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PHILOSOPHIA VULGARIS

(scripta quodammodo philosophica)

REDACCIÓN

Marisa Mosto
Federico Caivano
Raúl Lavalle
Editor responsable: Raúl Lavalle
Dirección de correspondencia:
Paraguay 1327 3º G [1057] Buenos Aires, Argentina
tel. 4811-6998
raullavalle@fibertel.com.ar

nº 9 – 2019
Nota: La Redacción no necesariamente comparte las opiniones vertidas en esta
publicación.

1
ÍNDICE

Presentación p. 3

Federico Caivano. Sí, lo sé (poema) p. 4

Teresa M. Driollet. La eterna juventud p. 5

María del Carmen Fernández. ¡Andanzas…! Noche de fiesta


en el Cervantes p. 7

Felipe Matti. La causa triangular p. 9

Franco Cáceres. Acerca de mis absurdas vacaciones p. 11

Marisa Mosto. La caverna del tercer infinito p. 13

El poema “La laguna” de Enrique Larreta p. 15

El arcón de los recuerdos p. 16

Minima philosophica p. 19

Dialoguitos en el perípato p. 21

2
PRESENTACIÓN

En este lugar encontrarás, amigo lector, algunos escritos


que se relacionan de algún modo con la filosofía. Tal relación se
manifestará en notas y minucias filosóficas: unas veces, con
humor; otras, con seriedad. Nos gustaría que nos acompañaras
con tu lectura y con tu pluma. De esta forma serás para nosotros
un nuevo Boecio, pues darás alegría y consuelo.
Radulfus

3
SÍ, LO SÉ

Infinito al infinito,
infinito punto rojo.
Saltan y aterrizan
Los niños a su antojo.

No me importa, come torta,


ningún orden ni concepto
(cuchillitos que no cortan
el opaco universo).

Un-in
-tuición,
arcana y feliz,
la-de
fingir
intelección.

Saber
es
fingir
saber.

FEDERICO CAIVANO

4
LA ETERNA JUVENTUD

TERESA M. DRIOLLET

Dorian Gray, de Oscar Wilde, es siempre joven y apuesto porque


hace una alianza con el demonio. Su lozanía es física, externa. Su
interior está colmado de vicios. Su rostro es joven mas su alma
envejecida. Nerviosismo, tensión, encubrimientos, hedonismo y muerte
rodean su lozana apariencia.
La juventud, hija del pecado, es mentirosa. Para mantenerla hay
que vender la propia vida al maligno, en un pacto que finalmente va
silenciosamente destruyendo todas las relaciones y todas las figuras. Una
apariencia seductora, con un interior robado, otorga falsa vida a la
mentira. Nos preguntamos hoy por la juventud que queremos prolongar
indefinidamente por medios técnicos. ¿Podremos superar completamente
la vejez con técnicas regenerativas? ¿No estamos transitando un camino
falso o un sendero ficticio? No aceptar la finitud, la vejez o la muerte
humanas consiste en vivir en la mentira.
Nos ha llamado la atención, en días de Pascuas, la figura joven,
frágil y de gran belleza de la Virgen de la Piedad de Miguel Ángel. El
dolor de la humanidad yace extendido en el cuerpo sangrante y herido de
Jesús. La angelical madre vence vertical, sobre su frágil figura de niña,
la injusticia más grande hecha carne.

¿Qué nos quiso transmitir el escultor renacentista con la figura


extremadamente joven que carga con tanta congoja? ¿Nos recuerda,
quizás, un poder hoy olvidado: la grandeza y fuerza de la pureza
inocente? La figura, casi adolescente, sostiene al redentor del mundo.

5
La lozanía se mantiene a pesar del desgarro interior. La fe
sostiene erguida la figura de madre. El amor creyente presiente y vive ya
la eternidad en las fronteras más dolorosas. La vida parece sostener y
vencer a la muerte en estas circunstancias.

Quizás, de allí la eterna juventud de esa joven madre, que destaca


el escultor. Ella yace serena a pesar del hondo calvario.

Ambas son juventudes.


Una sostiene la Salvación del mundo. No es de este mundo.
Produce frutos trascendentes. Vincula temporalidad y eternidad.
La juventud material que tiende a perpetuarse es, en cambio,
falsa, sólo terrenal, se sostiene a base de mentiras.
Una es una juventud espiritual y religiosa. La otra una farsa
material.
Una sostiene y es co-redentora. La otra es la máscara que encubre
el narcisismo, el vicio y la muerte.
Una eleva y salva a todos. La otra destruye.

