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UNIVERSIDAD MARIANO GALVEZ DE GUATEMALA ESCUELA DE

HUMANIDADES TRABAJO SOCIAL

CURSO:

Metodología para la Intervención Grupal

CATEDRATICA:

Verena Janette Reyna Baños.

ESTUDIANTE:

Edvin Josué Trujillo Góngora.

TRABAJO:

Historia de la Violación de los Derechos Humanos en Guatemala.

SEMESTRE:

3 Semestre.

CARNET:

7017-18-20107

LUGAR Y FECHA:

Santa Elena Flores, Petén 21 de Septiembre del año 2,019.


EL TRABAJADOR SOCIAL EN EL TRABAJO DE GRUPO

En el trabajo social la intervención profesional está sustentada en conocimientos comprobados

que explican las problemáticas sociales. Siempre que se aborda una situación atinente a la

cuestión social se parte de una concepción sobre el problema, luego en la práctica se verá las

características particulares que adquiere el mismo.

Mediante un proceso de reflexión teoría – práctica – teoría, se construye el camino de

comprensión, explicación y resolución del problema particular. Desde aquí es que en la

definición antes mencionada, se diferencia la intervención profesional de una práctica de

voluntariado social sustentada en el sentido común.

El trabajo social recibe la influencia de diferentes vertientes teóricas explicativas de los

fenómenos sociales, las que se producen al interior de las Ciencias Sociales. Esto es así, dado

que las situaciones en las que se encuentran implicados los sujetos sociales son redes de

relaciones altamente complejas que para su comprensión y explicación requieren del aporte

conceptual elaborado desde diferentes perspectivas.

En definitiva, podemos realizar una síntesis que defina la función del trabajador social como

la persona que mediante la aplicación de distintas teorías y metodologías, realiza actividades en

busca de la gestión efectiva de los recursos existentes y su aplicación, para conseguir que los

individuos sean capaces de resolver los conflictos derivados de las relaciones humanas.

Así, basándose en valores tales como la igualdad, la libertad o la dignidad del ser humano, el

trabajador social se encargará de derribar aquellas fronteras sociales que impiden el correcto

funcionamiento de la sociedad, fronteras que sin duda están construidas sobre sólidos cimientos

fundamentados en las desigualdades o injusticias de las que sin duda, todos somos conscientes.
Para conseguir todos estos propósitos, un trabajador social debe ser, por regla general, una

persona con un fuerte compromiso social y rechazo a la inmoralidad, la falta de derechos o los

abusos a personas que no cuentan con los recursos necesarios para defenderse. Pero no solo vale

con tener una fuerte responsabilidad social, pues lo normal es que aquella persona que quiera

ejercer de trabajador social adquiera la formación necesaria para aplicar la teoría adecuada en las

situaciones adecuadas.

Existen diversos caminos, todos ellos válidos, para poder obtener la base necesaria para el

correcto desarrollo de las funciones del trabajador social. Hay personas que optan por realizar un

Grado en Trabajo Social y otras que optan por realizar distintas acciones formativas

relacionadas. En el primer caso, son muchos los que optan además por complementar su

formación con algún máster profesional, como por ejemplo, un máster para trabajadores

especializados que requieran de un empujón para conseguir completar su formación, y adquirir

los conocimientos necesarios que les permitan trabajar con distintos colectivos, como

drogodependientes, inmigrantes o discapacitados.

Sin duda, la importancia de la formación en este ámbito profesional es tal, que solo con una

buena base académica se pueden alcanzar las habilidades personales y profesionales necesarias

para alcanzar un buen futuro como trabajador social.

El Trabajar en grupo posibilita la participación social, ya que se crea un clima de confianza

que favorece la incorporación y, por tanto, se crean las condiciones que sirven de soporte

fundamental, no solo para el desarrollo de habilidades, sino también para actuar

comprometidamente, lo que su vez se traduce en una actitud responsable y en el

crecimiento personal.
El grupo puede proporcionar una retroalimentación más rica y variada de la que puede aportar

un solo individuo a otro, incrementa las expectativas de cada persona ante el problema y hace

disminuir la ansiedad del sujeto al enfrentar la tarea, al ver que no está solo y que otros enfrentan

un problema similar.

Al origen de un grupo le es atribuible siempre alguna intención, ésta puede ser más o menos

formal, con una proyección pro social o no. Ahora bien, si se pretende poner en práctica

alguna estrategia para lograr efectos modificadores al interior del mismo, hay que tomar en

consideración que el grupo se consolida como entidad en la misma medida en que tal

intencionalidad adquiere algún sentido para todos y cada uno de sus miembros, autorregulando

su comportamiento en pos de la actividad que los sustenta para la consecución del propósito o

meta que está vinculado con dicha intencionalidad.

Trabajar en grupos tiene múltiples ventajas tanto para las personas como para

las instituciones donde esta modalidad se pone en práctica. Se trabaja con menos tensión, se

comparte la responsabilidad, el enfrentamiento a los problemas es menos angustioso, se genera

confianza y seguridad, en fin surgen nuevas formas de enfrentar el problema.

La necesidad de ejercer el liderazgo es fundamental en el trabajo social, ya que en el ejercicio

de la profesión se basa en el contacto con las personas, es por esto que el profesional debe saber

utilizarlo y saber en que momentos ejerce los distintos tipos de liderazgo, por esta razón es que el

liderazgo se vuelve versátil para los trabajadores sociales, ya que deben adecuarse al contexto en

que se este interviniendo, al situarse en la realidad según la temática que se esté abordando

implica desarrollar habilidades en el profesional que con un adecuado accionar puede captar

mejor la realidad, facilitar, organizar e intervenir de una manera eficaz y eficiente. Como
ejemplo de actuaciones profesionales en distintos contextos como trabajar en comunidad, donde

se busca que el trabajador social solo sea un facilitador de la información o de las posibles

soluciones, pero el principal rol este es generar la autonomía en los sujetos de intervención, para

que no dependan de la ayuda de un profesional y para que puedan gestionar auto-ayuda en

problemáticas futuras. Es así que posicionarse en algún tipo de liderazgo dependen del contexto,

temática y los sujetos de intervención.

Entendiendo a la sociedad como espacio social, indudablemente que los sectores que la

constituyen se interrelacionan e influyen mutuamente, generando campos de posiciones con

objetivos, intereses y capitales que se ponen en juego y modifican permanentemente la dinámica

social.

De tal modo que no se puede conocer la realidad social y la situación de los agentes sociales,

las organizaciones, ni el sentido de sus prácticas sociales desde una visión parcializada y

prescindiendo de la comprensión del contexto en el cual ocupan una posición.

Un campo social se define a partir de una configuración particular de posiciones y de un

sistema de relaciones que se establece y se estructura de acuerdo con los intereses y objetivos de

los agentes sociales y a la distribución de los capitales que le permitan acceder o no al logro de

los mismos.

Las dimensiones de la sociedad se manifiestan en: el plano político (representaciones), en el

plano económico (mercado), y en el plano social (producciones socio culturales).

La sociedad civil es entendida como el lugar en el que los agentes sociales construyen y

movilizan sus producciones socio cultural y donde se constituyen diferentes organizaciones en

las que esos agentes se ubican y se relacionan con otros.

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