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El amor según el psicoanálisis

Los acercamientos al entendimiento del amor y su ideologización no han salvado a la


ciencia, ni a los expertos, de ser víctimas y victimarios de los amores, es así, que es
innegable que “el amor” forma parte inmediata la vida, por tanto es y ha sido una
temática estudiada, explotada, explorada, pero difícilmente definida, constituyéndose
aún como una problemática sin resolver. No es casual entonces la magna producción
cultural, orientada al amor, tampoco es casual que el amor como temática dentro la
constitución del capitalismo, sea el más grande medio económico, que no solo establece
plusvalía, sino sirve como fuente de alienación y enajenación ideológica, a través de su
compresión con el ideal romántico. El psicoanálisis retomando a Freud, Lacan y otros,
busca un acercamiento al amor y su naturaleza de imposibilidad; por esto es que el
presente artículo hará una lectura psicoanalítica del amor identificando: cuales son las
entidades parte de su estructura y como se relacionan con la enajenación y alienación
(más en la modernidad), a partir de producciones culturales literarias, desde un marco
teórico psicoanalítico, retomando a Freud, Lacan y otros.

Enamoramiento… ¿Qué es el amor?

La ciencia clásica biologista ha intentado responder a esta pregunta a través de varios


experimentos. Uno de estos estudios es el de las Dras. Fisher y Lucy Brown, del Albert
Einstein Collage of Medicine, del Bronx, y el Dr. Arthur Aron, psicólogo de la
Universidad Estatal de Nueva York, en Stony Brook; ellos hicieron resonancia
magnética a 17 estudiantes de ambos sexos, los cuales se habían enamorado semanas
antes. En el estudio los sujetos veían la foto de la persona amada mientras se escaneaban
imágenes de sus cerebros; se obtuvo alrededor de 2500 imágenes que mostraban el
accionar del cerebro frente al amor. Los resultados mostraron que el accionar del
cerebro en el enamoramiento es igual al de una enfermedad mental como la manía,
demencia, psicosis y obsesión. A la vez se descubrió que el amor romántico no funciona
como un impulso nervioso próximo a la afectividad o emoción, sino, más bien como el
hambre, la sed o la adicción a una droga.
Neruda identifica en su prosa esta realidad: “Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta”
(Neruda: Una canción desesperada); al igual que Nervo “Cada día que pasa sin lograr
que me quieras es un día perdido/ oh Dios no permitas que muera sin lograr que me
haya querido/ Porque entonces mi espíritu con sed no saciada errara dando tumbos por
la noche estrellada/ como pájaro loco, sin olvido ni paz. ”(Nervo: Sed). Los recortes nos
muestran desde la palabra al amor como instinto, que va más allá de la necesidad de
sobrevivencia, y que en su insatisfacción da paso a la angustia y la locura.

No obstante si concebimos al amor como solo un hecho instintivo, no podríamos


entender su cualidad eleccionaria (ya que no nos enamoramos de cualquiera, aunque así
lo creamos), y su relación óntica con la vida, la muerte, la eternidad y la verdad; por
esto para ahondar en el accionar amoroso es fundante reconocer su realidad biológica,
pero Freud, nos dejar entender como este biologismo interacciona con una intimidad
subjetiva, que se funda en la relación con el otro y que configura un estado complejo en
el ser (la locura amorosa). Ya que uno se enamora siempre de otro como dirá Neruda,
Nervo e inclusive el experimento. El concepto de ideologización esta entendido desde la
definición Altuseriana de Ideología Aun : En Psicoanálisis remite a uno mismo
Enajenar: Sacar a alguien fuera de sí, entorpecerle o turbarle el uso de la razón o de los
sentidos. Alienar: Proceso mediante el cual el individuo o una colectividad transforman
su conciencia hasta hacerla contradictoria con lo que debía esperarse de su condición.
Fue publicado en la revista The Journal of Neurophysiology - Fuente: Benedict Carey,
The New York Times. Mujeres Hoy (8-6-2005).
Amor, dialéctica entre el Yo, el Otro.
La escuela de psicoanálisis es pionera en afirmar que el Amor es una relación social y
subjetiva, a través de una visión determinista, fundada en la presencia categorial del
inconsciente. Por esto es que no se atribuye al sujeto la capacidad de amar, su elección
de objeto tanto como su devenir amoroso está determinado por una serie de procesos
inconscientes, que se originan en los primeros años de la vida infantil y que en estos
años son fundantes y decisivos, pero que se desarrollaran de manera constante; Freud
(1905) dirá: “La inclinación infantil hacia los padres es sin duda la más importante, pero
no la única, de las sendas que, renovadas en la pubertad, marcan después el camino a la
elección de objeto. Otras semillas del mismo origen permiten al hombre, apuntalándose
siempre en su infancia, desarrollar más de una serie sexual y plasmar condiciones
totalmente variadas para la elección de objeto.”

