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Casa tomada Julio Cortázar

Nos gustaba la casa porque aparte de un libro, pero cuando un pullover está poner al fuego la pavita del mate. Fui por el
espaciosa y antigua (hoy que las casas terminado no se puede repetirlo sin pasillo hasta enfrentar la entornada puerta
antiguas sucumben a la más ventajosa escándalo. Un día encontré el cajón de de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba
liquidación de sus materiales) guardaba los abajo de la cómoda de alcanfor lleno de a la cocina cuando escuché algo en el
recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo pañoletas blancas, verdes, lila. Estaban con comedor o en la biblioteca. El sonido venía
paterno, nuestros padres y toda la infancia. naftalina, apiladas como en una mercería; impreciso y sordo, como un volcarse de silla
Nos habituamos Irene y yo a persistir solos no tuve valor para preguntarle a Irene qué sobre la alfombra o un ahogado susurro de
en ella, lo que era una locura pues en esa pensaba hacer con ellas. No necesitábamos conversación. También lo oí, al mismo
casa podían vivir ocho personas sin ganarnos la vida, todos los meses llegaba tiempo o un segundo después, en el fondo
estorbarse. Hacíamos la limpieza por la plata de los campos y el dinero aumentaba. del pasillo que traía desde aquellas piezas
mañana, levantándonos a las siete, y a eso Pero a Irene solamente la entretenía el hasta la puerta. Me tiré contra la pared antes
de las once yo le dejaba a Irene las últimas tejido, mostraba una destreza maravillosa y de que fuera demasiado tarde, la cerré de
habitaciones por repasar y me iba a la a mí se me iban las horas viéndole las golpe apoyando el cuerpo; felizmente la
cocina. Almorzábamos al mediodía, siempre manos como erizos plateados, agujas yendo llave estaba puesta de nuestro lado y
puntuales; ya no quedaba nada por hacer y viniendo y una o dos canastillas en el suelo además corrí el gran cerrojo para más
fuera de unos platos sucios. Nos resultaba donde se agitaban constantemente los seguridad.
grato almorzar pensando en la casa ovillos. Era hermoso. Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando
profunda y silenciosa y cómo nos Cómo no acordarme de la distribución de la estuve de vuelta con la bandeja del mate le
bastábamos para mantenerla limpia. A casa. El comedor, una sala con gobelinos, la dije a Irene:
veces llegábamos a creer que era ella la que biblioteca y tres dormitorios grandes -Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han
no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos quedaban en la parte más retirada, la que tomado parte del fondo.
pretendientes sin mayor motivo, a mí se me mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un Dejó caer el tejido y me miró con sus graves
murió María Esther antes que llegáramos a pasillo con su maciza puerta de roble aislaba ojos cansados.
comprometernos. Entramos en los cuarenta esa parte del ala delantera donde había un -¿Estás seguro?
años con la inexpresada idea de que el baño, la cocina, nuestros dormitorios y el Asentí.
nuestro, simple y silencioso matrimonio de living central, al cual comunicaban los -Entonces -dijo recogiendo las agujas-
hermanos, era necesaria clausura de la dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa tendremos que vivir en este lado.
genealogía asentada por nuestros por un zaguán con mayólica, y la puerta Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero
bisabuelos en nuestra casa. Nos moriríamos cancel daba al living. De manera que uno ella tardó un rato en reanudar su labor. Me
allí algún día, vagos y esquivos primos se entraba por el zaguán, abría la cancel y acuerdo que me tejía un chaleco gris; a mí
quedarían con la casa y la echarían al suelo pasaba al living; tenía a los lados las puertas me gustaba ese chaleco.
para enriquecerse con el terreno y los de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo Los primeros días nos pareció penoso
ladrillos; o mejor, nosotros mismos la que conducía a la parte más retirada; porque ambos habíamos dejado en la parte
voltearíamos justicieramente antes de que avanzando por el pasillo se franqueaba la tomada muchas cosas que queríamos. Mis
fuese demasiado tarde. puerta de roble y mas allá empezaba el otro libros de literatura francesa, por ejemplo,
Irene era una chica nacida para no molestar lado de la casa, o bien se podía girar a la estaban todos en la biblioteca. Irene pensó
a nadie. Aparte de su actividad matinal se izquierda justamente antes de la puerta y en una botella de Hesperidina de muchos
pasaba el resto del día tejiendo en el sofá de seguir por un pasillo más estrecho que años. Con frecuencia (pero esto solamente
su dormitorio. No sé por qué tejía tanto, yo llevaba a la cocina y el baño. Cuando la sucedió los primeros días) cerrábamos
creo que las mujeres tejen cuando han puerta estaba abierta advertía uno que la algún cajón de las cómodas y nos
encontrado en esa labor el gran pretexto casa era muy grande; si no, daba la mirábamos con tristeza.
para no hacer nada. Irene no era así, tejía impresión de un departamento de los que se -No está aquí.
cosas siempre necesarias, tricotas para el edifican ahora, apenas para moverse; Irene Y era una cosa más de todo lo que
invierno, medias para mí, mañanitas y y yo vivíamos siempre en esta parte de la habíamos perdido al otro lado de la casa.
chalecos para ella. A veces tejía un chaleco casa, casi nunca íbamos más allá de la Pero también tuvimos ventajas. La limpieza
