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Reg.: A y S t 255 p 474/483.

En la ciudad de Santa Fe, a los once días del mes de marzo del año dos mil catorce, se
reunieron en acuerdo los señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia,
doctores Roberto Héctor Falistocco, Mario Luis Netri y Eduardo Guillermo Spuler, bajo la
presidencia del titular doctor Rafael Francisco Gutiérrez, a fin de dictar sentencia en los autos
caratulados "PERALTA, Elsa Carmen contra CAJA DE PREVISIÓN SOCIAL DE LOS AGENTES
CIVILES DEL ESTADO sobre RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD" (Expte. C.S.J. CUIJ N°:
21-00044301-5). Se resolvió someter a decisión las siguientes cuestiones: PRIMERA: ¿es
admisible el recurso interpuesto? SEGUNDA: en su caso, ¿es procedente? TERCERA: en
consecuencia, ¿qué resolución corresponde dictar? Asimismo, se emitieron los votos en el orden
que realizaron el estudio de la causa, o sea, doctores: Gutiérrez, Spuler, Falistocco y Netri.
A la primera cuestión, el señor Presidente doctor Gutiérrez. dijo:
Mediante resolución registrada en A. y S. T. 249, págs. 281/284, esta Corte admitió la queja por
denegación del recurso de inconstitucionalidad deducido por la actora contra la sentencia 168, del
22 de agosto de 2012 dictada por la Sala Segunda de la Cámara de Apelación en lo Civil y
Comercial de Santa Fe, por entender, en una apreciación mínima y provisoria, que la postulación
de la recurrente contaba con suficiente asidero en las constancias de la causa e importaba
articular, con seriedad, planteos que podían configurar hipótesis de violación del derecho a la
jurisdicción con idoneidad para lograr la apertura de esta instancia de excepción.
El nuevo examen de admisibilidad que impone el artículo 11 de la Ley 7055, efectuado con los
principales a la vista, me conduce a ratificar esa conclusión, de conformidad con lo dictaminado
por el señor Procurador General a fojas 357/360.
Voto, pues, por la afirmativa.
A la misma cuestión los señores Ministro doctores Spuler, Falistocco y Netri expresaron
idénticos fundamentos a los expuestos por el señor Presidente doctor Gutiérrez y votaron en igual
sentido.
A la segunda cuestión, el señor Presidente doctor Gutiérrez dijo:
1. Se desprende de las constancias de la causa que en fecha 19.08.2010 Elsa Carmen Peralta
se presentó ante la Caja de Previsión Social de los Agentes Civiles del Estado de la Provincia de
Santa Fe solicitando el pago de la diferencia que le pudiere corresponder por el beneficio de
anticipo por jubilación que se le había otorgado en fecha 23.11.2004, según categoría 4ta., dado
que por resolución nro. 6760, de fecha 26.11.2009, la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la
Provincia le había determinado un nuevo haber jubilatorio, con retroactividad al 17.11.2006,
formulándose cargos en concepto de aportes personales por ese tiempo transcurrido (f. 27).
La Caja accionada en fecha 09.12.2010 dicta la resolución 394.721, decidiendo no hacer lugar
al pedido formulado por la beneficiaria con sustento en lo dispuesto por el artículo 40 de la Ley
9816, del cual surge “palmariamente que el factor determinante para la categorización del
beneficio es el último sueldo o el haber jubilatorio percibido el mes anterior a la resolución de
procedencia, según sea más conveniente ... el anticipo por jubilación se acordó por resolución nro.
292.719 del 23 de noviembre de 2004, y se lo emplazó en la 4a. categoría del decreto de escalas
0827/91, en consideración al último sueldo de la agente que ascendió a $ 555,12 (abril de 2004) y
no al monto del haber jubilatorio (octubre de 2004), cuyo importe era inferior: $ 344, 221 (6a.
categoría) ... la resolución presentada que le determina el nuevo haber, retrotrae los efectos,
derecho a percibir y los respectivos cargos, al 17.11.2006 (por aplicación del artículo 82 de la Ley
18.037) -art. 3° de la disposición-, sin especificar desde cuándo se reajustó y el monto
correspondiente, independientemente de la fecha de percepción a fs. 33, consta el requerimiento
formulado a la interesada, en punto a acreditar el extremo requerido, es decir la fecha del haber
que sirvió de base de cálculo para el reajuste y el monto del mismo...” (fs. 62/63).
