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2017 América Crítica. Vol.

1, n° 1, giugno 2017

A PROPÓSITO DEL CONCEPTO “INDÍGENA”


CLAUDIA ZAPATA SILVA
Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos - Universidad de Chile

Doctora en Historia con mención en Rojo y Alicia Salomone). También es autora


Etnohistoria, Universidad de Chile. Se ha de capítulos de libros y numerosos artícu-
especializado en historia contemporánea los publicados en revistas especializadas.
de América Latina, en movimientos indí- Actualmente dirige el proyecto de investi-
genas y en pensamiento crítico latinoame- gación “Representaciones de la diferencia
ricano. Entre sus publicaciones se encuen- y propuestas sobre diversidad cultural en
tran los libros Intelectuales indígenas en la escritura de autores afrodescendientes e
Ecuador, Bolivia y Chile. Diferencia, colonialis- indígenas en América Latina a partir de
mo y anticolonialismo (Editorial Abya Yala, 1950”, del Fondo Nacional de Desarrollo
Quito, 2013), Franz Fanon desde América La- Científico y Tecnológico de Chile (Fondec-
tina. Lecturas de un pensador del siglo yt). En enero de 2015 recibe el Premio Eze-
XX(Editorial Corregidor, Buenos Aires, quiel Martínez Estrada de Casa de las
2013, en conjunto con Elena Oliva y Lucía Américas por el volumen Intelectuales indí-
Stecher) y Postcolonialidad y nación (Edito- genas en Ecuador, Bolivia y Chile. Diferencia,
rial Lom, Santiago, 2003, junto a Grínor colonialismo y anticolonialismo.

claudia_zcl@uchile.cl
Recibido: 20/05/2017
Aceptado: 29/05/2017
Disponible en línea: 30/06/2017

This work is licensed under the Creative Commons © Claudia Zapata Silva
A propósito del concepto “indígena”
2017 ⎸América Crítica. Vol. 1, n° 1, giugno 2017: 193-198
DOI: 10.13125/américacrítica/2948
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proyectos estéticos que conceden centra-


lidad a lo borroso y lo “contaminado”,
Una y otra vez quienes nos dedicamos
como ocurre con el poeta mapuche ur-
a la investigación de las sociedades indí-
bano David Aniñir Guilitraro, quien titu-
genas nos encontramos con que los con-
la su poemario más importante como
ceptos principales de nuestros estudios,
Mapurbe, en el cual habla de “mapuches
ya sea “indio” o “indígena”, no remiten a
de hormigón” y “somos los nietos de
significados estables sino al contrario,
Lautaro tomando la micro1” (Aniñir
nos colocan en un terreno teórico nebulo-
2009).
so. En mi caso esto ha sido particular-
En mis trabajos he tratado de no pasar
mente evidente, pues mis trabajos se han
por alto estos nudos problemáticos y en
centrado en períodos relativamente re-
varios de ellos los he instalado como un
cientes (segunda mitad del siglo XX y co-
punto de partida para ingresar a lo que
mienzos del siglo XXI), más específica-
me parece que es el tema de fondo cuan-
mente en sujetos indígenas urbanos (la
do hablamos de “indígenas” (Zapata
mayoría nacidos en la ciudad), con for-
2013) y que es, todavía, la tensión políti-
mación universitaria, autores de escritu-
ca que hemos heredado de un proceso
ras donde elaboran representaciones de
histórico violento, conflictivo y fundante
sus pueblos y que paralelamente han de-
en el cual se instaló, construyó y recreó la
sarrollado distintas formas de militancia
jerarquía superior-inferior que allana el
política, en definitiva, sujetos que no res-
camino al despojo material y a la inferio-
ponden a las expectativas de “otredad”
rización cultural de los pueblos indí-
que suelen depositarse en los indígenas.
genas americanos. Con este convenci-
Para quienes mantienen la obsesión por
miento he sostenido algunas ideas bási-
establecer con nitidez la línea divisoria
cas que se desprenden de ese principio
entre los indígenas y Occidente puede
de inestabilidad intrínseca que mencioné
llegar a parecer que estos sujetos no de-
al comienzo de esta nota: una de ellas es
berían ser considerados como indígenas,
afirmar que es infructuoso todo intento
más todavía si se considera que no pocos
por definir qué sujetos serían más indí-
de estos autores combaten esos imperati-
vos a través de discursos críticos o de
1 Bus de transporte público.

