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Arquidiócesis de Mérida

Basílica Menor Santa Lucía de Timotes


Timotes, Edo Mérida

Solemnidad de Santa Lucía


Patrona de Timotes

y
Rito de la Ordenación Presbiteral
del Diácono
William José Vázquez Toro
Por Imposición de Manos y Oración Consecratoria del

Excmo. Mons.
Baltazar Enrique Porras Cardozo
Arzobispo Metropolitano de la Arquidiócesis de Mérida

Timotes, 13 de diciembre de 2010


Mérida – Venezuela
William José Vázquez Toro
N
ace en Timotes, el 20 de mayo de 1985. Sus padres son
Urbano Vázquez y María Aura Toro de Vázquez. Sus
hermanos: Yilson, Javier, Adrián, Yoander y Jesús Gabriel.
Fue bautizado el 7 de Septiembre de 1985 en la Parroquia Santa
Lucía de Timotes por el Pbro. Víctor Manuel Angulo. El 28 de
diciembre de 1995 recibe la Primera comunión de manos de Mons.
Juan María Leonardi Villasmil, Obispo auxiliar de la Arquidiócesis
de Mérida para el momento. Es Confirmado por el Sr. Arzobispo
Mons. Baltazar Enrique porras Cardozo, el 28 de diciembre de
1997.

C
ursó sus estudios de primaria, en la Unidad Educativa
Canónigo Uzcátegui durante los años 1991-1997. Realizó
sus estudios de Educación media y diversificada en la Unidad
Educativa Francisco de Paula Andrade, donde obtuvo el título de
Bachiller en ciencias en el año 2002.

S
u inquietud a la vida sacerdotal, fue madurando en el seno
de su familia y en su integración, desde niño, a varios grupos
apostólicos parroquiales como lo son: SOLDEDI, Infancia
Misionera, Coro San Juan Bosco, Renovación carismática,
Coro Familia Nazaret y Monaguillos. Durante estos años,
participó de diversas convivencias vocacionales en el Seminario
San Buenaventura de Mérida, y es a la vez orientado y animado
vocacionalmente por el Pbro. Pablo Olivo León U., Párroco de
Timotes. El 29 de septiembre del 2002, ingresa al Seminario San
Buenaventura, realizando el año Propedéutico en la Parroquia
Ntra. Sra. de Belén, y posteriormente la etapa de Filosofía
y Teología en el Seminario. Durante el último año de Teología
realizó una experiencia formativo-pastoral en la Rectoría Nuestra
Sra. del Perpetuo Socorro, donde funciona actualmente el curso
Propedéutico del Seminario.

R
ecibe la Admisión a las Sagradas Órdenes por Mons. Luis
Alfonso Márquez Molina, Obispo Auxiliar de Mérida,
el 26 de mayo de 2007; le confiere también el Ministerio
del Lectorado el 24 de mayo de 2008. El 03 de abril de 2009,
por Mons. Baltazar Enrique Porras C, recibe el Ministerio del
Acolitado. Es ordenado Diácono el 23 de mayo de 2010, junto a
ocho compañeros más, en la Catedral-Basílica menor Inmaculada
Concepción de Mérida.

E
l 13 de diciembre de 2010, día de Santa Lucía, después de
sus años de formación y preparación en el Seminario, es
ordenado presbítero por Imposición de Manos y Oración
Consecratoria de Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo,
Arzobispo Metropolitano de Mérida en la Basílica menor Santa
Lucía de Timotes.
Solemnidad de Santa Lucía
RITOS INICIALES Y LITURGIA DE LA PALABRA
Estando todo dispuesto, se inicia la procesión por la Iglesia hacia el altar según el modo
acostumbrado. Precede el diácono portador del libro de los Evangelios, con los monaguillos,
ministros, seminaristas y demás diáconos, si los hay; sigue el ordenando, los presbíteros
concelebrantes y, finalmente, el Arzobispo, con sus dos diáconos asistentes detrás de él.
Llegados al altar, y hecha la debida reverencia, se dirigen todos a su respectivo lugar.
Los ritos iniciales y la Liturgia de la Palabra se realizan del modo acostumbrado, hasta el
Evangelio.

SALUDO
Arzobispo:
 En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El Arzobispo, extendiendo las manos, saluda al pueblo con la fórmula siguiente:
La paz, la caridad y la fe,
de parte de Dios Padre,
y de Jesucristo, el Señor,
estén con todos ustedes.
El pueblo responde con la siguiente fórmula:
Y con tu espíritu.

ACTO PENITENCIAL
A continuación se hace el Acto penitencial con la siguiente fórmula:
El Arzobispo invita a los fieles al arrepentimiento:
Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos
nuestros pecados.
Se hace una breve pausa en silencio.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Luego prosiguen:
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mi ante Dios,
nuestro Señor.
El Arzobispo concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
A. Amén.
El ministerio de música entona el Señor Ten Piedad.
A continuación, se canta el himno: Gloria.

o
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o
Ordenación Presbiteral
ORACIÓN COLECTA

P
adre Santo, que constituiste a tu único Hijo Sumo y Eterno Sacerdote,
concede a William José, elegido para ser ministro y dispensador de sus
misterios, la gracia de ser fiel en el cumplimiento del ministerio que va a
recibir.

