Anda di halaman 1dari 10

DESCANSO: UN FACTOR DE LA SALUD LARGO TIEMPO DESCUIDADO

Algunas consideraciones nuevas sobre este tema

por Hereward Carrington, Ph. D.

Un sabio oriental dijo una vez: "Aquel que pueda


percibir la inacción en la acción, y la acción en la
inacción, es el más sabio de los hombres."

Es durante las horas de descanso y sueño -cuando parece


que estamos más pasivos- cuando algo en nuestro interior
está intensamente activo, recargándonos con energía vital
para el día siguiente. Cuando estamos activos, estamos
gastando energía; cuando aparentemente estamos inactivos, la
estamos recibiendo. Porque "la energía se nota siempre en su
gasto, no en su acumulación"

Los animales instintivamente conocen esto. ¡Y los bebés


también! Como señaló una vez un irlandés: "Se pasan la mayor
parte del día durmiendo." Pasamos durmiendo más de un
tercio de nuestra vida, y sus notables efectos reparadores
son bien conocidos. ¿No hemos tenido todos esta experiencia?
Estamos cansados, fatigados. Echamos una cabezadita sólo un
ratito, y nos sentimos refrescados y vigorizados. Esos pocos
segundos han cambiado toda nuestra perspectiva de la vida.

Pero no siempre es necesario dormir para obtener estos


resultados beneficiosos. El descanso nos revitalizará
también; pero debe ser la clase adecuada de descanso. La
relajación completa con los ojos cerrados es una parte de
esta fórmula: pero sólo una parte de ella. Hay una técnica
de descanso, al igual que la hay para otras cosas. Los
mejores resultados se obtienen sólo cuando descansamos de
forma adecuada. ¿Qué debemos hacer para asegurarlo?

En primer lugar, unas pocas cosas esenciales son


obvias. La habitación en la que estamos intentando
descantar debería estar tan tranquila como sea posible y con
poca luz. Deberíamos asegurarnos que no haya nada que nos
distraiga y nos moleste. El sistema muscular debería
relajarse y esto puede lograrse recorriendo el cuerpo con el
pensamiento, relajando cada parte del cuerpo a medida que
llegamos a ella. (Los ejercicios de respiración profunda
ayudarán a esto.) Ciertas zonas deberían recibir atención
especial ya que en ellas se acumula más la tensión: el plexo
solar, las cervicales, la mandíbula, la garganta, los
hombros. Recorra el cuerpo varias veces de esta manera,
relajando cada zona de tensión cuando llegue a ella.

Investigaciones recientes han demostrado que


simplemente cerrar los ojos descansa el cerebro y la mente
de un modo peculiar. Un ritmo eléctrico empieza tan pronto
como se cierran los ojos, y cesa inmediatamente cuando se
abren. El propósito y la naturaleza exactas de este ritmo
siguen siendo un misterio, pero podríamos imaginar que sirve
para despejar al cerebro de "cargas negativas." En todos los
casos dan señales de recuperación. La actividad de los
sentidos, y concretamente de los ojos, impide que esto
suceda.

La fatiga puede ser de dos clases: fatiga muscular y


fatiga de las células nerviosas. La primera se supera
fácilmente mediante un breve periodo de descanso; todos los
atletas lo saben. En cambio, el agotamiento de las células
nerviosas es otra cuestión; es de origen interno, y se
requiere tiempo para recargar las diminutas "baterias." Es
esta reducción de energía en las células nerviosas lo que da
lugar a problemas físicos e incluso mentales que, llevados
hasta un extremo, terminarán por producir una "crisis
nerviosa."

Debemos conservar nuestra energía vital cuidadosamente.


Cuando se gasta de forma desenfrenada debe reponerse. Si no
es así, tenemos problemas. Trabajar en exceso, los excesos
sexuales y la tensión prolongada gastan energías. Pero mucho
más importantes que todo lo anterior son las emociones.
Estos son los factores que ponen en cortocircuito al sistema
nervioso y agotan sus energías nerviosas rápidamente. El
pensar mucho nunca nos cansa, con tal de que las emociones
no estén asociadas a estos pensamientos.

