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Anghelica Flores. C.

I: 18760311

Paradigma marginalista.

El paradigma marginalista hace referencia a la aplicación del principio de la utilidad


marginal decreciente. En las décadas de 1880 y 1890 con trabajos simultáneos e
independientes, autores como Stanley, Jevons, Carl Menger y León Walras, exponían una
visión del mundo económico caracterizada por la división del trabajo, la propiedad privada
de los medios de producción, y los mercados. Promulgaban el modelo sin Estado, aunque
se aceptaba que debía tener una serie de funciones esenciales para el funcionamiento de la
economía, finalmente se resaltaba el enfoque filosófico utilitarista, que identifica la moral
con la elección racional de los individuos egoístas.

El pensamiento clásico y el marginalista presentan diferencias en las teorías del


valor, la distribución, la producción y en cuanto al uso del tiempo como variable. La teoría
del valor adolece de generalidad, ya que, existen diversos tipos de bienes cuyos precios no
podían explicarse dentro del marco teórico clásico. Solo los bienes con una oferta
totalmente elástica-sujetos a costes constantes- tenían un precio de equilibrio a largo plazo
determinado por el coste de producción, mientras que el de los bienes de oferta inelástica
dependían completamente de la demanda. Otros bienes sujetos a costes crecientes o
rendimientos decrecientes, se intentaban explicar por los costes de producción
prevalecientes en las circunstancias más desfavorables dada la demanda. Es así, como los
marginalistas y toda la escuela austríaca, se pasaron al extremo contrario, su teoría de que
los precios dependen exclusivamente de la demanda, sólo es satisfactoria para los bienes de
oferta completamente inelástica y no reconoce el acierto de que los costes de producción
determinan el precio de los bienes de oferta completamente elástica, abordando
incorrectamente la determinación del precio de los bienes producidos a costes crecientes,
porque supone que la oferta de los mismos está dada y que la demanda determina su
precio.

La consecuencia inmediata del planteamiento marginalista del valor, es que la teoría


de la distribución se convierte en un problema de determinación de los precios de los
servicios de los factores productivos, que reciben ingresos como propietarios individuales o
grupos sociales mínimos familias y empresas, más que un problema de reparto del
excedente entre las clases sociales, que ahora desaparecen del análisis.

Lo mismo ocurre con la teoría de la producción, en el enfoque de los clásicos los


costos monetarios de la producción reflejaban costes reales, es decir, las retribuciones de
los propietarios de los factores de producción. Mientras que, los marginalistas eliminaron
las relaciones sociales entre clases, con la noción de coste alternativo o de oportunidad,
derivado de su teoría del consumo, en una economía con recursos escasos, el verdadero
sacrificio que entraña la producción –consumo- de algo, lo constituyen las otras cosas que
podrían haberse producido –consumido- así, si todos los factores de producción –bienes-
son escasos, en la oferta respecto a la demanda de ellos, el coste de utilizar una unidad
cualquiera de factores –bienes- en la producción –consumo- de una mercancía, es la
utilidad marginal de estas otras mercancías, que se dejan de producir o consumir en su coste
de oportunidad.
En cuanto al tiempo, los clásicos están preocupados por las causas y las
consecuencias a largo plazo del crecimiento económico, en cambio, los marginalistas sólo
estaban preocupados por el presente y el futuro inmediato, su objetivo principal era el
análisis estático de la asignación de recursos, en un mercado ideal, perfectamente
competitivo, en donde, ciertos elementos como, el tamaño de la población, los gustos de los
consumidores, las existencias de capital y de recursos naturales, y la tecnología de la
producción se consideraban dados.

Un ejemplo de que la revolución marginalista tenía la necesidad de calar como un


nuevo paradigma para la orientación de la economía como ciencia, fueron los trabajos
hechos por Agustín Cournot, siendo este ingeniero empezó a utilizar en la década de 1830
el análisis matemático marginal aplicado a la teoría de la producción en su obra:
Investigaciones Acerca de los Principios Matemáticos de la Teoría de las Riquezas.
Establecía que, cada productor maximiza beneficios, en un mercado donde las ventas están
sujetas a la restricción de la demanda, si hay un solo productor -monopolio -la oferta puede
influir en el precio, pero en un mercado competitivo ninguna empresa puede influir en el
precio. Él fue el primero en usar un diagrama para explicar cómo se determina el precio,
aunque le sitúa en el eje de las abscisas, por la intersección de una curva de demanda de
pendiente negativa que muestra que las cantidades de bienes que se desean comprar
disminuyen cuando el precio aumenta, y una curva de oferta de pendiente positiva que
muestra que las cantidades de bienes que los productores desean vender se incrementa
cuando sube el precio.

Así pues, el marginalismo sólo fue revolucionario al momento en el que el método


apropiado de la economía sería matemático, y la teoría clásica del valor era errónea porque
el valor depende completamente de la utilidad, lo que hoy se denomina utilidad marginal,
esto es el beneficio que un consumidor recibe de la última cantidad consumida. Entonces, el
objeto de la economía sería el estudio de las relaciones de intercambio, bajo las cuales se
maximiza el placer, identificado con la utilidad y se minimiza el dolor. El utilitarismo se
utiliza para explicar el comportamiento de individuos que maximizan su utilidad en la
asignación de un stock de bienes, entre diferentes usos en intercambios con otros individuos
y en el trabajo para producir bienes.

Paradigma keynesiano.