Contra tal decisión la actora dedujo recursos de revocatoria y apelación en subsidio, estimando
que si bien es cierto que el artículo 40 de la Ley 9816 establece que el beneficio estará
determinado por el último sueldo o haber jubilatorio percibido por el afiliado en tal carácter, y que a
la reclamante se la emplazó en la categoría 4ta. en consideración precisamente al último sueldo
percibido al cese (abril 2004), fecha a partir de la cual accedió a la jubilación ordinaria en la Caja
de Jubilaciónes, sin embargo también es cierto que realizó un reclamo de reajuste de sus haberes,
acordándole esa Caja tal derecho con efectos retroactivos al 17.11.2006 por aplicación de la
prescripción bienal del artículo 82 de la Ley 18037, lo que condujo a que por su nuevo ingreso le
correspondiera el emplazamiento en la categoría 1ra. conforme lo normado en el decreto nro.
0827/91 que es el que fija las escalas (f. 70).
La Caja por resolución nro. 414.630 del 25.10.2011 resolvió no hacer lugar al recurso de
revocatoria, y concedió el de apelación (fs. 74/75).
Ante la Alzada, Peralta expresa agravios (fs. 92/95), los que son contestados por el ente
demandado (fs. 114/116).
2. Por sentencia nro. 168, de fecha 22.08.2012, la Sala Segunda de la Cámara de Apelación en
lo Civil y Comercial de Santa Fe resolvió -por mayoría- hacer lugar al recurso de apelación
interpuesto por la interesada y dejó sin efecto el pronunciamiento dictado por la Caja. Dispuso
que, en los términos indicados en los considerandos, debía adecuársele a Peralta el anticipo de
seguro por jubilación, atendiendo a la nueva categoría que revista, practicándose los descuentos
por la mayor categoría alcanzada en relación al Seguro Mutual en los meses consignados en la
sentencia, con costas a la vencida (fs. 122/125).
Para así decidir los jueces del voto mayoritario comenzaron por advertir que “...ninguna duda
cabe que el anticipo de seguro por jubilación percibido por la recurrente, lo fue en un todo de
acuerdo a lo prescripto por el art. 40 de la ley 9816 y sus mod., ya que el último sueldo gozado por
la peticionante en el mes inmediato anterior a la resolución de procedencia, aquí el de abril de
2004, ascendió a $ 555,12 (encuadrada en la 4a. categoría del decreto nro. 0827/91)...”. A
continuación estimaron que a los fines de determinar el derecho que le asiste a la actora respecto
a su pretensión, debía analizarse lo que fue materia de debate y prueba en estos autos, análisis
del cual surgía que en base a sucesivos aumentos y por obtener un reajuste por razonable
proporcionalidad en sus haberes, retroactivo al 17.11.2006, la actora comenzó a aportar en
concepto de seguro mutual importes correspondientes a categorías superiores, alcanzando la
categoría 1a. en el mes de febrero de 2007. Sobre esa base consideraron que dicha circunstancia
-efectuar aportes para categorías superiores a la que se corresponde con el beneficio otorgado en
su oportunidad- “...es la que legitima la pretensión esgrimida por ante la Caja de Previsión Social
de los Agentes Civiles del Estado...”, explicando que tal conclusión resulta avalada por el mismo
artículo 40 debido a que las nuevas categorizaciones significaron mayores aportes en concepto de
Seguro Mutual. Interpretaron que de no accederse a lo peticionado se estaría consagrando un
enriquecimiento injusto, resultando “más apegado a la equidad y a las exigencias de este tiempo,
que los organismos reconozcan sus deberes legales en correspondencia con las obligaciones
cumplidas, como aquí ante los descuentos abonados, a quienes reclaman sus derechos no desde
el vértice de la aventura judicial, sino del pago de las cargas que obran de puerta al beneficio que
hoy pretenden...”.
Agregaron que la regla establecida por el artículo mencionado -respecto a que el beneficio se
liquida de acuerdo al último sueldo o el haber jubiliatorio del mes inmediato anterior a la resolución
de procedencia, “...no se agota en su aplicación originaria al concederse un beneficio ... sino que
debe aplicarse también frente a hechos sobrevinientes que alteran la ‘base’ misma indicada en
dicha norma, como ser específicamente el aumento del haber jubilatorio...”; que circunscribirse a
una interpretación simplista de la norma implica percibir aportes correspondientes a la primera
categoria y contraprestar únicamente con montos de la cuarta categoría, lo cual repugna el valor
justicia y transgrede el espíritu de la tercera parte del artículo 21 de la Constitución provincial; y
que de acuerdo a la misma letra de la norma implicada en consonancia con el artículo 36 de la
misma Ley 9816, tal solución se impone, en tanto con ello se tributa a la seguridad jurídica y
porque la idoneidad del derecho tiene por causa la adecuación del beneficio al aporte.