Todas las emociones fuertes tienen este efecto. Se sabe


que el miedo, la preocupación, la ansiedad, la ira y
emociones poderosas similares tendrán este resultado, pero
lo mismo ocurrirá con la excitación y el entusiasmo
excesivo. Tomemos como ejemplo un partido de fútbol. Los
jugadores se cansan, pero un breve periodo de descanso les
refresca, y están listos para "armar la de Dios" esa noche.
En cambio los espectadores están agotados. La tensión alta
durante un periodo largo de tiempo tiene este efecto. Y lo
mismo sucede en nuestra vida cotidiana. Como el Dr. Trall
señaló una vez: "Una vida no puede ser a la vez intensa y
extensa. Una vida relativamente tranquila y pacífica
asegurará la longevidad; y al mismo tiempo nos librará del
agotamiento y crisis nerviosas.
Con tal de que las emociones destructivas no estén
presentes, estas representarían una vida plena y sana. Pero,
así como los sentimientos poderosos pueden agotar las
energías de la célula rápidamente, de igual modo las
emociones menos poderosas, mantenidas durante largos
periodos de tiempo, las agotarán lentamente. Los miedos y
preocupaciones sobre todo tienen este efecto. También lo
tendrán las frustraciones resentimientos y desarmonías
internas. Estas lucharán una contra otra y al final
desvitalizarán a su anfitrión completamente.

Hay un dicho antiguo que dice que un hombre puede


escalar montañas todo el día y estar relativamente fresco al
final del día, mientras que si tiene que lavar los platos
durante diez minutos está agotado. La razón de esto es que
en el primer ejemplo todo su ser está trabajando al unísono,
mientras que en el último caso está luchando contra sí
mismo. Su mente consciente le obliga a realizar la actividad
mientras que su mente subconsciente se está resintiendo y
resistiéndose. El resultado es como dos mulas sujetas a los
extremos opuestos de una cuerda, tirando la una contra la
otra. Resultado: no van a ninguna parte. Pero si se las ata
en fila, te sacarán las dos del camino. Es el conflicto
emocional interno el que desgasta la energía de las células
nerviosas y con el tiempo produce resultados nefastos.

Nadie debería sentirse avergonzado por acostarse unos


pocos minutos durante el día, cerrando los ojos y
relajándose. Esto es especialmente cierto en el caso de las
personas mayores. Descansa el corazón, nivela la corriente
sanguínea y restaura la energía del cerebro y de las células
nerviosas. Más importante todavía, impide que te fatigues.
Hacia el final del día, el "cansancio" parece progresar casi
en una proporción geométrica. Por esta razón conviene que
nos acostemos a un ahora razonable, si tenemos que madrugar.
Si uno está cansado después de dieciséis horas, a las
dicisiete horas lo estaremos mucho más y a la hora siguiente
todavía más. Los que aguantan dos o tres horas a menudo son
los que marcan la diferencia entre una vida normal y otra
encaminada a tener problemas físicos y mentales.

Deberían tenerse en cuenta dos importantes factores en


esta relación. El primero es que un cambio completo de
intereses mentales actuará a menudo como un gran
vigorizador. Quizás se deba a que están implicadas nuevas
áreas en el cerebro; lo más probable sea que la mente
consciente y subconsciente estén trabajando en armonía, más
que en oposición. Cualquiera que sea la causa, el hecho es
que un hombre puede estar agotado al final de un día de
trabajo, pero en cuanto empieza a entretenerse con su hobby
ya no está agotado. Viajar tiene un efecto semejante. Un
cambio completo del escenario metal obrará maravillas en el
camino hacia el rejuvenecimiento, como todos sabemos.

El segundo factor esencial para un descanso interno


completo a penas lo he visto mencionado y, sin embargo, es
muy importante. Los órganos vitales de cuerpo necesitan
descanso al igual que nuestros músculos externos. En
concreto me refiero a los órganos digestivos. Es un hecho
reconocido que todos comemos mucho más de lo que
necesitamos, para mantener los desechos físicos y vitales
del cuerpo. La cantidad de energía requerida para
transformar y digerir esta cantidad de alimentos debe ser
prodigiosa y tiene que extraerse de la reserva general. Un
ayuno corto sensato hará maravillas para restaurar este
gasto vital. Muchas personas están crónicamente cansadas
por ninguna otra razón: están constantemente fatigados
debido a la excesiva actividad interna de los órganos
digestivos, incluso a la hora de dormir cuando se toman una
"cena tardía." Dar a estos órganos vitales un descanso es
muy importante. Los beneficios resultantes de hacer
semiayunos o ayunos completos pueden ser atribuidos
principalmente al descanso que se da a los órganos
digestivos en esos momentos. Los efectos rejuvenecedores de
estos periodos de abstinencia y disciplina los han notado
todos aquellos que los han puesto a prueba. Estoy seguro de
que usted también es capaz de hacerlo.

