"Manuscrito K"
La vivencia primaria estuvo dotada de placer. Fue activa (en el varón) o pasiva (en la niña), sin
injerencia de dolor ni asco. Recordada después, da ocasión al desprendimiento de displacer; al
comienzo se genera un reproche que es conciente. Y aun parece que en ese momento el
complejo psíquico íntegro, recuerdo y reproche, fuera conciente. Luego, ambos son reprimidos y
a cambio se forma en la conciencia un síntoma contrario, escrupulosidad de la conciencia moral.
La represión puede sobrevenir por el hecho de que el recuerdo placentero, en sí mismo,
desprenda displacer en la reproducción de años posteriores. Pero también, a una edad muy
temprana, años antes de la vivencia de placer, una vivencia puramente pasiva. La posterior
conjugación de esta vivencia pasiva con la vivencia placentera es lo que agrega el displacer al
recuerdo de placer y posibilita la represión.
Lo decisivo son las constelaciones temporales recíprocas entre ambas vivencias, y entre ellas y
el punto temporal de la madurez sexual.
En el estadío del retorno de lo reprimido, el reproche retorna inalterado. Aparece como una
conciencia de culpa pura carente de contenido. Entra en conexión con un contenido que está
doblemente desfigurado, en el tiempo y en el contenido (por referirse a una acción presente o
futura, y por no significar un suceso real y efectivo, sino una sustitución).
El afecto-reproche puede, por diversos estados psíquicos mudarse en otros afectos que luego
entran en la conciencia con más nitidez (en angustia, hipocondría, delirio de persecusión,
verguenza, etc...)
El yo conciente se contrapone a la representación obsesiva, le deniega creencia con ayuda de la
representación contraria, formada largo tiempo antes, de la escrupulosidad de la conciencia
moral. Se puede llegar a veces al avasallamiento del yo por la representación obsesiva. En los
demás casos, el estadío de la enfermedad es ocupado por la lucha defensiva del yo contra la
representación obsesiva, que crea síntomas nuevos, los de la defensa secundaria. Se llega a la
formación de tres clases de síntomas:
a) El síntoma primario de la defensa: escrupulosidad de la conciencia moral.
b) Los síntomas de compromiso de la enfermedad: representaciones obsesivas o afectos
obsesivos.
c) Los síntomas secundarios de la defensa: obsesión caviladora, obsesión de guardar,
dipsomanía, obsesión ceremonial.
Aquellos casos en que no deviene susceptible de conciencia el contenido mnémico por
sustitución, sino el afecto de reproche por mudanza, impresionan como si se hubiera producido
un desplazamiento a lo largo de una cadena de razonamiento. El desenlace de la neurosis
obsesiva acontece mediante una manía general de duda o mediante la plasmación de
innumerables síntomas de la defensa secundaria.
Son estados de libido actual insatisfecha los que aplican su fuerza de displacer para despertar el
reproche reprimido. Una tensión sexual que no tiene tiempo para devenir displacer porque es
satisfecha permanece inocua. Los neuróticos obsesivos están en peligro de que toda la tensión
sexual cotidianamente producida se les mude en reproche o en los síntoams, aunque en el
presente no presten nuevo reconocimiento a aquel reproche primario.
La curación de la neurosis obsesiva se obtiene deshaciendo las sustituciones y las mudanzas de
afecto, hasta que el reproche primario y su vivencia queden despejados y puedan serles
presentados al yo a fin de que los aprecie de nuevo. Para ello es preciso reelaborar paso a paso
un número increíble de representaciones intermedias que fugazmente devienen
representaciones obsesivas. Para el yo es imposible aplicar a lo reprimido aquella parte de la
energía psíquica con la cual está enlazado el pensar conciente.
La fuerza impulsora del sueño es un deseo por cumplir. Su imposibilidad de ser reconocido como
deseo, así como las extravagancias y absurdos propios del sueño, se deben a la influencia de la
censura psíquica. Este pensamiento deseado, es objetivado en el sueño, es figurado como
escena, vivenciado. La primera peculiaridad del trabajo del sueño, es que el sueño se vale del
presente. El presente es el tiempo en que el deseo se figura como cumplido. Una segunda
característica es que el contenido de representaciones no se piensa, sino que se muda en
imágenes sensibles a las que se da crédito y se cree vivenciar (trasmudación a lo sensible). "El
escenario de los sueños es otro que el de la vida de representaciones de la vigilia" (*).
