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Universidad de Concepción

Facultad de Cs. Sociales


Carrera de Sociología

Marisol Soto Arancibia


Profesor: Claudio Gonzales Parra
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Reconstrucción Historiográfica de los Pueblos Indigenas en Chile:


“El Mapuche Urbano en Santiago”

¿Cómo se va configurando y modificando la identidad cultural del pueblo nación


Mapuche en la capital? ¿De qué forma se fueron traduciendo los cambios en la vida
cotidiana? La principal motivación de este trabajo es averiguar y reconstruir la historia o bien
la historiografía de los Mapuches en Santiago, poder averiguar e identificar los procesos que
se enfrentaron al cambio de pasar a vivir mayoritariamente en sectores rurales a la ciudad, y
la pérdida/adquisición de elementos culturales al momento de enfrentar la vida en un nuevo
territorio. Así mismo, se pretende conocer el significado que los actores le otorgan a los
elementos que se van modificando en su diario vivir en un lugar donde abundaba (y de alguna
manera aún abunda) la discriminación, la invisibilización y la poca inclusión, como es el caso
de la adaptación a prácticas culturales propias de su nuevo entorno, en el cual los Mapuches
se ven envueltos, provocando un choque con sus costumbres de origen. Esta situación se
considera como parte de un proceso, donde los sentimientos que este les genera, se ven
marcados en tanto toman consciencia de lo que experimentan y del impacto que produce esto
en sus vidas.

Sobre lo anterior es posible observar, por ejemplo, en casos como el sistema de educación
escolar, donde en colegios municipales o públicos se les está enseñando mapudungun, donde
las señaléticas también están escritas con esta misma lengua, para que, de alguna manera, se
de cuenta y se visibilice la cultura mapuche desde temprana edad. Otro caso de inclusión es
que se está dando, es en las instituciones como la Corporación Nacional de Pueblos Indígenas
(CONADI) y los departamentos indígenas en las municipalidades, que dan cuenta del trabajo
y proyectos de inclusividad de la cultura Mapuche en la capital, como una manera de
retribución de reintegración a practicas y tradiciones que existen, para fomentar un poco más
el significado de la cultura mapuche en la ciudad.

Reconstruir la historia del pueblo nación mapuche en Santiago, tiene una larga historia,
si bien, diferentes documentos sobre todo de historia dan cuenta que estos no se establecieron
primigeniamente en esta zona a diferencia de todo el sector centro sur, estos luego de
diferentes procesos de usurpaciones y empobrecimiento, tuvieron que emigrar a zonas
urbanas para su subsistencia, fue en ese momento cuando se erradican un gran numero de
este pueblo nación en la capital. Se puede evidenciar, no solo a través de estudios, sino por
medio de la experiencia personal, como habitante de Santiago, que los Mapuches y la
percepción de estos ha ido mutando, desde procesos de discriminación y negación de un
pueblo que hasta el día de hoy a luchado y resistido, con una visión poco integradora y llena
de prejuicios, donde “en la medida de lo posible” se ha tratado de generar políticas y procesos
más inclusivos, en lo social y cultural.

Una de las causas que más influyó en la migración campo ciudad (específicamente
Santiago), fue el empobrecimiento de las comunidades, que se remonta a finales del siglo
XIX y fue originada por un sistema de tenencia de tierra que provocó usurpaciones y ventas
irregulares, así como por la reconversión de la economía rural regional. Este proceso se
intensificó en la segunda mitad del siglo XX (Bello, 2002) tras la promulgación del Decreto
de Ley 2.568 de 1979, que hace referencia a la división de las tierras indiǵ enas y la
liquidación de las comunidades, bajo la dictadura civ́ ico militar, determinando que muchos
mapuche llegasen a vivir a los sectores periféricos de la ciudad durante la década de 1980
(Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, 1979). De este modo, actualmente la Región
Metropolitana acoge a uno de los grupos más grandes de mapuche con dos y tres
generaciones nacidas en la ciudad (INE, 1992, 2002).
En Santiago, los mapuche migrantes se enfrentaron a una ciudad racista, con escasez de
viviendas y una oferta de trabajos mal remunerados y de gran demanda horaria. Este contexto
promovió una serie de tomas de terreno en las comunas periféricas de la ciudad organizadas
por vecinos de diversas procedencias, que fueron gestando un sentido de pertenencia y
promoviendo la asociatividad en torno, fundamentalmente, a la organización barrial. Aunque
una conciencia étnica no estaba tan presente durante los primeros años (Campos, 2002),
producto de la discriminación hacia lo indiǵ ena, sí primaba una enorme sensación de soledad
y desamparo que fue impulsando la búsqueda de la comunidad perdida en la ciudad.