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genas que otros al interior de un deter- particular en la que se articulan distintas


minado pueblo. Quienes lo intentan ob- subordinaciones (de raza, clase y géne-
tienen resultados parciales pues aquella ro)2, pero al interior de los cuales existe
inestabilidad se relaciona, primeramente, diversidad espacial, social, económica y
con una época y un espacio determinado. también cultural. Esta percepción me
De ahí que los debates sobre la autentici- obliga a situar a los intelectuales y a los
dad del sujeto indígena, esos que se de- activistas indígenas al interior de esa di-
sarrollan con frecuencia entre investiga- versidad, evitando asumirlos como sinó-
dores pero también entre los distintos ac- nimo de totalidad y mucho menos de au-
tores sociales y políticos (incluidos los tenticidad. Esta es la concepción de lo in-
propios indígenas), suela ser estéril. dígena que direcciona mis reflexiones,
En términos históricos resulta muy di- una concepción probablemente ambigua
fícil identificar la existencia de un núcleo pero que me permite no caer en el autori-
indígena prístino o una suerte de “punto tarismo que surge de las pretensiones de
cero”, pues como lo han constatado pureza cultural, fundamentalmente por-
etnohistoriadores e historiadores del pe- que no asumo que un pueblo indígena
ríodo colonial americano, los indios de la sea portador de una sola cultura y de
Conquista no eran los mismos que los de una única forma de organización social,
tiempos prehispánicos (donde en rigor sino que –como ocurre con todos los
no existían), así como el indio de la Colo- pueblos- los indígenas albergan una di-
nia tampoco era el mismo que el de la versidad interna que constituye la princi-
Conquista, y así sucesivamente (y solo pal prueba de su historicidad y vigencia.
empleando una perspectiva temporal). Esta reflexión ha surgido a su vez de
De esto se concluye que es imposible sos-
tener la existencia de un sujeto indígena 2 Este argumento es fundamental para no supo-
ner que la ambigüedad de la cual hablo habilite
único y más todavía suponer la autentici-
el que cualquier sujeto se reivindique como indí-
dad de tales o cuales descripciones, pues gena, lo que también ha sido una conducta recu-
la heterogeneidad de formaciones indí- rrente aunque poco estudiada (por ejemplo, el
genas se impone en todos los períodos llegar a suponer que únicamente la simpatía o la
de la historia americana. Esta idea me voluntad de pertenencia permitiría identificarse
como indígena). Esta frivolización de la condi-
permite aclarar que también advierto he-
ción de indígena pasa por alto esta experiencia
terogeneidad en el presente, la cual se básica de subordinación, la cual tiene prolonga-
expresa en pueblos indígenas altamente das raíces históricas y en la cual los procesos de
diversificados, unidos por una experien- racialización le conceden especificidad, una expe-
cia histórica de dominio y una opresión riencia colectiva e individual que sin duda no es
expropiable desde ningún punto de vista.

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la necesidad de responder críticamente a no occidentales: el antropólogo y el