En el capítulo VII de "La Interpretación de los Sueños" Freud conceptualiza el aparato psíquico
hablando de la idea de una localidad psíquica que no debe determinarse como si fuera
anatómica, sino que corresponde a un lugar en el interior de un "aparato". Habla del aparato
psíquico como un instrumento compuesto a cuyos elementos llama instancias o sistemas. No
debemos suponer un ordenamiento espacial de los sistemas psíquicos, sino que a raíz de ciertos
procesos psíquicos, los sistemas son recorridos por la excitación dentro de una determinada
serie temporal. Este aparato, compuesto por sistemas, tiene una dirección. Toda nuestra
actividad psíquica parte de estímulos (internos o externos) y termina en inervaciones. Asigna así
al aparato psíquico un extremo sensorial, que recibe las percepciones, y un extremo motor o
sistema que abre paso a la motilidad. El proceso psíquico transcurre, en general, desde el
extremo de la percepción hacia el de la motilidad. De las percepciones que llegan a nosotros, en
nuestro aparato psíquico queda una huella que llamamos huella mnémica (a la función
correspondiente la llamamos memoria). Estas huellas mnémicas, sufren alteraciones a lo largo
de los distintos sistemas del aparato (esquema del peine).
Las percepciones se enlazan entre sí en la memoria, sobre todo de acuerdo con la simultaneidad
que en su momento tuvieron, este hecho se denomina asociación. El primero de estos sistemas
mnémicos contendrá la fijación de la asociación por simultaneidad, y en los que están más
alejados, el mismo material mnémico se ordenará por relaciones de semejanza u otras. El
sistema perceptivo, que no conserva alteraciones y, por lo tanto, no tiene memoria alguna, brinda
a nuestra conciecia toda la diversidad de las cualidades sensoriales. A la inversa, nuestros
recuerdos, son en sí inconcientes. Es posible hacerlos concientes pero, en el estado inconciente
despliegan todos sus efectos. Estos recuerdos, al hacerse de nuevo concientes, no muestran
cualidades sensoriales, o unas muy ínfimas en comparación con las percepciones.
No es posible explicar la formación del sueño, sin tener en cuenta dos instancias psíquicas. Una
instancia criticadora y una instancia criticada. La instancia criticadora mantiene una estrecha
relación con la conciencia e impide el devenir conciente de la instancia criticada. Puede
identificarse la instancia criticadora con todo aquello que guía nuestra vida de vigilia y decide
sobre uestro obrar conciente, voluntario. En cambio, entre la instancia criticada y la conciencia se
sitúa como una especie de pantalla. El sistema criticador se situará en el extremo motor. Al
último de los sistemas situados en el extremo motor, lo llamaremos preconciente. Los procesos
de excitación que en él se encuentran pueden alcanzar la conciencia. Al sistema que está detrás,
lo llamaremos inconciente, porque no tiene acceso a la conciencia, si no es por vía del
preconciente, al pasar por el cual, sufre modificaciones.
A esta altura, Freud sitúa al sistema inconciente como el punto de partida para la formación del
sueño (si bien aclara que más adelante podremos ver que esta afirmación no es del todo
correcta). Explica que la excitación onírica exteriorizará su afán por proseguirse dentro del
Preconciente y alcanzar así el acceso a la conciencia. Durante el día, la censura de la
resistencia, ataja estos pensamientos oníricos impidiendo su paso a la conciencia, pero en la
noche, dichos pensamientos, se abren el acceso a la conciencia. La excitación toma un camino
de reflujo. En lugar de propagarse hacia el extremo motor del aparato, lo hace hacia el extremo
sensorial y alcanza el sistema de las percepciones. La dirección que sigue el proceso psíquico
durante la vigilia, desde el inconciente se llama progrediente. El sueño tiene, entonces, carácter
regrediente. Esta regresión es una de las peculiaridades psicológicas del proces onírico. Una
marcha hacia atrás dentro del aparato desde las representaciones hasta el material bruto de las
huellas mnémicas que está en su base. En el trabajo de condensación, las intensidades
adheridas a las representaciones, son transferidas de una a otra por obra del trabajo del sueño,
que posibilita que el sistema de las percepciones se mude hasta la plena vivacidad sensorial en
la dirección inversa, partiendo de los pensamientos. Entonces, llamamos regresión al hecho de
que en el sueño la representación vuelve a mudarse en la imagen sensorial de la que alguna vez
partió. Si consideramos al proceso del sueño como una regresión en el interior del aparato, se
explica que, a raíz del trabajo del sueño todas las relaciones lógicas entre los pensamientos
oníricos se pierdan. Estos pensamientos mudados en imágenes (regresión), sólo pueden ser
aquellos que mantienen íntima vinculación con recuerdos sofocados o que han permanecido
inconcientes, mayormente de índole infantil. Los deseos oníricos, derivan entonces, de vivencias
infantiles o fantasías fundadas en ellas. La posibilidad de esta mudanza de pensamientos en
imágenes visuales, que se produce en el sueño, es en parte, consecuencia de una atracción que
ejerce el recuerdo sobre el pensamiento desconectado de la conciencia y que lucha por
expresarse. El sueño puede entonces describirse como el sustituto de la escena infantil, alterado
por transferencia a lo reciente.