Si bien es importante dejar en claro mencionar que las problemáticas del pueblo Mapuche
son de tipo históricas, como se ha mencionado anteriormente, apuntan a una discriminación
y transgresión de derechos, que se traducen en problemas asociados a la toma de sus
territorios o usurpación de los terrenos, militarización, pobreza e infertilidad de las tierras, el
cual la gran mayoría se debe a la ocupación de las grandes empresas en territorio ancestral.
Esto también conlleva a otras problemáticas que tienen que ver con factores socioculturales,
como es el caso de la pobreza y la introducción de prácticas que no son propias de los pueblos
indígenas.

En la actualidad, estos conflictos están lejos de terminar, es más, siguen siendo


preponderantes y objeto de múltiples hechos noticiosos, como también objeto de múltiples
estudios. Uno de estos problemas actuales, nuevamente se vincula a un conflicto histórico,
que es sobre la reducción del espacio real de sus tierras esto surge a partir de los títulos a
merced, por lo tanto, se crearon asignaciones por instituciones provenientes del Estado que
después terminaron siendo ocupados por colonos. Lo que también permitió que se replicara
en el tiempo de la Unidad Popular, a través del proceso de la reforma agraria, el cual tuvo
un efecto de ayudar a los campesinos, resultando nuevamente, el favorecimiento a colonos
y relegando a un segundo lugar a la comunidad Mapuche.

Luego de muchos procesos donde se perdieron y se usurparon terrenos abalados y


respaldados por leyes oficiales, provocó una restructuración en dicho pueblo, sin embargo,
se desprende otra problemática en esta reformulación, desde una perspectiva cultural, puesto
que los mapuches, de alguna manera, se fueron adaptando a y fusionando a una cultura que
no es la propia. La situación de las comunidades ha resultado en la actualidad en la reducción
del espacio real de sus tierras, aumento de la población, empobrecimiento de sus suelos y
transformación social producto de la pobreza.

Dentro de este contexto, se hace necesario comprende que uno de los fenómenos que el
Mapuche urbano fue experimentado fue un proceso de aculturación que es muy propio del
fenomeno de la migración, indudablemente son temas que se vinculan entre sí, ya que implica
una serie de procesos que pueden afectar su adaptación a la nueva sociedad que viven, por
tanto, es de gran importancia estudiar este fenómeno en distintas disciplinas del área social.
Por una parte el proceso de aculturación, se debe entender como una construcción de
identidad, a partir de “un proceso dinámico que ocurre cuando se pone en contacto entre
distintas culturas, donde uno u otro busca provocar un cambio hacia una cultura o ambas que
ocurre a nivel de grupo o individuo (Berry; 1980: 2), al relacionar esto con el fenómeno de
la migración, se puede entender como un cambio sustancial en los individuos al tener que
adaptarse a una cultura diferente y en este caso también por medio de la violencia, mediante
la discriminación de manera sistemática y reiterada que fuenon viviendo, como también a las
sociedades; incluir e integrar nuevas costumbres y creencias. En la actualidad, dicho
fenómeno se ha ido problematizando aún más, esto, porque lo social se agudiza debido al
“entramado de interacciones sociales tejidas entre los actores” (Pérez; 2010: 2). Esto surge
entre la relación de los Mapuches en su nuevo entorno y de todas las consecuencias que esto
conlleva (social, cultural, económico, político, etc.).

En el caso de Santiago, en ese periodo donde hubo un mayor flujo de migración campo
ciudad, mayoritariamente fue una gran oleada de población de Mapuches empobrecidos que
llegan al país en busca de nuevas oportunidades, como también buscando mejorar sus
condiciones de vida. Sin embargo esto ha conllevado a una serie de problemáticas y que esto
no es solo de Desde el punto de vista del Estado, una de sus motivaciones en relación a los
pueblos originarios es la búsqueda del reconocimiento de sus derechos, si bien a lo largo de
la historia se han realizado una serie de leyes y decretos, como también el proyecto de la
creación de un departamento ministerial de pueblos originarios. Estos quedan completamente
al debe con dicho reconocimiento, ya que sus leyes trabajan básicamente en pos de empresas,
haciendo tratos injustos sobretodo en relación con el territorio indígena, como también es el
caso de los estados de derecho y la criminalización de los pueblos originarios, puntualmente
el que ha vivido en pueblo mapuche. Esto, ha llevado una serie de eventos terribles, como es
el caso de asesinatos (paradójicamente ocurridos en democracias) de activistas políticos.

