Este tema podría considerarse como un “modelo a seguir” para el estudio de otros temas
que aparecen algo más adelante dentro del programa de Facultativos, todos ellos
relativos a tipos de bibliotecas: nacionales, públicas, universitarias, etc. En todos ellos se
dan elementos comunes que se pueden aprovechar para elaborar un esquema principal y,
a partir de éste, desarrollar cada tema en cuestión. Como veremos, algunos aspectos
tales como definiciones, clasificaciones, evolución histórica, elementos constitutivos,
funciones, cooperación, normativa e incidencias de las nuevas tecnologías, están
presentes en casi todos estos temas. Es fundamental partir de este armazón, pues nos
será de gran ayuda para poder elaborar nuestros esquemas y, a partir de estos,
desarrollar los contenidos.
El tema que abordamos es muy amplio, pues son muchos los conceptos de bibliotecas
que podemos ofrecer, muchos tipos de bibliotecas de los que podemos hablar y muchas
funciones que pueden desempeñar. Por ello, deberemos, como siempre, resumir
convenientemente el tema y asegurarnos de que tenemos suficiente contenido como para
redactar una hora. En este tipo de temas, tan amplios y generales, es muy positivo ofrecer
datos actuales, principalmente a nivel estadístico y tecnológico. De lo contrario,
podríamos desarrollar un tema demasiado “clásico” y algo aburrido para el tribunal. Así,
por ejemplo, no estaría de más mencionar (aunque sea de pasada) los siguientes temas:
a. Artículos
▪ Histórico de Congresos.
Tal como afirma Hernández Pacheco (Nuevos paradigmas para la formación de los
recursos humanos en bibliotecas y centros de documentación. Documentación de las
Ciencias de la Información 65 2007, vol. 30, 65-99) “En la actualidad nuestra profesión, y
por ende, nuestras organizaciones documentales, se están viendo presionadas y
obligadas a evolucionar por las exigencias que se imponen en el entorno y dentro de las
mismas organizaciones. Así, exigencias tales como los cambios rápidos y constantes, la
revolución de Internet, la diversidad de la fuerza laboral, la globalización, la evolución del
trabajo y de las funciones familiares, el crecimiento del sector de los servicios y la
carencia de formación, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, la
necesidad de innovar servicios y productos para satisfacer los requerimientos del usuario,
el empleo de técnicas, procesos y métodos documentales cada vez más avanzados, el
desarrollo de proyectos enfocados hacia resultados, el alto grado de competencia, el
apego a la legislación en materia laboral, las reestructuraciones organizativas, la
productividad1, y en sí, todos los cambios que están sufriendo las organizaciones del
siglo XXI, obligan a contar con personas competentes, con las habilidades, aptitudes y
conocimientos para superar dichas exigencias, así como para desarrollarse de manera
individual.”
Los Recursos Humanos de la biblioteca son el principal activo de ésta pues, gracias a
éstos y a sus capacidades, esfuerzo, motivación y trabajo, podrá alcanzar sus objetivos.
Desde hace algunos años se vienen empleando técnicas de gestión de Recursos
Humanos provenientes del ámbito empresarial (management). Sin embargo, es
importante incidir en la idea de que el management siempre ha de practicarse orientado
hacia las personas, pues así es como adquiere un valor especial. Un aspecto fundamental
para el buen funcionamiento de la organización es la necesaria implicación de los
Recursos Humanos en la misión de la biblioteca y en la consecución de sus logros.
En la correcta gestión y planificación de todo aquello que tiene que ver con los Recursos
Humanos de la biblioteca, cobran una especial importancia la formación y la evaluación
de éstos. Respecto a la formación, se antoja hoy en día imprescindible contar con un
programa de formación continua dentro de la organización. Hay que tener en cuenta,
además, que la sociedad de la información en las que se desenvuelven las bibliotecas es
muy cambiante, por lo que los bibliotecarios han de estar al día de éstas novedades con
objeto de poder desempeñar eficazmente las funciones que demanda su organización.
Existen diversas opciones para desarrollar la formación del personal bibliotecario. En la
mayoría de las ocasiones, son las propias organizaciones las que ofrecen un programa
formativo adecuado a las necesidades de su personal. Estos programas deberán
elaborarse tomando como referencia la propia naturaleza de las organizaciones y los
objetivos a alcanzar por éstas. Tampoco debemos olvidar el papel fundamental que
desempeñan las asociaciones profesionales en éste ámbito, así como los recursos, cada
vez más abundantes y de mayor calidad, que se pueden localizar en la web para llevar a
cabo la autoformación.
Por último, respecto a la evaluación de los Recursos Humanos, debemos tener muy en
cuenta la nueva filosofía de la Evaluación del Desempeño que ya se desarrolla en las
Administraciones. Para entender correctamente este nuevo modelo, es recomendable
acudir al Modelo de Evaluación del Desempeño en el Marco de la Planificación de
Objetivos y Estratégica en las Administraciones Públicas, donde se definen las
características propias del mismo.
a. Fuentes de interés
A diferencia de las bibliotecas que forman parte de organizaciones privadas y están, por
tanto, sostenidas por éstas, las bibliotecas públicas cuentan con un presupuesto limitado,
asignado por la Administración correspondiente, lo cual obligará a realizar el mejor
aprovechamiento posible del mismo mediante una correcta planificación económica. El
presupuesto se podría definir como una herramienta de previsión, pues recoge los gastos
derivados del funcionamiento de la biblioteca durante un periodo determinado. Además,
es de obligado cumplimiento, pues nunca deberán superarse los gastos contemplados.
a. Artículos
Una vez realizada la fase previa de análisis, deberemos proceder a definir los objetivos a
alcanzar por la biblioteca, los cuales deberán estar en consonancia con los marcados por
la organización en la que esta esté encuadrada. Por ejemplo, las bibliotecas universitarias
siempre deberán amoldarse a los objetivos generales marcados por la Universidad, así
como las bibliotecas especializadas deberán plantear sus objetivos en base a aquellos
marcados por la organización donde ofrezcan sus servicios. La biblioteca deberá definir
las llamadas Líneas estratégicas, donde se expondrán las medidas a desarrollar para
alcanzar dichos objetivos. Cada línea contendrá un conjunto de planes de actuación.
El Plan deberá contener, finalmente, una referencia a la evaluación del Plan mismo, es
decir, su puesta en marcha, resultados obtenidos, posibles desviaciones, etc.
procesos y servicios, una mejor administración de los recursos públicos que le hayan sido
asignados y, lo que no es menos importante, facilitará la implicación de los distintos
agentes implicados en dicha organización (políticos, administradores, usuarios) gracias a
la visión de conjunto que les ofrecerá dicho Plan.
Estas normas pueden tomarse como “simples” guías para la implantación de sistemas de
calidad y para la evaluación de los mismos o bien pueden seguirse con la intención de
obtener algún tipo concreto de certificado de calidad. A destacar, la certificación de
AENOR O el sello EFQM de Excelencia.
a. Artículos
- Gestión por objetivos, un marco de referencia para trabajar en la biblioteca. Pacios
Lozano, Ana Reyes. Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, 1999, n.
55.
- ANECA