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Los Métodos Jurídicos

La cuestión relativa a los métodos específicamente jurídicos ha preocupado, y


desde hace mucho tiempo a los estudiosos del derecho. Se ha preguntado si existen
métodos específicamente jurídicos. Para resolver esta interrogante debemos
referirnos a dos tendencias generales sobre los métodos especiales: la
universalidad de los métodos y de la pureza de los métodos.

1) La Tendencia de la universalidad de los métodos, sostenida por Descartes y


Leibniz, quiere aplicar a la investigación de la verdad en todos los órdenes el
método matemático. Pero ésta posición es criticable porque olvida “no solo
que hay multitud de conocimientos que nos llegan por vía de autoridad, sino
también que las dudas muy de ordinario recaen sobre los objetos de
inmediata experiencia en que los sentidos, que forzosamente han de mediar,
distan mucho de ofrecernos los datos con la precisión y certeza de la ciencia
matemática.

2) La segunda tendencia denominada “pureza del método”, afirma, al contrario,


la existencia de métodos propios del derecho. Entre sus sostenedores
tenemos a Maggioe y la escuela de Viena. En 1926 Maggiore ve en esta
tendencia una “especie de doctrina Monroe aplicada a la jurisprudencia”. Al
respecto dice “El Derecho para el jurista. El derecho tiene su contenido, un
campo de acción, un procedimiento lógico propio que no tiene nada que ver
con los de la filosofía, la política, la sociología y la economía”.

Ahora bien ¿Cuáles son los elementos básicos y esenciales del método jurídico?

Según BADENES GASSET, el elemento típico y esencial es el juicio. Este implica


una decisión concreta sobre un hecho y la aplicación también de una norma
concreta. El juicio es la sustancia de la actividad jurídica, ya sea del juez, del
investigador o del legislador. Por esto es el soporte teórico-cognoscitivo del método
jurídico. Pero el citado autor advierte que, sin embargo, la idea de la multiplicidad y
diversidad de los métodos, cada uno aplicable separadamente a las distintas
ciencias, es en principio inexacta. Esto, porque en su sentido más amplio la ciencia
es una, y en consecuencia, todos los métodos deben concurrir a promover y
desenvolver el conjunto de las disciplinas. Pero esto no obsta para que se adapten
los diversos procedimientos a la naturaleza de los objetos específicos de las
distintas disciplinas.

Establecido que existen métodos específicamente jurídicos, debemos ahora


indagar cuáles son esos métodos. Para ello debemos comenzar por afirmar que el
derecho es ciencia y es técnica o arte. Como objeto de ciencia tiene métodos
científicos y como objeto de arte tiene procedimientos técnicos, todos adecuados a
su naturaleza y a los resultados prácticos que se buscan con él al crearlo o aplicarlo.

Por otra parte para determinar cuáles son los métodos propios del derecho es
necesario establecer el objeto de la investigación jurídica, mismo que se traduce en
la actividad o conjunto de diligencias que tienen por objeto la obtención de un saber
nuevo en el campo del derecho, Desde el punto de vista científico, el derecho mirado
por el ángulo de su existencia histórica puede ser objeto de investigación para
determinar lo que es, las causas de su existencia, sus relaciones con otros sistemas
jurídicos y los resultados de su aplicación a los hechos concretos de la vida.

