LA ORALIDAD
Edson Tommy Coyla Quispe
Considero que fue importante esta experiencia de oralidad vigente en nuestro ordenamiento procesal
civil, que permitió materializar la inmediación, al estar en contacto directo con las partes, permitiendo
la formulación y reformulación espontánea de preguntas de la información recabada durante el
desarrollo de la audiencia y lo cual, me fue de suma utilidad al momento de expedir la sentencia en
dicho proceso. No obstante, para materializar dicha primera audiencia de pruebas civil registrada en
audio, requirió una coordinación previa como se detalló y de programarse la audiencia con la
antelación necesaria, para evitarse algún tipo de problemas que podría haberse generado en cuanto a
las notificaciones cursadas a las partes procesales de la resolución que fijaba la fecha para realización
de la audiencia de pruebas, ya sea por problemas del conocimiento oportuno por las partes y
su correcta notificación.
Como se ha señalado el artículo 204 del Código Procesal Civil vigente, establece que la audiencia de
pruebas debe ser registrada en audio o vídeo y la excepción es que en el supuesto de que no sea
posible su grabación, se continúe levantando el acta con las descripciones de las incidencias
desarrolladas durante la audiencia, sin embargo, dicha excepción viene siendo la regla que se viene
aplicando en los diversos órganos jurisdiccionales a nivel nacional.
En el ámbito del proceso civil, ciertos usos y costumbres que se han venido dando en los más de
veinte años de vigencia del Código Procesal Civil, pese a ser aceptados mayoritariamente, han sido
restringidos o hasta eliminados, dejando de lado la oralidad. Como lo acontecido con las
modificaciones normativas que han sido impulsadas sin tomarse en cuenta el desarrollo de la ciencia
procesal, a saber, las reformas materializadas el año 2008 por el Decreto Legislativo 1070 y el de la
casación, para retornarse a un sistema escriturado desfasado; dado que anteriormente la norma
procesal, impulsaba el principio de inmediación, el cual privilegiaba la oralidad sin descartar la
escritura, dado que en él el juzgador toma contacto directo con la prueba para determinar la certeza
de los hechos o presunciones expuestas por las partes, desarrollándose una secuencia ordenada de
audiencias.