El descanso ya sea externo o interno es un requisito


fundamental para llevar una vida normal y sana. El
protoplasma humano necesita descanso. Debe tenerlo. Nada más
puede ocupar su lugar. El corazón humano late
aproximadamente 100,000 veces cada día -cada 24 horas- y (si
no se abusa de él) puede continuar funcionando de esta
manera ochenta o cien años. ¿Por qué? Porque entre cada
latido, el corazón descansa. Es un descanso momentáneo,
cierto, pero lo suficiente como para permitir su
recuperación. Deben alternarse actividad y relajación. Esta
es la ley de la vida. Obedece esta ley, y la salud, la
armonía y la felicidad siempre estarán contigo.

-Reproducido del ejemplar del otoño de 1977 del Higienista.

LA NECESIDAD DE DESCANSO

por Herbert M. Shelton

El lema de los antiguos higienistas -"la salud mediante


una vida sana" -era amplio e incluía dentro de su ámbito
todo un estilo de vida. No me refiero a un plan de
alimentación o un sistema de ejercicio o cualquier otro
aspecto de la vida. Desde la época de Graham en adelante se
vio que absolutamente todos los aspectos de la vida son
importantes si uno esperaba mantenerse con buena salud.
También se comprendió que todas las necesidades elementales
de la vida tenían que ser satisfechas para mantener las
necesidades y capacidades del organismo enfermo si quería
recobrar la salud.

Entre los elementos importantes de una Higiene válida


estaba el descanso. El descanso, en el que se incluye el
sueño, es el gran proceso reparador de la naturaleza, al
igual que la actividad y la excitación constituyen los
grandes procesos exhaustivos. La actividad es necesaria para
las expresiones más altas de la vida orgánica, pero debe
alternarse con periodos de descanso, o sino el organismo se
agota.

En la vida, dos procesos simultáneos se producen


continuamente. En primer lugar, están los procesos de
crecimiento, desarrollo y reabastecimiento; en segundo
lugar, están los procesos de desgaste. Estos dos procesos
juntos constituyen el metabolismo. Para el proceso de
desgaste , se aplica el término catabolismo. El anabolismo
es el término aplicado para los procesos de
reabastecimiento, desarrollo y crecimiento y predomina
durante los periodos de descanso y sueño. Ninguno de estos
proceso es totalmente pasivo durante la vida, pero, en
general, se puede decir que cuando un proceso está en el
punto culminante de su actividad, el otro está en su punto
más bajo de actividad. Se puede decir que el anabolismo es
el periodo en el que el cuerpo se renueva, se reabastece, se
refresca y se prepara para una actividad renovada.

Cuando decimos que el descanso es la interrupción de la


actividad, no referimos sólo a que es la interrupción de
ciertas formas de actividad. Los procesos anabólicos son muy
intensos durante los periodos de descanso y sueño. En
estados de sedaciones, narcosis, hipnosis inducida por
medicamentos, anestesia, etc., cuando las actividades
físicas y mentales se reducen considerablemente o casi se
suspenden, sucede lo mismo con las actividades anabólicas;
por esta razón cuando se produce una inhibición de estas
actividades debido a la ingestión de medicamentos, el cuerpo
ni se refresca ni se renueva. Estos estados dejan al cuerpo
deprimido, lánguido e incapaz de realizar más actividades.
En cambio, un descanso y sueño normales producen atención,
frescura y una sensación de vigor y preparación para una
acción futura. De todo lo anterior podemos deducir lo
importante que son el descanso y el sueño para el
reabastecimiento de los procesos de la vida.
Los bebés y los niños requieren mucho descanso y sueño,
quizás principalmente porque los procesos anabólicos están
en su intensidad mayor. Es decir que en aquellos periodos de
la vida cuando el desarrollo y el crecimiento están en su
apogeo, el anabolismo es más intenso; de ahí, que se
requiera mucho descanso y sueño. Un principio fundamental de
la ciencia higienista es que nada es reparador excepto
aquellas condiciones que economizan el gasto de las fuerzas
del organismo.

Dividimos el descanso en cuatro clases: descanso


físico, que puede obtenerse mediante la suspensión de la
actividad física, yendo a la cama y relajándose; descanso
sensorial que se logra con un ambiente tranquilo y cerrando
los ojos; descanso mental, que se logra equilibrando la
mente, es decir, dejando de preocuparse e inquietarse y
mediante el cultivo del equilibrio mental; y descanso
fisiológico, que puede lograrse reduciendo las actividades
fisiológicas. Esta última forma de descanso puede lograrse o
mediante una reducción considerable en la cantidad de
alimentos ingeridos o mediante la abstención total de
alimentos.