Es así como la reactivación y revalorización de la cultura Mapuche contribuyeron a la


aparición de un movimiento étnico urbano gestado en gran medida desde una condición de
clase y extrañamiento, que producto de una diferenciación que responde a la discriminación,
generó un fuerte sentido de comunidad. Este sentido ha sido capaz de convocar a un grupo
fragmentado bajo una identidad que se reconoce común, a la que se le ha intentado invertir
el estigma para pasar a ser progresivamente valorada. De alguna manera, porque siempre está
presente la postura binaria del indígena bueno y malo como argumento para negar la
autodeterminación y así, seguir operando con esta lógica hasta ahora, donde existe una serie
de derechos, pero de manera restringida, un ejemplo de esto es el no reconocer la totalidad
de los derechos indígenas y sobretodo, lo que se relaciona con la autonomía del territorio
ancestral.

Otro de los temas que se relacionan con el hecho de no existir con una autonomía, es el
caso de la gobernanza para controlar, como es el caso de la racionalidad practica que trata de
dialogar con representantes mapuches en mesas de diálogos, al igual que el caso de la
gobernabilidad, puesto que hace o bien construye una idea de la estabilidad política es
fundamental para el desarrollo de un país, de este modo, los aparatos del estado quedan
totalmente limitado a formas institucionales formales y que -como consecuencia- Apelan a
esta adherencia popular de creer que la resistencia que ha vivido el pueblo mapuche no es
más que actos de tipo criminal, lo que con mayor razón les ha implicado la imposibilidad de
autogobernarse y sobre todo siguendo la tematica del Mapuche Urbano en Santiago, estar
aún más distanciado y diferenciado de los otros que viven en regiones como el Biobìo o la
araucania, que coinciden en una lucha de resistencia histórica pero vivida de modos
diferentes.
A partir de lo anterior, la historia del Mapuche urbano establecido en Santiago, en
relación al significado del proceso de la percepción que las personas habitantes del territorio
poseen respecto los pueblos originarios, también se puede comprender desde un prisma más
histórico, esto, porque toca profundamente a todos los individuos de manera transversal
durante diferentes periodos, no sólo a nivel país, sino que, a nivel global, ya que es parte de
la acción social que realizamos y construimos día a día los unos con los otros, en distintas
formas. es relevante estudiar el cómo vemos o persivimos al otro -diferente-. También como
una acción social. Se debe tener eco en la población de manera positiva, pero también de
manera negativa, como es el caso de la discriminación y segregación. En este sentido, los
individuos tienden a la negación del otro Mapuche más que al entendimiento y/o a la apertura
sociocultural que esto implica, donde se aloja mayormente -en el comportamiento de la
población-, un actuar muchas veces negador e invalidante que se traducen en base a
relaciones de poder, ya sea por parte de grupos a nivel macro, organizaciones e instituciones
dominantes y desde lo privado o más bien un nivel micro en barrios, en el trabajo o vínculos,
lo que hace que el proceso de aculturación en este caso haya sido algo primordias en la
subsitencia y resistencia, sobre todo en Santiago, donde se pueda entender como “Un proceso
continuo de interacción entre grupos de diferente cultura. Los individuos y las comunidades
son los que reaccionan ante el contacto, no las costumbres” (Guissi, 2004:17). En este caso
el nivel de reacción de los Mapuches puede ser mayor o menor al tratar de adaptarse a
patrones culturales y perder parte de su propia identidad.

A proposito de lo expuesto, al referirnos a la identidad, es importante aclarar que, no hay


una especie de alma o esencia con la que nacemos, no a un conjunto de disposiciones internas
que permanecen fundamentalmente iguales durante toda la vida, independientemente del
medio social donde la persona se encuentre, sino que a un proceso de construcción en la que
los individuos se van definiendo a sí mismos en estrecha interacción simbólica con otras
personas (Larraín, 2003: 31-32), lo que nos puede reflejar o enteder que la identidad es un
procesos no estatico y que se va transformando a partir de diferentes contextos, factores y
procesos. Que es lo que en el fonfo fueron experimentando esta población.