Resaltaron también que la solución tiene su antecedente en lo decidido en la causa “Ortíz c.
Caja de Previsión Social”, fallo confirmado por la Corte Suprema de Justicia de la Provincia (A. y
S. T. 206, pág. 440, del 04.05.2005).
Entendieron que tampoco podía soslayarse la naturaleza previsional del beneficio otorgado, lo
cual implica la amplitud de criterio con que los jueces deben apreciar las peticiones
correspondientes y los principios que imponen adoptar extrema cautela a fin de no desconocer
tales derechos.
En cuanto al voto en disidencia, en el mismo se sostuvo que la interpretación integrada de los
artículos 3, 5, 9 y 40 de la Ley 9816 lleva a entender ajustada a derecho la decisión de la Caja de
rechazar lo peticionado por Peralta, por cuanto la mejora de su haber no guarda relación temporal
con el mes de procedencia por ser posterior al mes que debía tomarse en consideración, abril de
2004.
Evaluó este voto que las variaciones de la política salarial determinan para los afiliados
ascender de categoría, pero que a los efectos de la liquidación del beneficio se considera el
sueldo o el haber jubilatorio percibido al momento de producirse el hecho generador del derecho:
jubilación, en el caso del anticipo en cuestión, o muerte en el caso de fallecimiento del asegurado.
Concluyó que la solución contraria -“...habilitar los reajustes ‘retroactivos’ en forma ilimitada con
base en incrementos salariales que puedan determinar un cambio de categoría, afecta sin dudas a
los beneficiarios presentes y futuros conforme al sistema instituido por la ley 9816 para recaudar
los aportes y determinar los montos de los beneficios...”.
3. Contra tal pronunciamiento, la Caja de Previsión Social de los Agentes Civiles del Estado
interpuso recurso de inconstitucionalidad con sustento en el inciso 3° del artículo 1 de la Ley 7055.
Expuso que la sentencia es inválida en tanto no reúne las condiciones mínimas necesarias para
satisfacer el derecho a la jurisdicción. Sostuvo que el fallo vulneró la ley y que incurrió en
autocontradicción, en tanto por un lado se afirmó que en su momento el otorgamiento del beneficio
se hizo en un todo de acuerdo con lo normado por el artículo 40 de la Ley 9816, para luego
concluir en que debido a los aumentos de haberes, la interesada tiene derecho a lo pretendido,
con lo cual queda en evidencia que se apartó de la letra de esta norma conforme a la cual la
categoría estará determinada por el último sueldo o el haber jubilatorio del mes inmediato anterior
a la resolución de procedencia.
Consideró asimismo que lo decidido se apartó de las circunstancias objetivamente
comprobadas de la causa al mandar a pagar un beneficio conforme una categoría ajena al asunto
y devengada cuando el anticipo ya había sido legítimamente saldado. Explicó que incurrió en
afirmaciones dogmáticas al sostener que en virtud de haber realizado aportes para categorías
superiores ello determinaba la legitimidad de la pretensión actora, en tanto esa apreciación -a su
criterio- deriva de la sola voluntad de los juzgadores.
Interpretó que “es inverosímil e indemostrado el ‘enriquecimiento injusto’ anacrónicamente
atribuido a la Caja. Señaló que el Organismo cumplió con sus deberes legales al otorgarle el
beneficio de anticipo por jubilación conforme lo dispuesto por el citado artículo 40. Advirtió que la
afirmación de los jueces relativa a que la regla de este precepto no se agota con su aplicación
originaria sino que debe aplicarse también frente a hechos sobrevinientes que alteren la base
misma -como entendieron es un aumento del haber jubilatorio que determinó una mejor
categoría-, constituye una petición de principio puesto que sólo sería válida y verdadera si tal
hecho sobreviniente alterara la base misma indicada en la norma, -en el caso, el haber jubilatorio
del mes inmediato anterior a la resolución que declara la procedencia del beneficio-.
