Anda di halaman 1dari 6

16018 ARBOR 6-COMIC (FF).

qxd 16/9/11 09:14 Página 9

ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura


CLXXXVII 2EXTRA 2011 9-14 ISSN: 0210-1963
doi: 10.3989/arbor.2011.2extran2111

INTRODUCCIÓN INTRODUCTION TO THE ORIGINS,


SOBRE EL ORIGEN, EVOLUCIÓN, THE EVOLUTION, THE LIMITS
LÍMITES Y OTROS DEBATES AND OTHER THEORETICAL
TEÓRICOS EN TORNO DEBATES AROUND THE
A LA HISTORIETA CARTOON STORIES
Antonio Altarriba
Universidad del País Vasco

La historieta constituye un objeto de estudio singular, en las viñetas de humor gráfico que aparecen en la prensa? ¿Y
cierta medida caso único, por el escaso interés que hasta un mural compuesto por una secuencia de imágenes? ¿Y una
épocas recientes ha suscitado. Debido, quizá, al tono satí- colección de tapices que desarrolla un tema o cuenta una his-
rico y al sesgo caricatural que cultivó en el siglo XIX o al toria? ¿Y el retablo de una iglesia que escenifica la vida de
carácter infantil, a menudo moralizante, que revistió en el un santo? ¿Y las muy narrativas iluminaciones de un códice
XX, o a la popularidad —no exenta de vulgaridad— que medieval? ¿Y las inscripciones prehistóricas de una cueva…?
alcanzó entre 1930 y 1960, ha quedado relegada por todas De hecho, se mantiene desde décadas una discusión, con
las disciplinas. Y ello a pesar de participar de muchas, pues importantes desacuerdos, acerca de sus orígenes. Aunque no
guarda relación con la literatura, el dibujo, la pintura, el solo su cronología se presta al disenso. Abundan quienes se
grabado, el periodismo y el cine, incluso, si bien se mira, refieren a la historieta como un “género”, incluso como un
con el teatro, el diseño o la arquitectura. Tan prestigiosa “subgénero”. Suelen provenir del ámbito filológico y, sin
familia no la ha librado —más bien ha propiciado— su pro- duda, pretenden encajarla como un apartado más de la lite-
longada orfandad conceptual. Solo en los años sesenta del ratura, quizá entre el teatro y la narrativa o entre la comedia
siglo pasado se inicia en Europa un movimiento de reivin- y la picaresca o, peor, entre la novela policíaca, la ciencia fic-
dicación, recuperación y primera catalogación de un patri- ción y cualquier otra forma narrativa de gran consumo.
monio que se descubre vastísimo y, sobre todo, influyente,
pues configura el imaginario de varias generaciones de Lo primero que hay que afirmar al respecto es que nos encon-
niños y adolescentes. Independientemente de su cuestio- tramos ante una forma de expresión específica, un medio de
nada calidad, al menos ofrece cantidad. Así pues, el carác- comunicación perfectamente diferenciado, como el cine, la
ter masivo de su difusión justificó, condicionó y, de alguna pintura o la literatura. Dentro de él existen —al igual que en el
manera, todavía condiciona el estudio de la historieta. cine, la pintura o la literatura— géneros, subgéneros, registros,
tonos, estilos... Y así tenemos historietas de humor, eróticas,
En estos cincuenta años de esporádica tradición teórica se sentimentales, de aventuras, de terror, de fantasía… Pero tam-
ha avanzado lo suficiente para comprobar que el objeto de bién poéticas, históricas, filosóficas, periodísticas, biográficas,
estudio es más complejo de lo que sus populares avatares autobiográficas, experimentales o, simplemente, inclasifica-
permiten suponer. De hecho, el desconocimiento de algunas bles. Todas ellas están contadas siguiendo un código, una
de sus claves, hasta de sus propios ingredientes constituti- gramática pictográfica, una retórica escripto-icónica, un com-
vos, motiva encendidos debates, propicia la discrepancia, a binado léxico-gráfico, que las dota de originalidad al tiempo
veces el sectarismo, y dificulta el asentamiento de modelos que las hace legibles. Utilizados e implicados de muy diversas
de análisis. Muchos “especialistas” seguimos sin saber qué maneras, estos elementos constitutivos de su lenguaje son,
es, cómo funciona, ni siquiera dónde empieza o dónde ter- como venimos diciendo, motivo de discordia y confusión. La
mina. ¿Qué diferencia la historieta de un relato literario mixtura de palabra e imagen que parece presidir su origen se
generosamente ilustrado? ¿Pueden considerarse historietas combina en proporciones variadas, cada una cargada de
16018 ARBOR 6-COMIC (FF).qxd 16/9/11 09:14 Página 10