T
e pedimos, Señor, por intercesión de Santa Lucía, virgen y mártir, que llenes
de luz y gozo nuestros corazones y que, quienes hoy celebramos su martirio
en la tierra, lleguemos a contemplar con nuestros propios ojos tu gloria en
el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
A. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

1ª LECTURA (JER 1,4-9)


LECTURA DEL PROFETA JEREMÍAS
Recibí esta palabra del Señor:
“Antes de formarte en el vientre, te escogí, antes de que salieras del seno materno,
te consagré. Te nombré profeta de los gentiles”. Yo repuse: “¡Ay Señor mío! Mira
que no sé hablar, que soy un muchacho”. El Señor me contestó: “No digas ‘Soy
un muchacho’ que a donde yo te envíe, irás, y lo que yo te mande lo dirás. No les
tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte”. Lo afirma el Señor. El Señor
extendió la mano me tocó la boca y me dijo: “Mira: yo pongo mis palabras en tu
boca”. Palabra de Dios.
A. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
(SAL 139, 1-4. 7-9. 13-14)

A. Gracias Señor por tus maravillas, admirables son tus obras.

Señor, tú me sondeas y me conoces,


sabes cuando me siento o me levanto,
tú conoces de lejos mis pensamientos;
escudriñas mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

A. Gracias Señor por tus maravillas, admirables son tus obras.

Aún no ha llegado la palabra a mi boca,


Y ya tú, Señor, la conoces toda.
Tanto saber me sobrepasa,
Es sublime y no lo alcanzo.
¿Adónde iré lejos de tu espíritu,
A dónde huiré lejos de tu rostro?

A. Gracias Señor por tus maravillas, admirables son tus obras.


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Solemnidad de Santa Lucía
Si escalo los cielos, allí estás tú,
si me acuesto en el abismo,
allí también estás.
Si le pido alas a la Aurora
para irme al confín del mar,
también allá tu mano me conduce,
a tu derecha me aferraría.

A. Gracias Señor por tus maravillas, admirables son tus obras.

Pues eres tú quien me formó,


quien me tejió en el seno de mi madre.
Te doy gracias por tantas maravillas,
admirables son tus obras.

A. Gracias Señor por tus maravillas, admirables son tus obras.

2ª LECTURA (AP 7, 2-4.9-14)


LECTURA DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS DEL APÓSTOL SAN JUAN
Yo, Juan, vi a un Ángel que subía del Oriente y tenía el sello del Dios vivo; y gritó
con fuerte voz a los cuatro Ángeles a quienes se había encomendado causar daño a
la tierra y al mar: “No causen daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que
marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios.” Y oí el número
de los marcados. Luego vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar,
de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero,
vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y exclamaban con
fuerte voz: “La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del
Cordero.” Y todos los Ángeles que estaban en pie alrededor del trono de los
Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra,
y adoraron a Dios diciendo: “Amén. Alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias,
honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.” Uno de
los Ancianos tomó la palabra y me dijo: “Esos que están vestidos con vestiduras
blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?” Yo le respondí: “Señor mío, tú lo
sabrás.” Me respondió: “Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado
sus vestiduras y las han blanqueado con la sangre del Cordero. Palabra de Dios.
A. Te alabamos, Señor.

EVANGELIO (LC 5,1-11)


PROCLAMACIÓN DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra
de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. En eso vio dos barcas
junto a la orilla; los pescadores habían bajado y lavaban las redes. Subió a una de
las barcas, que era la de Simón, y le pidió que se alejara un poco de la orilla; luego
se sentó y empezó a enseñar a la multitud desde la barca. Cuando terminó de
hablar, dijo a Simón: «Lleva la barca mar adentro y echen las redes para pescar.»
Simón respondió: «Maestro, por más que lo hicimos durante toda la noche, no
pescamos nada; pero, confiado en tu palabra echaré las redes.» Así lo hicieron, y
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Ordenación Presbiteral
pescaron tal cantidad de peces, que las redes casi se rompían. Entonces hicieron
señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarles.
Vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que por poco se hundían. Al ver esto,
Simón Pedro se arrodilló ante Jesús, diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un
pecador.» Pues tanto él como sus ayudantes se habían quedado sin palabras por
la pesca que acababan de hacer. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de
Zebedeo, compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas; en adelante serás
pescador de hombres.» En seguida llevaron sus barcas a tierra, lo dejaron todo y
siguieron a Jesús. Palabra del Señor.
A. Gloria a ti, Señor Jesús.