Al respecto, observó que el cambio de categoría, los mayores aportes y el incremento del
seguro en el futuro, “...tienen naturalmente efectos para el futuro: si la afiliada falleciera hoy, el
resto del seguro sería sin dudas el de la categoría actual. Pero ella aportó a favor de nadie para
una categoría superior a su cuarta cuando solicitó y gozó del beneficio del anticipo por jubilación.
Ni siquiera la sentencia se atreve a hacerle pagar aportes de primera categoría por octubre de
2004....”.
Sostuvo que al contrario de lo analizado por el fallo en cuanto a que la actitud de la Caja
repugna el valor justicia, es su parte la que soportaría tal inequidad al percibir aportes por una
categoría cuarta y contraprestar con montos de la primera categoría. Agregó que se encuentra
acreditado en la causa que el haber jubilatorio del mes inmediato anterior a la resolución de
procedencia (octubre de 2004) fue de $ 344,21, y que la afiliada alcanzó la primera categoría en
febrero de 2007, mes que no se corresponde ni al último sueldo ni al del haber jubilatorio del mes
inmediato anterior a la resolución de procedencia.
Reiteró así que, conforme ello, la interpretación efectuada por los juzgadores es contraria a la
letra de la ley y también a la seguridad jurídica que pregonaron, dado que “...la sentencia
establece la permanente y contradictoria revisión de categorías de beneficios pasados en base a
aumentos de haberes jubilatorios que sólo tienen efectos para el futuro...”.
En el mismo orden, alegó que resulta arbitrario adecuar el beneficio solicitado y gozado en el
año 2004 al aporte de febrero de 2007.
En relación al precedente citado por la Cámara -“Ortíz, Raquel c. Caja de Previsión Social de los
Agentes Civiles del Estado”-, señala que la Corte desestimó la queja deducida en su momento por
el organismo en razón de que los agravios no fueron dirigidos contra los fundamentos del auto
denegatorio, lo cual no implicó la confirmación del criterio que sustentó el Tribunal a quo en ese
antecedente, en tanto este Cuerpo no ingresó a la esfera de su competencia.
Por último, examinó que también resulta arbitrario pretender que los principios de la materia
contradigan la solución especificamente prevista en la ley que los concreta, en tanto se arribó a
una decisión inequitativa e irrazonable.
Postuló la configuración en el caso de un supuesto de gravedad institucional, sosteniendo que lo
aquí decidido tiene necesaria proyección sobre todas las apelaciones que en adelante se
deduzcan contra resoluciones de la Caja, ya sean relativas a beneficios que se otorguen en el
futuro, o sobre los millares de beneficios que se han solicitado y abonado en el pasado, en tanto ni
el organismo ni la masa de aportantes podrán liberarse nunca puesto que cada aumento de haber
que importe un cambio de categoría en el futuro dará derecho a que cada uno de quienes ya
cobraron el beneficio respectivo vaya cobrando sucesivas diferencias por actualizaciones.
4. En primer lugar considero que debo efectuar ciertas consideraciones respecto de lo decidido
por esta Corte en la causa “Ortíz, Raquel c. Caja de Previsión Social de los Agentes Civiles del
Estado” (A. y S. T. 206, pág. 440, de fecha 4.05.2005), en la cual se desestimó el recurso de queja
deducido por el organismo demandado con sustento en que no se habían desvirtuado
adecuadamente los fundamentos del auto denegatorio, entendiendo que tal como lo había
sostenido la Cámara en esa oportunidad, los planteos recursivos sólo traducían la mera
discrepancia de la recurrente en relación a lo decidido por la Alzada en cuanto ordenó la
adecuación del anticipo por edad avanzada que la actora había percibido atento la nueva
categoría que revestía.
Mas, en una actual visión de las cuestiones que se plantean en casos como el traído
nuevamente ante este Tribunal, he de propiciar un cambio en la decisión a adoptar al advertir la
incorrección en que estimo se incurrió en su momento.
En efecto, en este nuevo análisis encuentro que el razonamiento seguido por los jueces que en
el presente votaron en mayoría, dista de resultar acorde a la norma de aplicación y a los hechos
tal como acontecieron, y que alegaciones referidas a injustos enriquecimientos por parte de la
Caja demandada y resoluciones contrarias a criterios de equidad, no cuentan en el caso con el
sustento necesario y decisivo en las constancias mismas de la causa, pero principalmente no
tienen respaldo en las normas involucradas ni en el contexto fáctico acontecido.
