Capitulo 2
Los tejidos conectivos densos, tales como tendón, ligamento, cápsula articular, y dermis,
están compuestos principalmente por fibras colágenas, y una pequeña cantidad de fibras
elásticas. Células llamadas fibroblastos sintetizan ambos tipos de fibras. La orientación de
las fibras colágenas es tenso dependiente; esto quiere decir que las fibras colágenas se
alinean en dirección a las fuerzas tensiles que se ejercen sobre los tejidos (Fig. 2-1). El
estrés habitual influencia las estructuras, el cual a su vez define la función de éstas. Los
tendones están expuestos a fuerzas tensiles unidireccionales; consecuentemente, sus fibras
desarrollan una orientación paralela, dotándose de alta fuerza tensil. Los ligamentos y
cápsulas articulares deben resistir altas cargas tensiles en una dirección predominante,
además de pequeñas cargas tensiles en otras direcciones; lo cual da como resultado fibras
extensamente pero no completamente paralelas. En la dermis, las fibras se disponen con
una orientación aún menos paralela, debido a que están expuestas a fuerzas tensiles
multidireccionales.
Entre las fibras y las células existe material amorfo y sustancia basal. Esto permite la
difusión de líquido tisular, el cual transporta oxígeno y otros nutrientes desde la corriente
sanguínea hasta las células, y devuelve productos de desecho desde las células a la corriente
sanguínea (Fig. 2-2). De esta manera, el tejido conectivo se nutre. Los movimientos
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articulares, tanto pasivos como activos, facilitan la circulación del líquido tisular, mientras
que la inactividad o la inmovilización promueven el estancamiento y, por lo tanto, una
pobre nutrición de los tejidos.
El líquido tisular, también llamado líquido intersticial, es una filtración del plasma
sanguíneo que se traspasa naturalmente desde los capilares. Cuando los tejidos se dañan o
inflaman, las células locales producen histamina, la cual causa vasodilatación e incrementa
la permeabilidad capilar. Grandes cantidades de líquido intersticial se filtran hacia el sitio
dañado o inflamado, creando una inflamación local llamada edema. En etapas tempranas,
el edema es reversible. Sin embargo, si llega a persistir por periodos prolongados, las ricas
proteínas del líquido intersticial se ponen como pegamento, llegando a ser fibróticas y
creando adherencias entre las estructuras colágenas y su alrededor. Por lo tanto, la
intervención temprana es muy importante. El edema puede pasar a ser una seria amenaza a
la movilidad articular y a la excursión tendinosa, por lo cual los esfuerzos por controlarlo
son un componente fundamental de la terapia ocupacional y física (ver Capítulo 3 donde se
discuten las implicancias del edema en la intervención ortésica).
En muchas áreas del cuerpo, los tendones poseen una doble fuente de nutrición, desde los
vasos sanguíneos, que se ubican entre las fibras colágenas, y desde las vainas sinoviales.
Por ejemplo, los tendones de los flexores largos de los dedos reciben suministro de sangre a
través de su proximidad. Sin embargo, algunas secciones del tendón que se ubican
distantemente de estas proximidades son avasculares (Fig. 2-3). Éstas son nutridas gracias a
la difusión del líquido sinovial desde la vaina sinovial. De esta manera, la nutrición de las
regiones avasculares de los tendones depende directamente del movimiento, el cual
favorece la circulación del líquido sinovial.
Cartílago Articular
La matriz del cartílago contiene un gel proteoglicano que es altamente hidrofilico. Debido a
esto, el cartílago esta superhidratado, mediante poros que actúan como esponja, los cuales
absorben líquido desde el medio cuando se realiza una descarga, y expelen líquido hacia el
medio cuando se realiza una carga. Para absorber nutrientes y eliminar desechos
efectivamente, el cartílago requiere de cargas y descargas cíclicas, a través del
comportamiento del peso y de la movilidad articular (Fig. 2-4b y c). En ausencia de carga y
descarga, la nutrición del cartílago se ve altamente perjudicada. El cartílago responde
favorablemente frente a un óptimo nivel de estrés; por el contrario, cuando hay un bajo
nivel de estrés, el tejido comienza a degenerar como resultado de una mala nutrición.
animales que fueron tratados con órtesis de movilidad pasiva continua (MPC). Estos
dispositivos poseen motores que movilizan pasivamente la articulación a través de un arco
controlado de movimiento. Se han creado órtesis de movilidad pasiva continua para mano,
muñeca, codo, hombro, rodilla y tobillo (ver Fig. 1-15).
La Curva de Carga-Deformación
Al realizar una carga mediante la aplicación de una fuerza, se causa deformación en las
estructuras que han sido estresadas. La figura 2-5a muestra una curva de carga-deformación
(o curva de tensión-estrés), que describe cómo una estructura, como un hueso, se deforma
(o muestra tensión) en respuesta a la aplicación de una sola carga (o estrés) de magnitud
gradualmente ascendente.
Figura 2-5 (a) Curva de carga-deformación para un
material semiflexible, como un hueso, cuando se aplica una
carga individual de magnitud ascendente. (b) Diagrama del
efecto acumulativo que produce la aplicación repetida de
un bajo estrés cuando los tejidos no tienen el tiempo
suficiente para recuperarse. Cuando es aplicada de una vez
(1), la carga se sitúa dentro del rango elástico de la
estructura. Sin embargo, cuando sucesivas cargas son
aplicadas antes que el tejido haya tenido el tiempo para
recuperarse completamente, cada nueva deformación es
sumada a la residual, no resolviendo la deformación hasta,
por ejemplo, luego de 8 cargas, cuando la deformación
excede el punto máximo y entra en el rango plástico. En
este caso, durante la 14ª aplicación de una baja carga, la
deformación excede el límite plástico del tejido, causando
su falla.
