A Zezé le gustaba hacer “murciélago” (treparse a la parte trasera de los autos).Un día probó con el coche del portugués
Manuel Valadares, pero se lastimó el portugués le reprendió y le dio una palmada, Zezé le dijo que cuando sea grande lo iba
a matar. Un día, Zezé hizo una travesura, pero al escapar por accidente se cortó con un vidrio el pie, Gloria lo “curó” a medias
.Al día siguiente, Zezé fue a la escuela, el portugués le observo desde su auto caminando con los pies descalzo, y lo llevo a
la farmacia, donde el doctor Adaucto Luz lo curó, después el portugués le compro refresco, galletas y caramelos con figuras
de artistas, se hizo amigo se Zezé. Zezé recibió 2 palizas brutales: la 1era Jandira le pegó por no venir a comer cuando ella
lo llamoy le rompió su globo, después vino Totoca para pegarle; La 2da su padre lo abofeteó por cantar una canción atrevida
y le dio fuertes correazos, Gloria lo salvo de las dos palizas que por poco lo matan a golpes y le dejaron postrado en cama.
Un día, Zezé fue a visitar a su amigo, al que le contó lo de las palizas y le dijo que se quería suicidar, pero Portuga le hizo
cambiar de idea.Otro día se fueron a pescar, y Portuga le presento a su árbol llamado “Reyna Carlota”, ya que Zezé le dio
que tenía su planta de naranja lima.
Zezé le dijo a Portuga que lo adoptara, Portuga le dijo que no podía, pero le dijo que lo trataría como a un hijo ,le habló de
las parras, vendimias, el vino que se hace en el lagar ,del capín y la fabricación de quesos .
Un día de clases, Jerónimo llegó tarde y le comenta a su compañero de a lado que el auto del portugués fue arrollado por el
Mangarativa (el tren) .Zezé se va del colegio con ganas de vomitar, pálido y llorando.Buscó el auto de Portuga, al ver que no
estaba confirma su sospecha. Ya en su casa enfermó gravemente, el doctor dijo que tenía un shock, un trauma muy fuerte.
Todos en su familia pensaban que estaba así porque le habían dicho que iban a cortar su planta de naranja lima, Gloria y
su mama le cuidaban, venían a visitarlo los vecinos, la profesora, don Ariovaldo. Zezé tenía pesadillas, soñó que el
Mangarativa atropellaba a Minguito vestido como vaquero .Su padre al fin consiguió trabajo como gerente de la fábrica de
Santo Aleixo, y le dijo que iban a tener una casa grande, y que él sería el primero en elegir los árboles ,pero Zezé siguió triste
y deprimido por la muerte de Portuga.
Ya adulto a los 48 años, se sigue sintiendo niño en su corazón, y dice que a él le contaron las cosas demasiado pronto.
Mensaje:
La importancia de la imaginación, la ternura, la hermandad, de la amistad, el valor de la lucha, que los niños que son más
puros en sus actos y sentimientos .Siempre llevar con nosotros el niño que tenemos dentro de cada uno y ser alegre a
pesar de todo.
MI PLANTA DE NARANJA LIMA
RESUMEN
PRIMERA PARTE.
1. EL DESCUBRIDOR DE LAS COSAS.
Totoca venia enseñándome la vida. Era mi hermano mayor. Yo también venia descubriendo cosas solo. Cantar
sí que era lindo. Y estaba recordando una música que cantaba mamá cuando yo era pequeño. Totoca me llevó
al borde de la carretera Rio- San Pablo. Allí pasaba de todo. Camiones, automóviles, carros y bicicletas. Me
enseñó a cruzar la carretera. Cuando crezca quiero ser sabio y poeta y usar corbata de moño. Bien ¿viste como
soy tu amigo Zezé? Entonces no cuesta nada decirme como conseguiste “aquello”…
Entonces fui recordando algo que había pasado la semana anterior. Cuando al tío Edmundo le dije que voy a
leer. Después cuando anocheció le dije a Jandira que me alce para leer una oración que servía para proteger a
la casa, que estaba detrás de una estrella de papel. Lo leí correctamente y todos quedaron asombrados,
boquiabiertos. Tío Edmundo también me hizo leer el diario y me regaló un caballito de madera.