Finalmente, distinguimos tres modos de regresión: a) una regresión tópica, en el sentido del
esquema del aparato psíquico, formado por sistemas. b) una regresión temporal, ya que se trata
de una retrogresión a formaciones psíquicas más antiguas y c) una regresión formal, teniendo en
cuenta que los modos de expresión y de figuración primitivos sustituyen a los habituales. Estos
tres tipos de regresión, forman uno sólo. El soñar en su conjunto es una regresión a la condición
más temprana del soñante, una reanimación de su infancia, de las mociones pulsionales que lo
gobernaron entonces y de los modos de expresión de que disponía.
(*) "La Interpretación de los Sueños" Cap VII. Punto B. La regresión. Pág. 529.
Al comienzo de su obra, Freud consideraba que los síntomas eran causados por una vivencia
infantil traumática de índole sexual. Con la experiencia, y al ver que todas sus pacientes daban
cuenta de este tipo de vivencias, comenzó a dudar de que dichas historias se trataran de
experiencias efectivamente vividas. Podemos ver como expresa esto en la Carta 69 que le
escribe a Fliess, cuando dice "Mis histéricas me engañan". Descubre, así, una tendencia de los
neuróticos a construir padres perversos.
Entonces, introduce el concepto de fantasía. Freud nunca abandona la idea de trauma. El pasaje
que realiza es, de considerar una primera idea de trauma como vivencia sexual, infantil y
traumática (efectivamente vivida), a la idea de un trauma fantaseado. La fantasía se construye a
partir de dos componentes heterónomos: un deseo prohibido (infantil, sexual), y un componente
pulsional (somático), que a esta altura de su obra Freud denomina "tendencias". La función de la
fantasía es proteger al sujeto del recuerdo de sus propias prácticas sexuales infantiles,
intolerables para el yo. De esta manera, dichas prácticas caen bajo la amnesia infantil y no son
recordadas, pero persisten ocupando un lugar en lo Inconsciente.
A partir de la introducción del concepto de fantasía, se empieza a trastocar el estatuto del
recuerdo. Resulta difícil establecer una división clara entre realidad y ficción, ya que la "realidad
psíquica" tiene mucho peso y produce efectos en la conducta del sujeto.
Algunas citas:
"... yo no sabía distinguir con certeza entre los espejismos mnémicos de los histéricos acerca de
su infancia y las huellas de los hechos reales; desde entonces he aprendido, en cambio, a
resolver muchas fantasías de seducción considerándolas como unos intentos por defenderse del
recuerdo de la propia práctica sexual (masturbación infantil)..." (*)
"... los síntomas histéricos ya no aparecían más como retoños directos de los recuerdos
reprimidos de vivencias sexuales infantiles, sino que entre los síntomas y las impresiones
infantiles se intercalaban las fantasías (invenciones de recuerdos) de los enfermos, casi siempre
producidas en los años de la pubertad..." (*)
"... Tras esta enmienda, los <traumas sexuales infantiles> fueron sustituidos en cierto sentido por
el <infantilismo de la sexualidad>..." (*)
(*) Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis (1906 / 1905) pag.
266.
Característica 2: Autoerotismo: La pulsión sexual infantil, no está dirigida a otra persona sino que
se satisface en el propio cuerpo, por eso decimos que es autoerótica. Si tomamos como ejemplo
el chupeteo, vemos que los labios del niño se comprtan como una zona erógena. La acción del
niño chupeteador se rige por la búsqueda de un placer ya vivenciado y ahora recordado. Al
comienzo la satisfacción de la zona erógena se asoció con la satisfacción de la necesidad de
alimentarse. Esto nos muestra que el quehacer sexual (pulsión sexual) se apuntala primero en
una función que sirve a la conservación de la vida (pulsión de autoconservación o del yo) para,
más tarde, independizarse de ella.
Característica 5: Investigación sexual infantil (Teorías sexuales infantiles): A la par del desarrollo
sexual del niño, se inscribe la actividad de la pulsión de saber o de investigar. Esta necesidad de
saber, surge a partir de preguntas existenciales que se hacen los niños, como por ejemplo ¿De
dónde vengo?. De esta manera, los niños construyen Teorías sexuales infantiles, entre las que
se pueden destacar las siguientes:
Complejo de castración y envidia del pene: El supuesto de que todos los seres humanos poseen
idéntico genital (masculino) es la primera de las asombriosas teorías sexuales infantiles. El
encuentro del varoncito con la realidad (opuesto a esta concepción fálica universal), lo lleva a
abandonar esa idea, tras serias luchas interiores (complejo de castración). Las formaciones
sustitutivas de este pene perdido de la mujer cumplen un importante papel en la conformación de
múltiples perversiones. En cuanto a la niña, al ver la diversa conformación de los genitales del
varón, la reconoce y pasa a ser presa de la envidia del pene, que culmina en el deseo de ser un
varón (deseo que más adelante será muy importante).
Teorías del nacimiento: El supuesto de que los hijos se conciben por haber comido algo
determinado y se los da a luz por el intestino, como a la materia fecal (teoría cloacal).