matices y, además, declinable en función de obras o autores. discutible cuando descubrimos que un grupo de once “ex-
El “sistema” de la historieta se halla lejos de ser repertoriado. pertos” (Claudio Bertieri, Javier Coma, Álvaro de Moya,
2Extra 2011 Más aun de estar conceptualmente consensuado. Luis Gasca, Denis Gifford, Vasco Granja, Maurice Horn,
Richard Marschall, Claude Moliterni, David Pascal y Rinal-
La imprecisión teórica conlleva la histórica. Si no sabemos do Traini) rubricaron esta partida de nacimiento. Lo hicie-
INTRODUCCIÓN SOBRE EL ORIGEN, EVOLUCIÓN, LÍMITES Y OTROS DEBATES TEÓRICOS EN TORNO A LA HISTORIETA

qué es, difícilmente podremos determinar cuándo empieza o ron el 30 de octubre de 1989 en el marco del Festival de
cómo evoluciona. Y no cabe duda de que estamos todavía Lucca. El documento, redactado y firmado como si de un
lejos de conocer su esencia o de establecer la rigidez o la acta notarial se tratara, parece querer imponer su dic-
elasticidad de sus límites. Porque ni siquiera una definición tamen por el principio de autoridad y, sobre todo, dar el
simple de historieta como “relato en imágenes dibujadas” pistoletazo de salida para la celebración de un eventual
queda exenta de objeciones. ¿Y si las imágenes no están centenario que, al final, resultó menos festejado y menos
dibujadas sino esculpidas en piedra, grabadas en madera, rentable, tanto económica como culturalmente, de lo que
bordadas en tela, inscritas en cerámica, forjadas en hierro, se pretendía.
recortadas en cristal, pintadas en lienzo…? La lista de gran-
des narraciones contadas en bajorrelieves, vidrieras, crate- De hecho, desde entonces los derroteros historiográficos
ras, murales, series de tapices o cuadros es abundante, rica de la historieta se han ido relativizando y también han ido
en cualidades plásticas y en logros expresivos. Sin embargo, retrasando la fecha de su posible nacimiento. En 1994,
salvo excepciones, no suele ser tenida en cuenta. De mane- Thierry Groensteen y Benoît Peeters en L’invention de la
ra paradójica para un medio en busca de reconocimiento bande dessinée, aun teniendo en cuenta antecedentes y
artístico, los estudiosos de la historieta han acotado su consecuentes, otorgan un papel fundacional a la figura del
campo con criterios restrictivos, dejando fuera obras que, in- suizo Rodolphe Töpffer y sitúan el invento en torno a 1830.
dependientemente del prestigio que puedan aportar, enri- En 2009, Thierry Smolderen en Naissances de la bande
quecerían el medio, al menos ayudarían a entenderlo. dessinée —obsérvese el plural “nacimientos”— parte de