Cuando nuestros antepasados primitivos habían realizado


una cantidad determinada de trabajo, se cansaban y se
debilitaban, les entraba sueño y se veían obligados a
descansar. Al satisfacer de forma regular y apropiada las
demandas de descanso de su cuerpo, volvían a recobrar las
fuerzas y estaban dispuestos a continuar su trabajo. Pero
llegó una época en que el hombre aprendió a obligar a su
cuerpo a seguir realizando actividades a pesar de la fatiga
que sentían les exigiera un descanso. Aprendió a fustigar su
organismo con estimulantes. Sin la estimulación el cerebro
se cansa y la demanda física de descanso se hace tan grande
que tenemos que acostarnos, descansar y dormir. Pero poner
al cuerpo y la mente en marcha con estimulantes termina por
agotar a ambos. La actividad, aunque sea intensa, no
perjudica al hombre mientras que, al vivir de una forma
sana, posea la capacidad para realizarla. Cuando la fatiga
le pida que descanse, descansará. Será perjudicial cuando,
mediante el uso de estimulantes, se fuerce a seguir
trabajando después que la naturaleza ha pedido que la
actividad cese. Si se fuerza a seguir trabajando con
estimulantes, se exigirá demasiado y no descansará cuando
debiera. Una ilustración gráfica de esto es la interrupción
de cada mañana para tomarse algo. Se le proporcionan al
obrero unos pocos minutos para descansar pero, en vez de
aprovechar esta oportunidad para descansar, se llena de
estimulantes y alimentos que en realidad no son alimentos.
El resultado es que esa interrupción en vez de ser una
bendición se convierte en una perdición.
Descansar todo un día, cuando se está muy fatigado,
tanto física como mentalmente, es agradable y beneficioso.

DESCANSO FRENTE A ESTIMULACIÓN


por Herbert M. Shelton

Durante años me he opuesto al empleo de toda clase de


métodos de estimulación artificiales (irritación o
excitación) del cuerpo de la persona enferma porque dichos
métodos tienden a agotar las energías del paciente. Uno de
mis críticos dice respecto a esto: "La pérdida de "energía
vital" que parece ser la pesadilla del Dr. Shelton no es tan
malo como lo pinta. El cuerpo no es una máquina estática
sino dinámica generando y perdiendo constantemente "energía
vital." Podemos admitir la verdad de su afirmación de que el
cuerpo es una máquina dinámica generando y perdiendo energía
constantemente, sin sentirnos obligados a admitir su opinión
de que es útil gastar. Mediante la estimulación, la energía
del cuerpo a medida que se genera.

La capacidad del cuerpo para generar energía es


limitada. En el caso de un cuerpo enfermo está deteriorada.
La persona enferma, sobre todo la que está enferma
crónicamente, sufre de fatiga nerviosa como consecuencia de
un gasto de energía anterior. Todas aquellas medidas que
agotan aún más sus reservas de energía no le son de gran
ayuda. La estimulación obliga al cuerpo a gastar energía, no
para realizar algo útil, sino para hacer frente al
estimulante. Si este proceso dura mucho tiempo o si se
repite frecuentemente, el resultado es el agotamiento. La
reducción de las energías del cuerpo es proporcional a la
cantidad de estimulación a la que es sometido.

La práctica opuesta, la de conservar las energías del


paciente mediante el descanso, es mucho más razonable e
infinitamente más exitosa. Un obrero regresa a su casa por
la noche cansado tras un día de trabajo duro. No le
prescribimos un estimulante, sino descanso y sueño. Un
hombre enfermo viene a vernos con un organismo cansado
después de semanas, meses, o incluso años de trabajo en
exceso, estimulación, disipación, etc, y empleamos el
tratamiento opuesto. Le decimos que necesita más
estimulación, que hay que hacer trabajar más a sus órganos.
Empezamos un tratamiento que consiste en estimular la piel,
los riñones, el colon, el sistema nervioso, etc. A veces, si
no está demasiado agotado cuando viene a vernos, tenemos
éxito al impulsar una efímera estimulación de la salud. Sin
embargo, la mayoría de las veces vemos que nuestro paciente
empeora progresivamente.
El peligro de la estimulación

El mismo hecho de que un periodo de depresión (una


reacción), proporcional al periodo anterior de estimulación,
siga a cada periodo de estimulación debería revelarnos el
carácter auténticamente despilfarrador de la estimulación.
Si admitimos que con la estimulación ganamos algo, no sería
otra cosa que la pérdida de energía durante la reacción
posterior. Cuanto más parecemos ganar, más estamos
perdiendo realmente.

La estimulación que nos proporciona cualquier


estimulante va disminuyendo progresivamente mientras que la
depresión posterior aumenta cada vez más a medida que
seguimos usando el estimulante. Debemos emplear dosis cada
vez más fuertes y frecuentes o recurrir a un estimulante
nuevo o diferente, y el periodo de recuperación debe ser de
mayor duración.