Concepción sádica del comercio sexual: Si el niño tiene la posibilidad de ser espectador del
comercio sexual entre adultos, pasa a concebir el acto sexual como una especie de maltrato,
vale decir, en sentido sádico. Una impresión de esa clase recibida en la primera infancia,
contribuye en mucho a la disposición para un ulterior desplazamiento sádico de la meta sexual.
Estas investigaciones, pese a sus grotescos errores, dan cuenta de una comprensión sobre los
procesos sexuales, mucho mayor de la que se sospecha. Pero como la investigación sexual
infantil ignora dos elementos, el papel del semen fecundante y la existencia de la abertura sexual
femenina (los mimos puntos e que la organización infantil se encuentra retrasada), los esfuerzos
del pequeño investigador resultan infructuosos y terminan en una renuncia que puede dejar
como secuela un deterioro en la pulsión de saber. La investigación sexual de la primera infancia
es siempre solitaria.
Preguntas de Prácticos:
Las causas más inmediatas de toda neurosis han de ser buscadas en la vida sexual, las neurosis
actuales son producidas por prácticas anormales (evitar el embarazo), la incompleta satisfacción.
En ambas neurosis la etiología es sexual, en las neurosis actuales es sexual y actual, en las
psiconeurosis la etiología es pretérita y actual.
En las neurosis de angustia se trata de un exceso de excitación, se puede producir por el coito
interrumpido, o por abstinencia sexual, en ambos se trata de prácticas anti-naturales, dejando el
aparato cargado, ya podemos traducir sintomatología, en etiología.
Primer tiempo, sexualidad infantil, se trata de un episodio sexual infantil prematuro, que puede
adquirir carácter de huella mnémica para la psiconeurosis, donde llegado a la pubertad actuara
el olvido.
Segundo tiempo, ocurre en la sexualidad adulta, producida la maduración sexual, queda como
un efecto retardado, provocando el síntoma, entre estos dos tiempos esta la latencia, al haber
dos tiempos y el primero quedo en el olvido, da cuenta de que opero la represión, en el segundo
tiempo existe una contingencia, un hecho que enlaza al otro.
Solo en las neurastenias, el examen de los enfermos permite descubrir factores etiológicos
pertenecientes a la vida sexual; es que aquí, desde luego, ellos son consabidos para los
enfermos y pertenecen al presente o, mejor dicho al periodo de la vida que comienza con la
madurez sexual.
La etiología de las psiconeurosis se sitúa siempre en lo sexual. Por un curioso rodeo del que
luego hablaremos, uno puede llegar a tomar noticia de esa etiología, y a concebir que el enfermo
no sepa decirnos nada de ella. Y es que los sucesos e injerencias que están en la base de toda
psiconeurosis no corresponden a la actualidad sino a una época de la vida de remoto pasado,
por decir prehistórica, de la primera infancia y por eso no son consabidos para el enfermo, este
los ha olvidado solo que en un sentido preciso.
Ósea, hay una etiología sexual, en todos los casos de neurosis, pero en las neurastenias ella es
de índole actual, y en las psiconeurosis son factores de naturaleza infantil: he ahí la primera gran
oposición en la etiología de las neurosis.
Uno yerra (errar) al descuidar por completo la vida sexual de los niños; hasta donde alcanza mi
experiencia, ellos son capaces de todas las operaciones sexuales psíquicas y de muchas
somáticas. Así como no es cierto que los genitales exteriores y ambas glándulas genésicas
constituyan todo el aparato sexual del ser humano, tampoco su vida sexual empieza solo con la
pubertad, como pidiera (pág. 272) parecer a la observación grosera. Es verdad, en pero, que la
organización y el desarrollo de la especie humana aspiran a evitar un quehacer sexual mas
basto en la infancia, se diría que las fuerzas pulcionales sexuales deben almacenarse en el ser
humano para que liberadas en la época de la pubertad, puedan servir luego a grandes fines
culturales.
A partir de estos nexos acaso se comprenda por que unas vivencias sexuales de la infancia
forzosamente tendrán un efecto patógeno. Pero solo en mínima medida despliegan se efecto en
la época en que se producen; mucho mas sustantivo es su efecto retardado, que solo puede
sobrevenir en periodos posteriores de la maduración.
Este efecto retardado, arranca como no podría ser de otro modo de las huellas psíquicas que las
vivencias sexuales infantiles han dejado como secuela. En el intervalo entre vivenciar estas
impresiones y su reproducción (o más bien el reforzarse los impulsos libidinosos que de aquellas
parten), no solo el aparato sexual somático sino también el aparato psíquico ha experimentado
una sustantiva plasmación, y por eso a la injerencia de esas vivencias sexuales tempranas sigue
ahora una reacción psíquica anormal: se generan formaciones psicopatológicas.
En estos apuntes yo solo podría indicar los principales factores en que se apoya la teoría de la
psiconeurosis: el efecto retardado, el estado infantil del aparato genésico, y del instrumento
anímico.