En su obra Freud identificara tres tipos de amor fundante: El pulsional que se compone
en la primera experiencia de satisfacción, el cual emerge como instinto y en su relación
con el placer, transforma este en algo más que solo necesidad, conformado e
inscribiendo así la pulsión en la estructura psíquica; El narcisista onanista, caracterizado
por la necesidad de poseer al otro (para Lacan la satisfacción es posesión de objeto), su
fijación permite el amor adulto como posesión del otro “Cómo te sienten mí a mis
sueños solitarios! /Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa /de la tarde, y el viento
arrastra mi voz viuda” (Neruda: Poema 16); El edípico dado a través del complejo de
Edipo, en esta se etapa generan relaciones de afectividad, en torno a la renuncia Puedo
escribir los versos más tristes esta noche/ Pensar que no la tengo/ Sentir que la he
perdido.
Oír la noche inmensa/ más inmensa sin ella (Neruda; Poema20) y búsqueda del ser
amado “Como para acercarla mi mirada la busca/Mi corazón la busca, y ella no está
conmigo” (Ibíd.); su culminación es en la adolescencia a través de la conformación de la
pareja, su fijación repetirá la triada con triángulos amorosos en el amor adulto. Entre los
años 60 y 80 aparece Lacan y aporta la teoría del amor desde “La falta” en torno a la
transferencia y la proyección. El amor desde este entendimiento es una carga de energía
que se transfiere en la necesidad de completitud. El sujeto siente que algo le falta (por
eso uno se enamora cuando esta triste) y el otro (objeto de amor) es quien llena esta
falta, completa “Sé que puedo amarte porque me haces falta” Galas: Poema No sé, o
“Todo lo llenas tú, todo lo llenas/Antes que tú poblaron la soledad que ocupas” Neruda:
Poema 5.
Esta utopía de completitud conformara el ideal de la media Naranja, pero a la hará una
deflación del otro, ya que el otro es un objeto que intenta saciar, o al menos completar la
propia carencia, por eso se lo desea; Así mismo, no solo se lo desea, sino, se desea “ser
amado”. Este es el sentido proyectivo de la falta, ya que, lo que ama el Yo, en el amor,
es el amor por uno mismo; Allouch dirá: “el enamoramiento se apoya sobre el Ideal del
Yo que es el Otro pero cuando uno está enamorado el Ideal del Yo no se inclina sobre el
Yo Ideal, porque lo es”. Por tanto me enamoro del objeto que me falta, y que va a poder
completarme, porque a través de “él/ella” me imagino completo; a la vez me instauro
como objeto que le falta al otro (intento de perpetuar mi existencia a partir de la
conservación de un lugar), es así que lo deseo porque me completa y deseo que me
desee porque yo soy lo que le falta, así él/ella es “yo” completo.
Lacan dice del amor: “El amor es dar lo que no se tiene, a alguien que no es” Sem. 5,
rompiendo el discurso del amor romántico, que se orienta a que el amor perfecto lograra
complementariedad, por tanto la completitud de los dos, Lacan aportara diciendo que en
lo real ninguno puede completar al otro, porque el objeto de amor solo hace semblante
(apariencia) de lo que hemos perdido “el amor es dar lo que no se tiene a alguien que no
quiere eso” (Lacan: Sem 12).

