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CAPITULO 1:

Los Programas de Salud del CAAP

1. LA BASE SINCRÉTICA DE LA MEDICINA NüR-ANDINA

La más fuerte quizá de las constataciones vividas por quienes hacemos


el CAAP, fue y sigue siendo ese juego de contrastes entre los paradigmas de
la modernidad y los de la tradición que modelan la vida cotidiana en las
regiones indias de la sierra. Este proceso único que, al decir de Roger
Bastide, atestigua la dinámica de interpretación continúa de matices cul­
turales distintos, se hace privilegiadamente visible en las prácticas tera­
péuticas que informan a las medicinas campesinas, más aun cuando el dete­
rioro sostenido de las bases productivas, sociales y ambientales de las eco­
nomías campesinas, predisponen una cada vez más grave crisis de salud
entre la población indígena.

Esta situación, agravada por la debilidad logística e inadecuación cultural


de los recursos y las prácticas de atención y cobertura de la salubridad oficial,
han activado las capacidades de interacción y adaptación de las terapias
tradicionales con las formas de curación derivadas de la medicina... buscando
en medio de las crisis epidémicas, nuevas eficacias en los recursos tradicio­
nales mediante una variada lista de fusiones interacciones o simples
matizaciones con los insumos que ésta última ofrece, sea en el sitio de
encuentro entre medicina y enfermedad, sea en los mercados locales.

Eran las fonnas y contenidos que asumen tanto las crisis regionales de
salud, como el encuentro entre las terapias campesinas con la medicina
realmente existente, las que fueron configurando entre nosotros méto 10s de
aproximación específicos, objetos de investigación y propuestas de capa­
citación, al interno de una experiencia programática continúa. Esto dio
lugar en el CAAP a una tradición interpretativa de la crisis de salud que
golpea al mundo rural serrano. Hemos escogido ahora un conjunto de
trabajos realizados por los equipos de salud del CAAP en las comunidades
del cantón Otavalo, Latacunga y Pujilí, en la cuenca alta del Toachi y en
Licto, Punín y Flores del cantón Riobamba. Estos trabajos se sustentan en un
mismo núcleo metodológico que podría ser sintetizado así: las
enfermedades prevalentes de impacto local y regional, nos muestran la
persistencia invariante de un conjunto de factores sociales, productivos y
ambientales que predisponen una continua crisis de salud.

Las terapias tradicionales, impelidas a responder, son forzadas a um­


brales límites de su eficacia, donde optan por una interacción dmmática con
la medicina realmente existente y, con relativo éxito, enfrentan y atenúan
episodios de morbilidad. Los componentes sociales de las terapias puestas

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en juego, se-activan profusamente, dando lugar a nuevas maneras de
optimizar sus, recursos y de organizarlos en acciones de mayor alcance.

Esta construcción metodológica ha Permitido al CAAP,no sólo reconocer


con cierta profundidad Iéi naturaleza de las práctiCas médicas nor andinas
sino, antes que nada; desatar procesos de autbca:pacitación entre las comu­
nidades de varias regiones con sorprendentes logros en el campo de la pre­
vención, de manejo eficaz de cuadros. epidémicos y de organización de los
recursos sociales y materiales qu~ intervienen en la recuperaci6nde la salud.

Es poco menos que absurdo intentar encontrar ~ra en la sierra norte


del país, una medicina indígena conservada en estado puro; a pesar de que
su acción terapéutica logra, mucho mejor que la medicina académica,
IWtablecer el equilibrio multidimensional trastocado por la enfermedad, sin
embargo -como lo muestran los trabajos de este volumen-, su eficacia
disminuye a momentos de responder a faSes epidémicas que obviamente
éxacerban un. conjunto, de síntomas por sobre otros, provocando Una dis­
,minución del carácter integral de las terapias tradicipnales, que retroceden
ante la presencia de agentes etiol6gicos externos a su campo de reéono­
cimient~ e ·influencia terapéutica. El sistema simbólico y cognitivo de la me­
dicina nor andina, ~uestra procesos permanentes de síntesis y apropiación
de insumos y prácticas culturales de la medicina académica, así como,
también una permanente readectiación de las prácticas coloniales, todo esto
informado por matrices cosmológicas pre-lúspánicas.

La' coherencia cultural de la medicina nor andina es sorprendente,


constituyéndose en campo.priviíegiado de expresión de las identidades
étnicas'locales.

2. DE LAS PATOLOGIAS PREVALENTES A LA INVESTIGACION

LOCAL

Los programas de salud del CAAP, alimentados por la crítica que la


Qlgtitución 'venía haciendo al uniIateralismo de los modelos de desarrollo,

como también a la extrema parcialidad de las lecturas "clasistas" del

. campesinado, asumieron el reto de fortalecer una particular metodología de

indagación de la medicina nor andina.