RITO DE LA ORDENACIÓN
Después del Evangelio, se inicia el Rito de Ordenación presbiteral. El Arzobispo, con la mitra
puesta se acerca, si es necesario, a la sede preparada.

PRESENTACIÓN DEL CANDIDATO


Monitor: A partir de este instante se inicia el Rito de la Ordenación presbiteral.
El Diácono llama al aspirante al presbiterado.
El ordenando es llamado por el Diácono de la forma siguiente:
Acérquese el que va a ser ordenado Presbítero: Diácono William José Vázquez
Toro.
E inmediatamente lo nombra; y el diácono se acerca y dice:
Presente.
Y se acerca al Arzobispo, a quien hace una reverencia.

PETICIÓN DE LA ORDENACIÓN
Monitor: El Pbro. Alexander Rivera, Rector del Seminario Arquidiocesano San
Buenaventura de Mérida, presenta ante el Arzobispo al candidato, pidiendo en
nombre de la Iglesia que se le conceda el Orden del Presbiterado.
Permaneciendo el ordenando en pie ante el Arzobispo, el Pbro. Alexander Rivera dice:
Reverendísimo Padre, la santa Madre Iglesia pide que ordenes Presbítero a este
hermano nuestro.
El Arzobispo le pregunta:
¿Sabes si es digno?
Y el Presbítero responde:
Para confirmar la pregunta que nos hace nuestro Pastor, escuchemos el testimonio
de algunos hermanos de la comunidad, que han compartido con el Diacono
William José Vázquez Toro.

TESTIMONIOS
Monitor: Escuchemos ahora el testimonio del Sr. Gerardo Terán, acólito instituido
de la parroquia Santa Lucía de Timotes; la Sra. Gladys Pérez, coordinadora del
Comité Pro-Ordenación, y el Pbro. Orlando Montilva, Vicario de la Parroquia
Ntra. Sra. de Belén.
Leídos los testimonios, el Pbro. Alexander Rivera prosigue:
Según el parecer de quienes lo presentan, y después de consultar al pueblo
cristiano, doy testimonio de que ha sido considerado digno.

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Solemnidad de Santa Lucía
El Arzobispo:
Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador elegimos a este hermano
nuestro para el Orden de los presbíteros.
Todos manifiestan su aceptación, cantando:
A. Te Damos gracias Señor.

HOMILÍA

PROMESAS DEL ELEGIDO


Monitor: Dentro del Rito del Orden de los Presbíteros, el aspirante es interrogado
para asumir el compromiso de entrega al Pueblo de Dios, y en presencia del
Arzobispo y de todos los fieles, manifiesta la voluntad de cumplir su Ministerio,
según el deseo de Cristo y de la Iglesia.
Después de la homilía, solamente se levanta el elegido y se pone de pie ante el Arzobispo,
quien le interroga con estas palabras:
Querido hijo: Antes de entrar en el Orden de los Presbíteros debes manifestar
ante el pueblo tu voluntad de recibir este ministerio.
¿Estás dispuesto a desempeñar siempre el ministerio sacerdotal en el grado de
presbítero, como buen colaborador del orden episcopal, apacentando el rebaño
del Señor y dejándote guiar por el Espíritu Santo?
El elegido:
Sí, estoy dispuesto.
El Arzobispo:
¿Estás dispuesto a presidir con piedad y fielmente la celebración de los misterios
de Cristo, especialmente el del sacrificio de la Eucaristía y el sacramento de la
reconciliación, para alabanza de Dios y santificación del pueblo cristiano, según
la tradición de la Iglesia?
El elegido:
Sí, estoy dispuesto.
El Arzobispo:
¿Realizarás el Ministerio de la Palabra, preparando la predicación del Evangelio y
la exposición de la fe católica con dedicación y sabiduría?
El elegido:
Sí, lo haré.
El Arzobispo:
¿Estás dispuesto a invocar la Misericordia Divina con nosotros, a favor del pueblo
que te sea encomendado, perseverando en el mandato de orar sin desfallecer?
El elegido:
Sí, estoy dispuesto.
El Arzobispo:
¿Quieres unirte cada día más a Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, que por nosotros
se ofreció al Padre como víctima santa, y con él consagrarte a Dios para la salvación
de los hombres?
El elegido:
Sí, quiero, con la ayuda de Dios.
Monitor: Seguidamente, el elegido se acerca a la sede y de rodillas, pone las manos
juntas entre las del Arzobispo. Así, manifiesta públicamente su compromiso de
configurarse a Cristo, Cabeza y Esposo de la Iglesia, para estar unido radicalmente
y de todo corazón al servicio de Dios y de los hombres.
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Ordenación Presbiteral
Seguidamente el elegido se acerca al Arzobispo, y de rodillas ante él, pone sus manos juntas
entre las de él. El Arzobispo interroga al elegido:
¿Prometes respeto y obediencia a mí y a mis sucesores?
El elegido:
Prometo.
El Arzobispo concluye siempre:
Dios, que comenzó en ti la obra buena, él mismo la lleve a término.