Pulsión. (Del lat. tardío pulsionis). f. En psicoanálisis, energía psíquica profunda que
orienta el comportamiento hacia un fin y se descarga al conseguirlo. En su Introducción
al narcisismo (1914), Sigmund Freud lo definió como “el estancamiento de toda la
energía de la libido en el yo“, y destacó dos tipos: el primario y el secundario. El
narcisismo primario o primitivo es aquel que corresponde al estado de ‘omnipotencia
infantil’, cuando el niño todavía no diferencia claramente su ser de los objetos del
mundo exterior y es él su propio objeto de amor. Niños narcisistas serían aquellos que se
rebelan ante la elección de objetos externos y sacan provecho de esta situación
compadeciéndose a sí mismos y reclamando más atención. Para Freud, el complejo de
Edipo era una etapa fundamental en el desarrollo psicosexual del niño y estableció que
ocurría entre los 2 y los 5 años, cuando los niños experimentan intensos sentimientos de
amor, odio, miedo y celos, que desaparecen una vez que el niño se ha identificado con el
padre y ha aprendido a reprimir sus instintos sexuales. Transferencia, término utilizado
en psicoanálisis, para describir la respuesta emocional (ideas o sentimientos derivados
de una situación anterior) del sujeto frente al otro, en terapia al analista, durante el
tratamiento. Este contempla un proceso de proyección. Proyección, es un mecanismo de
defensa que consiste en atribuir a otros, y en general al mundo exterior, motivaciones
que se rechazan o no se reconocen en uno mismo.
El ejemplo que usa Lacan para este análisis son las “relaciones sexuales”, las cuales no
existen, en tanto el encuentro sexual expresa un desencuentro porque uno no goza del
otro sino goza del propio cuerpo; !Ah los vasos del pecho! ! ! ! ¡Ah los ojos de
ausencia! ¡Ah las rosas del pubis! ¡Ah tu voz lenta y triste! ¡Cuerpo de mujer mía,
persistirá en tu gracia/Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!” (Neruda: Poema
1) donde el amor desde el ideal de completitud (completar la naranja) “Para mi corazón
basta tu pecho/para tu libertad bastan mis alas/Desde mi boca llegará hasta el cielo/lo
que estaba dormido sobre tu alma” Neruda: Poema 12; hace posible algo del encuentro
de dos, haciendo soportable la propia óntica del amor “la relación de carencias” (del
otro y de uno mismo); El Tenorio, por ejemplo, busca incansablemente “la mujer” que
lo complete, así pasa por una y otra pensando que esa si será la que lo completará, que
esa si ¨es¨ el falo que le falta, para luego darse cuenta que no, e ir a la cacería de otra
mujer que traiga nuevamente la promesa.
Dentro de esta relación el placer en el cuerpo resuelve complementariamente el fracaso
del amor romántico “el sexo es para consolarnos por el fracaso del amor” García
Márquez: Memorias de mis putas tristes. Segunda parte Falta, Amor y Muerte: El Don,
La Ignorancia y La Eternidad. En el amor y la falta Allouch identifica tres elementos: el
don, el pacto, el ternario: En el Amor como Don, “El Don” es un “Don” de lo que el
amada/o no tiene, y es amado porque algo le falta (el falo simbólico), pero este tiene
todo para tenerlo, ahí recae en el espejismo de completitud:
“Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta. Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante”
(Neruda; Poema 18) y la causalidad de su elección. Para su operación Freud y Lacan
asumen como condición la obediencia de la ley del padre.
Respecto al “Pacto” Allouch desmitifica al amor como pareja o unión. Dirá que el amor
no es asunto de “pactos” por eso nada en el amor ofrece seguridad, sino, es óntico
porque esta del orden del ser, desde lo más íntimo, la falta. Este ser, esta interpelado por
tres pasiones el “Ternario”, Allouch las define como: la ignorancia (saber del ser), base
del Amor (el ser) y odio (el no ser). El amor como base del Ser logra el encuentro (no
armonioso) con el mismo ser, enmarcado en un realidad ilusoria de completitud, a través
de “Quien Soy”, el cual llega a su límite en el encuentro con el no ser como Lacan dirá
“Y el más grande amor, el más grande amor, acaba en odio." (s/f.).
La relación de carencias, sustentada por el “Don” del amor, se sostiene de manera
concreta en la conformación de un discurso, una “historia de amor” que a través de la
palabra, garantiza la eternidad (que no es ni pasado, ni futuro, es presente), del ser en el
otro, ya que: "La muerte propia no se puede concebir” (Freud:1915) por que la muerte
es un límite y el inconsciente como fundante estructural de la psiquis no concibe limites
o finales. La ignorancia entonces evita el final ya que opera el desencuentro con la falta
(no querer saber de No-ser, no dejar de ser y el rechazo del ser a través de un límite) y
así eternizarnos. Esto funciona a través de la constitución de “La verdad” eterna
incuestionable por tanto ilimitada y “La muerte”, en tanto esta mantiene al Otro intacto
porque por su muerte la historia sigue escribiéndose: “Y morirme contigo si te matas/ y
matarme contigo si te mueres/ Porque el amor cuando no muere mata/ Porque amores
que matan nunca mueren ”(Sabina: Yo Mí Me Contigo).