Cuando una carga es aplicada, se produce una deformidad temporal dentro del rango
elástico de la estructura. Si la carga es retirada antes que la deformación exceda la
limitación elástica del tejido, la estructura retornará a su forma original. La deformación
será inmediatamente resuelta, y la estructura recobrará y retornará completamente a su
estado original. Para ilustrar este fenómeno, infle un globo lentamente con aire. Mientras
la deformación permanezca dentro del rango elástico, al ser desinflarse retornará a su forma
original, sin quedar con una distorsión permanente.
original, y persistirán algunas deformidades residuales. El globo que es inflado más allá de
su límite elástico dentro de su rango plástico, no retornará a su forma original una vez
desinflado. El cambio plástico habrá causado una alteración interna y una deformación
permanente. Similarmente, si un tejido blando es estirado más allá de su yield point dentro
de rango plástico, se produce un daño microscópico en la forma de la fibra afectada. Sin
embargo, diferente al globo, los tejidos vivos que han tenido tiempo para recuperarse en
ausencia de carga, pueden repararse y remodelarse eliminando la deformación.
El daño del tejido ocurre cuando el proceso de remodelado es reemplazado por el proceso
de fatiga. Como muestra la Figura 2-5b, incluso el estrés repetitivo se encuentra
inicialmente dentro del rango elástico, sin embargo, si el tiempo para que la deformación se
repare es insuficiente y no se permite que los tejidos se recuperen completamente, el efecto
acumulativo del bajo estrés repetitivo entrará al rango plástico. Esto es denominado como
trauma acumulativo, daño por sobreuso, o daño forzado repetitivo. Ejemplos incluyen
tendinitis, tenosinovitis, y compresión nerviosa. Si el estrés es suspendido o reducido, la
mayor parte del tejido conectivo se reparará si se le da el tiempo para recuperarse. Sin
embargo, si se reaplica el estrés dentro del rango plástico antes que la reparación sea
completa, un microdaño adicional se sumará al microdaño residual. El efecto acumulativo
del microtrauma eventualmente excederá el límite plástico del tejido, causando fatiga hasta
el punto de falla (ej., ruptura de tendón, fractura).
La mayoría de los tejidos vivos se autoreparan. A mayor vascularidad y juventud del tejido,
su remodelación será más rápida. La clave para minimizar el efecto del daño por
movimiento o estrés repetitivo, es mantener un efecto combinado de carga y repetitividad
bajo la línea de inferior mostrada en la Figura 2-6. Esto puede ser logrado mediante la
disminución de la carga, disminución del número de repeticiones o asegurando un tiempo
de recuperación suficiente para eliminar el daño, efecto acumulativo del microestrés.
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Brand ha sido quizás el primero en describir cómo un suave y prolongado estrés promueve
el crecimiento de tejidos blandos mientras que la reducción o suspención de tensiones
promueve su reabsorción. Los terapeutas deben comprender estos principios recíprocos
debido a que ellos son frecuentemente utilizados cuando diseñan órtesis y programan su
uso.
Cuando un tejido vivo (piel, ligamento, cápsula articular, o tendón) es mantenido en una
posición suavemente elongada (estiramiento suave y prolongado) por unos días, los
fibroblastos sienten tensión y sintetizan más colágeno, provocando un mayor crecimiento.
Este fenómeno es claramente demostrado en la pared abdominal de una mujer embarazada.
El crecimiento gradual del feto ejerce constantemente una suave tensión dentro de la pared
abdominal. Los fibroblastos del tejido conectivo, al sentir tensión, responden produciendo
mas colágeno, causando crecimiento del tejido para acomodarse al crecimiento del feto.
Los cirujanos plásticos han replicado este fenómeno para crear piel extra en individuos con
quemaduras profundas u otros daños de la piel, usando un proceso llamado extensión de
piel.
Algunas veces los fetos crecen tan rápidamente que las fuerzas tensiles dentro de la pared
abdominal exceden el límite elástico de la piel entrando en el rango plástico. Los resultados
de los daños de la piel son observados como marcas de estiramiento. Sin embargo, no todas
las mujeres embarazadas desarrollan marcas de estiramiento; el límite elástico de la piel
abdominal aparece variablemente en diferentes individuos.
Después del parto, los tejidos de la pared abdominal son flojos y redundantes. La ausencia
de tensión (previamente causada por el crecimiento fetal) indica al cuerpo la reabsorción
del tejido excesivo, restaurando los tejidos estirados a la condición previa al embarazo. El
cuerpo no mantiene el rango de movimiento o la redundancia del tejido conectivo si éste no
esta siendo usado. El hecho que el cuerpo no esté usando el exceso de piel, es interpretado
como que no es necesaria, por lo que reabsorbe su exceso.