2. UNA CIERTA PLANTA DE NARANJA-LIMA.
En casa, cada hermano mayor criaba a uno menor. Lalá me había tomado por su cuenta hacia bastante tiempo.
Después venía mi hermanito Luis. A quien primero cuido Gloria después yo. Al quien llevé a jugar. Jugamos al
jardín zoológico. El otro juego era Luciano, que era un avión que volaba por el “campo dos Afonsos”. Después
pasábamos por el jardín zoológico, visitando a la jaula de los monos, leones, panteras, todo imaginariamente.
Hoy todo el mundo va a ver la casa nueva dijo mamá. ¿Cuándo tenemos que mudarnos mamá? Preguntó Gloria.
Dos días después de navidad respondió. Hablaba con una voz cansada. Y yo sentía pena por ella. La casa era
un poco más chica. Mamá desató el alambre que sostenía el portón y todo el mundo se lanzó hacia adelante.
Gloria se precipitó en una carrera, y abrazó la “mangueira” (árbol frutal que da la manga). Antonio hizo lo mismo
con la planta de tamarindo. Yo me quedé con una pequeña planta de naranja-lima. Estaba desconcertado. Me
sentía el ser más despreciado del mundo. Me enojé. Sentado en el suelo, apoyé mi enojo en i planta naranja-
lima. Habló una voz cerca de mi corazón, era del árbol. ¿Por qué me hablas? Le pregunté. Los árboles hablan
por todas partes. Por las hojas, por las ramas, por las raíces. ¿Quieres ver? Apoya tu oído y vas a escuchar
palpitar mi corazón. Tic…tac…tic…tac… Me quedé maravillado.
3. LOS FLACOS DEDOS DE LA POBREZA.
Cuándo le conté mi problema a tío Edmundo. Lo encaró con toda seriedad. Crees que el murciélago te quiere
mucho… Sí, me quiere, entonces puedes estar seguro que ira. Los murciélagos tienen sentido de la orientación.
Birquinho me dijo: Que mañana a la ocho en la puerta del cine Bangu. El dueño de la fábrica mandó comprar un
camión de juguetes. ¿Vas? Sí que voy y llevaré a Luis. Pedí a mi hermana Gloria que nos llevará pero no quiso.
Escucha Zezé. “Tengo un montón de cosas que hacer, planchar, ayudar en la mudanza, vigilar la cazuela en el
fuego…” ¡Y ahora basta! Ve a jugar. Pero no fui y me las ingenie para que me hiciese caso. Pero al final terminó
cerrando toda la casa para no verme.
Arreglé a mi hermanito Luis. Lo vestí sin hacer ruido. Acomodé sus cabellos y lo peiné. Lindo y arregladito como
estaba hasta podía ser confundido con el niño Jesús. Gloria lloró no podía llevarnos. Encargo a don Pasión el
cartero para que nos llevara al sitio en donde iban a regalar los juguetes. Pero nos abandonó antes de llegar.
Tomé con más fuerza la mano de Luis y continuamos la marcha. Llegamos muertos de cansancio. No había
nadie. No parecía que hubiera habido repartición de juguetes. Don Coquito el portero, dijo que todo se había
acabado y que llegamos demasiado tarde. Estaba triste y desilusionado. En la cocina estaba Dindinha que había
venido para hacer “rebanada” mojada en vino. Era la cena de la nochebuena. Fue una comida triste que ni daba
ganas de pensar. Todo el mundo comió en silencio, y papá apenas probó un poco de “rebanada”. Ni siquiera
había querido afeitarse. Tampoco habían ido a la misa del gallo. Más parecía el velorio del niño Jesús que su
nacimiento. Papá agarró el sombrero y se fue. Lo más triste fue cuando la campana de la iglesia llenó la noche
de voces felices. Y algunos fuegos artificiales se elevaron a los cielos para que Dios pudiera ver la alegría de los
otros. Fuimos a la cama a dormir. Puse mis zapatillas con la esperanza de que me tocara un regalo.