TERESA M. DRIOLLET

6
¡ANDANZAS…!
Noche de fiesta en el Cervantes
MARÍA DEL CARMEN FERNÁNDEZ

Con Nuria Espert.


Romancero gitano.
Textos: Federico García Lorca.
Dirigido por Luis Pascual.

Como bien lo expresa Hans Gadamer, si hay algo asociado


siempre a la experiencia de la fiesta, es que rechaza todo aislamiento de
unos hacia otros. La fiesta es comunidad, es la presentación de la
comunidad misma en su forma más completa1.

Ciertamente, ayer, 6 de abril de 2019, pudimos, los que


estábamos allí, en ese teatro colmado de gente, celebrar una noche de
fiesta caminando juntos, por ella. El poeta nos reunió: Federico García
Lorca, del cual escribió Jorge Guillén:

Federico García Lorca fue una creatura extraordinaria. Creatura


significa esta vez más que el hombre, porque Federico nos ponía en
contacto con la creación; con este conjunto de fondo en que se
mantienen las fuerzas fecundas.

Y aquel hombre era manantial, arranque fresquísimo de


manantial. Una transparencia de origen entre los orígenes del universo,
tan recién creado y tan antiguo.

Junto al poeta se respiraba un aura que “él” iluminaba con su


propia luz; pero no era por acumulación de originalidad sino por
originalidad de raíz:
Creatura del Creador,
inmersa en la creación,
y participante de las profundas corrientes creadoras2.

La poesía de Federico nos instaló en el 'reinado' de la palabra.


Esta fue “dada a luz” por el poder de una gran artista: Nuria Espert. ¡Por
ella nos introducimos en el misterio de la palabra que “nombra”, dice lo
que las cosas son!

1
Gadamer, Hans-Georg. La actualidad de lo bello. Buenos Aires, Paidós., 1977, p. 99.
2
Guillén, Jorge. “Sobre Federico García. Lorca”, Obras completas. Aguilar, p. XVII.

7
Gracias a ella pudo “mostrar...” dejar aparecer... dejar ver y poder
oír. Hay una voz que se pudo expresar a través del “decir”, ese decir que
trae a presencia, permite ver... En la voz que habla, los lugares se
convierten en regiones, y éstas en moradas que nos permiten “habitar”
tornando todo lo perecedero en eterno. Sólo una cosa es necesaria: que
“el habla hable”, a través de “una mirada penetrante, llena de amor”, que
quiere llegar a nuestro corazón.

La obra de Federico nos produce el 'goce' en el “decir” de Nuria


Espert. Y lo es porque, como lo dice Hölderlin:

Mucho desde la mañana


desde que somos una plática
y oímos los unos de los otros
ha aprendido el hombre,
pero pronto canto seremos.
(Nosotros)

Él “habla” en lo dicho y expresado por la artista, se vuelve una


invocación que nombra, llamando al poeta, a su presencia. El poeta
siempre invita a recorrer un “camino”, el que alguien bien nombró:
“camino del habla”. Entonces comenzamos a recorrer ese “camino”,
conducidos por la “magia” expresiva de la intérprete. Y ello porque...

Tú, ¡oh! poeta, no explicas nada, pero por ti


todo se vuelve explicable.
(P. Claudel).

La auténtica poesía es “apofántica”, reveladora y manifestadora


del sentido. Sentido que es “dado” gracias al “delirio divino.” ¿Qué es el
poeta, sino un demiurgo entre “lo divino” y los hombres que viven “a la
escucha”, tornándose transmisores de cuanto han visto y oído?

Y como anoche ha acontecido, una artista de “abolengo” nos ha


“cubierto de gozo”, olvidando el chrónos, para instalarnos en el
“tiempo” interior, que “habla” a ese “vecindazgo” entre el espíritu y la
sangre, que es nuestro corazón.
¡Gracias, Señora, por esa noche en la eternidad!