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La reabsorción del tejido no siempre es deseable. Por ejemplo, cuando una articulación
interfalángica es inmovilizada en extensión, algo que naturalmente ocurre, la piel floja que
está sobre la superficie extensora de esa articulación no estará sujeta a la fuerza tensil usual
que experimenta durante su flexión. Después de unas pocas semanas de inmovilización, la
piel plegada desaparecerá debido a que se reabsorverá al no haber sido utilizada.
Consecuentemente, la flexión de la articulación interfalángica estará limitada (Fig. 2-7).
Internamente, tendones, ligamentos, y cápsulas articulares se acortarán también en ausencia
de las fuerzas tensiles habituales.
Hueso, tendón, ligamento, cápsula articular, y dermis son tejidos dinámicos en los cuales
hay constante recambio de tejido conectivo, mediante la constante reabsorción y resíntesis
de colágeno y fibroblastos. A mayor vascularidad del tejido, más alto es el metabolismo y
más rápido es la razón de recambio. Por ejemplo, el hueso es más vascular que los
ligamentos y tendones, por lo cual se repara más rápidamente y recupera su fuerza
prontamente luego del daño.
La deprivación de estrés ocurre cuando los niveles de actividad son reducidos bajo los
habituales; la inmovilización constituye la forma más severa de deprivación de estrés,
principalmente por disminuir la resistencia colágena. La inmovilización prolongada de la
sinovial articular la depriva de su estrés esencial, causando degeneración del cartílago y
adhesión articular. Estudios en animales han mostrado que la fuerza tensil del tejido
conectivo disminuye cerca de un 40% después de 6 semanas de inmovilización; 9 meses
después de restaurar la actividad, los tejidos han regenerado sólo un 80% de su resistencia
original.
Las contracturas de tejidos blandos se resuelven más efectivamente cuando una constante
fuerza tensil estira suavemente el tejido contraído dentro de su rango elástico. Los
fibrolastos al sentir la tensión sintetizarán más colágeno, por lo que las fibras se elongarán
a través del crecimiento. En contraste, la elongación que ocurre por una tensión dentro del
rango plástico de deformación es denominada como “creep” (lento avance). Esto no es
deseable, ya que la elongación que ha sido lograda por medio de un trauma aumentará la
inflamación, y la cicatriz resultante probablemente restrinja el movimiento. Si la tensión
adicional es utilizada, el tejido probablemente fallará (causando una fisura o ruptura).
Un estudio realizado por Flowers y LaStayo demostró que la mejoría del rango de
movimiento es directamente proporcional a la duración en que la articulación es mantenida
al final del rango, lo cual ellos llamaron tiempo total de rango final (TERT, o total end
range time). A mayor duración del TERT, más rápidamente se resuelve la contractura. Ellos
también enfatizaron que hay un estrecho rango de fuerza clínicamente seguro.
De acuerdo con Cummings y Tillman, 3° de aumento del rango de movimiento articular por
semana (con un rango entre 1° y 10° por semana) es un estándar aceptable de remodelación
del tejido conectivo. Un estiramiento de alta intensidad y corta duración, como ocurre en
una terapia manual o en unos pocos minutos de tracción, debe evitarse. La corta tensión de
4 a 6% resultante elongará el tejido a expensas de la desnaturalización del colágeno y del
rasgamiento de fibras. Adicionalmente, un estiramiento a alta intensidad y corta duración
producirá una dolorosa reacción infamatoria que promoverá la rigidez. Incluso una baja
tensión de 1 ½ a 2% es contraindicada si es sostenida por 1 hora o más. Esto puede causar
oclusión circulatoria, trauma isquémico, e inflamación. La inflamación crónica produce
dolor y estimula la producción de miofibroblastos, los cuales aceleran la contractura
mediante contracción activa, favoreciendo más la pérdida que el aumento de movimiento
(ver “Manejo de Cicatrices” luego en este capítulo).
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La medición del ángulo de torque puede demostrar cuan sensible será el tejido a fuerzas
tensiles, y cual deberá ser el ángulo articular óptimo para lograr la tensión deseada del
tejido dentro del rango elástico. La técnica es descrita en el Capítulo 7 bajo “Asesoría y
Análisis”.
Para resguardar una cantidad segura de estrés, se debe utilizar la retroalimentación del
cliente considerando el agrado o desagrado a la tensión generada por la órtesis. El cliente
debe sentir tensión en los tejidos sin sentir dolor. La frase “sin dolor no hay ganancia” no es
aplicada en la reducción de contracturas. Si el cliente siente dolor, los tejidos han sido
estirados dentro de su rango plástico, sufriendo microdaños que obstruyen el crecimiento
del tejido.
Hepburn sugiere indicaciones de seguimiento para el uso de órtesis dinámicas con una
efectiva, y no traumática, aplicación de estrés. Éste no debe ser percibido como un forzado
“estiramiento” hasta después de al menos 1 hora de uso, y el cliente debe permanecer
confortable hasta 12 horas con la órtesis. Después de su retiro, el cliente debe sentir no más
que leve rigidez o dolor, el cual cederá rápidamente. Esta retroalimentación subjetiva del
cliente ayuda al terapeuta a mantener el estrés bajo el 1½%.