Frente al totalitarismo racional del progreso, el autoritarismo Íiberal y' el


colectivismo liberador, el CAAP trabajaba en otra posibilidad: una sociedad

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multidimensional, construída por el encuentro de la diversidad socio cultu­
ral y política de sus sujetos;/la célula animadora de esta posibilidad se con­
cretó para nosotros en una corriente de interpretación y de acción basada en
la búsqueda de las autonomías y fuerzas endógenas de la sociedad, lo que
desembocó en la formulación de programas múltiples: articuladas a los
requerimientos de la producción agropecuaria, se sumaban acciones de
riego, salubridad, producción artesanal, crédito y salud.

Los programas de salud fueron en principio dirigidos por un interés


central: trabajar sobre las formas patógenas más extendidas en la sierra
norte y centro, tratando de reconstruir el tejido de mediaciones y
participaciones que se dan entre enfermedad y socio cultura, para luego
evaluar las potencias de la cura, en un plano que incorporase de hecho las
prácticas médicas culturales.

En todas las áreas rurales del CAAP se impulsaron procesos múltiples


de asistencia, capacitación e investigación dirigidos a cubrir esta primera
inquietud. Los resultados de estas investigaciones nos mostraron una
común realidad: '10s grupos rurales están sujetos a un constante deterioro
de su salud que no exlúbe modificaciones sustanciales, en un contexto más
o menos invariante:

Ausencia de estrategias de difusión y motivación en tomo a la salud,


observándose más bien improvización y réplica de ensayos asistenciales
no muy evaluados.

Falta de información sobre problemas de salud a niveles microregionales


así como de los conocimientos y percepciones que respecto a la salud
poseen los habitantes de esas zonas.

Presencia de concepciones y planes homogenizadores, sin consideración


de las cualidades socio culturales de los grupos.

Uso de mensajes y acciones de capacitación unidimensionales sin


referencia a las condiciones de receptividad de los sujetos a los que están
dirigidos; esta capacitación no se esfuerza por incorporar a los supuestos
beneficiarios de esos programas, como sujetos activos en su producción". I

1 Cifuentes, Mauro. "Una experiencia de auto capacitación en el medio indígena".


Documentos CAAP, Marzo 1991.

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A lo cuai habría que sumar la ya revelada ausencia de estructuras
sanitarias y la deficitaria incorporación del medio a políticas de prevención
y regulación preventiva.

Para llegar a este primer nivel de;constatación, el CAAP había: puesto en


marcha un dispositivo metodológico que combinaba tres recursos: la
atención médica pennanente en las comunidades, el registro de variables
epidemiológicas y culturales y las reuniones <;le capacitación (familiares y .
comunales). Estas acciones se realizaban de manera simultánea y
complementaria, haciendo de la capacitación, la participación comunal y la
investigación, componentes anexos en nuestra tradición programática.

Sobre la base de estos· resultados preliminares, los programas de salud


rural del CAAP decidieron centrar su ólcción en dos líneas fundamentales:
establecer el estado de la· medicina nor andina (sus agentes, sus recursos,
sus áreas de sincretismo) por un lado¡ por otro, incorporar decididamente al
conjunto progratnático del CAAP y con similar especialización operacional,
líneas de .investigación y capacitación en salud y medicina andina. Haremos
por ahora referencias generales al componente investigativo de los
programas ya que el capítulo final tratará ampliamente el de la capacitación,
en
aclarando sin embargo que, los hechos, la investigación yla capaci~ción
Siempre fueron entre nosotros, componentes interdependientes. La inves­
tigación insistió durante un tiempo más sobre el espectro de enfennedades
prevalenteS reportados en las regiones rurales de Otavalo. Latacunga­
Sigchas y el Hinterland de Riobamba¡ desde su base, tanto estadística como
metodológica, se reconoció la diversa gama de tratamientos y respuestas
emitidas desde l~s formas terapéuticas que actuaban SObre él espectro
patológico, ubicando sus raíces sociales y culturales y sus soportes
institucionales; personales y de rec::u:rsos. A un nivel menos diacrónico que
el anterior, la investigación buceó en las. estructuras epistemológicas de la
medicina t1.or andina: en algunos casos· se lograron. anamnésis
sistematizadoras de los frágmentos que, por tradició~ metodológica del en­
foque, teníamos más cerca: la valoración frío-ealiente en distintas situa­
ciones ecológicas, lascoínbinaciones fitoterapéuticas, el uso sincrético de los
fánnacos,las renovaciones acaecidas en el saber médico nor andino yen sus
agentes, loS comportamientos familiares y comunales ante la enfermedad,
etc. En accesos comp1ementariosj la investigación bordeó el.entramado de
vínculos que la medicina norandina ha establecido con la atención médica
formal, con la sanidad ambiental, con los discursos de causalidad y la
diagnósis occidental, con las formas sociaIes que organiza la atención·
médica estatal en el mundo rural.

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· Toda esta aventura puso gran parte de su esperanza en una metodología
de observación reiterada, que fue produciendo en el andar sus propios
instrumentos. Lps resultados delatan con fuerza el método utilizado; en
efecto, los trabajos que aquí presentamos, todos ellos aludiendo a la medici­
na nor andina como noción inspiradora, no ocultan la brecha de una
verdadera antinomia: en buena parte de los mismos se considera a la
medicina andina como un principio de generalidad esencial, como una
entidad capaz de sostener, sin necesidad de explicarlos, todas las (onnas
individuales y particularizadas de lo que se denomina varias veces como
"terapias no-fonnales".