MARÍA DEL CARMEN FERNÁNDEZ

8
LA CAUSA TRIANGULAR
FELIPE MATTI

“¿Qué sería de Dios si fuese un triángulo? Estaría alzado en la


epítome de algún trapecio o un romboide cuyos cimientos se encontrasen
abigarrados a un llano concatenado y limitado por múltiples catetos, una
extensión infinita, un…” Vicente se tomaba la cabeza, una débil fiebre lo
mareaba y le disipa tales pensamientos. Sus mocasines no resistían el
hosco frío que le transmitían las delgadas baldosas de Luis Guillón, y sin
embargo no podía distraerse de esa duda que a ratos cobraba tal viveza
que se apoderaba por completo de su mente y cuerpo.
“No, podría ser de ese modo; es ridículo.” Una incrédula sonrisa
se dibujaba en sus comisuras; hacía rato que erraba por las angostas
veredas durante aquella mañana de invierno; sin un rumbo aparente su
destino le pertenecía únicamente a cualquier objeto que detuviese o
aminorase su incesante movimiento.
“¿Sería mi perrito una figura tan absurda, un cuadro bastardo de
Picasso, un animal cuya lengua extrañamente se enrolle y lama algún
tarro que a su vez contuviese pequeñitos triángulos de comida
balanceada? ¡Bah! Qué estoy diciendo, es tan ridículo esto, aún no
comprendo cómo no puedo abandonar ideas tan disparatadas...”
“No obstante ¿Podríamos pensar que los ángulos internos fuesen
suplementarios? ¿Qué sería de la geometría? Qué estupidez, estaríamos
todos tan dogmatizados por una causa quimérica que reinaría de modo
tan paranoico ¿Qué pasaría si dividiese entonces a la mitad todas las
cosas? ¿Me encontraría a su vez con una sumatoria igualmente
suplementaria? ¿Qué habría de ser del mundo? Un horizonte rectilíneo
en el que no se podría ocultar ya el amado Sol, sino que simplemente
desaparecería… ¡Zas! De noche, penumbra, el temor incólume de niños
ahora sería tan repentino, llano por doquier, pequeños perritos aullando
intentando dar con la noche sin antes haber podido recibir las vísperas de
la misma…” Las dudas nacían de un corazón tan remoto que apenas se
percataba de lo sensible, Vicente era poseído por sus propios sueños de
modo que sus ojos blanquecinos lo mostraban tan ciego como absorto de
pensamiento. Cundido por una duda que cuitada acechaba en la
retaguardia de su pensamiento, apenas se había percatado de que ya era
la décima novena vez que daba una vuelta completa a la misma cuadra,
habiendo pisado todas las veces en el mismo cordón de la ochava que
circunfería de la mejor manera posible a la manzana entera que yacía
estoica y frívola bajo los pies del silencioso charlatán.

9
“¿Qué sería entonces el infinito? Una superficie plana cuyos tres
lados nos serían inasequibles, una extensión que fuese suplementaria de
tal manera que las infinitas divisiones de cada uno de los ángulos aún
nos diesen ciento ochenta grados, y en los exteriores se desplegasen de
tal manera que fuesen un círculo de enormes cantidades al cual
solamente podemos entender como un triángulo… Todo sería tres, y en
todos lados habría tres de cada cosa, que a su vez se dividiesen en tres y
así.” El delirio de Vicente le disuadía la consciencia, tenía un mal estar
tan profundo que se tambaleaba por la vereda cual borracho vespertino,
de a ratos se apoyaba sobre una ya conocida ligustrina donde reposaba
su mente y espíritu. Su mente permanecía en estado de urgencia y
violento apresuramiento, pero su cuerpo no toleraba más aquella
indecisión en el caminar.
Con un corazón contrito lo único que hacía en estas idas y vueltas
era evitar el inmanente vituperio que le ocasionaría una salvaje pregunta,
una que desde que había comenzado a caminar ya tenía en mente y la
observaba con el rabillo del ojo sin querer manifestarle reconocimiento.
A fuerzas de disipar tal aflicción y poder gozar de tranquilidad optó por
imaginar qué resultaría de las calles y la ingeniería que conllevaba el
alzamiento de una ciudad ‘¿Cómo serían las ruedas de un colectivo? ¿Y
el volante?’ Asustado, Vicente se sujetó la cabeza como si de repente
hubiera sentido que se le caía. “¿Seríamos de cabeza triangular y
puntiaguda? ¡Qué horror!”
Extenuado decidió tomar asiento en una pequeña línea de
ladrillitos que formaban la entrada y fachada de una ignota casa.
Irremediablemente su divague se perpetuó ya que la agitación del
intenso caminar no era más una distracción para su espíritu. Una
pesadilla le oprimía el pecho y se sentaba sobre sus piernas burlándose
de él, un duendecillo macabro que solamente le hostigaba a Vicente con
tal estilo que ni siquiera la sacudida de su cabeza le iba hacer olvidar
todo esto. Rendido, desesperado comenzó a fabricar una pregunta que
más bien se le hacía a él como una idea tan clara y eterna que nada ni
nadie podía ahora quitársela.
“¿Y Dios? ¿Habría también de estar constituido de tal manera
que el triángulo fuese la figura más perfecta que asimilase toda su
naturaleza?” Sus labios comenzaron a temblar como también lo hicieron
sus manos, y aquél pequeño impío se reía a carcajadas para burlarse de
lo ridículo que había sonado aquello que, en voz alta, había largado
como si hubiera un exceso de aire en sus pulmones y ya no cabía más
espacio para otra exhalación. Tal impertinencia y poco valor para
contenerse largó aquél infantil exabrupto. “No… Por supuesto que no,
Dios es y siempre será un círculo cuyo diámetro nos es inmensurable
puesto que no ha de tener límite ni centro.”
FELIPE MATTI