Promoción de la Reabsorción del Tejido
La eficacia de este acercamiento es incrementada por una temprana intervención, antes que
la subluxación llegue demasiado lejos, y antes que las estructuras articulares lleguen a
dañarse irreversiblemente. Por ejemplo, una joven con 5 años de evolución de artritis
reumatoidea tuvo una temprana desviación cubital en las articulaciones MCFs de los dedos
anular y meñique. Cuando empuñaba, los tendones extensores sobre la cuarta y quinta
cabezas metacarpianas se subluxaban cubitalmente debido a la laxitud de las bandas
sagitales radiales (Fig.2-13a). Ella estaba con una órtesis (Fig. 2-13b, c y d) que prevenía la
desviación cubital y bloqueaba las articulaciones MCFs en ligera flexión evitando la
subluxación de los tendones extensores.
Luego de 5 meses de tratamiento ortésico, la desviación cubital había sido corregida y los
tendones no subluxaban cuando las MCFs eran flectadas. En ausencia de estrés por flexión
metacarpofalángica, se había restaurado la integridad de las bandas sagitales, siendo
capaces una vez más, de mantener los tendones extensores centrados sobre las cabezas
metacarpianas (Fig. 2-11a). Debido a los ciclos recurrentes de la inflamación articular, se le
indicó usar la órtesis cuando sus articulaciones se efusionaran, cuando se repitiese la
subluxación tendinosa, o cuando utilizara sus manos energéticamente en actividades. Luego
de 5 años de tratamiento, la subluxación articular no se volvió a repetir.
Figura 2-12 Mal alineamiento
MCF que se desarrolla cuando la
efusion articular causa laxitud
ligamentosa. (a) Vista lateral que
demuestra una subluxación
Figura 2-13 (a) Subluxación cubital de
anterior. (b) Vista dorsal que
los tendones extensores de la 4º y 5º
demuestra la desviación cubital
cabeza MC durante la flexión de los
metacarpofalángica.
dedos, debido a la laxitud de las bandas
radiales sagitales. (b, c, d) Órtesis
estática de mano de base circunferencial
estabilizadora de MCF D4/D5 fabricada
en termoplástico de 1.6 mm de grosor.
13
Para individuos con cuadriplegia C6, las órtesis son utilizadas para ayudar a promover
contracturas funcionales de los flexores de los dedos para desarrollar un agarre por
tenodesis (ver Capítulo 10). La tenodesis es descrita luego en este capítulo.
A excepción de diseños no articulares, las órtesis atraviesan por lo menos una articulación,
afectando la movilidad articular e influyendo en la tensión de los tejidos dentro de la
cápsula articular, ligamentos, tendones y piel.
En una amplia magnitud, el posicionamiento articular controla la tensión de los tejidos.
Tabla 2-1 Posiciones articulares Close-Packed y Loose-Packed, Posiciones de Mínima Presión Intra-articular
e Implicancias en el Tratamiento Ortésico
Articulación Posición Close- Implicaciones Posición Loose- Implicaciones Posición de Implicaciones
Packed Ortésicas Packed Ortésicas Mínima Presión Ortésicas
(Posición de Intra-articular
Descanso)
Facetaria Extensión Contraindicada Posición media
Apropiado en el
debido a la entre flexión y
posicionamiento
compresión del extensión para el collar
cartílago articular cervical
Glenohumeral Abducción y 55º de abducción, Posicionamiento 30º a 65º de
rotación lateral 30º de adducción postcirúrgico abducción, 0º
lateral para prevenir la rotación externa,
tensión cápsular 0º de flexión
Codo Extensión 70º de flexión, Posición de 30º a 70º de
(cubitohumeral) 10º de supinación descanso cuando flexión
la articulación
está inflamada
Muñeca Extensión con Posición neutral Flexión y Posición
(radiocarpiana) desviación radial con una leve desviación adoptada
desviación neutral espontáneamente
cubital en efusión
CMC de Pulgar Completa Posición media articular
oposición entre abducción y
adducción
MCFs de Dedos Completa flexión Preserva la Leve flexión Promueve la
longitud de los reabsorción de la
ligamentos laxitud de los
colaterales MCFs ligamentos
adultos colaterales MCFs
MCF de Pulgar Completa Leve flexión Posición
oposición recomendada
IFs Completa Preserva la Leve flexión Promueve la cuando se aplica
extensión longitud de los reabsorción de la una órtesis para
ligamentos laxitud de los descanso
colaterales IFs ligamentos
adultos colaterales Ifs
Cadera Completa 30º de flexión, 30º a 65º de
extensión, 30º de abducción, flexión, 15º de
rotación medial leve rotación abducción, 15º de
femoral lateral rotación lateral
15
En la mano, las articulaciones MCFs están close-packed cuando están en completa flexión
y las IFs están en close-packed cuando están en completa extensión (Fig. 2-15a). Esto es
importante al considerar el posicionamiento dentro de una órtesis, para que una mano
adulta preserve la longitud de sus ligamentos colaterales y mantenga los rangos completos
de movimiento MCFs e IFs. Los niños son menos susceptibles al acortamiento de los
ligamentos colaterales, debido a lo cual no requieren este posicionamiento.
En 1964 Eyring y Murray realizaron una sorprendente investigación sobre la presión intra-
articular utilizando un manómetro de agua conectado mediante agujas a articulaciones
humanas normales, efusionadas y cadavéricas. Sus descubrimientos son expuestos en la
Tabla 2-1. Ellos encontraron que las articulaciones efusionadas espontáneamente adoptaban
una posición de mínima presión, la cual corresponde cercanamente a la posición loose-
packed, con el fin de disminuir la incomodidad.