William Hogarth para hacer su recorrido historietístico,
La mejor prueba del carácter restrictivo de estos criterios la que arranca así de 1732. Y la revisión de los orígenes no se
aporta el origen que, todavía mayoritariamente, se suele dar detiene ahí. En los últimos años la obra del estudioso nor-
a la historieta. No basta con que sea un relato en imágenes teamericano David Kunzle está convirtiéndose en referen-
“dibujadas”. Tiene que ser reproducido de forma impresa. cia cada vez más aceptada. Y en el primer volumen de su
Debe organizarse secuencialmente en espacios figurativos The History of the Comic Strip, publicado ya en 1973, esta-
contiguos dentro de un espacio global (viñetas en una pági- blece 1450 como punto de partida de la narrativa gráfica.
na). El texto tiene que venir incorporado de manera autó-
grafa dentro de la viñeta. Los diálogos deben presentarse en A pesar de las diferencias cronológicas y conceptuales que
bocadillos, la narración resultar autosuficiente, el “raccord” separan estos puntos de vista, sorprenden ciertas similitu-
entre viñetas ofrecer unas comprensibles relaciones de causa- des argumentativas. Todas las hipótesis encuentran fun-
lidad… Y aun hay quienes añaden condiciones complemen- damento en un contexto social, cultural o, simplemente,
tarias como la difusión masiva o el protagonista fijo en las técnico más amplio. Como si la historieta no tuviera su
diferentes entregas. Todo este entramado de requisitos lleva a propio cauce evolutivo, como si careciera de una dinámi-
la hipótesis —injusta más que absurda— de que la historieta ca propia que explicara sus diferentes manifestaciones, los
nació el 25 de octubre de 1896 cuando el dibujante Richard mencionados teóricos cuelgan, al menos apoyan, el origen
Felton Outcault puso a su personaje Yellow Kid a hablar en del medio en acontecimientos de mayor envergadura o his-
bocadillos en las páginas de un periódico norteamericano, tóricamente más estructurantes. Así, 1896 correspondería
New York Journal. Y ello —véase el ejemplo “The Yellow Kid al momento culminante del “melting pot”, la caldera étni-
and his New Phonograph”— a imitación de un fonógrafo que, ca de la que va a surgir la potencia dominante del siglo XX.
en realidad y como gag final, escondía un loro. La historieta cobra, desde esta perspectiva, una dimensión
eminentemente norteamericana y contribuye a cohesionar,
El establecimiento de una fecha tan precisa y de un re- con sus historias sencillas y visuales, una población de ori-
curso tan concreto como acto fundador se hace aún más gen y lenguas diversas. Töpffer y 1830 colocan el invento