LETANÍAS DE LOS SANTOS


Monitor: Viene el momento de la postración, signo de humildad y pequeñez del
hombre ante Dios. Mediante este gesto, el elegido pide la fuerza y la protección
de Dios Padre, para ejercer el Ministerio que hoy la Iglesia le confiere. Nosotros,
como partícipes de esta celebración, nos unimos en oración, cantando las letanías
de los Santos, pidiendo que Dios consagre, bendiga y santifique a este hermano,
elegido para el Orden de los presbíteros.
Seguidamente, todos se levantan el Arzobispo, dejando la mitra, de pie, con las manos juntas
y de cara al pueblo, hace la invitación.
Oremos, hermanos, a Dios Padre Todopoderoso, para que derrame generosamente
sus dones sobre este elegido para el ministerio del presbiterado.
Entonces el elegido se postra en tierra y se cantan las letanías, respondiendo todos. El diácono
dice:
Pongámonos de rodillas.
Los cantores comienzan las letanías:
Señor, ten Piedad Señor, ten piedad
Cristo, ten Piedad Cristo, ten piedad
Señor, ten Piedad Señor, ten piedad
Santa María, Madre de Dios Ruega por nosotros
San Miguel Ruega por nosotros
Santos Ángeles de Dios Rueguen por nosotros
San Juan Bautista Ruega por nosotros
San José Ruega por nosotros
Santos Pedro y Pablo Rueguen por nosotros
San Andrés Ruega por nosotros
San Juan Ruega por nosotros
Santa María Magdalena Ruega por nosotros
San Esteban Ruega por nosotros
San Ignacio de Antioquía Ruega por nosotros
San Lorenzo Ruega por nosotros
Santas Perpetua y Felicidad Rueguen por nosotros
Santa Inés Ruega por nosotros
Santa Lucía Ruega por nosotros
San Tarsicio Ruega por nosotros
San Gregorio Ruega por nosotros
San Agustín Ruega por nosotros
San Atanasio Ruega por nosotros
San Basilio Ruega por nosotros
San Martín Ruega por nosotros
San Benito

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Solemnidad de Santa Lucía
Santos Francisco y Domingo Rueguen por nosotros
Santo Tomas de Aquino Ruega por nosotros
San Buenaventura Ruega por nosotros
San Benito de Palermo Ruega por nosotros
San Isidro Labrador Ruega por nosotros
San Francisco Javier Ruega por nosotros
San Juan Éudes Ruega por nosotros
San Juan María Vianney Ruega por nosotros
Santa Catalina de Siena Ruega por nosotros
Santa Teresa de Ávila Ruega por nosotros
San Juan de la Cruz Ruega por nosotros
Santa Rosa de Lima Ruega por nosotros
San Martín de Porres Ruega por nosotros
San Juan Bosco Ruega por nosotros
Santo Toribio de Mogrovejo Ruega por nosotros
Santa Teresita del Niño Jesús Ruega por nosotros
Beata María de San José Ruega por nosotros
Beata Candelaria de San José Ruega por nosotros
Beata Teresa de Calcuta Ruega por nosotros
Beato Juan XXIII Ruega por nosotros
Venerable Dr. José Gregorio H. Ruega por nosotros
Todos los Santos y Santas de Dios Ruega por nosotros
Muéstrate propicio Líbranos, Señor
De todo mal Líbranos, Señor
De todo pecado Líbranos, Señor
De la muerte eterna Líbranos, Señor
Por tu encarnación Líbranos, Señor
Por tu muerte y resurrección Líbranos, Señor
Por la efusión del Espíritu Santo Líbranos, Señor
Nosotros que somos pecadores Te rogamos, óyenos
Para que gobiernes
y conserves a tu santa Iglesia Te rogamos, óyenos
Para que asistas al Papa y a todos
los miembros del clero en tu servicio
Santo Te rogamos, óyenos
Para que concedas paz y concordia
a todos los pueblos de la tierra Te rogamos, óyenos
Para que nos fortalezcas y asistas
en tu Servicio Santo Te rogamos, óyenos
El Arzobispo:
Para que bendigas  a este elegido Te rogamos, óyenos
Para que bendigas 
y santifiques  a este elegido Te rogamos, óyenos
Para que bendigas, 
Santifiques 
y consagres  a este elegido Te rogamos, óyenos

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Ordenación Presbiteral
Continúa el coro: Te rogamos óyenos
Jesús, Hijo de Dios vivo Cristo, óyenos
Cristo, óyenos Cristo, escúchanos
Cristo, escúchanos

Acabadas las letanías todos continúan de rodillas en oración por el elegido, mientras el
Arzobispo se coloca de pie y con las manos extendidas, dice:
Escúchanos, Señor, Dios nuestro, y derrama sobre este siervo tuyo la bendición
del Espíritu Santo y la fuerza de la gracia sacerdotal; concede la abundancia de tus
bienes a quien consagramos en tu presencia. Por Jesucristo Nuestro Señor.
A. Amén.
El diácono dice:
Pueden levantarse.

