Para descubrir este principio, Mendel cruzó guisantes de color amarillo (color
dominante) con una especie más escasa de guisantes verdes (recesivo). El
resultado de este cruce, generó una descendencia 100 % amarilla:
Con una gran intuición científica, Mendel cogió los guisantes de la generación F1
(del experimento anterior) y los cruzo entre sí.
Figura 2. Segunda ley de Mendel
Para su sorpresa, el 25% de la descendencia de esos guisantes amarillos ¡fueron
verdes! Por esta razón, aunque dos miembros de una pareja tengan los ojos
marrones, si ambos guardan un gen recesivo para el color azul, existe un 25 % de
posibilidades de que sus hijos hereden ojos azules (como los de sus abuelos).
Un dihíbrido, en definitiva, surge a partir del cruce de razas diferenciadas por pares
de caracteres alelomorfos. Como los caracteres se segregan de forma
independiente, pueden propiciar la aparición de nuevas combinaciones.
La noción de dihíbrido fue desarrollada por Gregor Mendel (1822-1884), padre de
la genética mendeliana y creador de las llamadas leyes de Mendel. Mediante estos
postulados, que explican cómo se transmiten las características de los progenitores
a los descendientes a través de la herencia genética, el científico evidenció, entre
otras cosas, cómo se generan los dihíbridos.
Por otro lado, dado que la combinación de los alelos se da de forma independiente,
existe el mismo grado de probabilidad de que los A y a se combinen con los B y con
los b, o sea que los cuatro tipos de gametos expuestos anteriormente aparecen con
igual frecuencia. Al cruzar dos dihíbridos se obtiene una descendencia que, si tiene
las dimensiones suficientes, presenta todos los genotipos posibles al unir dos
gametos al azar.