La ruptura del amor y el otro ilusorio como completo, se da cuando la historia deja de
escribirse: “Aunque éste sea el último dolor que ella me causa/y éstos sean los últimos
versos que yo le escribo ”(Neruda: Poema 20); que puede deberse a la ruptura del enlace
o anudamiento, netamente estructural. La presencia del odio como viraje del amor, antes
o después de la ruptura mantiene la misma función con lo imposible; el odio implica un
encuentro con la falta real, la falta del otro, donde no hay una respuesta al ser
“Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad/Quién eres tú, quién eres?”
(Neruda : Poema 17)
Amor y la modernidad: Ideas y Conclusiones.
Para iniciar el final del presente, concebiremos las relaciones amorosas como
complejos devaneos relacionados entre sí en enlaces dialecticos; los cuales tienen una
realidad biológica ligada al instinto, que adquiere un plus, en la presencia e interacción
histórica con otro, siendo así estructurales y en el tiempo mediadores. Por tanto la forma
de amar, será una manifestación particular de acuerdo a la estructura y la mediación de
cada sujeto, es así que no hay una forma de amar, sino hay formas de amar, donde esta
diversidad hará del amor un individual, es así que se ama al otro haciendo semblante del
amor hacia sí mismo: “el amor es óntico del sujeto sin el otro, pero con el otro”; por
ende no existe, ni encuentro, ni pacto, ni unión de dos, no existe la media naranja. A la
vez la búsqueda de la completitud, a través del otro, la dote del amor o lo que se da, esta
entorno a la falta, porque el objeto de amor puede ser lo que completa; es así que se
conforma una relación de carencias, que constituye la base del amor, como una eterna
falta, un vació, un significante vació. El amor en esta lógica puede definirse como
indefinido en tanto es un significante vació; esta cualidad ha hecho del amor una
herramienta del sistema capitalista, en tanto que el sistema en su reciclaje y enajenación
ha atiborrado de distintos significados al amor consagrándolo como elemento de venta.
Las industrias culturales han sido proveedoras de nuevos significantes para definir lo
indefinido, “el amor”, tomando sus bases estructurales de manera insubstancial,
conformando un amor alienado a través de: la generalización de los modos de amar, la
fragmentación del concepto de amor diferenciándolo de sexualidad (a partir de una
lógica judeo- cristiana), la diferenciación de las posibilidades amorosas en torno al
género. La angustia se genera entonces en la enajenación de los individuos, en torno a la
búsqueda del Ideal de Amor alienado (Amor romántico); condenando a los sujetos (en
particular a las mujeres) a desigualdades, sometimiento y sacrificio en torno al
encuentro de un amor de mentira.

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