Es que, partiendo precisamente de los principios que informan al seguro mutual, es de ver que
el sistema implementado por la Ley 9816 los recepta y que el organismo en el presente caso ha
dado cumplimiento a sus deberes legales conforme los mismos.
Así, merituando que el instituido constituye un régimen solidario y contributivo, tenemos que
todos los aportantes (activos y pasivos) contribuyen a sostener el pago de las prestaciones
previstas en la Ley que mensualmente deben ser liquidadas (contingencias de jubilación, edad
avanzada, carecer de familiares directos, incapacidad, enfermedad terminal y muerte), y ello de
acuerdo a la categoría que cada afiliado reviste, categorías que van desde la primera a la novena
y que se determinan sobre la base de los mayores o menores ingresos de los afiliados.
El afiliado aporta entonces mensualmente conforme su categoría, y ese aporte mensual está
constituído por la suma de cotizaciones que cada afiliado debe realizar para cubrir el pago de los
distintos beneficios que se deben liquidar en ese mes, correspondiente a su categoría (de acuerdo
al artículo 5 de la Ley).
Y si bien, la cantidad de beneficios liquidados mensualmente es variable, a través de
estadísticas la Caja realiza una proyección para establecer aportes estables a fin de evitar bruscas
oscilaciones.
En consecuencia, advierto que la norma contenida en el artículo 40 de la Ley 9816 al disponer
la concesión del beneficio por anticipo de jubilación en un monto de 20 % del monto total del
seguro por fallecimiento a los afiliados que accedan al beneficio jubilatorio, según la categoría que
revistan, encierra aquellas premisas, y se liquida también acorde a tales principios, en tanto se
toma como base para el cálculo el último sueldo o el haber jubilatorio del mes inmediato anterior a
la resolución de procedencia del beneficio, según sea más conveniente para el beneficiario.
Ahora bien, e ingresando al examen de lo que considero es el núcleo de la cuestión traída, si
luego de efectivizado el pago del beneficio correspondiente surgen cambios -por las razones que
fueren- que implican mejoras en la categoría del beneficiario y consecuentemente mayores
aportes a la Caja, ello no puede alterar ni modificar lo ya percibido y cumplimentado de acuerdo a
la ley, pues lo contrario no se compadece con la normativa que regula el caso.
Aclaro en este punto que distintos son los supuestos en los que este Tribunal hizo lugar a la
pretensión de actualización de los montos de seguros o beneficios percibidos (no así a
recategorizaciones) debido a la desvalorización monetaria sufrida en razón de la demora en que
había incurrido la Caja para efectivizar los pagos correspondientes en medio de períodos de
hiperinflación (“Luengo”, “Góngora”, A. y S. T. 117, pág. 45, T. 117, pag. 58, respectivamente, del
24.05.1995; “Díaz”, “Ferreyra de Pistacchia”, A. y S. T. 133, pág. 168, T. 134, pág. 16,
respectivamente, del 26.12.1996)-.
Y estimo que es aquí donde falla el razonamiento de los juzgadores por cuanto soslayan un
efecto lógico de lo establecido en la norma, y que es que esa alteración en la base por los
aumentos en los haberes implica mejoras en los montos de los beneficios a percibir y mayores
aportes, pero siempre para el futuro, en tanto debe considerarse que el derecho a percibir el
seguro o el beneficio surge con la ocurrencia del siniestro o cuando el interesado queda en
situación de requerirlo y da cumplimiento a los requisitos legales exigidos, y que tal derecho
concluye en su formación al integrarse con el acto administrativo o resolución de la Caja que lo
declara procedente y lo otorga.
Es por ello que considero asiste razón a la recurrente cuando endilga dogmatismo a la
aseveración de la Alzada relativa a que la Caja incurre en un enriquecimiento injusto, en tanto
-reitero- los aumentos en los haberes (o en los sueldos) que determinan un aumento del aporte y
el acceso a una mejor categoría, significarán un mayor monto del seguro o beneficio que se
percibirá en el futuro, en el caso, el seguro por fallecimiento; es decir, la Caja deberá contraprestar
en su momento el seguro o beneficio que corresponda según estos mayores aportes y
lógicamente según la nueva categoría.