10
ACERCA DE MIS ABSURDAS VACACIONES
FRANCO CÁCERES

“Hace frío para ir en short y musculosa, estamos en julio”, fueron


las palabras de mi madre. Pero ¡Bah! ¡¿Qué va a saber esa mujer de
metafísica?!

El viaje empezó como un festejo. Mi amigo Rodrigo (al cual


llamamos “amicus”) logró refutar a la era de la posverdad: él encontró la
verdad en su baño. Según me relató, lo encontró escrito en latín sobre el
jabón de la ducha: Veritas.
El viaje tuvo todo lo que yo buscaba: empezó un viernes, con
gusto a sábado y con la tranquilidad de un domingo; fue perfecto porque
yo quería salir un martes.
En mi auto llevé a siete amigos, pero no les digan que yo los
llamé así: no sé si se perciben como tales. Y hoy decirle “amigo” a
alguien que no se percibe como un “amigo” puede ser bastante
peligroso.
Decidí manejar el volante con los pies y los pedales con las
manos, pero ¡Bah! ¿Quién habrá construido este auto? Hizo todo mal;
manejar con los pies es incómodo y no llego con los brazos a los
pedales. El sinvergüenza del vendedor me dijo “el auto no funciona así.”
¡Bah! Otro que se cree metafísico.
Mi amiga Reina se encontraba en el asiento del acompañante.
Ella dijo: “¡está cayendo granizo! ¡Se va a romper el parabrisas, si seguís
manejando así de rápido!” Mi pobre y dogmática Reina, ella todavía cree
que se puede establecer causalidad.
Unos policías me pararon, al llegar a Córdoba, por exceso de
velocidad. Les expliqué que el movimiento no existe y que, si Aquiles
no podía alcanzar a la tortuga, mucho menos ellos podían haberme
alcanzado a mí si se supone que yo manejaba rápido. Me dejaron ir sin la
multa.
Tuve un gran inconveniente a mitad del viaje: me quedé sin
combustible. Mi gran héroe fue mi amigo Feli, que viajaba con nosotros.
Feli dijo: “yo me encargo”, hizo la pose del power ranger rojo y dijo:
“me auto-percibo como 20 litros de nafta súper”, y se metió dentro del
tanque. Sé que parece raro, pero tiene una explicación: Feli va al
gimnasio y eso lo hace bastante voluminoso, por lo que alcanzó para los
20 litros. Mi vehículo es diesel, pero no se lo digan a Feli, que es un
buen chico.