IMPOSICIÓN DE MANOS Y ORACIÓN CONSECRATORIA


Monitor: La imposición de manos y la oración consecratoria son el centro de
la Ordenación Presbiteral. Con este gesto es invocado el Espíritu Santo en su
plenitud, ya sea para realizar una curación, transmitir una gracia, un carisma o
consagrar a un elegido para una función determinada. Este gesto era utilizado por
las primeras comunidades cristianas, especialmente por los apóstoles; así, este
poder se ha ido transmitiendo de generación en generación.
El elegido se levanta; se acerca al Arzobispo, que está de pie delante de la sede y con mitra,
y se pone de rodillas ante él. El Arzobispo le impone en silencio las manos sobre la cabeza.
Después, todos los presbíteros presentes, revestidos de estola, imponen igualmente en
silencio las manos sobre el elegido. Después de dicha imposición de las manos, los presbíteros
permanecen junto al Arzobispo hasta que se haya concluido la oración consecratoria.
Estando el elegido arrodillado ante el Arzobispo, éste, sin mitra, con las manos extendidas,
dice la oración consecratoria.

A
sístenos, Señor, Padre Santo,
Dios Todopoderoso y Eterno,
autor de la dignidad humana
y dispensador de todo don y gracia,
por Ti progresan tus creaturas
y por Ti, se consolidan todas las cosas;
para formar el pueblo sacerdotal,
tú dispones con la fuerza del Espíritu Santo,
en órdenes diversos a los ministros de tu Hijo Jesucristo.

Y
a en la primera Alianza aumentaron los oficios,
Instituidos con signos sagrados.
Cuando pusiste a Moisés y Aarón al frente de tu pueblo,
para gobernarlo y santificarlo,
les elegiste colaboradores,
subordinados en orden y dignidad,
que los acompañarán y secundarán.

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Solemnidad de Santa Lucía

A
sí, en el desierto, diste parte del espíritu de Moisés,
Comunicándolo a los setenta varones prudentes
Con los cuales gobernó más fácilmente a tu pueblo.
Así también hiciste partícipes a los hijos de Aarón
de la abundante plenitud otorgada a su padre
para que un número suficiente de sacerdotes
ofreciera, según la ley, los sacrificios,
sombra de los bienes futuros.

F
inalmente, cuando llegó la plenitud de los tiempos,
enviaste al mundo, Padre Santo, a tu Hijo, Jesús,
Apóstol y Pontífice de la fe que profesamos.
Él, movido por el Espíritu Santo,
Se ofreció a ti como sacrificio sin mancha,
y habiendo consagrado a los apóstoles con la verdad,
los hizo partícipes de su misión;
a ellos, a su vez, les diste colaboradores
para anunciar y realizar por el mundo entero
la obra de la salvación.

T
ambién ahora, Señor, te pedimos nos concedas,
Como ayuda a nuestra limitación, estos colaboradores
que necesitamos para ejercer el sacerdocio apostólico.

TE PEDIMOS, PADRE TODOPODEROSO,


QUE CONFIERAS A ESTE SIERVO TUYO
LA DIGNIDAD DEL PRESBITERADO,
RENUEVA EN SU CORAZÓN EL ESPIRITU DE SANTIDAD,
RECIBA DE TI EL SEGUNDO GRADO
DEL MINISTERIO SACERDOTAL
Y SEA, CON SU CONDUCTA, EJEMPLO DE VIDA.

S
ea honrado colaborador del orden de los obispos,
para que por su predicación,
y con la gracia del Espíritu Santo,
La palabra del Evangelio
dé fruto en el corazón de los hombres,
y llegue hasta los confines del orbe.

S
ea con nosotros fiel dispensador de tus misterios,
para que tu pueblo se renueve
con el baño del nuevo nacimiento,
y se alimente de tu altar;
para que los pecadores sean reconciliados
y sean confortados los enfermos.
Que en comunión con nosotros, Señor,
implore tu misericordia

o
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Ordenación Presbiteral
por el pueblo que se le confía
y a favor del mundo entero.

A
sí todas las naciones, congregadas en Cristo,
formarán un único pueblo tuyo
que alcanzará su plenitud en tu Reino.
Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo.
Y es Dios por los siglos de los siglos.
A. Amén.