El objeto de la ciencia del derecho es el conocimiento de las normas del derecho


vigente en su verdadero significado y alcance. Por consiguiente, la ciencia jurídica
es una disciplina meramente reproductiva y con carácter dogmático, es reproductiva
porque su objeto es reproducir explicándonos, explicándolos y sistematizándolos,
los preceptos normativos que les suministran las fuentes del derecho vigente. Así
que la investigación científica del derecho consistirá concretamente en indagar que
normas jurídicas están vigentes en un país determinado, en una época dada y
cuáles son sus verdaderos significados y alcance. Según esta concepción de la
investigación científica del derecho , tenemos que los métodos propios de la ciencia
jurídica son los de interpretación, porque son los únicos de que se vale que no
convienen al objeto de otras ciencias.
En este sentido los métodos jurídicos se refieren a la interpretación de la ley , a la
integración del derecho y a la creación del mismo, por otra parte para el profesor de
la Universidad Nacional de Colombia Miguel Betancourt considera que la función
del jurista se divide en dos grandes ramas, la primera es la científica y la segunda
la técnica, por lo que respecta a la primera, menciona que el científico del derecho
es aquel que esclarece y dilucida el contenido del derecho, sea del derecho actual,
sea del derecho antiguo y esclarece ese contenido elaborando los principios
directores del derecho que sea objeto de su estudio y ordenando toda la materia en
una construcción unitaria, por consiguiente, el científico del derecho hace a la vez
dos cosas: dogmática y sistemática.

Hace dogmática cuando elabora los grandes principios del derecho, y sistemática
cuando hace la exposición ordenada y unitaria de esos principios.

El técnico del derecho es el que verifica hasta qué punto determinado derecho y
positivo corresponde a nuestras concepciones y necesidades actuales, es decir
realiza una apreciación crítica del derecho positivo y una proyección del derecho
futuro, el técnico se avoca por lo tanto en la creación de la norma, para aplicar el
derecho no basta que el jurista estudie las normas escritas sino que además tiene
en ocasiones que crear la norma, porque , porque el derecho escrito no previó el
caso concreto, esta creación se llama investigación o integración del derecho en
donde el jurista recurre a la costumbre o a la jurisprudencia o a los principios
generales del derecho, para buscar la norma aplicable a ese caso.

Por lo tanto los métodos del derecho hacen relación al conocimiento del derecho
positivo , a la aplicación de este derecho y a la creación y construcción de este
mismo derecho.

SECCIÓN I. MÉTODOS DE INTERPRETACIÓN DE LA LEY

A. CONSIDERACIONES GENERALES

1.- Necesidad e importancia de la interpretación.- La ley está hecha para ser


aplicada a los casos concretos de la vida social, pero por ser característica de la ley
su generalidad y abstracción, su aplicación a los casos concretos presenta con
frecuencia grandes dificultades, para poder aplicar con precisión una regla de
derecho, se hace indispensable conocerla y conocerla es saber su verdadero
sentido y alcance. En esta indagación consiste precisamente la interpretación de la
ley.

Por su parte para Carlos Lozano y lozano la interpretación es considerada como” la


materia que constituye la base misma de los estudios jurídicos “ , y al estimar
inexplicable deplorándolo, la falta de un curso acerca de la interpretación de la ley
en las escuelas de derecho.

2.- Concepto de Interpretación. En términos generales se entiende por


interpretación el acto mental de desentrañar el sentido de una expresión , es decir,
el descubrimiento de su significado. Por consiguiente no solo se interpretan las
leyes, sino también todas las expresiones que encierren un sentido, que tengan
oculta una significación, aplicando el presente concepto a la ley podemos definir la
interpretación de esta como el acto de inteligencia por el cual se desentraña el
verdadero sentido y alcance de una norma de derecho, ahora bien, ¿Cuál es el
sentido de una norma jurídica?, muchos autores establecen que el sentido de la ley
no es otro que la expresión de la voluntad del legislador, por considerar que la ley
es obra suya, y que en consecuencia , su sentido debe ser el que su autor pretendió
darle; otros, en cambio, sostienen que el sentido de la ley no es subjetivo sino lógico-
objetivo, ya que “los textos legales tienen una significación propia, implícita en los
signos que la constituyen, e independientemente de la voluntad real o presunta de
sus autores, la ley para estos últimos no es ya la expresión de una voluntad, sino la
formulación del derecho objetivo.

3.- Clases de interpretación.- Existen las siguientes clases de interpretación:

 Interpretación gramatical o literal.- Este método, denominado por algunos


como exegético, se propone encontrar el sentido de una norma o de una
cláusula en el texto de las mismas. Es decir, a partir de su literalidad, se
atribuye un significado a los términos empleados en la redacción por el
legislador o por los contratantes. Con ayuda de las reglas gramaticales y del
uso del lenguaje, se indaga el significado de los términos en que se expresa
una disposición normativa.