Al despertar revisé mis zapatillas y estaban vacías. ¡Que desgracia tener un padre pobre! Papá escuchó, agarró
el sombrero y se fue para la calle. Totoca me culpó de todo. ¿Por qué hice eso Dios mío? Mi talón tocó la caja
de lustrar zapatos y tuve una idea. Tal vez así papá me perdonaba tanta maldad. No hablé con nadie y salí
caminando. No había gente todos estaban durmiendo, no hallé ningún cliente, para lustrarle los zapatos, me
senté y lloré. Don Coquito golpeó mi cajón y me pidió que le lustrara los zapatos. Me pagó cinco cruzeiros.
Proseguí. ¡Se lustra patrón! Un niño bajó del coche y me puso en el bolsillo cinco cruzeiros. Llegué a la casa de
los Villa Boas. Sergito andaba por entre las plantas, en una hermosa bicicleta. ¿Qué te pasa Zezé? Estas raro
me dijo. ¿Te regalaron muchas cosas? Este año no tuvimos navidad en casa. Papá todavía está sin empleo.
Sergio metió la mano en el bolsillo y me dio una moneda eran diez cruzeiros.
Me lancé en carrera al cafetín “Miseria y hambre”. Compré cigarrillos para papá. Pagué hice envolver el regalo.
Y me lo llevé a casa. Mira papá compré una cosa lida para ti. Miré a papá, su rostro barbudo, sus ojos. Solo
podía decirle; Papá…papá…y la voz fue consumiéndose entre lágrimas y sollozos. Él abrió los brazos y me
estrechó tiernamente.
4. EL PAJARITO, LA ESCUELA Y LA FLOR.
Casa nueva. Vida nueva y esperanzas simples, simples esperanzas. Llegué a la casa. Di un salto y me fui.
Minguito (mi planta de naranja-lima), ahora vamos a vivir siempre uno cerca del otro. Voy a ponerte tan lindo que
ningún árbol podrá llegarte a los pies.
Al comienzo me portaba bien. Rellené una media negra de mujer. Parecía una cobra. Lo puse en el camino. Y
¡zas! Comencé a tirar de la cobra. La mujer dio un grito tan grande que despertó a toda la calle. ¡Socorro!
¡Socorro!… Una cobra. Corrí a esconderme en el cesto de ropa sucia y me metí dentro. Mamá me descubrió y
me dio una zurra que nunca olvidaré.
Al día siguiente fui donde el tío Edmundo. Le consulté sobre el pajarito que tenía dentro de mí. El pajarito fue
hecho por dios para ayudar a las criaturas. Después cuando el niño ya no lo necesita más, devuelve el pajarito
a Dios. Entonces solté mi pajarito ya no lo necesitaba más.
Gloria me llamó temprano me aseó y me llevó a la escuela. La directora dijo que era muy pequeño. El día 26 de
febrero cumple seis años, si, señora, dijo Gloria. Di mi nombre y me dieron el uniforme. Y vinieron las novedades.
Y las peleas. Los descubrimientos de un mundo donde todo era nuevo. Era el mejor de la clase que leía. El mejor
“Lecturero”.
Los días fueron pasando una tarde aparecí con una flor para mi maestra. Ella se puso muy emocionada. Me dijo
que era un caballero. Gloria decía que dejaba mi diablito guardado en el cajón y me volvía otro chico. Le solicité
a mamá me comprara un traje que había dejado de utilizar Nardito por ser muy chico. Mamá soy el alumno más
estudioso de mi clase. La profesora dice que voy a ganar un premio. Mi mamá aceptó. Le besé la mano.
Godofredo entró en clase. Habló con Cecilia Parm (la maestra). Desde ese momento me prohibió que hurtara
flores del jardín de Godofredo para traerlos a ella. ¿Acaso el mundo no es de Dios? Entonces las flores son de
él… Quedó espantada con mi lógica.
5. EN UNA CELDA HE DE VERTE MORIR.
Fui a la sacristía, pedí a don Zacarías, los cabitos de vela. Reuní los pedacitos y los metí en medio de mi bolsa.
