1. Situación Política:
Se dice que Ecuador está gobernado por régimen democrático únicamente porque
cada cuatro años nos convocan para participar en elecciones “libres y directas”. Pero
democracia real no existe ya que si analizamos desde el punto de vista de los
derechos humanos y de los Derechos de los Pueblos Indígenas, no solo que no se
cumplen sino que éstos se violan permanente y sistemáticamente.
El Estado Ecuatoriano está integrado por los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y
Judicial, que normalmente tienen que guardar independencia entre ellos, pero que
históricamente se han producido graves episodios de interferencia. Uno de los
problemas más graves que afecta directamente a la democracia ecuatoriana es la
corrupción, mal que se halla extendido en todos los espacios gubernamentales.
Varios ex – presidentes, ex ministros de estado y ex - funcionarios públicos se
hallan en EE.UU, Panamá, Costa Rica y México disfrutando de millones de dólares
robados al erario nacional y gozando de impunidad.
La crisis de gobernabilidad llegó a su climax hace un año cuando el Ex Presidente
Gutiérrez, disolvió la Corte Suprema de Justicia y captó para sí el Congreso
Nacional, en un hecho sin precedentes de nuestra historia con lo cual quedamos en
una situación prácticamente de dictadura que nuestro pueblo no la soportó. En abril
del año pasado el proceso llamado “la rebelión de los forajidos” terminó con el
poder del corrupto Gutiérrez, y desde entonces asumió la Presidencia Alfredo
Palacio, médico cardiólogo, quien fue su vicepresidente.
Nuestro país es un país de contrastes. Es uno de los países con mayor inequidad en
el continente! El 20% de población de más altos ingresos concentra el 63.4% de los
ingresos nacionales y el 20% más pobre de la población percibe en total solo 2.16%
de ellos. Los ingresos del 5% más rico superan en no menos 60 veces a los del 5%
más pobre.
En nuestro país la educación pública no es gratuita; sus costos cada año crecen; el
costo de la matrícula es de $25 por niño; el año pasado a consecuencia de esto,
500.000 niños se quedaron al margen del sistema educativo por falta de medios
económicos. El actual ministro de educación está tratando de llegar a la meta del
siglo: la universalización de la educación primaria, pero dudamos que esta meta se
cumpla por el enorme déficit presupuestario. En lo relativo a salud, la situación es
también crítica, tiene costo la consulta en hospitales públicos y centros de salud,
desde hace unos 8 años los pacientes tienen que comprar todas las medicinas, para
hospitalizarse los costos mínimos son 10 dólares, cuestan las cirugías entre los 150 y
800 dólares según el órgano afectado; y si tiene que hacerse curaciones el paciente
debe llevar gasas, mertiolate y esparadrapo. Además si hay huelga de brazos caídos
de médicos y enfermeras, por falta de presupuesto para cancelar luz, agua y
teléfono, los centros de salud y hospitales cierran y desconectan hasta los enfermos
de terapia intensiva y los colocan en la calle.
Una de las mayores riquezas que posee nuestro país a más de su portentosa
biodiversidad –ya que está catalogado como país mega diverso- es la existencia de
trece nacionalidades indígenas y catorce pueblos indígenas que desde sus
ancestrales valores culturales y cosmovisiones aportan al desarrollo del estado -
nación y de la sociedad ecuatoriana.
En la zona andina habitan los Kichwa que constituye la nacionalidad con mayor
cantidad de población indígena. En la región amazónica también están los Kichwa
junto con los Shuar, Achuar, Siona, Secoya, A’i Cofán, Waorani, Shiwiar y, Zápara;
en la Costa encontramos a los Tsa’Chila, Chachi, Epera y Awá Koaiquer. Entre los
pueblos indígenas que pertenecen a la nacionalidad Kichwa existen los Karanki,
Natabuela, Otavalo, Kayambi, Kitu-Kara, Panzaleo, Waranka, Chibuleo, Salasaka,
Puruhá, Kacha, Cañari, Saraguro. Cada una de las nacionalidades indígenas tiene su
propia lengua, cultura y cosmovisión y aportan significativamente en el
mantenimiento de valores ancestrales, en la construcción de una sociedad
intercultural y en la preservación del medio ambiente; su amor filial a la Pachamama
así lo demuestra.
Todos los pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador están organizados local,
regional y nacionalmente. Existen tres grandes organizaciones regionales: El
ECUARUNARI, de la Sierra; la CONFENIAE, en la que están todas las
nacionalidades de la Amazonía; y, CONAICE, en la cual convergen las
nacionalidades de la Costa. Estas tres grandes organizaciones regionales integran la
CONAIE, organización nacional que constituye el espacio autonómico de gobierno
de pueblos y nacionalidades. Como tal la CONAIE es una organización única en el
continente; desde su constitución en 1.986 ha venido trabajando por fortalecer la
unidad en la diversidad de pueblos y culturas y, por la construcción del Estado
Plurinacional que garantice la vida y el desarrollo con identidad de los Pueblos
Indígenas del Ecuador.
