Tis y T1a
Para los tumores confinados a la mucosa (Tis) o aquellos que llegan hasta la lámina propia (T1a), está
universalmente aceptado que la colecistectomía es una cirugía suficiente para su tratamiento.
El diagnóstico del cáncer de la vesícula biliar es anatomopatológico y rara vez se sospecha en el
prequirúrgico.
Los estudios científicos demostraron una supervivencia del 100% a los 5 años en estos pacientes.
T1b
Son los tumores que invaden la capa muscular de la pared vesicular.
Si bien algunas series apoyan la colecistectomía como única opción, la indicación quirúrgica es la
resección del lecho vesicular hepático más el vaciamiento ganglionar del pedículo hepático.
Esto se debe a que algunas series hallaron enfermedad residual a este nivel en los análisis histológicos
finales.
T2
Son los tumores que invaden el tejido conjuntivo perimuscular.
La indicación es realizar la resección en bloque de los segmentos hepáticos IVb y V, más el vaciamiento
del pedículo.
T3
En este estadio se encuentran los tumores que invaden toda la serosa u órganos adyacentes, como:
hígado
duodeno
estómago
colon
páncreas
epiplón
vías biliares
En general, son susceptibles de resección radical dependiendo de su:
1. localización
2. tamaño
3. grado de invasión tumoral
A pesar de lograr una resección quirúrgica radical, el pronóstico disminuye sustancialmente y aumentan
los índices de morbilidad posoperatoria.
T4
Son los tumores que invaden la vena porta o la arteria hepática, o aquellos que invaden dos o
más estructuras u órganos extrahepáticos.
Generalmente no son de tratamiento quirúrgico y cuando se realiza la cirugía es sólo con fines paliativos.
En estos casos de tumores avanzados, que muchas veces se acompañan de metástasis a distancia, se
describieron sobrevidas medias (OSM) de entre 2 y 8 meses.
Radioterapia adyuvante
Los datos relativos a la función de la radioterapia adyuvante son escasos y casi siempre limitados a
pequeñas series retrospectivas e informes anecdóticos.
Es evidente que los datos clínicos para la terapia radiante tienen características clínicas heterogéneas. Sin
embargo, estos estudios demuestran que el uso de terapia adyuvante no compensaría una inadecuada cirugía.
Las dosis recomendadas son de 45 Gy/25 fx.
Radioterapia paliativa
Se podría plantear la radioterapia paliativa para el manejo sintomático de la enfermedad localmente
avanzada.
Existen escasos datos acerca de su beneficio.
Sin embargo, podría ayudar a aliviar algunos síntomas, como:
ictericia
dolor
prurito
Según las series publicadas, la radioterapia se tolera bien. Se recomienda utilizar la radioterapia paliativa
en casos seleccionados y basada en la decisión de un comité oncológico multidisciplinario.
En los pacientes que no pueden recibir cisplatino, considerar el esquema Gemox (gemcitabina
1000 mg/m más oxaliplatino 100 mg/m ) cada 2 semanas.
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Otros integrantes
Dentro del equipo multimodal, hay siempre integrantes y especialistas que colaboran con su experiencia
en la toma de decisiones de las conductas por seguir o participan de alguna manera en el apoyo al paciente,
complementando el accionar del resto de los integrantes.
La participación activa de estos miembros queda supeditada a la situación o estado clínico del paciente.
Por esta razón, se recurre a ellos en determinados casos de necesidad.
Entre estos miembros podemos encontrar a:
Nutricionistas
Son quienes evalúan y apoyan nutricionalmente a los pacientes que lo requieren.
Especialistas en dolor
Es fundamental en equipos que tratan patologías oncológicas o de alta complejidad.
Muchas veces forman parte o trabajan de manera integrada con el equipo de cuidados paliativos.
Asistente social
Es un integrante no frecuente en los equipos multidisciplinarios o en los comités oncológicos.
Sin embargo, cumple un rol importantísimo a la hora de analizar la situación económica, social y
cultural del paciente que se evalúa.
Muchos aspectos para considerar dependen del nivel socioeconómico del paciente. Algunos de ellos son:
Las indicaciones terapéuticas.
El nivel de información que se dará al paciente y a su familia.
La adhesión al tratamiento por parte del paciente.
El apoyo y acompañamiento familiar.
En nuestro equipo, el asistente social tiene un rol fundamental también en la búsqueda y convocatoria de
pacientes que fueron intervenidos quirúrgicamente y que, por provenir del interior de la provincia o de
provincias vecinas, no son controlados en el posoperatorio y cuya biopsia de la vesícula es positiva. De esta
manera, puede ofrecerse un tratamiento adecuado para estos casos.
Conclusiones
El cáncer de la vesícula biliar es una enfermedad de diagnóstico tardío y de mal pronóstico.
Es importante que no sea tratado por un solo especialista, sino que el paciente tenga un abordaje a partir
de la actuación de un equipo multidisciplinario.
De acuerdo con lo expuesto, podemos concluir que el correcto diagnóstico y estadificación tumoral, la
elección y aplicación de la mejor terapéutica para cada caso y el sostén físico-psicológico de cada paciente
influyen directamente en el pronóstico de la enfermedad. De ahí la importancia del manejo multimodal de
este tipo de patologías graves.
El aporte de cada uno de los integrantes del equipo ayuda a la toma de decisiones y mejora
sustancialmente los resultados a corto y largo plazo.
Es fundamental promover, en las instituciones que no los tienen, la creación de comités o equipos de
trabajo.
También es importante organizar ateneos conjuntos entre los diferentes especialistas.