La incorporación de esta dimensión dinámica al concepto remite ahora a la cuestión de


los factores que intervienen en el proceso identitario. Ser humano es, por definición, ser social
(López, 2016:198). La vida en comunidad nos redefine como individuos, "somos" en
relación con los otros. “Solo si me defino como parte de un todo puedo tener individualidad,
en contraposición a ese todo” (López, 2016:199). Esta contraposición constituye la base de
la identidad, que es ser, por lo tanto, un individuo. Esta relación entre un yo individual y los
otros trae consigo un proceso reflexivo de quién se piensa a partir de un otro diferente.

A su llegada a la ciudad, muchos migrantes mapuches se insertaron en el trabajo


doméstico, muchas veces asesoras del hogar de "puertas adentro", una modalidad de
contratación que contempla el alojamiento como parte de la retribución por las labores
realizadas. Mientras muchas mujeres se emplearon en el trabajo doméstico (Millaleo, 2011),
los hombres encontraron un lugar de trabajo en las panaderías de los en la ciudad. Existiría
lo que ella llama una tradición migratoria, que consiste en el hecho que, una vez alcanzada
una cierta estabilidad laboral cada migrante constituye una suerte de puente para que otros
integrantes de su familia se les una (Aravena, 2002, p. 367). Resultó de esta lógica un proceso
de aglutinamiento de la población mapuche en determinados sectores, generalmente en las
comunas periféricas y socialmente más vulnerables, que donde se fuyeron radicando
mayoritariamente y viendo a los barrios periféricos de santiago no solamente como lugares
de concentración y reproducción de la pobreza urbana sino también como espacios de
segregación social y cultural.

Fueron factores como los señalados que hicieron de alguna manera compartir estructuras
de significado (Larraín, 2003) y que los hace convertirse en miembros de una comunidad
particular y por lo tanto identificable; somos individuos cuya identidad se ha configurado en
términos de estos significados y relaciones. Finalmente, el aspecto cultural que media la
construcción de identidad (y como este imprime en estas un sentido de pertenencia y
localidad) hace sentido a la hora de establecer una implicación del Mapuche urbano en cuanto
una identidad migrante campo ciudad, entendiendo esto como un proceso mediante el cual la
adopción de nuevos rasgos culturales reconfigura las identidades bajo nuevas estructuras y
patrones simbólicos, es decir, bajo una cultura foránea.
El problema de fondo asociado al choque cultural tiene que ver precisamente con la alta
capacidad que tiene el contexto socio-cultural a la hora de generar cambios profundos en la
estructura mental e interpersonal del inmigrante, lo que puede llegar incluso a suprimir de
manera total las expectativas que en algún momento le condujeron a tener como lugar de
referencia el país de destino. Luego, dependiendo del desenvolvimiento del sujeto, la autora
recopila un modelo que señala los distintos tipos de manifestaciones asociados al choque
cultural; entendiéndose como acciones que guían el comportamiento del inmigrante; entre
los que encontramos.

Al asentarse en determinados barrios de la periferia urbana, muchos mapuches


empezaron también a participar en organizaciones comunitarias como juntas de vecinos,
centros de madres o centros culturales y artísticos que, hasta el día de hoy, constituyen
plataformas formales de organización dependientes de los municipios. Si bien
muchos mapuches se sumaron en las organizaciones comunitarias como meros pobladores,
estas pudieron constituir, en ocasiones, el espacio de una "etnicidad clandestina" (Álvarez,
2008), hasta comienzo de los 1990, no tuvo ningún canal formal de expresión. Pues, tanto las
políticas indigenistas de la Unidad Popular como del régimen militar, se enfocaron
exclusivamente en la cuestión de las tierras mapuches, el primero en el marco de la reforma
agraria, el segundo a través de un proceso muchas veces calificado de contrarreforma agraria
y liquidación de la propiedad colectiva indígena. La cuestión indígena urbana simplemente
no tenía cabida en las discusiones de la época.

La población Mapucuche en la actualidad en Santiago no es menor. Según estimaciones


del Censo 2017 su población pasó de 182.918 en 2002 a una población de 630.014 apróx.
personas en el untimo Censo, reflejando un aumento más un 300% desde 2002 (Instituto
Nacional de Estadistica, 2017), el cual se ha mantenido como la entía mayoritaria en todo el
país, frente a otras comunidades.