IMPOSICIÓN DE LA ESTOLA Y LA CASULLA


Acabada la oración consecratoria el Arzobispo, con la mitra puesta se sienta. El ordenado se
pone de pie. El padrino le coloca la estola según el modo presbiteral y lo reviste con la casulla.
Monitor: Desde este de este momento, William José Vázquez Toro es Presbítero,
por ello recibe las insignias propias de este Orden. El presbítero es ayudado a
revestirse por su padrino, el Pbro. Pablo Olivo León Uzcátegui.
La estola y la casulla son signos de compromiso de servicio, de ayuda a su Obispo
y a las comunidades, mediante las celebraciones litúrgicas.
• LA ESTOLA: Es una banda larga y estrecha que cuelga del cuello, utilizada
de este modo por los presbíteros para la celebración de los sacramentos. Es
símbolo de los poderes sagrados que recibe el sacerdote, como pastor que lleva
a sus ovejas sobre sus hombros, como maestro que enseña a sus discípulos;
como guía que conduce a las almas hacia la vida eterna
• LA CASULLA: Vestimenta litúrgica amplia y abierta por los costados, que
se coloca sobre el alba y la estola; representa la presencia de Cristo a través
del sacerdote instrumento suyo; es propia de uso litúrgico en la Eucaristía.
Considerada por la Iglesia como vestidura humana de Cristo, así como
también es reflejo de la caridad, virtud suprema que, por encima de todas las
demás, debe poseer el sacerdote, que es otro Cristo y que recibe en esta prenda
el suave yugo de Jesús.
• ESCAPULARIO: Es una banda de tela que cuelga del cuello sobre la casulla
con una imagen alegórica a la liturgia, que por devoción es utilizada para la
celebración de la eucaristía; simboliza el servicio que debe prestar el sacerdote
en medio de la comunidad.

UNCIÓN DE LAS MANOS


Monitor: Acto seguido, el Señor Arzobispo unge con el Santo Crisma las manos
del ordenando, como signo de total consagración, de entrega y pertenencia a Dios.
Después, el Arzobispo recibe el gremial y unge con el santo crisma las manos del ordenado,
que permanece arrodillado ente él, diciendo:

J
esucristo, el Señor,
a quien el Padre ungió
con la fuerza del Espíritu Santo,
te auxilie para santificar el pueblo cristiano
y para ofrecer a Dios el sacrificio.

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Solemnidad de Santa Lucía
Monitor: El Arzobispo ata las manos del ordenando para que su mamá: María
Aura, se las desate como símbolo de entrega de su hijo, que de ahora en adelante
inicia su ministerio y servicio en la Iglesia.
Después, Arzobispo y ordenando se lavan las manos.

ENTREGA DE LA PATENA Y CÁLIZ


Monitor: El Sr. Obispo auxiliar, Mons. Luís Alfonso Márquez Molina, entrega
al ordenado el cáliz y la patena, principales instrumentos sagrados para la
Celebración de la Eucaristía.
Seguidamente, el Diácono lleva el pan sobre la patena y el cáliz, con el vino y el agua, para
la celebración de la Misa, se lo entrega al Arzobispo, quien a su vez lo pone en las manos del
ordenado, arrodillado ante él, diciendo:

R
ecibe la ofrenda del Pueblo Santo
para presentarla a Dios.
Considera lo que realizas
e imita lo que conmemoras,
y conforma tu vida
con el misterio de la cruz del Señor.

ABRAZO DE PAZ
Monitor: Con el beso de las manos y el abrazo de la paz, el Arzobispo y los demás
sacerdotes manifiestan su alegría al recibir a este hermano en el presbiterio.
Finalmente, el Arzobispo besa las manos del ordenando y extendiendo y juntando las manos,
dice:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
A. Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono añade:
Dense fraternalmente la paz.
Finalmente el Arzobispo y los demás sacerdotes, besan las manos del ordenado.
El Arzobispo le dice al ordenado:
La paz sea contigo.
El ordenado responde:
Y con tu espíritu.

LITURGIA EUCARÍSTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

O
h Dios que has establecido a los presbíteros como ministros del Culto
Divino y pastores de tu pueblo, por la eficacia de ese sacrificio, haz que su
ministerio te agrade siempre y produzca en tu Iglesia frutos permanentes.

S
antifica Señor con tu bendición estas ofrendas y enciende en nosotros ese
amor a ti, por el que tu santa mártir Lucía fue capaz de soportar todos los
tormentos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
A. Amén.

o
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Ordenación Presbiteral
PREFACIO
C. El Señor esté con ustedes.
A. Y con tu espíritu.
C. Levantemos el corazón.
A. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
C. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
A. Es justo y necesario.
C. En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo,
Dios Todopoderoso y Eterno.

Que constituiste a tú único Hijo


Pontífice de la Alianza nueva y eterna
por la unción del Espíritu Santo,
y determinaste, en tu designio salvífico,
perpetuar en la Iglesia su único sacerdocio.
Él no sólo ha conferido el honor del sacerdocio real
a todo su pueblo santo,
sino también, con amor de hermano,
para que, por la imposición de manos,
participen de su sagrada misión.

Ellos renuevan en nombre de Cristo


el sacrificio de la redención
y preparan a tus hijos el banquete pascual,
donde el pueblo santo se reúne en tu amor,
se alimenta con tu Palabra
y se fortalece con tus sacramentos.