10
ARBOR CLXXXVII 2EXTRA 2011 9-14 ISSN: 0210-1963 doi: 10.3989/arbor.2011.2extran2111
16018 ARBOR 6-COMIC (FF).qxd 16/9/11 09:14 Página 11

en la confluencia con el de la fotografía, en la crisis de la Sin embargo, la interdisciplinariedad y la constante am-


representación figurativa en pintura y, más genéricamen- pliación del horizonte investigador no han supuesto obs-
te, al amparo de la revolución industrial. Hogarth en 1732 táculo para otras formas de expresión. La literatura abraza
se encuentra bajo el impulso de una ascendente clase bur- amorosa y armoniosamente la épica, la lírica, la narrativa,
guesa y del muy crítico espíritu de la Ilustración. ¿Y qué la dramaturgia, pero, además o dentro de ellas, el libelo, la

ANTONIO ALTARRIBA
decir de 1450, la fecha propuesta por Kunzle? No solo es el intriga policíaca, la poesía amorosa, el ensayo… Y todo ello
arranque de la modernidad en Europa sino el inicio de la —y mucho más— servido en la salsa de la sátira, la ironía,
imprenta. el esperpento… Por si fuera poco, cada vez son más los crí-
ticos que se interesan por ese “tercer sector” en el que se
La línea abierta por Gérard Blanchard en su Histoire de agruparían refranes, chistes, pintadas, epitafios… Poco les
la bande dessinée (1969) sigue, de momento, inexplorada. importa si esta extraordinaria diversidad de “textos” se
Aunque las nuevas tendencias críticas la convierten en presenta de forma escrita u oral, manuscrita o impresa,
opción cada vez más tentadora. Como ya sugiere el subtí- sobre pergamino o sobre papel, en rollo, en libro o en pan-
tulo (Une histoire des histoires en images de la préhistoire à talla, si se vende masivamente o se distribuye de forma
nos jours, “Una historia de las historias en imágenes desde confidencial… Soporte, formato, técnica de reproducción,
la prehistoria hasta nuestros días”), el periodo cronológi- tiradas son cuestiones secundarias para el teórico de la
co contemplado aumenta considerablemente. Con las di- Literatura. La palabra en todas sus utilizaciones creativas
ferencias temáticas y materiales propias de cada época, constituye su objeto de estudio y, en último término, ape-
Blanchard sigue un hilo continuo que le lleva desde las nas importa que esté publicada o no. El manuscrito
pinturas rupestres hasta la actualidad. De hecho, la crono- perdido, el paquete de cuartillas condenado al cajón, el
logía con la que se cierra el libro arranca hacia el 30.000 cuaderno de notas inédito forman parte de la casuística
a.C. y termina en 1968 con La Saga de Xam de Nicolas —un tanto mítica, eso sí— del quehacer literario. De manera
Devil. hipotética pero profundamente arraigada, todos sabemos
que algunas de las obras maestras de la narrativa o de la
La anexión de una buena parte de las artes plásticas al lírica nunca vieron la luz. ¿Se le ocurriría a algún teórico
ámbito de la historieta —parece menos disparatado si negar carácter literario a la resma de cuartillas recién
hablamos de “narración figurativa”, “pictografía narrativa”, descubierta en un archivo, una maleta, un contenedor de
“relatos iconográficos”…— plantea numerosos problemas. basura o en cualquier otro improbable lugar?
No solo implica una colisión de “estatus” entre obras y
formas de análisis —la columna de Trajano/Asterix, la ta- Pues bien, casi ningún historietista vacilará a la hora de
picería de Bayeux/Príncipe Valiente, Boticelli/Hergé, afirmar que unos originales inéditos no constituyen un
Goya/Milton Caniff…—. También la adquisición de las com- cómic. No, si no están publicados y debidamente difun-
petencias necesarias para un estudio riguroso de tan ina- didos. Los avatares de la reproducción cuentan aquí tan-
barcable campo. Los teóricos de la historieta deberían to o más que los de la producción. De hecho, casi todos
añadir la arqueología, la epigrafía, la iconografía, la emble- los historiadores de la historieta toman en cuenta sus
mática, la estética, la historia del arte a sus ya abundantes diferentes variantes impresas para otorgarle —o ne-
saberes —semiología, sociología, historia, comunicación y garle— carta de nacimiento. La imprenta en el caso de
medios…—. Y en el otro sentido —desde la historia del arte Kunzle, la serie de grabados con Hogarth, el álbum con
hacia el cómic— el trayecto se antoja igualmente compli- Töpffer, la prensa diaria con Outcault… El proceso de es-
cado. La actual constitución de campos culturales, incluso tampación parece importar más que el hecho, evidente
las áreas de conocimiento tal y como vienen clasificadas y en principio más decisivamente definitorio, de que se
por la UNESCO no dan cabida a una disciplina que estudie trate de un relato en imágenes. Y esta fijación en la
“el relato en imágenes” en toda su variedad. A pesar de su mecánica reproductora revela la profunda contradicción
abundancia y de su persistencia a lo largo de la historia, de la crítica historietística. Reivindica la condición artís-
cualquier acercamiento se antoja parcial, fragmentario, de tica al tiempo que necesita su carácter industrial —las
alguna manera viciado, al menos mutilado, y, por supues- peripecias técnicas de su reproductibilidad— para reco-
to, sin encaje en una perspectiva global. nocerla.

