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ENTRONIZACIÓN

SANTÍSIMO·CRISTO·DE·LOS
MILAGROS

REAL Y EXCELENTÍSIMA HERMANDAD DE NUESTRO PADRE JESÚS


DEL SANTO SUPLICIO, SANTÍSIMO CRISTO DE LOS MILAGROS Y
MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA CORONADA

13 de abril de 2019
Verán al Señor cara a cara, y llevarán su nombre en la frente.
Ya no habrá más noche, ni necesitarán luz de lámpara o del sol,
porque el Señor Dios irradiará luz sobre ellos,
y reinarán por los siglos de los siglos.
Ap. 22, 4-5

En memoria del cardenal


Mons. D. Fernando Sebastián Aguilar, d.e.p.
REAL Y EXCELENTÍSIMA HERMANDAD DE NUESTRO PADRE
JESÚS DEL SANTO SUPLICIO, SANTÍSIMO CRISTO DE LOS
MILAGROS Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA
CORONADA

A continuación se desarrolla el guión del acompañamiento litúrgico para la


entronización del Santísimo Cristo de los Milagros. Éste consiste en una
breve reflexión meditativa en torno a la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y
el Misterio de la Cruz, ambos momentos clave en la iconografía de nuestro
titular cristífero.

Primeramente nos adentraremos en un pasaje del Antiguo Testamento (Num


21, 4-9) por el que, mediante la figura del estandarte elaborado por Moisés,
obtendremos una visión que prefigura la correlación de la espera del Mesías,
Salvador de todos, que desde lo alto de la Cruz obró la cura de nuestros
pecados. En esta perícopa encontramos también diversos elementos paralelos
como son la rebeldía del pueblo de Israel hacia Dios, que se traducirá en la
rebeldía del pueblo que lleva a Jesús a la condena de la Cruz.

En segundo lugar, oraremos con el Salmo 50 conocido popularmente como


«Miserere». Se trata de un salmo que expone la confesión de los pecados, el
arrepentimiento y la súplica de perdón. Es un verdadero acto de penitencia
por el que el salmista, consciente de su culpabilidad, apela a la benignidad
divina.

Finalmente concluiremos con un fragmento del Nuevo Testamento (Jn 19, 25-
27) donde el evangelista narra la crucifixión del Señor. Nuestro camino de fe
está unido de manera indisoluble a María desde el momento en que Jesús,
muriendo en la cruz, nos la ha dado como Madre diciendo: «He ahí a tu
madre». Estas palabras tienen un valor de testamento y dan al mundo una
Madre. Desde ese momento, la Madre de Dios se ha convertido también en
nuestra Madre. La Madre del Redentor nos precede y continuamente nos
confirma en la fe, en la vocación y en la misión. Con su ejemplo de humildad
y de disponibilidad a la voluntad de Dios nos ayuda a traducir nuestra fe en
un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras.

La monición y las meditaciones que acompañan al presente documento han


sido obtenidas en su integridad del «Sermón de las siete palabras» de la
exhortación realizada a la Cofradía de las Siete Palabras de Valladolid por
Mons. D. Fernando Sebastián Aguilar en la Semana Santa de 2008. Sea pues,
éste, un recuerdo a su memoria y que el Santísimo Cristo de los Milagros le
conceda el descanso eterno y la luz celestial.

El acto de entronización dará comienzo seguidamente tras el traslado y la


entrada de los Sagrados Titulares a la Casa Hermandad. El Santísimo Cristo
de los Milagros permanecerá expuesto delante de su trono procesional y
custodiado por los hermanos que procederán a su entronización.

Acompañamiento musical: Tenor, soprano y órgano.

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REAL Y EXCELENTÍSIMA HERMANDAD DE NUESTRO PADRE
JESÚS DEL SANTO SUPLICIO, SANTÍSIMO CRISTO DE LOS
MILAGROS Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA
CORONADA

INVOCACIÓN INICIAL
V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

V/. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.


R/. Como era en el principio, ahora y siempre. Por los siglos de los siglos.
Amén.

MONICIÓN DE ENTRADA (Lector 1)


«A los suyos vino, y los suyos no le recibieron»1. Jesús agoniza en la cruz,
rechazado, ignorado, menospreciado por su pueblo, abandonado a su suerte
por sus discípulos, ignorado todavía por muchos de los que nos consideramos
discípulos suyos.

¿Cómo es posible que esté muriendo el Autor de la Vida, la revelación


viviente del amor de Dios a los hombres?