Y los pasé lo más rápido posible por la calzada. Quería ver de lejos quien iba a resbalar de nuevo. Era doña
Corina. La mujer estaba desparramada en el suelo diciendo malas palabras. Escuché cantar a un hombre. La
que quería que cantase era “Fanny”. Cuando llegaba a esa parte donde decía: “En una celda he de verte morir”.
La gente salía de las casas y compraba un folleto. ¡Nadie en el mundo canta tan lindo como usted! Y nos fuimos
cantando y vendiendo. El cantaba y yo iba aprendiendo. ¡Mira que eres vivo! ¿Cómo te llamas? Zezé. Y yo
Ariovaldo. Tomó la mano entre las suyas para sellar “la amistad hasta la muerte”.
No veía la hora de que llegara martes. Ya iba a esperar a don Ariovaldo a la estación. Su lindo vozarrón abría la
ventana de la mañana. ¡Que cosa! Las muchachas venían corriendo a comprar. Lo que me gustaba era vender
los folletos. ¿De veras formamos un dúo? Déjeme cantar le dije, usted canta fuerte y yo entro con la voz más
dulce del mundo. Y debajo del sol caliente recomenzamos el trabajo Hasta que apareció doña María de la Peña
¡Muy bonito! ¡Muy bonito! Que una criatura cante una inmoralidad así. Don Ariovaldo la amenazó con un cuchillo
y la vieja se fue. Luego conversamos y me dijo: Eres un Ángel, Zezé… Le dije adiós con la mano y comencé a
reírme. ¡Ángel! Es porque él no sabe…
SEGUNDA PARTE.
1. EL “MURCIELAGO”.
Totoca y yo nos poníamos a la espalda nuestras mochilas. En la mano llevábamos las zapatillas de tenis, para
calzarlos cuando estemos cerca de la escuela. Me fascinaba la carretera Rio-San Pablo. “Sin duda el
murciélago”. Treparme a la parte trasera de los automóviles y sentir el camino desapareciendo a tal velocidad
que el viento me castigaba corriendo y silbando. Me propuse subirme al carro del portugués. No tienes coraje
para eso. ¿Qué no tengo? Ya vas a ver Minguito (la planta de naranja-lima) De un salto estaba pegado a las
ruedas con todas la fuerzas que me daba el miedo. Me descubrió el portugués. ¿Qué piensas mocoso, que no
te he estado observando, todos los días espías mi coche? Me tomó de las orejas. La humillación me dolía más
que el propio dolor. Soltó rápidamente mis orejas y me puso sobre sus rodillas. Me aplicó una sola palmada, pero
con tal fuerza que pensé que mi trasero se había pegado a mi estómago. Salí atontado, bajo las burlas. Me
encontré con Totoca que me involucró en una pelea del cual salí con un ojo morado y varios golpes. No resistí y
acabe contándole mi fracaso a Minguito. Pero enseguida pasó la rabia y nos pusimos a conversar de otras cosas.
Escuchamos un barullo y era Luis que se venía acercando. De repente Minguito se convirtió en el más bello
caballo del mundo. Vamos, vamos, caballito. Corre, corre, la planicie está llena de bisontes y búfalos. Pero les
sentía miedo.
2. LA CONQUISTA.
Ya el portugués no estaba. Caminaba más libremente. Llegó el tiempo de los vientos, el tiempo de la cometa.
Minguito se había dado un estirón y pronto daría frutos. Mi planta de naranja-lima era precoz como yo. El mundo
de la escuela también era bueno. Los martes íbamos con mi amigo Ariovaldo y vendíamos todo. En la escuela
yo era un ángel. Jamás me habían reprendido y era el mimado de las maestras. Vi las guayaberas de la casa de
la negra Eugenia. El diablo me dio fuerzas para descender y me empujó hasta las cercas de las plantas salté y
un vidrio se clavó en mi pie izquierdo. Desesperado y triste fui donde Gloria le supliqué que no me pegaran y me
curó la herida.