Dicho significado suele coincidir con el lenguaje general empleado por los
miembros de la comunidad, aunque en ocasiones es menester atender al
lenguaje técnico que utiliza la norma jurídica.

 Interpretación sistemática.- Esta interpretación es la que busca extraer del


texto de la norma un enunciado cuyo sentido sea acorde con el contenido
general del ordenamiento al que pertenece, procura el significado atendiendo
al conjunto de normas o sistema del que forma parte.

Por su parte Antonio Piccato opina que las normas jurídicas no pueden ser
comprendidas fuera del contexto al que pertenecen; el sentido de un enunciado
normativo muchas veces se ve completado por otros enunciados pertenecientes
al mismo ordenamiento o a uno distinto, por lo que en rigor la interpretación de
las normas jurídicas no puede hacerse sobre la base del aislamiento de los
enunciados. Para obtener una regla de derecho completa es preciso hacer una
compleja travesía constructiva por muchos enunciados, es decir, por muchas
normas.

El intérprete debe atribuir a una norma, cuyo significado sea dudoso, un sentido
congruente con las prescripciones que establecen otras normas del sistema. Por
lo tanto, al juez corresponde justificar el vínculo sistémico que existe entre la
norma a la que atribuye significado y las del sistema que la circundan.

 Interpretación histórica.- La interpretación histórica estudia los contextos


anteriores que puedan influir en el entendimiento actual de las normas. Como
afirma Larenz, a veces las perspectivas gramatical o sistemática dejan
abiertas ciertas interrogantes que se reducen a la pregunta: ¿qué quería el
legislador al crear la norma? con ello llegamos al elemento “histórico” de la
interpretación, el cual ha de tenerse en cuenta al averiguar el sentido,
normativamente decisivo, de la ley. De manera relevante, la intención
reguladora del legislador y las decisiones valorativas por él encontradas para
conseguir manifiestamente esa intención, siguen siendo una pauta vinculante
para el juez, incluso cuando acomoda la ley por la vía de la interpretación
teleológica o por la vía del desarrollo del derecho a nuevas circunstancias
no previstas por el legislador, o cuando la complementa.

Esta interpretación histórica puede ser estática o dinámica. La interpretación


estática es la forma tradicional o usual de entender una institución o figura jurídica.
Aunque el legislador elabore nuevas normas, se entiende que su intención es no
apartarse del espíritu que tradicionalmente ha informado la naturaleza de la
institución jurídica que actualmente ha regulado. Ante la duda sobre el significado
de un enunciado, el juez justifica su solución argumentando que esa es la forma en
que tradicionalmente se ha entendido la regulación. La interpretación dinámica o
evolutiva consiste en tomar la historia de las instituciones jurídicas como una
tendencia hacia el futuro, con carácter progresista; como un proceso de cambio
continuo, en evolución, o como un proceso irregular, con rupturas y cambios en las
circunstancias que impiden entender las reglas actuales con los criterios
proporcionados por regulaciones ya derogadas. Cualquiera de las dos vertientes,
estática o dinámica, parte de la base de que el legislador no solo es una asamblea
colectiva, históricamente mutable, vigente en el período de duración de cada
legislatura, sino un ente racional que se mantiene a lo largo del tiempo, que
participa en la creación de una ley que no solo es aplicable a un espacio
temporalmente acotado, sino que va más allá de quienes en ese momento integran
la asamblea legislativa, aunque posteriormente haya variación de criterios por el
cambio de circunstancias. En suma, la interpretación histórica consiste en asignar
significado a una norma “atendiendo a los precedentes existentes, empezando por
los inmediatos”. Así entendida, esta interpretación es realizada por los jueces sobre
la base de alguno o algunos casos resueltos con anterioridad, en los que se haya
interpretado una norma bajo los mismos razonamientos.

 Interpretación teleológica.- Esta interpretación consiste en atribuir


significado a una norma o a una cláusula atendiendo a la finalidad del
precepto o del pacto. El legislador que crea la ley o las partes que celebran
el contrato se proponen uno o varios fines de los cuales las normas o las
cláusulas son un medio; por lo que la interpretación debe realizarse teniendo
en cuenta esos fines o propósitos buscados.