los enfoques que todavía predominan en etnohistoriador). Esta vigencia se traduce
los estudios sobre los pueblos indígenas, en agendas de investigación, las que con-
en su mayoría de tipo esencialistas que tinúan privilegiando el ámbito rural y la
aún contienen el fantasma de la pureza cultura tradicional entendida como una
cultural e incluso de la pureza fenotípica. permanencia en el tiempo, donde se en-
Al buscar los orígenes de estos enfoques contraría contenida aquella otredad que
se suele indicar a la antropología clásica, finalmente se impone como condición de
disciplina cuya función consistía en ir ha- autenticidad indígena, sancionando el
cia lugares lejanos y exóticos donde habi- desplazamiento de ella con conceptos
taban los indígenas, conocer sus formas como aculturación y mestizaje, entre
de vida y traducir aquella diferencia al otros.
público occidental, todo ello en un con- Este punto es advertido con lucidez
texto geopolítico imperial (un factor au- por la antropóloga argentina Claudia
sente en el producto de tal ejercicio: la Briones, quien habla del peso del esen-
etnografía). Lo que sorprende es que to- cialismo en su disciplina, hecho que ex-
davía se mantengan vigentes muchas de plicaría la predilección por el estudio de
estas premisas que guiaron el estudio de los indígenas de comunidades rurales,
los otros indígenas en este período de la entendidas como el espacio de la cultura
disciplina, pese a las críticas de las que originaria y el punto de referencia a par-
ha sido objeto desde hace algunas déca- tir del cual se distingue aquello original
das al interior de la misma. Entre estas (esencial) de sus derivados. Esto ocurre a
permanencias (que repito, exceden el pesar del desarrollo dinámico de esta
ámbito de la antropología), se encuentra disciplina, que tras el fin de la Segunda
la insistencia en establecer límites claros Guerra Mundial sintió la presión por ac-
y tajantes entre mundo aborigen y mun- tualizar sus marcos de comprensión teó-
do occidental, dejando al margen a los rica, hecho que comenzó a ocurrir en los
sujetos indígenas que escapan a estos años sesenta del pasado siglo (Briones
compartimentos y que luego de los mo- 1998; Reynoso 2003).
vimientos de liberación nacional en el Las orientaciones teóricas que aquí ex-
otrora Tercer Mundo parecieron ser la pongo se derivan del aprendizaje obteni-
mayoría. También, como parte de ese bi- do a partir de la lectura de autores que
narismo, se encontraría la existencia de han puesto en tela de juicio la idea de
una otredad intraducible (salvo, claro cultura indígena como un todo compacto
está, por los especialistas en sociedades e idealmente separado de la cultura he-

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gemónica. Entre estos autores destacan tir de la conquista europea, la que ha


referentes ineludibles de la teoría cultu- sido fundamental para el despojo y la ex-
ral contemporánea, como el crítico pales- plotación que caracteriza a las relaciones
tino Edward W. Said, quien ha develado coloniales que, como se han empeñado
la operación ideológica colonial que se en sostener los propios intelectuales indí-
encuentra tras la invención de los genas, los continúan oprimiendo. La per-
“otros”, discutiendo precisamente el que manencia de esa subordinación colonial,
su diferencia sea únicamente cultural, que tal como lo teorizara el sociólogo
poniendo en primer plano la jerarquía mexicano Pablo González Casanova en
entre colonizadores y colonizados (Said los años sesenta, significa para los países
1996 y 2002; Zapata 2008). Para el caso latinoamericanos que bajo la máscara re-
indígena americano, esta postura teórica publicana existen pueblos que dominan
implica definir lo indígena como una ca- a otros pueblos, se comprueba precisa-
tegoría fundamentalmente política, en mente en la mantención de palabras
torno a la cual se articula una relación de como “indio” e “indígena” para nombrar
poder/subordinación, donde el factor ese tipo de particularidad histórico-cul-
cultural constituye uno de sus elementos, tural, que lejos de constituir únicamente
fundamental por cierto, pero no el único. una diferencia de cosmovisión, señala –
Esa relevancia radica en el hecho de que velada o abiertamente- un lugar de infe-
la diferencia cultural ha sido utilizada rioridad y escaso prestigio al que los in-
ideológicamente en la construcción de dígenas han sido confinados desde el
una hegemonía blanco-occidental a par- momento de la conquista europea.

BIBLIOGRAFÍA CITADA

Aniñir Guilitraro, David. 2009. Mapurbe. Venganza a raíz. Santiago: Pehuén.


Briones, Claudia. 1998. La alteridad del cuarto mundo. Una deconstrucción antropológica de la dife-
rencia. Buenos Aires: Ediciones del Sol.
González Casanova, Pablo. 1978. Sociología de la explotación. México D. F: Siglo XXI.
Reynoso, Carlos (ed.). 2003. Clifford Geertz, James Clifford y otros. El surgimiento de la antropolo-
gía posmoderna. Barcelona: Gedisa.
Said, Edward W. 1996. Cultura e imperialismo. Barcelona: Anagrama.
Said, Edward W. 2002. Orientalismo. Barcelona: Random House Mondadori.

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Zapata, Claudia. 2008. “Edward Said y la otredad cultural”. Atenea 498: 55-73.
Zapata, Claudia. 2013. Intelectuales indígenas en Ecuador, Bolivia y Chile. Diferencia, colonialismo
y anti colonialismo. Quito: Abya Yala.

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