Los Waorani, al igual que los Siona, Secoya, Cofán, Shuar y Kichwa de la
Amazonía se hallan amenazados por la presencia de transnacionales petroleras.
Estos pueblos mantienen un juicio contra la Texaco por contaminación
ambiental debido a la desaparición de al menos 300 especies endémicas;
presencia de cáncer en niños y ancianos, daños que ascienden a más quinientos
mil millones de dólares evaluados por una auditoría ambiental. El pueblo kichwa
Sarayaku mantiene la decisión de no permitir el ingreso de las petroleras; en
respuesta la comunidad está militarizada y han colocado hasta cantidad de minas
que amenazan la vida misma.
4. Situación Eclesial:
En Ecuador esta transformación eclesial fue liderada por Mons. Leonidas Proaño,
Obispo de los Pobres, Obispo de los Indios, Santo Padre de la Iglesia
Latinoamericana. Desgraciadamente, la jerarquía eclesiástica ecuatoriana en su
conjunto no hizo esta opción preferencial por los pobres y por la pobreza1, por lo
que al interior de nuestra iglesia ecuatoriana se puede ver claramente al menos dos
tendencias: una, la de la iglesia institucional aliada al poder y defensora del status
quo, y la otra, la iglesia de los pobres integrada por comunidades eclesiales de base,
algunos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos que nos esforzamos por ser
coherentes con la construcción del Reino de Dios y su justicia, con la vida del
pueblo empobrecido y excluido y el Evangelio Liberador.
Durante el presente año el pueblo ecuatoriano y los pueblos indígenas han soportado
un empeoramiento en sus condiciones de vida. Momentos críticos como las jornadas
de abril del 2005, las movilizaciones sociales contra la deuda externa, la base de
Manta, el Plan Colombia; y los levantamientos indígenas contra el TLC han sido
siempre secundados por cristianos de base de la Iglesia de los pobres. Pero desde la
iglesia institucional, sistemáticamente hemos escuchado únicamente llamados a la
“paz” y a la “cordura”, a la necesidad de entrar en negociación y diálogo con el
poder constituido. Lo único alentador -a favor del pueblo- que hemos escuchado de
parte de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana en estas últimas jornadas de lucha
contra el TLC y la OXY, ha sido el pronunciamiento que hicieron los obispos
pidiendo al gobierno que acoja el llamado de Consulta Popular formulado por la
CONAIE y los movimientos sociales.
Muy por el contrario en meses pasados sufrimos la afrenta al conocer –por denuncia
de la fiscalía- que desde la CEE altos jerarcas de nuestra Iglesia, en plena crisis
financiera del 2000, para tratar de “salvar” sus capitales, el de diócesis,
comunidades religiosas y personas particulares, organizaron fideicomisos y
realizaron un enorme negociado mediante el cual adquirieron 135 bienes inmuebles
(haciendas, edificios, terrenos, departamentos, oficinas y casas lujosas) por el valor
estimado de 8´117.429,68 (Tintají no. 86, marzo 2006) que se entregaron como
dación en pago por medio de Certificados de Depósitos Reprogramables,
ocasionando un perjuicio al estado por el orden de al menos 6,7 millones de dólares.
Los mecanismos utilizados para realizar estas operaciones, según la fiscalía fueron,
constituir dos grandes empresas Ervo y Cayuga Corporation en las Islas Vírgenes
Británicas en el Caribe, a fin de evadir impuestos y gravámenes y, hacer constar
nombres de personas de su confianza, porque las leyes nacionales prohíben a los
religiosos actuar en asuntos financiero – comerciales. El affaire salió a la luz pública
cuando descubrieron además que uno de los inmuebles, avaluado en 180.000 dólares
había sido adquirido por uno de los prelados en 1,350 dólares y que otro arzobispo
había adquirido otro apartamento y constituido empresas nacionales tales como
Faintek, Imbaterra e Imbabienes siendo él mismo accionista junto con otros
personajes de dudosa reputación. La curia, sostuvo la prensa, se convirtió en un
actor financiero, lo cual es totalmente contrario al mensaje evangélico y al ejemplar
testimonio de las primeras comunidades cristianas que obedeciendo el mandato del
Maestro “Nadie consideraba como propios sus bienes, sino que todo lo tenían en
común” (Hechos 4, 32)
Entendemos que nuestra Iglesia pobre y de los pobres, para poder decir al tullido
“En nombre del Mesías Jesús, el Nazareno, camina”, tiene que decir antes “No
tengo oro ni plata pero te doy lo que tengo” (Hechos 3, 5)
“Creo en la Iglesia. Me siento como una parte pequeñita pero viva de Ella. Después
del Concilio, la he descubierto como comunidad concreta, como familia llamada a
ser signo de fraternidad en medio de este mundo. La amo entrañablemente y porque
la amo me duelen como en carne propia sus desvíos”