Tus sacerdotes, Señor, al entregar su vida por ti


y por la salvación de los hermanos,
van configurándose a Cristo,
y así dan testimonio constante de fidelidad y amor.
Por eso, nosotros, Señor,
con los ángeles y santos
cantamos tu gloria diciendo:
Santo, Santo, Santo...

Plegaría Eucarística I
El Arzobispo, con las manos extendidas, dice:
Padre misericordioso, te pedimos humildemente
por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor,
Junta las manos y dice:
que aceptes y bendigas
Traza, una sola vez, el signo de la cruz sobre el pan y el vino conjuntamente, diciendo:
estos  dones,
este sacrificio santo y puro que te ofrecemos,
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Solemnidad de Santa Lucía
Con las manos extendidas, prosigue:
ante todo, por tu Iglesia santa y católica,
para que le concedas la paz, la protejas,
la congregues en la unidad
y la gobiernes en el mundo entero,
con tu servidor el Papa Benedicto,
conmigo, indigno siervo tuyo,
con mi Obispo Auxiliar Luis Alfonso,
y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad,
promueven la fe católica y apostólica.

POR LOS FIELES VIVOS, DEL RECIÉN ORDENADO.


C1 Acuérdate, Señor, de tus hijos: María Aura, Urbano, Jesús Gabriel,
Yoander, Adrián, Javier, Yilson, Isabel, Joaquín Anselmo,
Amigos, Padres Formadores, Benefactores, Seminaristas
y de todos los aquí reunidos,
cuya fe y entrega bien conoces;
por ellos y todos los tuyos,
por el perdón de sus pecados
y la salvación que esperan,
te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen,
este sacrificio de alabanza,
a ti, eterno Dios, vivo y verdadero

CONMEMORACIÓN DE LOS SANTOS.


C2 Reunidos en comunión con toda la Iglesia,
veneramos la memoria,
ante todo de la gloriosa siempre Virgen María,
Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor;
la de su esposo, San José; la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo,
Andrés, Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe,
Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente,
Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono,
Juan y Pablo, Cosme y Damián, y la de todos los santos;
por sus méritos y oraciones concédenos en todo su protección.

Arzobispo
Acepta Señor, en tu bondad,
esta ofrenda de tus siervos
y de toda la familia Santa,
por este tu hijo: William José,
a quien te has dignado llamar
al orden de los Presbíteros,
conserva en él la gracia que le has concedido,
para que, con tu ayuda, ejercite fielmente
el misterio que le has confiado.
Junta las manos.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
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Ordenación Presbiteral
Los sacerdotes, con las manos extendidas sobre las ofrendas.
Arzobispo:
Bendice y Santifica, Oh Padre, esta ofrenda,
haciéndola perfecta, espiritual y digna de Ti,
de manera que sea para nosotros
Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado,
Jesucristo, nuestro Señor.
Juntan las manos
CONSAGRACIÓN DEL PAN
Todos los sacerdotes dicen:
El cual, la víspera de su Pasión,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan en sus santas y venerables manos,
Eleva los ojos
y, elevando los ojos al cielo,
hacia Ti, Dios Padre suyo Todopoderoso,
dando gracias te bendijo,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTE ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.

CONSAGRACIÓN DEL VINO


Todos los sacerdotes dicen
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice:
tomó este cáliz glorioso
en sus santas y venerables manos,
dando gracias te bendijo,
y lo dio a sus discípulos diciendo:
Se inclina un poco
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR
MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Arzobispo
Este es el Sacramento de nuestra Fe.
A. Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!

Los concelebrantes con las manos extendidas, dicen en voz baja, siguiendo al Arzobispo:
Por eso, Padre,
nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo,
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Solemnidad de Santa Lucía
al celebrar este memorial de la muerte gloriosa
de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor;
de su Santa resurrección del lugar de los muertos
y de su admirable ascensión a los cielos,
te ofrecemos, Dios de gloria y majestad,
de los mismos bienes que nos has dado,
el sacrificio puro, inmaculado y santo:
pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala,
como aceptaste los dones del justo Abel,
el sacrificio de Abraham, nuestro padre en la fe,
y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.

Todos los sacerdotes, inclinados con las manos extendidas, prosiguen:


Te pedimos humildemente,
Dios Todopoderoso,
que esta ofrenda sea llevada a tu presencia,
hasta el altar del cielo,
por manos de tu ángel,
para que cuantos recibimos
el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
al participar aquí de este altar,
Se enderezan y se signan, diciendo:
seamos colmados de gracia y bendición.

CONMEMORACIÓN DE LOS DIFUNTOS


C3 Acuérdate también, Señor, de tus hijos:
Mons. Miguel Antonio Salas, Mons. Heberto Godoy,
Pbro. Juan Alejo Rodríguez, Pbro. Efraím Fereira,
Rvdo. Pedro Roger, Pbro. Giovanni Chacón,
Pbro. Clemente La Cruz, Encarnación Díaz,
Tilde Díaz, Yonis Quintero, Leonardo Lobo,
Consuelo Tellez, Bernardino Sulbarán, Paulino Valero,
Olimpia Pérez, que nos han precedido con el signo de la fe
y duermen en el sueño de la paz.
Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos por quienes tiene intención de orar.
Después, con las manos extendidas, prosigue:
A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo,
concédeles el lugar del consuelo, de la luz y de la paz.