Como los fenómenos de la psiconeurosis se generan por el efecto retardado de unas huellas
psíquicas inconscientes, solo serán asequibles para una psicoterapia que en esto debe transitar
otros caminos, que los de la sugestión con o sin imnosis único hasta ahora recorrido (pág. 273).
Satisfacción, nace un BB, desvalido, necesita de un adulto, de otro auxiliador que propicie los cuidados y
satisfaga sus necesidades, hambre, respiración y sexualidad son pre-pulsiones de las pulsiones, la
necesidad produce un incremento de la tensión por la necesidad intensa, ej. Hambre, provocara llanto,
gritos etc., esto no disminuye la tensión, sino que en ese momento acude el auxiliar por alimento, la acción
específica es llevada a cabo, esta excitación intensa al cesar el hambre disminuye la tensión, este proceso
genera grandes cambios en el niño, al producirse la acción específica, ser alimentado, genera satisfacción,
esto deja una huella, esto es un mas o un plus de satisfacción, que el sujeto buscara recurrentemente.
Cuando se vuelve a sentir la necesidad (hambre) se activara la huella mnémica de del objeto de
satisfacción y esto se produce de manera alucinatoria. Las neuronas investidas entran en juego para que
suceda lo mismo, esto sucederá cada vez que aparezca la necesidad (hambre), para la identidad
perceptiva de aquella primera (alimento mas placer).
Dicha huella mnémica va mas allá de la necesidad ya que el niño busca recuperar esa vivencia de
satisfacción primaria que quedo en su memoria y el deseo de repetir la primera vivencia de satisfacción, en
este estado existirá necesidad mas deseo, el placer que se obtiene nunca más vuelve a ser idéntico a la
primera vez, porque el objeto adecuado esta perdido, siempre hay una diferencia, hay una pérdida del
objeto de la necesidad y lo intenta recuperar vía alucinatoria, queda un resto de deseo insatisfecho y se
produce por sensación sumacion de tensiones algo perturbante.
Con la idea de vivencia de satisfacción, existirá una contradicción con el mecanismo de constancia, lo cual
nunca sería posible una reducción a “cero” de la tención porque queda siempre un resto de deseo, el
mismo actuara como motor y estará siempre presente e indestructible.
La construcción del sujeto deseante hace que se ponga en cuestión el principio de constancia, habrá un
deseo permanente que evita que se llegue a “cero”.
Freud deja de hablar de principio de constancia y comienza a hablar de principio de placer, este resto es el
deseo y la fuente del desprendimiento del displacer. El elemento como construcción, Freud remplazara
sistemas de neuronas por instancias psíquicas, con esto remplaza el aparato neuronal, pasando a ser
sistema de huellas mnémicas ya que estas son el representante psíquico inconsciente.
El organismo humano es al comienzo incapaz de llevar a cabo la acción específica. Esta sobreviene
mediante auxilio ajeno: por la descarga sobre el camino de la alteración anterior, un individuo
experimentado advierte el estado del niño. Esta vía de descarga cobra
así la función secundaria, importante en (pág. 362) extremo, del entendimiento o comunicación, y el inicial
desvalimiento del ser humano es la fuente primordial de todos los motivos morales.
Si el individuo auxiliador ha operado el trabajo de la acción específica en el mundo exterior en lugar del
individuo desvalido este es capaz de consumar sin más en el interior de su cuerpo la operación requerida
para cancelar el estimulo endógeno. El todo constituye entonces una vivencia de satisfacción que tiene las
más hondas consecuencias para el desarrollo de las funciones en el individuo. Pues tres cosas acontecen
dentro del sistema de neuronas impasaderas (Y).
* Es operada una descarga duradera, y así se pone término al esfuerzo que había provocado displacer en
percepción (w).
* Y a otros lugares del manto llegan las noticias de descarga del movimiento reflejo desencadenado,
inherente a la acción específica. Entre estas investiduras y las neuronas del núcleo se forma entonces una
facilitación. (pág. 363)
Entonces, por la vivencia de satisfacción se genera una facilitación entre dos imágenes recuerdo y las
neuronas del núcleo que son investidas en el estado del esfuerzo.
Con la descarga de satisfacción, sin duda también la descarga de neuronas (qn) es drenada de las
imágenes de recuerdo. Con el re-afloramiento del estado de esfuerzo o de deseo, la investidura traspasa
sobre los dos recuerdos y los anima. Tal vez sea la imagen-recuero del objeto la alcanzada primero por la
reanimación del deseo.
Yo no dudo de que esta animación del deseo a de producir inicialmente el mismo efecto que la percepción a
saber, una alucinación. Si a raíz de ella se introduce la acción reflectoría, es infaltable el desengaño. (pág.
364)
La subversión Freudiana y sus consecuencias “Apuntes para la concepción del trauma en la obra Sigmun
Freud”- teoría de la investidura.
Displacer se coordinaría con una elevación de la cantidad y placer tendría la sensación de descarga. Pero
en verdad hay (pág. 28) una ruptura entre principio de constancia y principio de placer. Esa ruptura se
denomina “experiencia de satisfacción”.