11
Un agente de tránsito me dijo que no siguiese: “el camino se
encuentra inundado”. Le pregunté a qué se refería con el término
“camino” e “inundado”. Él no me supo definir con género próximo y
diferencia específica. Él no tenía idea lo que era un camino y una
inundación. Seguí sin prestarle atención.
Al frenar a estirar las piernas, mi amigo Facundo se sumó al
viaje. Para cuando me quise dar cuenta, él se encontraba parado en el
techo en posición de meditación. Según él, quería “conectarse con lo alto
de la trascendencia”. Facu es muy literal. Iba a decirle que no funciona
así pero, desde que se sumó al viaje, la señal que captó la radio fue
fabulosa.
Llegamos a una estación de servicio y tuve que dejar una
manzana a medio comer, por tener problemas con la definición: si la
mordía una vez más, podría ocurrir un cambio sustancial y la manzana
dejaría de ser manzana; y, si dejaba de ser manzana, ya no me la podía
comer, podría quedarme en la mano un pedazo de media no manzana del
que no podría disfrutar.
Tenía sed, pero no poseía mucho dinero. Me tomé una cerveza y
le dije al mozo: “ahora tráigame la mitad”. Cuando terminé esa, le volví
a decir “tráigame la mitad” y también me tomé aquella, por lo que
nuevamente repetí la orden. Estuve una eternidad que siento que duró un
segundo infinitesimal, pero me salí con la mía: tomé infinita cerveza y
solo pagué por dos.
Mi estimada amiga Bianca se río todo el viaje. En un momento le
dije: “Bianca dejá de reír, no todo es gracioso, la comicidad no es un
trascendental”. A lo que ella me contestó: “la risa es EL trascendental;
puedo reírme de todo e incluso más, puedo reírme de la nada”. Seguí
callado el resto del viaje, no pude argumentar contra eso.

FRANCO CÁCERES

12
LA CAVERNA DEL TERCER INFINITO
MARISA MOSTO

El silencio eternal de estos espacios infinitos me aterra.


Pascal, Pensamientos

Volvíamos de una convención de trabajo en Aspen. Estábamos


haciendo escala en el aeropuerto de Denver para tomar una conexión a
Buenos Aires. Atravesábamos interminables pasillos bajo las colosales
cúpulas de vidrio y acero del inmenso aeropuerto perfectamente
señalizado. Cintas mecánicas reduplicaban la pobre velocidad de
nuestros pasos regalándonos la chance de llegar a empalmar la conexión,
permanentemente recordada además por la voz omnipresente de los
altoparlantes.

Miré el reloj. Tenía tiempo para ir al baño. Salí a la derecha


siguiendo la señal del W.C. Una vez adentro (cerámica blanca-
reluciente-impecable), me precedía una silenciosa fila de mujeres.
Perfectamente sincronizados nuestros pasos, avanzaban con el abrir y
cerrar de las puertas de los baños. La voz potente de los altoparlantes
resonaba también allí. Ahora la acompañaban intermitentemente los
sonidos del agua y el aire expulsados con fuerza por diferentes
dispositivos desde distintos ángulos: canillas, secamanos, inodoros. La
voz indicaba números de vuelo, horarios de llegada y salida de aviones,
números de puertas. Me escoltó en la fila y todo el tiempo que estuve
allí. Me siguió hasta la salida y se hizo más tenue, menos imperativa
cuando volví a ocupar mi lugar en la cinta mecánica que me llevaría a la
puerta de embarque, del número de vuelo, a la hora correspondiente.

Sentí una angustia inexplicable. Inexplicable, porque dentro del


contexto inmediato todo estaba bien: habíamos viajado a horario,
teníamos tiempo para el próximo vuelo que iba a salir a horario a su vez.
Todo estaba bajo control. Me di cuenta de que esta última expresión era
lo que se había vuelto en mi contra. El inmenso aeropuerto, sus pasillos
señalizados, sus demandas y horarios eran una parodia a escala, de la
arquitectura por la que atraviesa nuestra vida. Mi vida estaba bajo
control, yo sólo podía ajustar mis pasos en el momento indicado en la
dirección exigida. El origen anónimamente humano de ese control era la
principal fuente de mi angustia. “Hemos construido un tercer infinito de
control –pensé– para conjurar aquel terror animal que nos causan los dos
infinitos de los que hablaba Pascal.”

13
Busqué instintivamente alguna salida de ese encierro. Quizás la
puerta a un infinito que fuera en cierta medida connatural, la conexión a
un retorno al hogar, a lo humano, un lugar exterior a esos pasillos. No
estaba lejos. Lo vi enseguida reflejado en la mirada amiga que me estaba
esperando. De manera incomprensible comencé a recobrar la familiar
seguridad de siempre.

“El amor salva, pensé”. Ese es un pensamiento ridículo, diría


Dostoievski, por el que vale la pena vivir.

MARISA MOSTO

14
LA LAGUNA

Como temblor de sangre, cuando llega la hora


de la fiebre, ya es todo, la orilla, el junco, el viento,
la callada laguna, rojo estremecimiento,
penumbroso latir de luz que se evapora.