Lo anterior supone la búsqueda del sentido de la norma, que va más allá del simple
texto; exige encontrar la finalidad propuesta con su creación; hallar el propósito
perseguido por la misma. Los fines que el creador de la norma intenta alcanzar son
por regla general “fines objetivos”, esto es, perceptibles, determinables y vinculados
a una realidad conocida. No se refiere a los fines subjetivos de alguna persona o de
un grupo determinado, sino a los objetivos racionales que son propios del orden
jurídico prevaleciente. En el caso de la ley, esos propósitos podrían ser:
aseguramiento de la paz y la justa solución de los litigios; el equilibrio de una
regulación en el sentido de prestar la máxima atención a los intereses que se hallan
en juego; la protección de los bienes jurídicos y un procedimiento judicial justo; la
solución de una problemática de carácter general surgida; el mejoramiento de
ciertas condiciones de interés colectivo, etc.

 Interpretación analógica o extensiva.- Aunque parezca un contrasentido


vincular a la interpretación con la integración, en realidad no se trata de
confundir ambas figuras, sin dejar de tomar en cuenta que para autores como
Flores Mendoza, la integración jurídica es parte subsidiaria de la
interpretación jurídica. Lo que sucede es que la analogía, que permite
trasladar la solución legalmente prevista para un caso, a otro caso distinto,
no regulado por el ordenamiento jurídico, pero que es semejante al primero,
tiene una concepción tradicional, según la cual es permitido colmar lagunas
con base en la identidad de razón (la aplicación analógica), pero también se
le ha otorgado el carácter de procedimiento interpretativo (la explicación
analógica), que consiste en que el juez explica una disposición de significado
incierto, pero presente en el ordenamiento, a la luz de otra disposición no
equívoca o menos equívoca, invocando la analogía de las dos previsiones.
Conclusiones

A partir de lo planteado en el presente trabajo de investigación podemos establecer


lo siguiente:

A. La interpretación es un arte y, consecuentemente, posee una técnica


especial, pero como toda técnica supone el correcto empleo de una serie de medios,
para obtención de ciertos fines, independientemente de la existencia de diversos
métodos hermenéuticos cuyos empleos facilita la interpretación de las diversas
proposiciones normativas, la realidad es que las diversas escuelas de interpretación
han partido de concepciones completamente distintas acerca del orden jurídico y
del sentido de la labor hermenéutica.

B. La Interpretación jurídica parte por tanto en la distinción del objeto de la


misma y de la comprensión de su sentido, ya que la ley es obra de la voluntad del
órgano encargado de producir la norma jurídica y constituye en sí mismo un acto
expresivo, sin embargo la legislación como acto expresivo debe imputarse a la
voluntad de los legisladores, sin embargo a nuestro juicio y coincidiendo con lo
establecido por Hans Kelsen el problema de la interpretación jurídica debe
plantearse a partir de saber como deducir de la norma general de la ley, en su
aplicación a un caso concreto, y es que así como las leyes ordinarias se encuentran
condicionadas a la constitución y las reglamentarias por las ordinarias entre éstas y
las individualizadas existe una relación del mismo tipo. Toda norma de grado
superior determina en cierto modo a la de rango inferior, en la aplicación de una
norma cualquiera interviene siempre, en mayor o menor grado, la iniciativa del
órgano que la aplica, porque no es posible que aquella reglamente en todos sus por
menores el acto de aplicación.

C. En el caso de lagunas que es una de las premisas fundamentales abordadas


en el presente trabajo de investigación resulta ser no más que la diferencia entre el
derecho positivo y un orden tenido por mejor y más justo, y es que si bien las lagunas
no tienen realidad jurídica, el legislador puede declarar que existen e incluso indicar
como deben colmarse. Esto significa que autoriza al juez para apartarse de la ley,
cuando estime que no es justo o conveniente aplicar el principio de exclusión, de
este modo el juez se constituye en un legislador delegado.

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