La implicancia de estos descubrimientos para la intervención ortésica es que cuando se
otorga una órtesis en una articulación efusionada, el objetivo debe ser relajar la articulación
en una posición de mínima presión intra-articular, disminuyendo el dolor causado por el
estiramiento que genera el exceso de líquido sinovial sobre la cápsula articular (ver Tabla 2-
1). Intentar posicionar de otra forma la articulación efusionada genera dolor, además de un
estiramiento no indicado para los tejidos inflamados.
Musculatura Intrínseca
La pasiva flexión MCF y extensión IF crea una tensión isométrica en los ligamentos
colaterales de esas articulaciones. Al mismo tiempo, este posicionamiento produce una
relajación de la musculatura intrínseca, especificamente de lumbricales e interóseos (Fig. 2-
16a). Esto parece ser una paradoja, ya que la misma posición es lograda mediante la
contracción activa de los lumbricales e interóseos. Cuando hay efusión en las MCFs, la
musculatura intrínseca se espasma, defensa natural del organismo para inmovilizar las
articulaciones inflamadas. De esta manera, la posición es denominada como intrinsic plus
position. La mantención prolongada de la esta posición puede causar, por el espasmo
muscular o por la órtesis, un acortamiento muscular intrínseco (llamado también tirantez
intrínseca). Consecuentemente, la órtesis para la mano reumatoidea adulta, debe posicionar
las MCFs en extensión (o ligera flexión) ejerciendo tensión isométrica en la musculatura
intrínseca. Además, debe informarse al cliente cómo estirar pasivamente su musculatura
intrínseca – flectando suavemente las IFs al mismo tiempo que realiza extensión de las
MCFs – cuando las articulaciones no estén inflamadas (Fig. 2-16b). En esta posición, los
músculos intrínsecos son máximamente estirados.
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Piel Dorsal
Músculos Extrínsecos
Posicionando pasivamente para lograr la flexión de muñeca, MCFs e IFs, se genera tensión
en los extensores extrínsecos de los dedos y en los extensores de muñeca, mientras los
flexores extrínsecos de los dedos y flexores de muñeca están relajados (Fig. 2-18a).
Inversamente, realizando extensión de muñeca, MCFs e IFs, se crea una tensión a través de
los flexores extrínsecos de los dedos y flexores intrínsecos de muñeca mientras los
extensores extrínsecos de dedos y extensores de muñeca están relajados (Fig. 2-18b). El
asunto es que un posicionamiento prolongado, que crea tensión sobre un grupo muscular,
causa su elongación hasta un punto que no logra generar suficiente tensión para mover las
articulaciones activamente en su rango completo. Inversamente, en ausencia de tensión
isométrica, un grupo muscular relajado puede acortarse.
Esto podría generar un daño nervioso periférico. Por ejemplo, cuando el nervio radial se
lesiona a nivel humeral, se produce una mano en gota, como se observa en la Figura 2-17c.
Los extensores extrínsecos pueden elongarse, mientras que los flexores extrínsecos pueden
contracturarse. La intervención ortésica debe posicionar las articulaciones para corregir las
fuerzas sobre los músculos y prevenir los cambios en la longitud muscular. Por ejemplo,
una órtesis de muñeca previene contracturas en sus flexores y aumenta la funcionalidad
manual (ver Fig. 1-3a).
Figura 2-18 (a) Flexión combinada de muñeca,
MCFs y IFs, que crea tensión en los extensores
de muñeca y extensores extrínsecos de dedos
(E), dejando los flexores de muñeca y flexores
extrínsecos de dedos (F) totalmente relajados.
(b) Extensión combinada de muñeca, MCFs e
IFs, que crea tensión en los flexores de muñeca y
flexores extrínseca de los dedos (F), dejando los
extensores de muñeca y extensores extrínsecos
de los dedos (E) totalmente relajados.
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El terapeuta debe estar consciente de las fuerzas que aplica o neutraliza la órtesis, y las
consecuencias que provocará esta manipulación.
Tenodesis
Individuos con daño en la médula espinal entre la quinta y sexta vértebra cervical (C6)
tienen inervación hasta el nivel de C6. Como resultado, el miotoma de C6 encargado de la
extensión de muñeca está intacto, mientras que los miotomas C7 (de los extensores de los
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dedos) y C8 (de los flexores de los dedos) no funcionan. Una persona con cuadriplejia C6
aprende a usar la extensión de muñeca para lograr la flexión de los dedos al agarrar objetos,
utilizando la natural función de tenodesis. Para soltar los objetos, el individuo relaja los
extensores de muñeca, permitiendo que la muñeca se flecte. Esto crea tensión en los
extensores de los dedos, los cuales a su vez, promueven la extensión digital. La
intervención ortésica puede ayudar a lograr el agarre mediante tenodesis, y a fortalecerlo
promoviendo las contracciones funcionales de los flexores de los dedos (ver Fig. 1-14).
Cada vez que se intenta tomar un objeto con un poderoso agarre, la muñeca se extiende
espontáneamente, demostrando la sinergia existente entre los extensores de muñeca y los
flexores de los dedos (Fig. 2-20). La extensión de muñeca es esencial para optimizar el
poder de los flexores de los dedos. El nervio radial inerva los extensores de muñeca. Si este
nervio se daña, la extensión se debilitará, perjudicando el poderoso agarre. Si los músculos
están completamente paralizados, como en el caso del daño del nervio radial, la extensión
activa de muñeca se pierde y la mano asume la posición en gota (Fig. 2-17c).