Ya vuelven y se apagan en fila voladora


los pájaros de fuego. Ya se acerca el momento
del confuso rumor. Hidráulico instrumento,
tañe por fin el sapo su tecla precursora.

Arrullos, parloteos. Estertores, graznidos.


Repique de las ranas en tirante salterio.
Crótalos de la muerte sobre los mismos nidos.

¡Oh música rasgada, tú me abres, tú me enseñas


el abismo de Dios y su doble misterio!
Voces negras y blancas. Alas de las cigüeñas.

ENRIQUE LARRETA1

1
Enrique Larreta (1875-1961) fue un gran escritor argentino. Muchos de nosotros
hemos visitado su casa, el Museo Larreta, en el barrio de Belgrano. Este soneto
pertenece a un poemario llamado La calle de la vida y de la muerte. Más allá de lo
literario, me ha sorprendido la consideración de nuestras lagunas de campo como sitios
muy buenos para la meditación filosófica. Ante ellas percibimos mejor algunas
nociones (Dios, abismo, misterio, muerte, estremecimiento). [R.L.]

15
EL ARCÓN DE LOS RECUERDOS

En este arcón aparecen libros y objetos peculiares de valor


incalculable. Venderlos no es una opción, pues al traducirlos en
dinero pierden significado. Sin embargo, queremos compartirlos
de alguna manera y por eso abrimos este espacio.

“En este mundo traidor…”


En la escuela secundaria un viejo profesor de castellano me
enseñó una cuarteta muy famosa: “En este mundo traidor / nada es
verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira.”
Después descubrí que era de Ramón de Campoamor (1817-1901), un
poeta español al que casi nadie lee hoy. Días pasados desempolvé mi
vieja edición de aquellos días, la de Editorial Sopena (también tengo otra
de Editorial Tor).

16
Copio el poema en cuestión, llamado “Las dos linternas.”

I
De Diógenes compré un día
la linterna a un mercader;
distan la suya y la mía
cuanto hay de ser a no ser.
Blanca la mía parece;
la suya parece negra;
la de él todo lo entristece;
la mía todo lo alegra.
Y es que en el mundo traidor
nada hay verdad ni mentira:
todo es según el color
del cristal con que se mira.
II
–Con mi linterna –él decía–
no hallo un hombre entre los seres.
¡Y yo que hallo con la mía
hombres hasta en las mujeres!
Él llamó, siempre implacable,
fe y virtud teniendo en poco,
a Alejandro, un miserable,
y al gran Sócrates, un loco.
Y yo ¡crédulo! entretanto,
cuando mi linterna empleo,
miro aquí, y encuentro un santo,
miro allá, y un mártir veo.
¡Sí! mientras la multitud
sacrifica con paciencia
la dicha por la virtud
y por la fe la existencia,
para él virtud fue simpleza,
el más puro amor escoria,
vana ilusión la grandeza,
y una necedad la gloria.
¡Diógenes! Mientras tu celo
sólo encuentra sin fortuna
en Esparta algún chicuelo
y hombres en parte ninguna,
yo te juro por mi nombre
que, con sufrir al nacer,
es un héroe cualquier hombre,
y un ángel toda mujer.

17
III
Como al revés contemplamos
yo y él las obras de Dios,
Diógenes o yo engañamos.
¿Cuál mentirá de los dos?
¿Quién es en pintar más fiel
las obras que Dios creó?
El cinismo dirá que él;
la virtud dirá que yo.

Y es que en el mundo traidor


nada hay verdad ni mentira:
todo es según el color
del cristal con que se mira.

Me pareció bien recordar esto, porque no todo el mundo conoce


el poema entero, el cual recuerda a su vez una muy conocida historia
filosófica. Incluso vemos cómo era en realidad la famosa cuarteta, no
como decía mi equivocada memoria. Además el humor de Campoamor
aquí, incluso en estos días, creo que se lee bien.
Nicolás Demio