Cristo sigue muriendo por nosotros, en una larga agonía que no acabará
hasta el fin del mundo. Todos los lugares y las horas del mundo están
abrazados, asumidos, metidos en el corazón de este Cristo que agoniza en la
Cruz. Es el Justo, el Hombre universal, en el que está toda la inocencia, toda la
justicia y toda la bondad del mundo. Su justicia es nuestra justicia, su piedad es
nuestra piedad, su confianza en Dios es nuestra confianza, su esperanza de vida
es nuestra vida y nuestra salvación eterna.

CANTO: «O croce fedele» - Marco Frisina.


O croce fedele, albero glorioso, Oh Cruz fiel, glorioso árbol,
unico è il fiore, le fronde, il frutto. único en flor, frondoso, el fruto.
O dolce legno, che con dolci chiodi Oh madero dulce, que con dulces
sostiene il dolce peso. clavos sostienes el dulce peso.

Canta, o lingua, la battaglia gloriosa, Canto, oh lengua, la batalla gloriosa,


canta il nobile trionfo della Croce: canta el noble triunfo de la Cruz:
il Redentore del mondo, el Redentor del mundo,
inmmolato, sorge vittorioso. inmolado, se levanta victorioso.

O croce fedele, albero glorioso, Oh Cruz fiel, glorioso árbol,


unico è il fiore, le fronde, il frutto.

1 Jn 1, 11.

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REAL Y EXCELENTÍSIMA HERMANDAD DE NUESTRO PADRE
JESÚS DEL SANTO SUPLICIO, SANTÍSIMO CRISTO DE LOS
MILAGROS Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA
CORONADA

O dolce legno, che con dolci chiodi único en flor, frondoso, el fruto.
sostiene il dolce peso. Oh madero dulce, que con dulces
clavos sostienes el dulce peso.

Quando a trent’anni si offrì alla Passione, Cuando a los treinta años se ofreció a
compiendo l’opera per cui era nato, la Pasión, realizando la obra para la
come un agnello immolato que nació, como un cordero inmolado
fu innalzato sul legno della Croce. fue ensalzado sobre la madera de la
Cruz.

O croce fedele, albero glorioso, Oh Cruz fiel, glorioso árbol,


unico è il fiore, le fronde, il frutto. único en flor, frondoso, el fruto.
O dolce legno, che con dolci chiodi Oh madero dulce, que con dulces
sostiene il dolce peso.
clavos sostienes el dulce peso.

PRIMERA LECTURA (Lector 2)


«Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así debe ser levantado el Hijo del
hombre, para que todo hombre que en él crea tenga la vida eterna»2

Lectura del libro de los Números 21, 4-9

Los israelitas partieron del monte Hor por el camino del Mar Rojo, para
bordear el territorio de Edom. Pero en el camino, el pueblo perdió la paciencia y
comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos hicieron salir de
Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya
estamos hartos de esta comida miserable!».
Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que
mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas.
El pueblo acudió a Moisés y le dijo: «Hemos pecado hablando contra el Señor
y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas
serpientes». Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: «Fabrica una
serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido,
al mirarla, quedará curado».
Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando
alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y
quedaba curado.
V/. Palabra de Dios.
R/. Te alabamos, Señor.
Breve silencio meditativo

2 Jn 3, 14-15.

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REAL Y EXCELENTÍSIMA HERMANDAD DE NUESTRO PADRE
JESÚS DEL SANTO SUPLICIO, SANTÍSIMO CRISTO DE LOS
MILAGROS Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA
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MEDITACIÓN 1 (Lector 3)
Alejarse de Dios es condenarse a vivir siempre de espaldas a la luz, es como
encerrarse en el calabozo de uno mismo sin querer salir a la verdad y a la
belleza de nuestra vida que es el amor de Dios que nos perdona y nos renueva
interiormente, que nos devuelve la esperanza de la alegría de la salvación.
Desde lo alto de su sabiduría, desde la cumbre de su perfección infinita, Dios es
todo compasión.

Nos conoce, sabe lo ignorantes que somos, conoce de sobra el orgullo de


nuestro corazón. Lo sabe también Jesús, que tiene la sabiduría de Dios, y por
eso está siempre dispuesto a perdonarnos.

El Santísimo Cristo de los Milagros es levantado y portado a hombros de los


hermanos para ser dispuesto a su entronización, hasta la cual permanecerá
en pie sin mecer.

CANTO: «Kyrie».
Kyrie eleison. Señor, ten piedad.
Christie eleison. Cristo, ten piedad.
Kyrie eleison. Señor, ten piedad.

PROCLAMACIÓN DEL SALMO (Lector 4)


Durante la proclamación del salmo acompañará instrumentalmente el
órgano interpretando «Benicne Fact Domine» de Eduardo Ocon.

«Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana»3

Salmo 50 Misericordia, Dios mío.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,


por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,


tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti sólo pequé,

3 Ef 4, 23-24.

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cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,


en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,


y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,


que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,


renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,


afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

¡Líbrame de la sangre, oh Dios,


Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen:


si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,

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tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,


reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

V/. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.