11
ARBOR CLXXXVII 2EXTRA 2011 9-14 ISSN: 0210-1963
16018 ARBOR 6-COMIC (FF).qxd 16/9/11 09:14 Página 12

Un original —en papel, en pantalla o en otra superficie— cuadros de tema religioso, mitológico o histórico hasta los
compartimentado en viñetas dibujadas es ya una historie- retratos, contiene un mayor o menor grado de narratividad.
2Extra 2011 ta. Los ojos del lector le darán sentido en función de las Resulta evidente en la figuración que escenifica un acon-
circunstancias de la recepción, pero su esencia historietís- tecimiento. Desarrollando un guión culturalmente implí-
tica está inscrita desde el momento de la creación. Porque, cito para el público al que va destinado y, por lo tanto,
INTRODUCCIÓN SOBRE EL ORIGEN, EVOLUCIÓN, LÍMITES Y OTROS DEBATES TEÓRICOS EN TORNO A LA HISTORIETA

por mucho que algunos lo reivindiquen, aquí el medio —me- perfectamente legible, lienzo, tapiz, grupo escultórico, ba-
nos aún la técnica de impresión— no es el mensaje. Y, si no jorrelieve construyen las figuras de manera que, por ras-
necesita audiencia masiva —la mayor parte de los títulos se gos, atributos o gestualidad resulten identificables tanto
mantienen en tiradas reducidas—, ni siquiera reproducción en lo que son como en lo que hacen. Y el conjunto se or-
impresa el campo de estudio se abre enriquecedoramente. ganiza de acuerdo con una secuencialidad interna que
En último término, todo depende del acuerdo al que lle- permite adivinar las fases del evento escenificado. Por dis-
guemos los desorientados, al menos divididos, “expertos”. posición de las imágenes, por su expresividad, hasta por
Independientemente de materiales, soportes y cantidad de su cromatismo se crea la condensación temporal necesaria
difusión, una historia en imágenes siempre vendrá consti- para que el episodio quede perfectamente narrado. Incluso
tuida por una figuración reconocible en su identidad y en la figuración más sobria y estática cuenta un carácter, una
su expresividad que evoluciona según un proceso secuen- textura o, como ocurre con las naturalezas muertas, el len-
ciado en uno o varios espacios. Esa es su esencia. Ahí se to e insoslayable paso del tiempo. Reconozcamos pues que
fragua su capacidad comunicativa. Es todo lo que necesita la mayor parte de nuestra plástica tiene alma de viñeta. Y
para que la narración fluya por trazos, formas y colores. a la recíproca, que el dibujante de cómic hereda de la pin-
tura, la escultura, el grabado una serie de recursos identi-
Y no hay que asustarse por la ingente, bulliciosa —y tam- ficativos-expresivos-compositivos que dotan a su trabajo
bién selecta— parentela que, con semejante apertura de de la imprescindible narratividad.
criterio, nos viene encima. Es más, al hilo de esta reivindi-
cación de la saga visual en su sentido más amplio, podríamos En un único espacio figurativo o en varios se constituye así
asegurar que en el principio no fue el Verbo. Las primeras un contiguum, una especie de contigüidad cronificada en
representaciones del mundo se construyeron a partir de un la que los valores plásticos se mezclan indiscerniblemente
impulso mimético y pretendían imitar, de manera realista con los narrativos. Formas y figuras devienen escenario y
y progresivamente esquemática, los diferentes aspectos del personajes. El espacio de la representación es consumido
mundo. En el principio, por lo tanto, fue el icono, quizá en como tiempo para la sucesión o, en último término y por
aquellos remotos tiempos percibido como ídolo. Nuestra ilusión representativa, como suceso. El cuadro esta ahí, ex-
voluntad inscriptiva cuajó primero en imágenes. Es más, tensión admirable pero también intención interpretable,
la escritura obedeció a este mismo planteamiento miméti- para disfrute de nuestros ojos y evocación de nuestras
co y se presentó cuneiforme, jeroglífica, ideogramática, en referencias culturales. Porque la plástica es geometría pe-
cualquier caso figurada. Los fenicios, una civilización más ro también historia, deslumbramiento de las formas pero
comercial que agrícola, fueron los primeros en inventar un también reconocimiento del hecho.
alfabeto fonético. Desde entonces la escritura representa
los sonidos de la palabra en lugar del aspecto de la cosa. Una vez asumida la amplia familia en la que se integra y
Ingresamos así en una cultura logocéntrica que nos ha a la espera de la genética que permita establecer vínculos
hecho olvidar la primacía icónica. Pero contar historias en y grados de parentesco entre las distintas —aunque en el
imágenes ha sido la primera y principal manera de dejar fondo fraternales— manifestaciones de la narración fi-
constancia de nuestra experiencia o de nuestros deseos, en gurativa, habrá que estudiar la historieta a partir de los
cualquier caso de ese indicio básico de humanidad que es antecedentes existentes y con las mencionadas limitacio-
nuestra capacidad de representación simbólica. nes cronológicas y conceptuales. También con la esperan-
za del creciente interés por esta forma de expresión y las
Es cierto que una apertura tan amplia de criterios coloca a prometedoras investigaciones en curso. En los últimos años
la historieta en una posición metodológica un tanto incó- se han multiplicado las publicaciones teóricas, las te-
moda. Desde esta perspectiva toda figuración, desde los sis doctorales y los cursos o talleres especializados. Son,