Similarmente, si los músculos inervados por el nervio cubital están paralizados, el poderoso
agarre está alterado debido a que el individuo no será capaz de flectar adecuadamente las
MCFs. La mano asume una parcial deformidad en garra, caracterizada por una
hiperextensión MCF y una flexión IF de los dedos anular y meñique (Fig. 2-17d) La
intervención ortésica podrá contrarrestar la posición de mano en gota y la parcial
deformidad en garra. Órtesis específicas para estos casos son descritas en los Capítulos 10 y
11.
Cuando se entrega una órtesis de muñeca a un individuo que necesita una gran garra o un
fuerte agarre, la muñeca puede ser posicionada en una extensión funcional, es decir, de
entre 15º y 30º, dependiendo de la tarea. El terapeuta debe observar el grado de extensión
de muñeca que logra naturalmente el paciente durante la ejecución de un poderoso agarre, y
replicarla durante el proceso de moldeo.
Cada dedo al flectarse se dirige individualmente hacia el hueso escafoides. La única flexión
que se da de forma pura en el plano sagital es la del dedo medio. Durante la flexión, la
articulación MCF del dedo índice rota levemente hacia el lado cubital, mientras que la
articulación MCF del dedo meñique rota levemente hacia radial (Fig. 2-23a). El dedo
meñique, al flectarse, logra una gran rotación con una pronunciada orientación radial en su
articulación MCF (Fig. 2-23b).
Cuando los cuatro dedos se flectan conjuntamente, la orientación hacia el hueso escafoides
si bien, es menos pronunciada, continúa siendo visible (Fig. 2-23c). Este fenómeno tiene
implicancias cuando se confecciona una órtesis dinámica o estática que tracciona los dedos
hacia la flexión (por ejemplo, cuando se daña un tendón flexor o para corregir contracturas
MCFs o IFs). Como se discute en el Capítulo 3, el terapeuta debe posicionar las poleas de
tal manera que al traccionar los dedos en flexión, éstos se dirijan al escafoides.
Mientras que la movilidad de los dos rayos (MC) cubitales generan fuerza durante un
poderoso agarre, los tres rayos radiales proveen a la mano de una fina precisión. El pulgar,
al oponerse al dedo índice, se abduce y rota logrando una pinza terminal, la cual es
comúnmente utilizada para coger objetos pequeños (Fig. 2-24a). En la pinza trípode el
pulgar se opone a los dedos índice y medio, y se utiliza, por ejemplo, al tomar un lápiz para
escribir (Fig. 2-24b).
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Cuando un objeto es tomado por medio de una pinza lateral entre el pulgar y el lado radial
del índice (Fig. 2-24c), el primer músculo interóseo dorsal contrarresta la fuerza aplicada
por el abductor del pulgar. El nervio cubital inerva ambos músculos. Como resultado,
cuando el daño de este nervio afecta la inervación de esos músculos, se altera o pierde la
pinza lateral.
Para facilitar la precisión funcional de la mano, el pulgar debe ser capaz de posicionarse
para contactar fácilmente a los dedos índice y medio. Si la órtesis diseñada deja el pulgar
libre, es importante que permita su rango completo de movimiento. Esto es logrado por
medio de la total exposición de la eminencia tenar. Para este propósito, el pliegue tenar
sirve como un adecuado punto de referencia, como se describe luego en el Capítulo 7.
Cuando una lesión nerviosa paraliza los músculos de la eminencia tenar, el pulgar asume
una posición de adducción (Fig. 2-17a y e). Si el primer espacio no está preservado por la
órtesis, cuando los músculos tenares se reinerven, no serán capaces de vencer la contractura
para oponer el pulgar. Consecuentemente, para preservar la movilidad del pulgar y lograr
las pinzas terminal o trípode, se requiere mantener el primer espacio (Fig. 2-26).
25
Esta consideración requiere que el cliente registre y analice los tipos de actividades que
desempeña. Una órtesis ideal puede tener un posicionador de muñeca que el cliente pueda
ajustar fácilmente para cambiar el ángulo de flexo-extensión, de la misma manera que las
prótesis de mano que cuentan con una unidad de flexión de muñeca.
Contenido también en el túnel del carpo está el nervio mediano, el cual posee fibras
motoras destinadas a los músculos tenares y fibras sensoriales provenientes del tercer MC y
mitad de los dedos. La rama palmar superficial (sensorial) del nervio mediano cursa sobre
el retináculo flexor. Como resultado, cuando aumenta la presión en el interior del túnel del
carpo debido a una inflamación de la vaina sinovial, por una inflamación del tejido local, o
por una flexión de muñeca, la alteración sensorial es percibida en los dedos radiales (2º, 3º)
y no en la palma de la mano. Esta parestesia local es típica del síndrome del túnel del carpo.
Si persiste la compresión del nervio mediano, las fibras motoras son afectadas
secundariamente, causando síntomas tardíos de debilidad muscular en la región tenar.
Algunos estudios han demostrado que la inmovilización ortésica de la muñeca en posición
neutral o en leve flexión disminuye la presión en el túnel del carpo, aliviando la compresión
nerviosa.