Es el arranque desgraciado para el individuo humano, y supone una ruptura radical sujeto-objeto; del objeto
perdido como resto de la experiencia de satisfacción produce una tención en el aparato que es ineliminable.
Con re-afloramiento del estado de esfuerzo o de tensión, la investidura traspasa sobre los dos recuerdos y
los anima.
Tal vez sea la imagen recuerdo del objeto la alcanzada primero por la reanimación del deseo.
La ley fundamental de la asociación por la simultaneidad implica que el recordar productor constituye la
base de todas las conexiones entre las neuronas. Este recordar reproductor sostiene la capacidad
alucinatoria, como tención deseante irreductible a cero y constituye la base en el proyecto de psicología de
todas las conexiones entre neuronas.
En la sección o apartado 6 del capitula 7 de la interpretación de los sueños (1905), hayamos por primera
vez la separación entre principio de constancia y principio de placer, punto central de inflexión y ruptura con
las teorías físicas, neurofisiológicas y energetistias de la época.
Hubimos de aceptar la ficción de un primitivo aparato psíquico cuya labor era regulada por la tendencia a
evitar la acumulación de excitaciones y mantenerse en ella en lo más baja posible. (pág. 29).
Signorelli:
Asociación extrínseca entre el nombre buscado y el nombre reprimido, está ligada al significante
y no al significado, asociación externa por formas, Freud quiere olvidar algo y esto se pone en
contacto con el señor Signorelli, su acto de voluntad erro la ruta.
La represión no se ejerce sobre significaciones o recursos, sino sobre la persona que falta
“Signorelli”, la palabra faltante fue borrada por dos sustitutos, ya no se puede concebir el olvido
como algo casual, las condiciones para el olvido son cierta predisposición, posibilidad de relación
extrínseca, se puede relacionar como el ombligo del sueño ya que los olvidos funcionan como
tope.
Funciona el olvido como represión primaria (sexualidad y Muerte) los nombres sustitutivos vienen
como representante y no como contenido, extrínseca, significante.
Sobre el mecanismo Psíquico del olvido, examinaba en dicho ensayo, sometido al análisis
psicológico, un ejemplo observado directamente por mí mismo, el frecuente caso de olvido
temporal de un nombre propio y llegaba a la conclusión de que estos casos de fallas de una
función psíquica -de la memoria- nada gratos ni importantes en la práctica admitían una
explicación que iba más allá de la usual valoración atribuida a tales fenómenos.
En tales casos sucede que no solo se olvida sino que, además, se recuerda erróneamente. A la
conciencia del sujeto que se esfuerza en recordar (pág. 755) el nombre olvidado acuden otros –
nombres sustitutivos- que son rechazados en el acto como falsos, pero que, sin embargo,
continúan presentándose en la memoria con gran tenacidad. El proceso que os había de
conducir a la reproducción del nombre buscado se ha desplazado, por decirlo así, y nos ha
llevado hacia un sustitutivo erróneo. Mi opinión es que tal desplazamiento no se haya a merced
de un mero capricho psíquico cualquiera, sino que sigue determinada trayectorias regulares y
perfectamente calculables, o, por decirlo de otro modo presumo que los nombres sustitutivos
están en visible conexión con el buscado, y si
consigo demostrar la existencia de esta conexión, espero quedara hecha la luz sobre el proceso
y origen del olvido de nombres.
En el ejemplo 1898 elegí para someterlo al análisis, el nombre que inútilmente me había
esforzado en recordar era el del artista que en la catedral de orvieto pinto los grandiosos frescos
de “las cuatro últimas cosas”. En vez del nombre que buscaba –Signorelli- acudieron a mi
memoria los de otros dos pintores –Bottichelli y Boltrafio-.
* La razón del olvido del nombre Signorelli no debe buscarse en una particularidad del mismo ni
tampoco en un especial carácter psicológico del contexto en que se hallaba incluido.
* El olvido del nombre queda aclarado al pensar en el tema de nuestra conversación, que
precedió inmediatamente a aquel otro en que el fenómeno se produjo, y se explica como una
perturbación del nuevo tema por el anterior.
* La serie de ideas sobre las costumbre de los turcos en bosnie etc. Recibió la facultad de
perturbar una idea inmediatamente posterior, por el hecho de haber yo apartado de ella mi
atención sin haberla agotado. (pág. 756). Me hallaba entonces bajo los efectos de una noticia
que pocas semanas antes había recibido durante una corta estancia en Trafoi. Un paciente en
cuyo tratamiento había yo trabajado mucho y con gran interés se había suicidado a causa de una
incurable perturbación sexual. Estoy seguro de que en todo mi viaje por la Herzegovina no
acudió a mi memoria consiente el recuerdo de este triste suceso ni de nada que tuviera conexión
con él. Mas la consonancia Trafoi-Boltraffio me obliga a admitir que en aquellos momentos, y a
pesar de la voluntaria desviación de mi atención fue dicha reminicencia puesta en actividad en
mi.