12
ARBOR CLXXXVII 2EXTRA 2011 9-14 ISSN: 0210-1963 doi: 10.3989/arbor.2011.2extran2111
16018 ARBOR 6-COMIC (FF).qxd 16/9/11 09:14 Página 13

en general, iniciativas individuales, algunas provisional- factores que inciden en ella, crisis incluida. Los firmantes
mente agrupadas, pero sin muchas conexiones concep- de los diversos artículos, como la mayor parte de los agen-
tuales y, desde luego, sin ningún horizonte teórico de tes implicados en la actualidad de la historieta, procuran
convergencia. Tres áreas suelen repartirse el objeto de es- no solo estar a la altura, sino, a ser posible, llegar un poco
tudio desde perspectivas en origen distintas pero, al final, más alto.

ANTONIO ALTARRIBA
con evidentes paralelismos. En las facultades de bellas
artes se suele abordar la historieta desde una perspectiva Las páginas que siguen han sido concebidas de manera
estética, en las de ciencias de la comunicación desde una que ofrezcan un recorrido, si no exhaustivo, muy comple-
perspectiva mediática y en las de letras desde una pers- to de la Historia de nuestra historieta. Con importantes
pectiva semiótico-narratológica. Pero empiezan a ser fre- aportaciones, como la de la propia fecha de sus inicios,
cuentes los acercamientos socio-históricos, psicológicos, que Manuel Barrero sitúa en 1857. A partir de aquí, el lec-
de género… La investigación sobre historieta aumenta y tor podrá reconstruir los muy peculiares avatares de nues-
se diversifica, todavía insuficientemente conectada, sin tras viñetas, desde los balbuceos temáticos y expresivos
constituir equipos de trabajo o grupos de investigación, en de finales del siglo XIX y principios del XX, la utilización
algunos casos sin ser conscientes de los nexos conceptua- propagandística durante la guerra o el papel solo relativa-
les que las agrupa o del ámbito global en el que se inte- mente moralizante durante el franquismo hasta la ra-
gran. Pero los progresos son rápidos. dicalidad de la transición, la experimentación de los años
ochenta, el intimismo de la última década… Y, además del
El estudio de la historieta en España, por iniciativas indivi- relato completo de sus peripecias durante el último siglo
duales o de grupos con gran motivación, ha alcanzado y medio, el número se completa con otras perspectivas
estándares homologables a los de países pioneros en este imprescindibles para una buena comprensión de los me-
campo como Francia, Italia, Argentina o Estados Unidos. canismos que utiliza este medio. Mecanismos formales
Impulsada por un patrimonio rico y original, inició desde como los que Jesús Jiménez Varea analiza en su estudio
finales de los años sesenta una tarea de reivindicación, comparativo entre el tratamiento de ciertos temas y el
análisis y catalogación que todavía está lejos de haber cul- desarrollo de los recursos expresivos que permiten contar-
minado. Pero ha contribuido no solo a mantener vivo el los. Mecanismos de alienación como los que denuncia
pasado sino también a impulsar el futuro. Adolece, co- Rosario Jiménez en su análisis de la historieta sentimen-
mo en otros lugares, de comunicación interna, de recono- tal dirigida a las niñas. Arrebatos críticos como el estalli-
cimiento de las referencias ajenas o de consenso teórico do underground de los primeros setenta que describe Pa-