Estatua en el Parque del Retiro, Madrid

18
MINIMA PHILOSOPHICA

Un roedor muy humanista


Sería muy larga una investigación acerca de los ratones sabios.
En las fábulas aparecen, según cree recordar mi flaca memoria. Cuando
alguien estudia mucho, se dice –mejor, se decía– que es una rata de
biblioteca. Pues bien, el otro día en la secretaría de la Facultad decían
que había algo de mal olor, el cual probablemente se debía a alguna rata
muerta, la cual quizás estaba en los conductos del aire acondicionado.
Una noticia tan poco agradable tenía, de acuerdo con los antecedentes
humanísticos que malamente puse arriba, algo de bueno. Añado dos más.
Uno es que en toda institución educativa algún alumno de vez en cuando
“se hace la rata.” Sí, ratearse a clase es un clásico. Por otro lado, en
tiempos medievales, allá por el novecientos, un obispo de Verona
llamado Raterio (Ratherius Veronensis, aunque había nacido en Lieja)
dijo en uno de sus sermones haber leído a Catulo y a Platón. Por tanto,
no era tan mala una rata. ¿Hay otros animales filosóficos? Está el asno
de Buridán, el socrático gallo para Esculapio… Quede este tema para los
estudiosos de la filosofía.
Radulfus

19
Algún chiste filosófico
Tres gauchos, don Zenón, don Anastasio y don Anacleto, estaban
en medio del campo junto al fuego, en una gélida noche invernal. ¿Cuál
de los tres soportaba más estoicamente el frío?

Soy muy gordo y debo bajar, lo cual me es sumamente difícil.


Traté de que la filosofía me ayudara. Consulté con tal propósito a tres
facultativos: Husserl, Epicuro y Hegel. ¿Cuál de ellos me resultó más
útil, en mi deseo de reducción de peso?
¿Y cuál es la etimología de informático? Fácil: de ‘no’ y ‘forma.’
Cierto, porque los de computación a cada rato cambian el sistema y uno
debe renovar clave, forma de acceso, formato. En fin, un gran engorro. A
ellos (las malas lenguas dicen que para mantener su trabajo) no les gusta
que usemos siempre la misma forma. Por eso son in-formáticos.
Pasé a algunos amigos mis inocentes preguntas y Marisa, cara
amiga e integrante de nuestra redacción, colabora con un acertijo de
Walter Benjamin: “¿Qué es una cosa que el campesino ve cada día, el
rey raramente y Dios nuestro Señor nunca?” Te confieso que fracasé en
mi repuesta. Para permitirte hacer el ejercicio, la pongo a pie de página,1
caro lector. Quiera Dios que hayas pasado un lindo momentico con estas
filosóficas bromas.
Radulfus

1
“Otro igual a sí mismo.”

20
DIALOGUITOS EN EL PERÍPATO

Esta sección incluye escritos sobre anteriores escritos de


nuestra Philosophia vulgaris. Le he puesto un título que recuerda a
los “Dialoguitos en el asfalto”, del viejo diario La razón. Creemos
que será del gusto de los lectores. [Radulfus]

A Marisa Mosto
Querida Marisa
Siempre me das ocasión de pensar. Varias veces, como ahora, mi
cabeza va a cualquier parte. Me sentí muy comprendido por tu escrito.
Lo interpreté, para uso mío, como un intento de protegerse a uno mismo
(o de consolarse, no alcanzo a expresarme bien) contra la perfección
tecnológica, que muy a menudo –quizás me equivoque– no respeta a
quienes no la pueden seguir. Lo has dicho con más lucidez.
Por otra parte, confieso que por temperamento me resulta difícil
salir de la rutina y explorar posibilidades nuevas; o mejor, busco nuevas
posibilidades, pero dentro de mi índole, de mis conocimientos, de mis
contactos. No me suelo animar a dar un salto. Creo que ahora a eso lo
llaman la “zona de confort.” Me gustaría que vos y otros pensadores nos
dejaran oír sus reflexiones sobre eso. En todo caso, me parece
extremadamente extremo lo que encontré en la Red, que pongo aquí
abajo. Ignoro por completo quién dijo tal cosa.
Radulfus

21
A Franco Cáceres
Tu texto me recuerda a Gargantúa y Pantagruel, por la prosa y el
tipo de humor. Me quedó la duda: ¿llegaron a destino? Y reniego de esa
idea tan poco aristotélica de que “importa más el viaje que el destino”.
Aunque me pregunto ahora si es que se puede decir que alguien alguna
vez “llegó” a algún lado. Deberé consultar las Categorías, o tal vez el
Perì hermenéias, o uno de esos. Lo importante es que me va a dar la
razón.
Federico Caivano

22

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