Inflamación
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Como se discutió anteriormente, el terapeuta debe evitar causar inflamación por estrés
excesivo al intentar corregir una contractura. Más aún, la aplicación de un suave
estiramiento es contraindicado en presencia de inflamación. Los esfuerzos por resolver la
contractura del tejido blando inflamado deben esperar hasta que la inflamación haya
declinado. Estas indicaciones son particularmente importantes en clientes con artritis
reumatoídea, disreflexia autonómica y hemofilia, cuando los tejidos se encuentren aguda o
crónicamente inflamados.
El uso de órtesis estáticas para promover el reposo local reduce la inflamación. Además, la
órtesis protege los tejidos inflamados de las fuerzas estresantes y movimientos que
pudiesen agravar su condición y promover la deformidad. Cuando el proceso inflamatorio
declina, también lo hace el dolor. Entonces se hace más agradable utilizar el segmento
corporal afectado en actividades.
El terapeuta debe estar consciente que al inmovilizar una articulación, por ejemplo, la
muñeca, genera un incremento de estrés sobre las articulaciones adyacentes, las cuales
podrían llegar a inflamarse o subluxarse.
Artritis Reumatoídea
Daño Tendinoso
Espasticidad
Otra controversia esta dada por la órtesis estáticas versus las dinámicas. La órtesis estática
es utilizada para mantener la mano en una postura de inhibición refléxica por periodos
prolongados de tiempo para facilitar la relajación muscular. Quienes apoyan las órtesis
dinámicas justifican que las fuerzas dinámicas de extensión proveen un estiramiento
uniforme de los músculos espásticos.
La abducción del pulgar ayuda frecuentemente a quebrar el patrón flexor. Esto puede
lograrse mediante la sujeción del pulgar en abducción como se muestra en el Capítulo 11.
Algunas órtesis de mano mantienen el pulgar y los dedos en total abducción con el fin de
inhibir la espasticidad flexora. La órtesis abductora de dedos con contención anterior puede
ser utilizada durante la realización de ejercicios de carga de peso de las extremidades
superiores.
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Otra estrategia es colocar un cono duro en la mano. Los dedos espásticos, al agarrar
firmemente el cono, crearán una presión profunda sobre las inserciones tendinosas en dedos
y palma, inhibiendo el tono muscular flexor. Por el contrario, algunos terapeutas prefieren
utilizar una órtesis blanda circunferencial que provea de un calor neutral, afectando los
receptores de temperatura del hipotálamo, y estimulando el sistema nervioso parasimpático
para promover la relajación. Órtesis blandas son apropiadas para facilitar la mantención de
cuidados en caso que se carezca de una rehabilitación activa o en caso que la órtesis sea
pobremente monitoreada de sus efectos adversos.
Independientemente del diseño de la órtesis, éstas deben ser consideradas como conjuntas a
la terapia, para ayudar a mantener el rango de movimiento y la relajación lograda por las
técnicas de reducción de tono muscular.
En el año 1791 John Hunter (Inglaterra) fue el primero en reportear el exitoso tratamiento
de la fractura proximal de fémur por medio de carga de peso. En 1855, H.H. Smith
(Filadelfia) informó su éxito en el tratamiento de fractura evitando la cirugía y el reposo
prolongado en cama. Al mismo tiempo, los alemanes desarrollaban la “terapia de marcha”
como una herramienta para la rehabilitación de fracturas, siendo utilizada en toda Europa.
Sin embargo, con el aumentado costo del equipamiento, y el desarrollo de la tracción
esquelética, la terapia de movilización dejó de privilegiarse, y por muchos años el
tratamiento se centró en la inmovilización. Hasta hace poco, el tratamiento estándar de las
fracturas de las extremidades había consistido en reducir y mantener la fractura con un
molde de yeso, inmovilizando las articulaciones adyacentes por alrededor de 16 semanas.
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Las fracturas de húmero también son tratadas con órtesis, usualmente, 5 a 10 días posterior
al daño (Fig. 1-1a). Éstas deben permitir la completa flexión y extensión de codo, y la total
abducción de hombro. Sarmiento recomienda realizar ejercicios en forma de péndulo de
gravedad en el hombro tan pronto como los síntomas agudos hayan disminuido,
previniendo la capsulitis adhesiva. De este modo, se debe fomentar la actividad muscular
del antebrazo y mano con el fin de reducir la inflamación distal. Fracturas de cúbito pueden
ser manejadas con órtesis de fractura, siempre cuando no estén asociadas a daño del radio o
de las articulaciones adyacentes al sitio de fractura (Fig. 1-1b).
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Como en el caso de una fractura de tibia, el tratamiento inicial se realiza mediante un yeso
completo que inmoviliza codo y muñeca. Cuando el dolor y la inflamación han disminuido,
luego de 1 semana, el yeso es reemplazado por la órtesis de fractura. Algunos protocolos de
tratamiento temprano recomiendan limitar la pronación y supinación durante el proceso de
cicatrización. Sin embargo, esta prolongada restricción es vista como innecesaria. La órtesis
de fractura de cúbito debe permitir un total rango de movimiento de codo y muñeca, con
una mínima limitación de la pronación y supinación. De esta manera, la movilidad activa de
la extremidad superior debe ser estimulada.
Desde 1991 Sarmiento ha utilizado órtesis para fracturas de radio y cúbito luego de 2
semanas de inmovilización con yeso para estabilizar la fractura. Diferente a otras órtesis, la
diseñada para la fractura radio-cubital posee un bloqueo supracondilar a la extensión para
prevenir la extensión de codo pasados los 60º. De esta manera, se restringe la supinación y
la pronación.