Sin embargo, es importante considerar que, las cosas cambiaron recién a partir del año
1992, cuando se incorporó oficialmente, por primera vez, la pertenencia étnica como variable
dentro del Censo de Población. Los resultados del Censo de 1992 dejaron entonces en
evidencia una realidad que contrastaba fuertemente con la representación que la sociedad
chilena se había forjado de los pueblos indígenas. Contrarrestando el imaginario de un
mapuche rural, ligado a la vida en reducción y una cultura tradicional casi inmutable, el
Censo de 1992 develó una insospechada tasa de urbanización -cerca 80%-, resultante de un
importante y antiguo flujo migratorio desde las comunidades del sur hacia los principales
centros urbanos del país. Al dejar que los individuos, independientemente de su lugar de
residencia, se identificaran libremente con uno de los tres grupos indígenas entonces
formalmente reconocidos por el Estado chileno. (Sepulveda & Zuñiga, 2015, p.6)

Finalmente, luego de aborar temas como la aculturación en relacion del Mapuche ha


experimentado en el proceso de migración en Santiago, para entender uno de los tantos
procesos que integro el fenómeno de la migración campo ciudad, tanto como un proceso
significativo que puede presentar algunas veces ciertas resistencia por parte de quienes la
viven, otras en cambio no las visualizan o más bien se realizan de manera inconsciente, sin
embargo, no se puede negar que es un proceso que está en constante construcción, que es un
proceso cambiante y dinámico, ya que contempla en este proceso, “negociaciones que exigen
adaptación y resistencias de las identidades de origen. Este proceso no es individual, está
marcado por la experiencia de otros, por los prejuicios, por las expectativas y señales del
entorno” (Márquez y Correa; 2015:175). En relación a lo mencionado, una de las principales
pretensiones es poder ampliar el conocimiento existente sobre la temática, con el fin de
visibilizar los esfuerzos sistemáticos de mujeres y hombres por integrarse a una sociedad que
para ellos debio haber sido diferente, en la actualidad se puede vislumbrar cómo esto queda
parte del pasado, siendo un Mapuche actual integrado a una sociedad citadina, tratando de
mantener y de reintegrar tradiciones como el Gillatún, el We tripantu o también algunos casos
emblemáticos de Rukas, modificados en un entorno donde prima las urbes, edificios y
pavimentaciones.

El fenómeno de la migración y del asentamiento del pueblo naciòn Mapuche en Santiago


va mucho más allá de un simple desplazamiento desde un territorio rural a otro de destino,
en este caso urbano. Esto sería limitar nuestra comprensión a este hecho demográfico es
desdeñar el factor humano que mueve los engranajes de este fenómeno y que da vida y
enriquece la diversidad de experiencias pero que, sin embargo, muchas veces queda solapado
por lo inmediato de las generalidades. Ser Mapuche y sobre todo en ciudad es mucho más
que provenir de una región diferente, que ser un otro y extraño, Hay quienes escaparon por
la gran crisis de pobresa y deterioro de las condiciones y dignidad humana, , del hambre y la
miseria, lejos de sus hogares.

El reconfigurar la historia de un pueblo nación que se estableció en una ciudad


simbolizan la capacidad de imaginar una respuesta a través de la resignificación de las
imágenes que habitan los recuerdos. Las costumbres, el propio imaginario del mapuche,
respecto a su lengua, cereminia y cosmovisión entre otras, nos dan cuenta de la importancia
que tienen la memoria y el cuerpo como lugar de tradiciones colectivas (Belting, 2007) y
evidencian cómo modelos históricamente arraigados pueden ser reactivados influyendo en el
comportamiento de los sujetos, Las causas generales de la migración mapuche se encuentran
en las condiciones de empobrecimiento que experimenta la sociedad reduccional en
consecuencia de la ocupación de la Araucanía por el Estado chileno. La escasez de tierra
expulsó a miles de mapuche que no vieron posibilidades de sobrevivencia en sus
comunidades.

Ocurre así también con los procesos que vive el Mapuche, en este caso ya inserto en una
nueva sociedad. El “¿cómo me adaptaré?”, y por lo tanto, “¿cómo me asentaré?” viene dado
en sus inicios -y lastimosamente para algunos en el total de su experiencia- por los rasgos
constituyentes del individuo, por un lado la suerte de “carta de presentación” que deviene
muchas veces por sus rasgos, y por otro las particularidades del emigrado: costumbres, su
situación económica, entre otros. Todo el trasfondo de la experiencia de haber sido en un
principio configura un sentido de pertenencia, que muchas veces es problemático, en el
sentido de no sentirse ni de aquí, ni de allá, en el sentido de haber perdido el sentido de
pertenencia del lugar de origen, como también al que ya se está establecido.
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