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Inteligencia Artificial: Un problema a resolver.

Por Carlos Martínez Aguilar.

“Muchos científicos no logran hacer descubrimientos, por que tienden


a pensar que las ideas no son importantes a menos que sean
complicadas. Las ideas simples son comúnmente las más poderosas.”
Patrick H. Winston. (Tomado de la catedra de “Introducción y
posibilidades de la Inteligencia Artificial, MIT)

Probablemente a estas alturas, ya haya escuchado de la Inteligencia Artificial


(IA), y de sus aplicaciones en distintas áreas de la vida del ser humano; como la
automatización de automóviles, modelos financieros, la medicina, la
informática, la robótica, la educación, etc.

Pero, ¿Qué es la inteligencia artificial?


De acuerdo a los expertos Andreas M. Kaplan y Michael Haenlein, “es la
capacidad de un sistema para interpretar correctamente datos externos, para
aprender de dichos datos y emplear esos conocimientos para lograr tareas y
metas concretas a través de la adaptación flexible."

Si consideramos que el cerebro humano es limitado, y que las máquinas podrían


no tener limitaciones físicas o de capacidad; pronto podrían convertirse en
entes más inteligentes que los humanos; lo que a decir de muchos científicos
reconocidos, como Stephen Hawkins, o empresarios como Elon Musk, pudiera
significar el fin del ser humano como lo conocemos.

Esta posición suena sacada de una película de ficción; sin embargo, ya existen
casos como el de Facebook, que, en el año 2017 se vio en la necesidad de
desactivar una inteligencia artificial desarrollada para realizar negociaciones,
derivado de que esta creo su propio idioma; uno más eficiente y lógico que el
inglés con el que estaba siendo entrenada, ocasionando que las máquinas
empezaran a entablar conversaciones, sin que sus creadores tuvieran idea de lo
que estaban hablando. Aterrador, ¿Cierto?

Desde sus orígenes, ha existido el temor de que esta inteligencia evolucione al


grado de que el hombre como raza inferior, acabe siendo dominado; o en el peor
escenario, exterminando.

Existen las tres leyes de la robótica creadas por Isaac Asimov, con el objeto de
que los robots sean programados para que no hagan daño al ser humano en
ninguna circunstancia; así como la iniciativa de la Comisión Europea, en donde
se busca plasmar en un documento, los principios éticos para el uso de la IA.

Para Nick Bostrom, filósofo y estudioso de la ética del perfeccionamiento


humano y los riesgos de la superinteligencia; la IA acarrea dos tipos de
problemas:
El primero tiene que ver con como hacer que la inteligencia artificial alcance su
potencial y supere la inteligencia humana; y el segundo, con como hacer que esa
inteligencia, adopte los valores humanos y evitar que nos causen daño.

Ese problema, a decir de Bostrom, deberá de ser resuelto antes de que logremos
desencadenar el potencial de la IA, ya que en caso de no programar los sistemas
de manera correcta y sin ambigüedades, pudiéramos ocasionar que actúe en
contra de nuestros intereses.

Si no logramos resolver la manera en que los humanos y la inteligencia artificial


convivirán en el futuro, podríamos desencadenar una serie de eventos que
perjudiquen de manera irreversible a nuestra raza; si lo logramos,
probablemente sea el último invento que el hombre se vea en necesidad de
crear.

Hace poco más de dos mil años, un hombre nos dejó una instrucción simple para
la convivencia y el desarrollo pacífico del hombre, el cual ha trascendido épocas
y culturas: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”

Será que en la simpleza y poder de esta instrucción, radique no solo la solución


de un problema complejo como el que se plantea; si no que sirva para
recordarnos, que antes de entender como relacionarnos con la inteligencia
artificial, debemos reconciliarnos con nosotros mismos como raza.

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