La órtesis de fractura puede ser removible, con apertura ajustable, o cerrada. Una órtesis
removible permite la limpieza y aireación de la piel. Además, al ajustarse con velcros se
puede acomodar a los cambios dados en la circunferencia de la extremidad debidos a la
fluctuación en el edema o atrofia. Sin embargo, cuando una órtesis es removible, es muy
importante educar al cliente en relación a los tiempos de uso. El cliente que presenta
dificultad para adherirse a este protocolo, no es un buen candidato para el uso de esta
órtesis.
Manejo de la Cicatriz
Después del cierre de la capa del nuevo epitelio de la piel dañada por quemaduras o por
otros traumas, la subsecuente fase de remodelamiento del proceso de curación está
caracterizada por la retracción del tejido cicatricial. Durante esta fase, es muy importante
mantener la extensión de la piel. La retracción del tejido cicatricial ha sido atribuido a la
acción de los miofibroblastos. Estas células distintivas, encontradas en los tejidos
conectivos cicatriciales, contienen miofilamentos contráctiles similares a los de la célula del
músculo liso. Los miofibroblastos traccionan los bordes de la cicatriz como si fuesen un
cordel, causando frecuentemente contracturas de la piel y pérdida de la movilidad articular.
La presión continua – aplicada con vendaje elástico, prendas elásticas, tape adhesivo,
elastómero – es más efectiva en el control de la formación de colágeno si es aplicada
pulcramente, antes que el tejido comience a hipertrofiarse. Si el tejido ya ha comenzado el
proceso de hipertrofia, la presión puede ayudar a suavizar y aplanar la cicatriz, siempre y
cuando aún esté remodelándose, lo cual es observado en su apariencia rosada. Como la fase
de remodelamiento aparenta terminar cerca de la 2º semana posterior al daño, el
enrojecimiento palidece y los niveles de vascularidad y oxigenación retornan a niveles
normales. La cicatriz madura resultante es menos sensible a la presión que aplana la
hipertrofia residual.
La intervención ortésica para los clientes con quemaduras debe enfocarse en mantener o
restaurar el rango de movimiento articular y optimizar la apariencia de la nueva piel. El
remodelamiento del tejido cicatricial es influenciado favorablemente por la compresión, la
cual suprime la sobreproducción de colágeno y contrarresta la acción de los miofibroblastos
que retraen la piel. Si se han desarrollado contracturas, la órtesis puede ser utilizada para
ejercer una suave y prolongada fuerza tensil que dirigirá los fibroblastos para crear largas
fibras de colágeno, orientadas en dirección de la tensión. En esta situación, el entorno rico
en oxígeno, es desventajoso ya que la acelerada producción de colágeno favorecerá la
contracción del tejido, que crecerá rápidamente bajo la influencia de la tensión.
El uso de la compresión como terapia para controlar la hipertrofia de las cicatrices fue
desarrollada en medio de los años 60’s, mediante el uso de órtesis, vendaje o prendas
compresivas. Sin embargo, la dificultad para cubrir áreas cóncavas el cuerpo, como
alrededor de las clavículas, genera un insuficiente control del tejido cicatricial en estas
áreas. El elastómero de silicona fue introducido tempranamente en los años 70’ como
tratamiento adjunto al uso de órtesis o prendas compresivas, para cubrir precisamente el
contorno del tejido cicatricial.
En el inicio de los 80’, al cubrir con gel de silicona se había encontrado el control del tejido
cicatricial en ausencia de compresión. A través de un mecanismo no bien definido de
acción, el gel de silicona hidrata, suaviza, y aplana las cicatrices; acorta la maduración de la
cicatriz; previene las retracciones; y mantiene el rango articular de movimiento. El gel de
silicona es flexible y se adhiere a la piel; de esta manera es un medio autosuficiente para el
manejo de la cicatriz. Alternativamente, puede ser colocada en superficies internas de la
órtesis si ésta es moldeada sobre el área de la cicatriz.
Otro medio para suavizar el tejido cicatricial es el yeso de París. Éste es utilizado para
formar órtesis estáticas seriadas circunferenciales de dedos, para corregir contracturas en
flexión de las IFs. Se pueden utilizar alternativamente láminas de termoplástico de 1.6 o 2.4
mm de espesor.
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RESUMEN
La longitud y la fuerza tensil del tejido conectivo denso cambian en respuesta a los
requerimientos de sus patrones de uso: se atrofian cuando se disminuyen las fuerzas
habituales, y crecen cuando se mantienen en una posición de suave estiramiento, dentro de
su rango elástico. Las células son sensibles a la tensión y las fibras colágenas crecen a lo
largo causando elongación, debido a un suave y prolongado estiramiento que promueve el
crecimiento de tejidos blandos.
Las fuerzas correctivas deben ser bajas o suaves. El cliente debe sentir tensión pero no
dolor.
Los tejidos conectivos deben ser óptimamente estresados para mantener su estado o para
promover su crecimiento y estiramiento. Éstos responden adversamente al estrés de
deprivación y al estrés de sobrecarga.
Asegurar que el pulgar pueda oponerse fácilmente a los dedos índice y medio.
Para el síndrome del túnel del carpo, se debe posicionar la muñeca en neutro o en leve
flexión.