R/. Como era en el principio, ahora y siempre. Por los siglos de los siglos.
Amén.
Breve silencio meditativo

MEDITACIÓN 2 (Lector 5)
Haciéndose débil, dejándose matar, en esta gran debilidad del crucificado se
manifiesta el amor de Dios en todo el esplendor de su poder. En esta suprema
debilidad de la Cruz el amor de Cristo y de Dios nuestro Padre se hace
omnipotente, indiscutible, capaz de deshacer todas las prevenciones y de ganar
todos los corazones. ¿Cómo se puede resistir al amor de un Dios que se deja
crucificar por nosotros? Bien se puede hablar del amor loco de Dios por cada
uno de nosotros. Un amor que deja a su Hijo sometido a la peor de las muertes,
un amor que respeta hasta el límite la libertad de sus verdugos, un amor que
sabe esperar hasta que brote de nuestro corazón la respuesta limpia y sentida
de un amor arrepentido, agradecido, firme y operante hasta la muerte.

El Santísimo Cristo de los Milagros es entronizado a los sones del


«Lacrimosa».

CANTO: «Lacrimosa» - Requiem de W.A. Mozart.


Lacrimosa dies illa Lleno de lágrimas será aquel día
qua resurget et favilla en que resurgirá de sus cenizas
iudicandus homo reus. el hombre culpable para ser juzgado;
Huic ergo parce, Deus. Por lo tanto, ¡Oh Dios! Ten
Pe Iesu, Domine, misericordia de él.
dona eis requiem. Amen Piadoso Señor Jesús,
Concédeles el descanso eterno. Amén

Una vez que el Santísimo Cristo de los Milagros se encuentra entronizado, se


continúa con la última meditación.

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JESÚS DEL SANTO SUPLICIO, SANTÍSIMO CRISTO DE LOS
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CORONADA

El director espiritual de la Hermandad u otro ministro que acompañe el acto


proclama el Santo Evangelio.

EVANGELIO Jn 19, 25-27


«Mujer, ahí tienes a tu hijo (…). Ahí tienes a tu madre»

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

unto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre,


María, mujer de Cleofás y María Magdalena. Jesús, viendo a su
Madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí
tienes a tu hijo”; y luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde
aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

V/. Palabra del Señor.


R/. Gloria a ti, Señor, Jesús.
Breve silencio meditativo

MEDITACIÓN 3 (Lector 6)
Junto a la Cruz de Jesús, en la renovación permanente y universal de la
Eucaristía, nace cada día la Iglesia. Nacemos los cristianos con María, unidos a
Jesús, en el amor, en la obediencia, viviendo y muriendo en la verdad; la verdad
de Dios y la verdad de la humanidad.

Te damos gracias, Señor, por el don de tu Madre María; te damos gracias por
poder llamar madre a tu misma madre, porque podemos sentirla cerca de
nosotros, amándonos como hermanos tuyos. Te damos gracias porque podemos
tener a María en nuestro corazón y con Ella los tesoros de su fe y de su amor.

CANTO: «Stabat Mater» - Pergolesi.


Stabat Mater dolorosa De pie la Madre dolorosa
Iuxta crucem lacrimosa, junto a la Cruz, llorosa,
Dum pendebat filius. mientras pendía el Hijo.
Cuius animam gementem Cuya ánima gimiente,
Contristatam et dolentem contristada y doliente
Pertransivit gladius. atravesó la espada.

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REAL Y EXCELENTÍSIMA HERMANDAD DE NUESTRO PADRE
JESÚS DEL SANTO SUPLICIO, SANTÍSIMO CRISTO DE LOS
MILAGROS Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA
CORONADA

BENDICIÓN FINAL
V/. Oremos.
Oh Dios, tu Hijo Jesucristo,
Señor nuestro,
por medio de su pasión ha destruido la muerte
que, como consecuencia del antiguo pecado,
a todos los hombres alcanza.
Concédenos hacernos semejantes a él.
De este modo, los que hemos llevado grabada,
por exigencia de la naturaleza humana
la imagen de Adán, el hombre terreno,
llevaremos grabada en adelante,
por la acción santificadora de tu gracia,
la imagen de Jesucristo, el hombre celestial.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

V/. El Señor esté con vosotros.


R/. Y con tu espíritu.

V/. La bendición de Dios todopoderoso,


Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
R/. Amén.

V/. Glorificad al Señor con vuestra vida.


Podéis ir en paz.
R/. Demos gracias a Dios.

10
AD·MAIOREM
DEI
GLORIAM

ET·BEATISSIME
VIRGINIS·MARIAE
HONOREM

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