Pero de ninguna manera esas modificaciones podrán retrotraerse respecto de un beneficio ya
acordado, devengado y percibido en un determinado momento “temporal”, ajeno y anterior a
aquellas mejoras, en tanto no es lo que la ley prevé ni en su letra ni en su espíritu.
De todo ello derivo que tampoco se configura la vulneración al artículo 21, tercera parte, de la
Constitución provincial alegada por el Tribunal a quo por el hecho de que “la adecuación del
beneficio al aporte” -y agrego, la correspondiente recategorización- rijan para el futuro.
En el mismo vicio de fundamentación aparente incurrió el decisorio al afirmarse que la regla
contenida en el artículo 40 de la Ley no se agota con su aplicación originaria al concederse un
beneficio, sino que debe aplicarse también frente a hechos sobrevinientes que alteran la base
misma que la norma indica, ya que es una apreciación que surge sólo de la voluntad del intérprete
pero que no responde a la razonabilidad que emana de la normativa.
Una cosa es la amplitud de criterio con que debe encararse la interpretación de cuestiones de
naturaleza previsional y otra muy distinta es la de reconocer como derecho previsional una
petición que no cuenta con asidero ni legal ni legítimo.
A fin de justificar estas afirmaciones, debe recordarse que los beneficios asistenciales que
acuerda la Ley 9816 no constituyen obligaciones de pagos en prestaciones periódicas ni de tracto
sucesivo, sino que el organismo debe cumplimentar con su otorgamiento y pago en el modo
previsto en ella. En el supuesto del anticipo por jubilación, el artículo 43 dispone que una vez
resuelta su procedencia, el afiliado tendrá derecho a percibir un adelanto de hasta el ochenta por
ciento del monto respectivo al mismo, y el artículo 44 establece que el saldo se abonará dentro de
los treinta días de aprobado el ajuste correspondiente al mes de imputación del siniestro.
Esta hermeneusis de todo el articulado comprendido, es la que responde de manera criteriosa al
sistema y a los principios que involucran al mismo, favoreciendo así al interés general y a la
seguridad jurídica.
Tal como lo sostiene la sentenciante que votó en disidencia, “...habilitar los reajustes
‘retroactivos’ en forma ilimitada con base en incrementos salariales que puedan determinar un
cambio de categoría, afecta sin dudas a los beneficiarios presentes y futuros, conforme al sistema
instituído por la Ley 9816 para recaudar los aportes y determinar los montos de los beneficios...”,
lo cual, destaco, sí conspira directamente afectando la seguridad jurídica.
En consecuencia, entiendo que el decisorio ha encarado el análisis del debate mediante una
interpretación impregnada de dogmatismo y alejada de la propia letra de la ley y de las
constancias de autos, por lo que no resulta ser derivación razonada del derecho vigente a tenor de
las mismas.
Por las razones expuestas, voto, pues, por la afirmativa.
A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Spuler, Falistocco y Netri expresaron
idénticos fundamentos a los expuestos por el señor Presidente doctor Gutiérrez y votaron en igual
sentido.
A la tercera cuestión, el señor Presidente doctor Gutiérrez dijo:
Atento el resultado obtenido al tratar las cuestiones anteriores, corresponde declarar procedente
el recurso interpuesto y, en consecuencia, anular la sentencia impugnada, con costas (artículo 12,
Ley 7055). Disponer la remisión de los autos al tribunal subrogante que corresponda a fin de que
la causa sea nuevamente juzgada.
Así voto.
A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Spuler, Falistocco y Netri dijeron que la
resolución que correspondía dictar era la propuesta por el señor Presidente doctor Gutiérrez y
votaron en igual sentido.
En mérito al acuerdo que antecede, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESOLVIÓ:
Declarar procedente el recurso interpuesto y, en consecuencia, anular la sentencia impugnada,
con costas. Remitir los autos al tribunal subrogante que corresponde a fin de que se juzgue
nuevamente la causa.
Registrarlo y hacerlo saber.
Con lo que concluyó el acto firmando el señor Presidente y los señores Ministros por ante mí,
doy fe.
FDO.: GUTIÉRREZ FALISTOCCO NETRI SPULER FERNÁNDEZ RIESTRA (SECRETARIA)

Tribunal de origen: Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Santa Fe, Sala Segunda.
Organismo que intervino con anterioridad: Caja de Previsión Social de los Agentes Civiles del
Estado de la Provincia de Santa Fe.

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