ambigua.
Como tal, el paralogismo es un razonamiento inválido, sin la intención de engañar con el uso de
un lenguaje ilógico, sin sentido. En el ámbito del derecho, el paralogismo tiene forma de silogismo
o entimema (premisa mayor, premisa menor y conclusión), en virtud de ello, para el abogado,
profesor y político alemán Ulrick Klug, existen diversos tipos de paralogismo, como:
Argumento a silentio
Ejemplo
A: ¿Sabes dónde vive María?
B: Sí, lo sé.
A: ¿Dónde vive?
B: No pienso decírtelo.
A: No sabes dónde vive.
Esa conclusión no tiene por qué estar justificada; quizá B simplemente no quiere decírselo o lo
considera un dato confidencial.
Argumento ad consequentiam
A afirma B.
Es una falacia porque basar la veracidad de una afirmación en las consecuencias no hace a la
premisa más real o verdadera. Asimismo, categorizar las consecuencias como deseables o
indeseables es intrínsecamente una acción subjetiva al punto de vista del observador y no a la
verdad de los hechos.
Esa frase motivacional tiene razón, ya que si así no fuera, mucha gente perdería la
esperanza y las ganas de vivir.
Refutación: El hecho de que la gente pudiera perder esperanza o ganas de vivir si la frase
motivacional fuese falsa no aporta validez a este argumento.
¿Que a Federico le gustan los hombres? No, eso no puede ser, su padre lo mataría.
Refutación: Que el padre de Federico pudiera tomarse muy a mal la homosexualidad de su hijo
no invalida en absoluto la afirmación de que Federico sea homosexual.
El presidente no ha robado fondos del Estado, porque de lo contrario habría perdido las
elecciones.
Refutación: El hecho de que la implicación del Presidente en algún asunto turbio pudiera
suponer efectivamente perder las elecciones no invalida la afirmación de que lo esté.
Argumentum Ad baculum
Generalmente las amenazas no se expresan literalmente. Son más eficaces cuanto más veladas.
Basta con evocar la posibilidad de que se produzcan consecuencias desagradables para quien no
se deja convencer.
No cabe ninguna duda de que está a punto de surgir una falacia ad baculum cuando alguien,
utilizando la excusatio non petita, advierte que no pretende forzar a su interlocutor.
Ejemplo: Por supuesto, usted es libre de hacer lo que le parezca mejor... pero usted es consciente
de que nuestro Banco es uno de los principales anunciantes de su periódico y estoy seguro de que
no desea perjudicarnos publicando ese artículo.
Argumento de hominen
En lógica se conoce como argumento ad hominem (del latín, ‘contra el hombre’)1 a un tipo de
falacia (argumento que, por su forma o contenido, no está capacitado para sostener una tesis) que
consiste en dar por sentada la falsedad de una afirmación tomando como argumento quién es el
emisor de esta.2 Para utilizar esta falacia se intenta desacreditar a la persona que defiende una
postura señalando una característica o creencia impopular de esa persona.3
Una falacia ad hominem tiene la estructura siguiente:
A; por tanto,
B es cuestionable.
Al denunciar este tipo de falacia no se debe caer en el error de pensar que por existir un
argumento ad hominem la afirmación de B sería verdadera (esto es también una falacia conocida
como argumento ad logicam). El hecho de que alguien desacredite al orador no prueba nada
acerca de la falsedad o veracidad de lo que este diga.
Argumento ignorantiam
Argumentum ad populum (en latín, «dirigido al pueblo») o sofisma populista, es una falacia que
implica responder a un argumento o a una afirmación refiriéndose a la supuesta opinión que de
ello tiene la gente en general, en lugar de al argumento por sí mismo. Un argumento ad
populum tiene esta estructura:
1. Para la mayoría, A.
2. Por lo tanto, A.
Los argumentos ad populum se suelen usar en discursos más o menos populistas, y también en
las discusiones cotidianas. También se utiliza en política y en los medios de
comunicación aunque no es tan poderosa como el argumentum ad hominem. Suele adquirir
mayor firmeza cuando va acompañada de un sondeo o encuesta que respalda la afirmación falaz.
A pesar de todo, es bastante sutil y para oídos poco acostumbrados al razonamiento puede pasar
inadvertido.
Argumento ad nauseam, o argumentum ad nauseam,
A afirma B.
La expresión ad nauseam es una locución latina que se utiliza para describir un debate que se
alarga hasta llegar al abandono de alguna de las partes por cansancio;3 la locución hace alusión a
algo que continúa hasta llegar en sentido figurado al punto de producir náuseas.5 Por ejemplo:
«Este asunto se ha debatido ad nauseam»: quiere decir que se ha discutido tanto que al menos
una de las partes se ha hartado del mismo.
Esta falacia viene de la falsa creencia de que si alguien se molesta o dedica tanta energía para la
repetición de un mensaje es porque este debe ser más veraz que otro que no se molesta o puede
rebatirlo.
Argumento conditionallis
Es un tipo de falacia en la que el fundamento o prueba del argumento está condicionado. Sin
embargo, el argumento no puede ser probado, ¡ya que el hecho puede perfectamente no existir!.
Se caracterizan por estar acompañados de verbos conjugados en el tiempo condicional, como:
«sería•», «habría•», etc. Es común verlos en los títulos de los periódicos o diarios y el principal
recurso es la especulación.
Ejemplo:
La cúpula del partido X se habría reunido con la oposición clandestina del país vecino. ¿Cuándo,
cómo, tienes alguna prueba o estás especulando?
UNIVERSIDAD MARIANO GALVEZ DE GUATEMALA
SAN MARCOS
CARRERA: LICENCIATURA EN CRIMINOLOGIA Y POLITICA CRIMINAL
DOCENTE: MARIO HUGO CHANG
CURSO: ORATORIA FORENSE
SEMESTRE: SEGUNDO
SECCION: “B”
TRABAJO:
LOS ARGUMENTOS Y LAS FALACIAS
NOMBRES:
WILSON ISAIS VELÁSQUEZ NAVARRO
CARNÉ
3254-19-13483