Otra grave objeción a la práctica de la estimulación es


que trata sólo los efectos, daña las funciones del cuerpo e
ignora las causas de los problemas presentes. Pretende
restablecer la salud forzando una acción mayor en el cuerpo,
en vez de corregir o suprimir las causas de la enfermedad.

Supongamos que estamos tratando a un paciente que está


muy tóxico y lo más conveniente es eliminar las toxinas
acumuladas de su cuerpo. Si nos proponemos hacerlo
estimulando sus órganos de eliminación, pero ignoramos la
causa del estado tóxico, estaríamos en la misma posición que
el hombre que intenta secar una fuente sin cortar el agua.
Lo intentará una y otra vez hasta agotarse, para encontrarse
con que sigue habiendo tanta agua en la fuente como cuando
empezó. Efectivamente, si no hubiera otra salida para el
agua, cuanto más intentase secarla y más cansado estuviera,
más rápido se acumularía el agua, porque, a medida que su
fatiga aumentase, sus esfuerzos por secarla disminuirían y
el agua le ganaría terreno rápidamente. De la misma manera
estimulamos los órganos de eliminación a que se esfuercen
cada vez más y continuamos el proceso hasta que estos
órganos y, quizás, todo el organismo se agote, sólo para
encontrarnos con que el cuerpo sigue tan tóxico como
siempre. En efecto, debido al deterioro en el funcionamiento
que inevitablemente se produce como resultado de estas
medidas estimuladoras, el cuerpo cada vez está más tóxico.

La importancia del descanso


No hay método más efectivo de aumentar la eliminación
que el descanso. Un aumento en la actividad incrementará la
producción de desechos; un descenso en la actividad
disminuye la producción de toxinas. Un incremento en la
actividad gasta energía; el descanso y el sueño conservan la
energía. Cuanto más estimulemos a un órgano, será menos
capaz de realizar sus funciones. Dadle el descanso
suficiente para recuperarse, reabastecerse y repararse y se
incrementarán su vigor y su eficacia funcional.

La actividad física consume mucha energía. Si


sustituimos la actividad por el descanso, la energía que se
gasta normalmente en la actividad física se puede emplear
para realizar un trabajo más importante, al menos por el
momento. La naturaleza no suprime el apetito, postra al
paciente y reduce las actividades mentales, sexuales y
sensoriales. Todas estas son medidas conservadoras cuyo
propósito es conservar la energía que se gasta al realizar
esas actividades, para que pueda estar disponible para
utilizarla en el importante trabajo de la recuperación.

El descanso es vitogénico

La actividad consume las sustancias del cuerpo, es


vitolítica; el aumento de actividad incrementa el consumo de
sustancia corporal. Durante el descanso, las células,
tejidos y los órganos se reparan, se reabastecen y se
renuevan. El descanso es vitogénico. Los órganos descansados
son más capaces de reparar sus estructuras dañadas que los
órganos estimulados. El descanso y el sueño son los
procesos reparadores más importantes.

El auténtico almacenamiento de las reservas de energía


o de las fuentes de energía tiene lugar durante el descanso.
La actividad gasta y el descanso repone los suministros del
cuerpo. La estimulación (irritación y excitación) de un
cuerpo ya agotado sólo acelera el agotamiento de las pocas
reservas de energía que quedan y provocará que el colapso
final se produzca mucho antes de lo que hubiera ocurrido en
caso contrario. Cuanto más estimulemos al cuerpo, más pronto
llegará al estado del colapso total. Cuanto más débil esté
el cuerpo, menos capaz es de resistir la "acción" de los
estimulantes -mayor es la necesidad de "no hacer nada"
inteligentemente.

Sólo aquellos que tiene experiencia suficiente tanto


con la práctica de la estimulación (gasto) como con el
descanso (práctica conservadora) les permite juzgar los
méritos de ambas prácticas y están en posición de
pronunciarse sobre ellas. Todo aquel que no ha abandonado
por completo la práctica de la estimulación y ha empleado
sólo la práctica conservadora en cientos de pacientes y
durante un periodo de años, y que, ante la falta de
conocimiento experimental de la práctica, proclama la
superioridad de la práctica estimulante y ha empleado la
posición conservadora sólo como los filosófos de sillón del
periodo prebaconiano - simplemente no sabe, y no puede
saber, de que está hablando; solamente está tejiendo, al
igual que una araña, una teoría fantástica con la tela de
araña de su imaginación.

Anda mungkin juga menyukai