Varios de los textos que el lector podrá revisar en este volumen, denotan
ese anhelo de calificar comportamientos y prácticas, atribuyéndoles la
cualidad, un tanto imperativa, de ser fieles reflejos de la "medicina
tradicional"; esto, que ha llegado a ser muy común en el círculo de los
investigadores de la "etno- medicina", es por suerte sólo una sombra en los
trabajos del CAAP que no oculta el esfuerzo hecho para explicar el sentido
de esta abstracción. Y aquí el otro polo de la antinomia: en otras partes de
estos mismos textos, se considera al fenómeno de las acciones y compor­
tamientós socio terapéuticos como individualizaciones aisladas a las que se
les otorga, en todos sus elementos y a menudo en su parte más ínfima,
cualidades singulares, cualidades por esencia incomparables entre unas y
otras. Esta antinomia que vela secretamente los textos presentados, se
explica por las limitaciones del método usado: en efecto, estando la
investigación irremediablemente sujeta a contextos locales y realidades
singularísimas y obligada -por lealtad a los requerimientos de la capaci­
tación- a desarrollarse a partir de continúas y densas observaciones, plan­
teaba desde el inicio un límite notorio: llegar a una síntesis teórico~
metodológica, no era posible sin recurrir a destrezas y tiempos eximidos de
las obligaciones de la atención y capacitación; de ahí que los trabajos
respiran una atmósfera algo irracionalista, que pretende que sólo las
intuiciones completamente matizadas pueden llevarnos a contactamos con
las cualidad de la medicina nor-andina... una atmósfera que intenta captar
la cualidad en su esencia a partir de sus matices ... la cualidad viviendo
"inmediatamente", como si la vida sensible sobre- individualizara la
individualidad del hecho ofrecido a la observación. Una lectura atenta, que
se mantenga en los bordes de esta velada antinomia, nos muestra tanto las
fugas más teóricas, responsables de los intentos de abstracción que se hacen
sobre el carácter de la medicina nor-andina y también las formas
particulares de la terapéutica rural, que son susceptibles de definiciones
experimentales precizas. En tal sentido los trabajos de este volumen son

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totalmente abiertos, no exhiben pretensiones de generalidad, antes bien, .
dejan fluir nuevas inquietudes y modos sugerentes de enfrentar la
éomprensióil de la m~dna andina.

. De otra parte, los trabajos realizados insinúan una ruptUra con el hoy
muy extendido .punto de vista "folclórico'" de las terapias inc:ií¡is. Durante
largo tiempo se ha creído que, para el estudio de la medicina andina, los
caracteres más man,ifiestos (recursos, agentes, prácticas) eran los más
esenciales; es así como la fitoterapia, que corresponde a expet:iencias
médi4lS manifiestamente distintas, ha dado lugar a la creencia de que ésta
por sí sola explica la sustancialidad de la medicina andina; este elemento,
junto a otros~ cómo es la presencia del s~smo, han configurado más
una cosmología, que los elementos básicos para un estudio experimentalde
la medicina andina; de ahí que los estudios que se presentan sean de
mu'chas maneras, más que una fenomenología de los objetos que .
constituyen esta tradición terapéutica; uná fenomenología de su estructura
socio cultural. De ahí que el sabor "antropológico" de estos trabajos no sea .
gratuíto; denuncia a mi mOdo de ver, una discontinuidad ~ ciernes: ante la
hasta hoy poco cuestionada "continuidad roltural"presente sobre todo en
la "medidna tradicional" indígena, los estudios cuyo eotttéXto se apoya en
una epidemiología de las crisis de salud local y regional, nos muestran un
campo fracturado, de textura múltiple, invadido por aleaciones profundas
entre las tradiciones médicas indias y'Ia fonnación terapéutica moderna, en
una correlación de predominio asimétrica y donde -a pesar de latentes
. 'confrontaciones-, se impone el sentido de la eficacia y la brevedad de la
. cura. La medicina andina'V'a diluyéndose como objeto (de investigaci6n)
dando lugar al fraccionamiento y la dispersión de sus componentes
forzadOs a reorgarrlzal'se en. función de un hecho quizá menos cósmico pero
más urgente para la vida: la extensión de la enfermedad entre las pobla­
ciones rurales. Cuando esto ocurre, es difícil mantenerse en una cosmología
de las tradiciones médicas del país y se requiere fundar una epísteme que
no sea Continuidad sino ruptura e inauguración de otro enfoque: una sodo­
. lógica de las formas terapéuticas que se usan en el país... que es en
definitiva una racionalidad distinta actuando sobre el problema. Est@.
dificWtad no es un obstáculor es la condición misma de un proceso de
investigación fundado en la ruptura, cuyo dinamismo -a pesar de la
aparente elementaridad de sus métodoS-, exige esfuerzos nuevos.

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