suficiente. Lo cual condena a la fluctuación de datos, a la blo Dopico. La proyección de los autores españoles en los
repetición de argumentos y al enquistamiento de algunos mercados extranjeros que expone Viviane Alary. El desper-
debates. Pero en los últimos años y con la ayuda de las tar de una conciencia femenina que Adela Cortijo pone de
nuevas tecnologías una nueva generación de críticos y relieve. Y otras muchas aportaciones que convierten este
divulgadores hace pensar en estimulantes progresos. número en panorámica completa de la Historia de la his-
torieta y en radiografía sintomática de la encrucijada en
El presente número de Arbor se integra, al tiempo que da la que se encuentra. En ese sentido, resultan especialmen-
cuenta, en este panorama. Responde al nuevo interés que te reveladores los artículos de Santiago García y de Álva-
la historieta está despertando y al descubrimiento ya no ro Pons. El primero pone el foco en la más reciente pro-
de sus cantidades sino de sus calidades. El hecho mismo de ducción, se moja haciendo su selección, exponiendo sus
que la revista del CSIC se haga eco por primera vez de esta criterios y diseccionando el alcance de las tendencias y
forma de expresión constituye un síntoma más de este formatos más recientes. Pons, por su parte, nos ofrece
interés. A su vez, para quienes aquí colaboramos, la empre- algo tan esencial como insistentemente ocultado o insu-
sa supone al tiempo un reconocimiento y un desafío. Una ficientemente estudiado, las cifras de nuestra industria y
situación muy similar a la que se produce en estos momen- su evolución en los últimos años.
tos en el ámbito editorial y en el creativo. El medio se cre-
ce con las expectativas que genera, expandiendo así una La historieta española está más viva que nunca. Creativa,
espiral difícil de calibrar habida cuenta de la cantidad de trascendente, experimental, testimonial, satírica… Como

13
ARBOR CLXXXVII 2EXTRA 2011 9-14 ISSN: 0210-1963
16018 ARBOR 6-COMIC (FF).qxd 16/9/11 09:14 Página 14

siempre, pero realizada con mayor compromiso autorial historias en imágenes. Las páginas que siguen dan cuen-
y, sobre todo, consumida con menos prejuicios estéticos ta de esta efervescencia y la explican en sus causas
2Extra 2011 por un público abierto a nuevas formas narrativas. Así, un históricas, en su evolución temática y en sus resortes for-
medio que era para muchos espacio de la nostalgia se ha males. El lector podría verificar todo ello yendo, simple-
convertido en fuente de innovación, seña de modernidad, mente, a una librería y comprando un cómic, un tebeo,
INTRODUCCIÓN SOBRE EL ORIGEN, EVOLUCIÓN, LÍMITES Y OTROS DEBATES TEÓRICOS EN TORNO A LA HISTORIETA

lectura sorpresiva y altamente gratificante. Todo a partir una novela gráfica, un álbum de historietas… Pero, sin la
de la reinversión, la exploración infinitamente actualiza- lectura de este número de Arbor, no lo entendería tan
ble, de una habilidad o, más bien, de una estrategia vieja bien ni lo disfrutaría tanto. En cualquier caso, lo uno no
como la humanidad, al menos como el arte, la de contar quita lo otro.

Terminado de redactar: 17 de diciembre de 2010

14
ARBOR CLXXXVII 2EXTRA 2011 9-14 ISSN: 0210-1963 doi: 10.3989/arbor.2011.2extran2111

Anda mungkin juga menyukai