y después lo destejía en un momento puerta de roble, salvo para hacer la limpieza, se simplificó tanto que aun levantándose
porque algo no le agradaba; era gracioso ver pues es increíble cómo se junta tierra en los tardísimo, a las nueve y media por ejemplo,
en la canastilla el montón de lana muebles. Buenos Aires será una ciudad no daban las once y ya estábamos de
encrespada resistiéndose a perder su forma limpia, pero eso lo debe a sus habitantes y brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir
de algunas horas. Los sábados iba yo al no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el conmigo a la cocina y ayudarme a preparar
centro a comprarle lana; Irene tenía fe en mi aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el el almuerzo. Lo pensamos bien, y se decidió
gusto, se complacía con los colores y nunca polvo en los mármoles de las consolas y esto: mientras yo preparaba el almuerzo,
tuve que devolver madejas. Yo aprovechaba entre los rombos de las carpetas de Irene cocinaría platos para comer fríos de
esas salidas para dar una vuelta por las macramé; da trabajo sacarlo bien con noche. Nos alegramos porque siempre
librerías y preguntar vanamente si había plumero, vuela y se suspende en el aire, un resultaba molesto tener que abandonar los
novedades en literatura francesa. Desde momento después se deposita de nuevo en dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar.
1939 no llegaba nada valioso a la Argentina. los muebles y los pianos. Ahora nos bastaba con la mesa en el
Pero es de la casa que me interesa hablar, Lo recordaré siempre con claridad porque dormitorio de Irene y las fuentes de comida
de la casa y de Irene, porque yo no tengo fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene fiambre.
importancia. Me pregunto qué hubiera estaba tejiendo en su dormitorio, eran las Irene estaba contenta porque le quedaba
hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer ocho de la noche y de repente se me ocurrió más tiempo para tejer. Yo andaba un poco
perdido a causa de los libros, pero por no el roce metálico de las agujas de tejer, un el pasillo mismo donde empezaba el codo
afligir a mi hermana me puse a revisar la crujido al pasar las hojas del álbum filatélico. casi al lado nuestro.
colección de estampillas de papá, y eso me La puerta de roble, creo haberlo dicho, era No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de
sirvió para matar el tiempo. Nos divertíamos maciza. En la cocina y el baño, que Irene y la hice correr conmigo hasta la
mucho, cada uno en sus cosas, casi siempre quedaban tocando la parte tomada, nos puerta cancel, sin volvernos hacia atrás. Los
reunidos en el dormitorio de Irene que era poníamos a hablar en voz más alta o Irene ruidos se oían más fuerte pero siempre
más cómodo. A veces Irene decía: cantaba canciones de cuna. En una cocina sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un
-Fijate este punto que se me ha ocurrido. hay demasiados ruidos de loza y vidrios golpe la cancel y nos quedamos en el
¿No da un dibujo de trébol? para que otros sonidos irrumpan en ella. zaguán. Ahora no se oía nada.
Un rato después era yo el que le ponía ante Muy pocas veces permitíamos allí el -Han tomado esta parte -dijo Irene. El tejido
los ojos un cuadradito de papel para que silencio, pero cuando tornábamos a los le colgaba de las manos y las hebras iban
viese el mérito de algún sello de Eupen y dormitorios y al living, entonces la casa se hasta la cancel y se perdían debajo. Cuando
Malmédy. Estábamos bien, y poco a poco ponía callada y a media luz, hasta vio que los ovillos habían quedado del otro
empezábamos a no pensar. Se puede vivir pisábamos despacio para no molestarnos. lado, soltó el tejido sin mirarlo.
sin pensar. Yo creo que era por eso que de noche, -¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? -le
(Cuando Irene soñaba en alta voz yo me cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, pregunté inútilmente.
desvelaba en seguida. Nunca pude me desvelaba en seguida.) -No, nada.
habituarme a esa voz de estatua o Es casi repetir lo mismo salvo las Estábamos con lo puesto. Me acordé de los
papagayo, voz que viene de los sueños y no consecuencias. De noche siento sed, y quince mil pesos en el armario de mi
de la garganta. Irene decía que mis sueños antes de acostarnos le dije a Irene que iba dormitorio. Ya era tarde ahora.
consistían en grandes sacudones que a hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Como me quedaba el reloj pulsera, vi que
veces hacían caer el cobertor. Nuestros Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) oí eran las once de la noche. Rodeé con mi
dormitorios tenían el living de por medio, ruido en la cocina; tal vez en la cocina o tal brazo la cintura de Irene (yo creo que ella
pero de noche se escuchaba cualquier cosa vez en el baño porque el codo del pasillo estaba llorando) y salimos así a la calle.
en la casa. Nos oíamos respirar, toser, apagaba el sonido. A Irene le llamó la Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien
presentíamos el ademán que conduce a la atención mi brusca manera de detenerme, y la puerta de entrada y tiré la llave a la
llave del velador, los mutuos y frecuentes vino a mi lado sin decir palabra. Nos alcantarilla. No fuese que a algún pobre
insomnios. quedamos escuchando los ruidos, notando diablo se le ocurriera robar y se metiera en
Aparte de eso todo estaba callado en la claramente que eran de este lado de la la casa, a esa hora y con la casa tomada.
casa. De día eran los rumores domésticos, puerta de roble, en la cocina y el baño, o en