* No puedo ya por tanto considerar el olvido del nombre Signorelli como un acontecimiento
casual, y tengo que reconocer la influencia de un motivo en este suceso. Existían motivos que
me indujeron no solo a interrumpirme en la comunicación de mis pensamientos sobre las
costumbres de los turcos, etc., sino también a impedir que se hiciesen consientes en mí aquellos
otros que, asociándose a los anteriores me hubieran conducido hasta la noticia recibida en
Trafoi. Quería yo por tanto olvidar algo, y había reprimido determinados pensamientos. Claro es
que lo que deseaba olvidar era algo muy distinto del nombre del pintor de los frescos de orvieto.
Pero aquello que quería olvidar resulto hallarse en conexión asociativa con dicho nombre, de
manera que mi volición erro su blanco y olvide lo uno contra mi voluntad, mientras quería con
toda intención olvidar lo otro.
* El resumen de las condicionantes del olvido de nombres acompañado del recuerdo erróneo
será pues el siguiente:
* Una determinada disposición para el olvido del nombre del que se trate.
* Por mi parte debo hacer constar que el olvido de un nombre, acompañado de recuerdo
erróneo, se presenta con extrema frecuencia en forma igual a la que nos ha revelado nuestro
análisis. Casi todas las veces que he tenido ocasión de observar en mi mismo tal fenómeno he
podido explicarlo del mismo modo, esto es, como motivado por represión.
La percepción del nombre sustitutivo por la conciencia parece estar regulada por dos
Dos factores:
* El esfuerzo de atención y una determinante interna inherente al material psíquico. Así, pues,
creemos obrar con prudencia exponiendo el estado de cosas en la siguiente forma:
* Junto a los sencillos olvidos de nombres propios aparecen otros motivados por represión.
Preguntas de Seminarios:
(*) "Estudios sobre la histeria" (1893-1895) Cap. IV "Sobre la psicoterapia de la histeria" Pag.
276.
Lucy no posee afección orgánica pero posee una o más sensaciones penosas que la
acompañaba. Olor a pastelillos quemados Freud dice o supone una vivencia traumática que
construyo un síntoma este síntoma lo tomara como punto de partida mediante método catártico
sobre imnosis.
De la imnosis pasa al método de la presión en la frente, Freud dice que estas vivencias
patógenas fueron olvidadas.
Escena 1, Lucy juega con las niñas, llega la carta de su mama, estaban cocinando y se queman
los pastelillos, y dice que los olores se vuelven más intensos cuando se emociona.
Freud dice a Lucy que él cree que ella esta enamorada de su patrón, Lucy responde que no lo
sabía, o mejor no quería saberlo, no sabe ni el sentido de la “represión” en el sentido de la
“defensa”, era un saber no sabido, luego de decir esto, el olor de pastelillos va desapareciendo,
pero comienza un nuevo síntoma, el olor a cigarrillo.
Estudio sobre la histeria (Breuer y Freud) capítulo II. Historiales clínicos, punto 3:
A mi pregunta sobre la clase de olor que mas la perseguía recibí esta respuesta “como de
pastelillos quemados”. Solo me hizo falta suponer, entonces, que en la vivencia de eficacia
traumática realmente había intervenido el olor de pastelillos quemados, símbolos nemicos de
traumas.
Me resolví entonces ha hacer del olor a pastelillos quemados el punto de partida del análisis.
Note que por lo menos mis fuerzas en este terreno se movían dentro de estrechos límites, y que
si un paciente no caía sonámbulo después de uno a tres intentos yo no poseía medio alguno
para conseguirlo.
Así me encontré frente a la opción de abandonar el método catártico en la mayoría de los casos
que podían ser aptos para él, o intentar aplicarlo fuera del sonambulismo allí donde el influjo
hipnótico era leve o aun dudoso.
Los recuerdos patógenos están “ausente de la memoria de los enfermos en su estado psíquico
habitual, o están ahí presentes solo de una manera en extremo sumaria” (“comunicación
preliminar”).
Así cuando llegaba a un punto en que a la pregunta: “desde cuando tiene usted este síntoma” o
“a que se debe eso”, recibía por respuesta realmente no lo sé, precedía de la siguiente manera:
ponía la mano sobre la frente del enfermo, o tomaba su cabeza entre mis manos y le decía:
“Ahora bajo la presión de mi mano se le ocurrirá. En el instante en que cese la presión usted
verá ante si algo, o algo se le pasara por la mente como súbita ocurrencia, y debe capturarlo. Es
lo que buscamos, pues bien que a ha visto o que se le ha ocurrido”. (pág. 127).
Puedo aseverar que ese olvido es a menudo deliberado, deseado. Y siempre, solo en apariencia
es logrado.