ORACIÓN POR LA ASAMBLEA:


Junta las manos.
Con la mano derecha se golpea el pecho, diciendo:
C4 Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos,
Con las manos extendidas prosigue:
que confiamos en tu infinita misericordia,
admítenos en la asamblea de los Santos Apóstoles y mártires
Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé,

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Ordenación Presbiteral
Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro,
Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia, Anastasia, y todos los Santos;
y acéptanos en su compañía, no por nuestros méritos,
sino conforme a tu bondad.

El Arzobispo junta las manos y prosigue:


Por Cristo, Señor nuestro,
por quien sigues creando todos los bienes,
los santificas, los llenas de vida,
los bendices y los repartes entre nosotros.
Toma la patena, con el pan consagrado, y el cáliz, sosteniéndolos elevados.
Todos los sacerdotes cantan:

P
or Cristo, con Él y en Él,
a Ti, Dios Padre Omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
A. Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el Arzobispo, con las manos juntas, dice:
Antes de participar en el banquete de la Eucaristía,
signo de reconciliación
y vinculo de unión fraterna,
oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:

P
adre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
El Arzobispo, con las manos extendidas, prosigue él solo:
Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
Junta las manos.
A. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

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Solemnidad de Santa Lucía
Después el Arzobispo, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo,
que dijiste a tus apóstoles:
“La paz os dejo, mi paz os doy”,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
El pueblo responde:
A. Amén.

El ministerio de música entona el Cordero de Dios:


Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
El Arzobispo hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado
sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno
de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme.

Se da inicio a la administración de la Comunión.


Después de la comunión siguen las palabras de agradecimiento del neosacerdote

BENDICIÓN DE LOS PADRES


Monitor: El neo-sacerdote William José Vázquez Toro de rodillas ante sus padres
Urbano y María Aura, les pide la bendición en un gesto de agradecimiento por
haberle guiado desde su niñez hasta hoy, en el camino de la vida y de la fe.
Ahora hacen lo mismo sus padres.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

L
a eucaristía que hemos ofrecido y recibido, Señor, vivifique a tus sacerdotes
y a tu pueblo, para que, unidos a Ti por un constante amor, podamos servirte
siempre dignamente.

C
oncédenos, Señor, imitar, confortados con este sacramento, la admirable
fortaleza de santa Lucía, a fin de obtener así el premio eterno, prometido a
los que sufren.
Por nuestro Señor Jesucristo.
A. Amén.

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Ordenación Presbiteral
BENDICIÓN FINAL
El diácono hace la invitación:
Inclínense para recibir la bendición
Enseguida, el Arzobispo extiende las manos sobre el ordenado y da la bendición.
Que Dios, que te ha llamado al servicio de los hombres en su Iglesia como
presbítero, te conceda un gran celo apostólico hacia todos, especialmente hacia
los pobres y afligidos.
A. Amén.
Que Él, que te ha confiado la misión de predicar el Evangelio de Cristo, te ayude a
que, viviendo según su Palabra, seas testigo suyo sincero y convencido.
A. Amén.
Que El, que te hizo dispensador de sus sacramentos, te conceda ser imitador de su
Hijo Jesucristo, para ser en el mundo ministro de la unidad y de la paz.
A. Amén.
Y que a todos ustedes, que están aquí presentes, los bendiga Dios Todopoderoso,
Padre,  Hijo,  y Espíritu  Santo.
A. Amén.

El Diácono hace la invocación final.


La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Podéis ir en paz.
A. Demos gracias a Dios.

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Solemnidad de Santa Lucía

Señor, tú me llamaste
para ser instrumento de tu gracia,
para anunciar la Buena Nueva,
para sanar las almas.

Instrumento de paz y de justicia,


pregonero de todas tus palabras,
agua para calmar la sed hiriente,
mano que bendice y que ama.

Señor, tú me llamaste
para curar los corazones heridos,
para gritar, en medio de las plazas,
que el Amor está vivo,
para sacar del sueño a los que duermen
y liberar al cautivo.
Soy cera blanda entre tus dedos,
haz lo que quieras conmigo.

Señor, tú me llamaste
para salvar al mundo ya cansado,
para amar a los hombres
que tú, Padre, me diste como hermanos.
Señor, me quieres para abolir las guerras
y aliviar la miseria y el pecado;
hacer temblar las piedras
y ahuyentar a los lobos del rebaño. Amén.

Himno, Liturgia de las horas, Jueves, II Semana

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Ordenación Presbiteral

Diseño Gráfico y Diagramación:


Gregori Emiro Lobo Maldonado
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