Por:
A través del siguiente ensayo pretendo promover una discusión mediante una reflexión
crítica, sobre la formación de magísteres y doctores en Colombia, a partir de las realidades
y preocupaciones de un ciudadano promedio; al igual que su participación después de la
obtención del título en la producción del conocimiento científico:
El profesional de hoy es un ser que está haciendo la transición del paradigma científico –
tecnológico (donde su objetivo es la formación y capacitación constante del profesional
para trasformar la realidad y la verdad a partir del insaciable dinamismo de la producción
de conocimiento y los adelantos tecnológicos) al paradigma económico – familiar (donde
su objetivo es el desarrollo social y humano de la familia aprovechando todo tipo de
oportunidad para producir dinero, aunque las labores no coincidan con las competencias del
perfil de formación profesional); primando más que el desarrollo de la ciencia y la
tecnología, el poder contar con los recurso económicos suficientes para generar una buenas
condiciones de vida a la familia.
El alto reporte de necesidades básicas insatisfechas de las familias, como resultado del
índice de desempleo en Colombia, han generado una maratón desbordante de la inclusión
de profesionales desempleados o con empleos informales en programas de maestría y
doctorados, con la firme certeza de que un título de posgrado, abrirá puertas y brindara
mayores oportunidades laborales para mejorar la calidad de vida de la familia. Esta acción
recurrente se presenta en términos del desarrollo social y humano de las familias y, la
sensación de confort (en salud, educación, vivienda, recreación, vestido, ect) de quienes la
integran; mucho más que a través de una concepción movida por el desarrollo del
conocimiento como elemento primordial de la transformación y revolución científica del
mundo de hoy. Es decir, que el colombiano promedio de hoy accede a los programas de
posgrado no porque su mayor prioridad sea convertirse en un eje dinamizador de los
procesos de investigación y producción del conocimiento científico para aportar a la
historia de las ciencia, sino porque le preocupa la familia y quiere generar un mejor estar
para los suyos.
Seguramente se estarán preguntando que tienen que ver esto con el papel de la
epistemología en los programas de posgrados?... pues les digo que tiene que ver mucho…
pues si recordamos a Martínez (2002: 23) quien expresa: “Un conocimiento de algo, sin
referencia y ubicación en un estatuto epistemológico que le dé sentido y proyección, queda
huérfano y resulta ininteligible; es decir, que ni siquiera sería conocimiento”. Lo que
podríamos introducir y analizar a través de otro de sus interesantes raciocinios: “…algo así
como el trasfondo existencial y vivencial, el mundo-de-vida y, a su vez, la fuente que
origina y rige el modo general de conocer, propio de un determinado periodo histórico-
cultural y ubicado también dentro de una geografía específica, y, en su esencia, consistiría
en el modo propio y peculiar, que tiene un grupo humano, de asignar significados a las
cosas y a los eventos, es decir, en su capacidad y forma de simbolizar la realidad”. Por
consiguiente cada investigador ve con sus propios lentes la realidad estudiada según sus
estructuras de pensamiento y maneras de percibir y actuar sobre el mundo.
BIBLIOGRAFÍA