A partil del sigo XVI los estados se fueron dirigiendo al ANCIEN RÉGIME, que se caracterizaba por la
decadencia de las grandes fuerzas que en la edad media habían representado el poder: EL
FEUDALISMO, LAS AUTORIDADES MUNICIPALES Y LAS CORPORACIONES MERCANTILES.
Se le dio comienzo a la centralización del poder que alcanzó en el siglo XVII la forma extrema del
Estado absoluto con la identificación del Estado y el monarca a través del concepto soberanía. Que
iba acompañado de un sometimiento a la soberanía regia de los grupos sociales autónomos que
bajo ella debían coexistir en los cuales se sitúan los comerciantes que aun habiendo ascendido un
escalafón social, perdieron el poder político y la posición privilegiada que habían ocupado en la
época anterior.
El interés del estado por la economía estuvo influido por la figura del comerciante a diferencia del
periodo anterior. Los fabricantes, mercaderes aparecen como agentes de la prosperidad común.
Esto conllevo a una rígida reglamentación económica y restricción de los mercados en base al
proteccionismo que se desarrolló ante la actividad comercial que conllevo a la darle privilegios y
monopolizando a unos pocos esto impedía la competencia y el desarrollo económico.
Su eje ya no son las ciudades en sí mismas si no las grandes economías nacionales, pasa de ser una
reglamentación local a ser a nivel estatal.
En el plano de las fuentes el ius mercatorum formalmente deja de ser un derecho de producción
autónoma pasando a la centralización legislativa, con el marco regulador económico desde el
ESTADO, los estados corregirán en este periodo el monopolio legislativo con el fin de acabar con la
pluralidad de derechos basados en la costumbre que era territoriales característicos de la edad
media y así lograr una unificación jurídica nacional a través de la ley, siendo esta una expresión del
poder normativo estatal, dándose el fenómeno de la centralización jurídica de carácter general,
dándole al derecho mercantil un contenido más formal, ya que los Estados modernos recogen y
sancionan el derecho vigente en la edad media.
El Derecho mercantil se convierte así en los principales países de Europa en un Derecho nacional y
unificado bajo la autoridad oficial del Estado, en contraposición con el sistema de variedad
legislativa imperante en la Edad Media.