De todas esas experiencias fue que las vivencias de importancia patógena con todas sus
circunstancias accesorias, son conservadas fielmente por la memoria aun donde parecen
olvidadas, donde al enfermo le falta la capacidad para acordarse de ellas. (pág. 129).
Epicrisis:
El segundo momento auxiliar repite con bastante exactitud el mecanismo del primero. Una
impresión intensa restablece provisionalmente la unidad de la conciencia y la conversión recorre
el mismo camino que se le abrió la primera vez. Es interesante que el síntoma generado en el
segundo tiempo cubra al primero de modo que este último no es sentido con claridad hasta no
ser removido aquel. Digna de nota me parece, además, la inversión de la secuencia temporal, a
que también el análisis debió plegarse. En toda una serie de casos me he encontrado con
parecidos fenómenos los síntomas generados después recubrían a los primeros y solo lo ultimo
hasta lo cual el análisis avanzaba contenía la clave del todo.
La terapia consistió aquí en la compulsivo que obligo a reunir los grupos psíquicos escindidos
con la conciencia yoica. Cosa notable el éxito no era paralelo a la medida del trabajo realizado;
solo cuando se tramito la última pieza sobrevino de pronto la curación.
Interpretar un sueño significa indicar “su sentido”, sustituirlo por algo que se inserte como
eslabón de pleno derecho, con igual título que los demás, en el encadenamiento de nuestras
acciones anímicas (pág. 118).
Debo sostener que el sueño posee realmente un significado y que es posible un procedimiento
científico para interpretarlo.
Ahora bien para esto se requiere cierta preparación psíquica del enfermo. Hemos de conseguir
de el dos cosas:
* Que intensifique su atención para sus percepciones psíquicas y que suspenda la crítica con
que acostumbra a expulsar los pensamientos que le afloran. Para que pueda observarse mejor
así mismo con atención reconcentrada es ventajosos que adopte una posición de reposo y cierre
los ojos; debe ordenársele expresamente que renuncie a la crítica de las formaciones de
pensamiento percibidas. Entonces se le dice que el éxito de psicoanálisis depende de que tome
nota de todo cuanto le pase por la cabeza (pág. 122) y lo comunique, y que no se deje llevar por
ejemplo a sofocar una ocurrencia por considerarla sin importancia o que no viene al caso, u otra
por parecerle disparatada. Debe conducirse con sus ocurrencias de manera totalmente neutral;
es que esa crítica es la culpable de que el no haya podido descubrir ya la resolución buscada del
sueño, de la idea obsesiva, etc. (pág. 123).
Ahora bien, el primer paso en la aplicación de este procedimiento enseña que no debe tomarse
como objeto de la tención todo el sueño, sino los fragmentos singulares de su contenido.
Debo presentarle el sueño en fragmentos, y entonces él me ofrecerá para cada trozo una serie
de ocurrencias que pueden definirse como los “segundos pensamientos” de esa parte del sueño.
Ya por esta primera he importante condición, entonces, el método de interpretación de sueños
que yo practico se aparte del método popular, famoso en la historia y la leyenda, de la
interpretación por el simbolismo, y se aproxima al segundo el método del descifrado. Como este
aprende de antemano como algo compuesto, como un conglomerado de formaciones psíquicas.
(pág. 125).
Las teorías científicas: según ellas el sueño no es absoluto un acto anímico, sino un proceso
somático que se anuncia mediante ciertos signos en el aparato psíquico. Muy diferente fue la
opinión de los profanos en todos los tiempos. Esa opinión se sirvió de su buen derecho a
proceder de manera inconsecuente, y si bien admitía que los sueños eran incomprensibles y
absurdos, no podía decidirse a negarles todo significado.
Estaría destinado a ser el sustituto de otro proceso de pensamiento y no habría más que debelar
de manera acertada ese sustituto para alcanzar el significado oculto del sueño.
El mundo de los profanos se empeño entonces, desde siempre en “interpretar” al sueño y para
ello recurrió a dos métodos diferentes por su esencia. El primero de esos procedimientos toma
en consideración todo el contenido onírico y busca sustituirlo por otro contenido, comprensible y
en algunos aspectos análogo. Es la Interpretación Simbólica de los sueños. (pág. 118).
Nada más lejos de tal pretensión que el otro método popular de interpretar los sueños, podría
definirlo como el método del descifrado, pues trata al sueño como una suerte de escritura cifrada
en que cada signo ha de traducirse, merced a una clave fija en otro de significado conocido.
Una variación significante de este procedimiento (pág. 119) que de alguna manera corrige su
carácter de traducción puramente mecánica, aquí se atiende no solo al contenido del sueño sino
a la persona y a la circunstancia de vida del soñante.
No puede dudarse un momento de que para el tratamiento científico del tema estos dos
procedimientos populares de interpretación son totalmente inservibles. El método simbólico es
de aplicación restringida y no susceptible de exposición general. Y en cuanto al método del
descifrado todo estribaría en que la clave, el libro de sueño fuese confiable, y sobre eso no hay
garantía ninguna (pág. 121).