Al día siguiente Gloria me defendió, porque todos me pegaban. Me ayudó a calzar las zapatillas y me dejó en el
camino a la escuela. De pronto apareció el portugués, bajó de su coche y me llevó directo a la farmacia, donde
el doctor Adaucto Luz curó mis heridas y me puso una inyección antitetánica. El portugués me dijo: “Así no
puedes ir a casa muchachito” te llevaré. Inventa cualquier cosa, puedes decir que te golpeaste en el recreo y que
la maestra te mandó a la farmacia. Lo miré con gratitud. El portugués se había transformado ahora en la persona
que yo más quería en el mundo.
Le conté que mamá trabajaba y que llegaba muy cansada. También de mi hermana mayor que era muy
enamoradiza. El portugués siempre me dejaba en el lugar indicado. Cuando le conté eso de la navidad lloró y
puso sus manos sobre mis cabellos, prometiéndome que nunca más dejaría de tener regalos ese día.
Pienso que ahora ya no querrás crecer para matarme ¿verdad? No, nunca haría eso. Lo dije cuando tenía rabia.
Yo nunca voy a matar a nadie. No soy antropófago. Casi dio un salto. ¿Qué dijiste? Que no era antropófago. ¿Y
sabes lo que es eso? Y le expliqué. Soltó una alegre carcajada. Acordamos de no llamarlo de “usted”, si no
“portuga” que sonaba más de amigos, cuando estábamos por llegar, bajó y me llevó a la parte trasera del coche
e hice el “murciélago”, él manejo lentamente. Me sentí alegre, recosté mi cabeza junto a su brazo, ¡portuga!
Hum… Nunca más quiero estar lejos de ti. ¿Sabes? ¿Por qué? Porque eres la mejor persona del mundo. Nadie
me maltrata cuando estoy cerca de ti y siento “un sol de felicidad dentro de mi corazón”.
7. EL MANGARATIBA
Entró al salón de clases. Jerónimo. Llegaba tarde y dijo: Que el Mangaratiba (tren) agarró al coche del portugués,
en el paso de la calle da chita. Salí del colegio. Me dirigí a la confitería donde fui agarrado por don Ladislao. Las
lágrimas mojaban mi rostro. Nunca más volvería a ver a mi portuga. Fui caminando por la carretera. Cuando
estaba anocheciendo me encontraba sin fuerzas, sin siquiera poder vomitar. Fui encontrado por Totoca. Me llevó
a casa, Donde estuve enfermo y vomitando. El doctor Faulhaber vino y me examinó. Fue un shock. Un trauma
muy fuerte. Vivirá si solamente consigue vencer ese shock. “Desde que supo que iban a cortar su planta de
naranja-lima se puso así”. Todos los vecinos se preocuparon por mí. Era increíble.
Comencé a mejorar. ¡Qué fácil era morirse para algunos! Bastaba con que viniera un tren malvado. La debilidad
me daba una continua somnolencia. Gloria me dijo: Dentro de poco estarás sano. ¿Para que todo el mundo me
pegue? Contesté. Las cosas comenzaban a tomar su ritmo normal en la casa. Todo me recordaba al portuga.
Abrí la puerta un día y entró Minguito a hablarme se empeñó de venir a visitarme. “Vine porque sentí nostalgia,
y quiero verte de nuevo bueno y alegre”. En la vida todo pasa. Pasó el Mangaratiba y le grité: ¡Asesino! ¡Asesino!
Y me respondió a carcajadas. No soy culpable… No soy culpable… Era una pesadilla. Luis entró en mi habitación
y me dijo: Zezé te quiero mucho ¿quieres jugar hoy conmigo? Si no estoy cansado haremos todo.
8. SON TANTOS LOS VIEJOS ÁRBOLES.
Parecía que una nube de paz volvía a nuestro hogar. Papá me tomó de la mano y me sentó en sus rodillas. Me
prometió que las cosas iban a mejorar, mamá ya no tendría que trabajar más. “Un día también vas a ser padre y
descubrir que difíciles con ciertos momentos en la vida de un hombre”. Mi planta de naranja-lima había sido
cortada.
9. CONFESIÓN FINAL.
Manuel Valladares. Mi querido Portuga. Tú fuiste quien me enseñó la ternura de la vida. Mi Portuga querido. Hoy
tengo cuarentaiocho años y a veces siento la impresión de que continúo siendo una criaturita. Ubatuba 1967.