El período de 1945 y 1971 se identificó como la era de Keynes, se caracterizo por


altos niveles de empleo y actividad económica, logrados con base en el manejo de la
demanda agregada, por parte del Estado, el manejo económico a su vez centrado en un
déficit fiscal recurrente. Además, también se debe a que el crecimiento económico fue
sostenido y permitió mantener altos niveles de empleo y precios relativamente estables una
vez que estas condiciones desaparecieron las presiones para mantener los salarios
nominales produjeron una explosión inflacionaria que sólo pudo ser sostenido mediante la
depresión y el desempleo.

La era keynesiana se derrumbaría, ya que ocurriría un fenómeno económico


conocido como deflación qué contradice el marco lógico de dicha teoría, esta
susceptibilidad del pensamiento económico al momento de dirigir la política económica
viene dictaminada por el hecho de que los puntos de vista formados, sean aceptados y
aplicados.

La tradición teórica del pensamiento keynesiano se basa en los predecesores


neoclásicos, y radica en el sistema desarrollado en el cual un deseo creciente de poseer
saldos en efectivos, puede cèteris pari bus conducir a un aumento del tipo de interés y en
consecuencia a una disminución de la inversión, mientras que los economistas neoclasicos
negaban esta hipótesis.

De acuerdo, a la escuela austríaca, Ayek postula que, todo el análisis keynesiano se


centra en un error crucial, el principio de la demanda efectiva, el nivel de empleo lejos de
estar relacionado con la demanda efectiva, depende más de los precios relativos de los
diferentes factores y clases de trabajo, por otro lado, la escuela ofertista, bajo la tutela de
Mundell, considera innecesario una reducción de la oferta monetaria para frenar la
inflación, argumentando que, para esta vertiente del pensamiento es necesario una
depresión para frenar la inflación. De acuerdo, con esto el desempleo no es un factor que
ayuda a frenar la inflación, por el contrariolas intensifica. Hicks, establece como la
principal debilidad keynesiana, es una base en el patrón trabajo, de determinación de
precios, en el cual el supuesto de rigidez de los salarios nominales, es un elemento
fundamental y de condición de éxito en la aplicación de políticas de orientación keynesiana.

De lo visto, el pensamiento keynesiano enfrenta una crisis severa y se deriva de las


diferentes interpretaciones otorgadas al concepto original, desarrollado por Keynes y el
desconocimiento de relaciones fundamentales a cargo de las corrientes que de ella se
derivan. Por lo que, el final de la era del keynesianismo, estuvo marcada por una inyección
de capitales a la oferta agregada, y esto condujo a un eventual aumento progresivo del
déficit de capital que marcaría el desarrollo de la época moderna. De esta forma, estaría
bajo un marco teórico, según el cual las ganancias presentes, válidas las decisiones tomadas
en el pasado afectan las expectativas de inversión a largo plazo, y por esta vía la inversión
presente y las decisiones referidas a su financiación, indica la medida en que esta inversión
presente y decisiones financieras afectan a su vez los parámetros dentro de los cuales se
toman las decisiones futuras.

Por lo cual bajo la visión Minskyana la evolución de las ganancias es uno de los
factores determinantes de la situación financiera de las empresas productivas, por lo cual,
se asocia a las crisis financieras a través de los desarrollos del sector real de la economía, es
decir, la evolución de las ganancias sigue la evolución del gasto exógeno, por lo cual, si
este crece, las ganancias también crecen y cuando esté desfallece, está se debilita. Por lo
cual, la caída de la demanda agregada de la economía conduce una contracción notable del
producto y del ingreso al sector real de la economía, entonces las empresas de este sector
empiezan a incumplir con los intermediarios financieros, y los déficit en que incurre el
gobierno para solucionar esta caída de la demanda agregada, son importantes en la
estabilización de la economía, porque hay que normalizar los flujos de ganancias, limitando
la variabilidad de estas en sentido descendiente. Pero, las expectativas de los individuos al
darse cuenta que la probabilidad de que las ganancias disminuyan, inducirá a que se
presente una inclinación hacia la endeudamiento como fuente de recursos, y por parte del
sector bancario una mayor probabilidad de otorgarlos financieramente a través de
préstamos o la refinanciación de las deudas vigentes.

Paradigma Neo Ricardiano.

La escuela neoricardiana comparte con la escuela institucionalista y la escuela


marxista el análisis crítico de la economía de mercado, además de su posicionamiento
crítico, respecto del paradigma dominante. El principal defecto del pensamiento
neoricardiano radica no sólo en su rechazo del subjetivismo y en la eliminación de la acción
humana individual, como protagonista de todos los procesos sociales, sino en haber
elaborado una especie de modelo de equilibrio sin conexión alguna con el mundo dinámico
real, sin explicar los procesos espontáneos de coordinación que debido a la función
empresarial existen en el mercado.

Es un modelo económico del comercio internacional, introducido por David Ricardo


para explicar el patrón y las ganancias del mismo, en términos de ventaja comparativa,
supone una competencia perfecta y un único patrón de producción que difiere según el país
que se trate. La escuela neoricardiana se caracterizó por su rechazo al individualismo
subjetivo y a la consideración de la oferta y la demanda como determinante de la
distribución del ingreso, el reconocimiento de la división de la sociedad en clases es un
punto esencial en su análisis.

Debido a que el modelo emplea una metodología combinada de lo de ductivo e


inductivo, en anteposición el marginalismo y la escuela neoclásica busca obtener una
solución para contrarrestar la desigualdad a nivel de riquezas y a través de las tasas de
ganancias y de salarios.

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