Trabajo Práctico casa Tomada


1. ¿Qué significa el título y qué relación tiene con el argumento?
El cuento se titula Casa tomada. ¿Qué cree que significa “tomar una casa”? El verbo ‘tomar’ tiene muchos significados. Busca esos significados
en el diccionario. En tu opinión, ¿cuál es el más adecuado y qué relación tiene con la historia?
2. ¿Cómo cree que se sienten los protagonistas cuando se oyen que los ruidos se acercan?
3. ¿Qué cosas han dejado en la casa?
4. Caracterizar al narrador y a Irene
5. Analice los siguientes elementos simbólicos: puerta de roble – tejido – (se puede, además, establecer una relación con La Odisea) – Llave
6. ¿Por qué el narrador-protagonista tira la llave a la alcantarilla?
7. ¿Por qué el narrador-protagonista y su hermana Irene no se defienden?
8. Justifique mediante argumentos cada una de las siguientes hipótesis de lectura:

● El cuento Casa tomada se asemeja al mito bíblico de Adán y Eva


● El relato muestra la culpa de los hermanos frente a una relación incestuosa.
● Casa tomada muestra una forma locura, paranoia, por parte del narrador protagonista.
● El cuento podría leerse como un caso de esquizofrenia del narrador protagonista.
9. Elija una de las hipótesis para escribir un ensayo breve.

10. Indique el punto de vista del narrador.

11. ¿Por qué podría afirmarse que en el texto hay un caso de personificación o prosopopeya? Justifique

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