Había un 35% de habitantes analfabetos (la población escolar no alcanzaba el millón)
afectando la Ley 1.420. Juan B. Justo y Augusto Bunge se ocuparon de la educación pública y la población analfabeta. Caminos distintos para los distintos grupos sociales: Hijos de familias asentadas en ciudades desde generaciones atrás tenían un destino educativo exitoso y los de recientes inmigrantes debían luchar ante la marginación. Los descendientes de criollos apenas alcanzaban a leer y escribir en las escuelas rurales.
Sociedad
En vez de inmigrantes neoeuropeos cultos, llegaron 3 millones de inmigrantes
campesinos analfabetos, católicos, algunos anarquistas y socialistas, había ateos, agnósticos, protestantes y judíos. Los debates entre políticos y educadores giraron en torno del papel que se adjudicaba a la educación en la construcción de la hegemonía. El bloque del poder porteño librempresista y agrario exportador estaba interesado en imponer orden; y trabajadores rurales, artesanos, proletariado industrial y nuevos sectores medios inmigrantes querían un papel más progresista.
1890
El ambiente político y económico intervino en la acentuación
de tendencias pedagógicas distintas. El nacionalismo católico desarrolló un sistema escolar privado y asistencial luchando por obtener el dominio de la educación pública. Un débil social cristianismo realizó experiencias de educación obrera, dirigidas por el padre Grotte. Un sector progresista de la oligarquía prefirió proponer reformas al sistema educativo, que lo rectificara y vinculara educación con trabajo. Carlos Pellegrini abrió la primera Escuela de Comercio en Capital Federal. Joaquín V. González intentó una reforma laboral que, aunque llevaba el sello oligárquico, marcaba un camino alternativo al de las leyes de residencia de 1902 y de defensa nacional de 1910, ambas dirigidas a reprimir las demandas de los trabajadores y las acciones de los anarquistas. A su vez, propugnó una enseñanza secundaria moderna, científica y utilitaria. *
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La revolución radical de 1890 condensó la protesta de aquellos sectores y llenó de
preocupación a los intelectuales de la oligarquía. Crecía el anarquismo. Juan B. Justo fundó el Partido Socialista. La situación socioeconómica era grave: Quebraron el Banco Nación y el Banco de la provincia de Buenos Aires. El Liberalismo católico terminó como corriente. Se intentó una reforma laboral. 1905
El diputado Gouchan presentó un proyecto de reforma del sistema educativo que
contemplaba educar para el trabajo desde la primaria (no logró su aprobación). El ministro Carlos Saavedra Lamas presentó una nueva propuesta elaborada por el pedagogo Víctor Mercante que consistía en acortar el ciclo primario a 4 años obligatorios; una escuela intermedia de 3 años, que proporcionara una orientación cultural general y contuviera emocionalmente a los adolescentes y un nivel secundario de 4 años de carácter profesional, aprobada en 1916. La falta de apoyo de los sectores dirigentes y la preferencia por las escuelas de Artes y oficios para obreros llevó a su derogación apenas iniciado el gobierno de Yrigoyen. Temían que una escuela intermedia crearía una clase media que no querría trabajar como obreros de baja calificación.
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Las propuestas de los conservadores contemplaban la necesidad de diversificar el
sistema, ofrecer nuevas opciones, capacitar a la población para una variedad de tareas. Pero lamentablemente esas propuestas estaban teñidas de un interés represivo y limitativo de los sectores medios y de los inmigrantes.
Normalismo (1880- 1916)
Su cuna fue la Escuela Normal de Paraná, aunque no transmitió una ideología
pedagógica homogénea. El director de estudios Pedro Scalabrini, adscrito a ideas del filósofo Karl Krause, transmitió la cultura de la época, y junto a demás profesores despertaron la vocación docente en alumnos. Con la gestión del conservador José María Torres, sucesor de George Stearns, se crearon las bases para la penetración del Positivismo en el perfil normalista. El positivismo pedagógico elaboro modelos dirigidos a ordenar, reprimir, expulsar o promover en la escuela sistemática a la población, alcanzando la mayor correlación posible entre raza, sector social y educación proporcionada por el Estado. La corriente que denominaremos normalizadora, predominante en la docencia, se sentía apóstol del saber y consideraba que educar al ciudadano era una misión. El método, la organización escolar, la planificación, la evaluación y la disciplina eran las nociones que organizaban su práctica. Desde el Ministerio de Educación de la Nación y los ministerios provinciales pretendían que se clasificara todo en registros de asistencia y de conducta, en bitácoras y boletines de calificaciones. La escuela pública era necesaria y debía ser laica. El vínculo pedagógico era “Bancario” (Paulo Freire): Se adoptaban ideas del mentor sin críticas. Mercante introdujo laboratorios de Paidología en la Universidad Nacional de La Plata con la intención de organizar grupos homogéneos. Organismos orientados por el modelo médico escolar seleccionaron a la población y las normas de conducta, instalándose en la palabra de los maestros. La concepción normalizadora, fue influida por el higienismo, una corriente médica y sociológica que tuvo mucho auge en la Argentina. La preocupación por hábitos higiénicos, alimentarios y sexuales se acrecentó con la llegada de los inmigrantes, que veían bruscamente cambiadas sus condiciones de vida. El higienismo avanzo y penetró la vida cotidiana de las escuelas. Los mobiliarios escolares fueron cuidadosamente seleccionados para prevenir la escoliosis y garantizar que las más manos limpias reposarían ordenadamente sobre los pupitres para evitar los contactos sexuales; el beso, tachado de infeccioso, fue prohibido: los guardapolvos eran impecablemente blancos, los libros, desinfectados. La escuela se convirtió en un gran mecanismo de adaptación a las normas.
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El Positivismo se expresó mediado por problemas cotidianos, luchas políticas y
convicciones preexistentes. No se sustituía el orden cristiano. José Ramos Mejía presidió el Consejo Nacional de Educación entre 1908 y 1913. La burocracia se fue transformando y combatió fuertemente la disidencia: Trasladó, jubiló y degradó jerárquicamente a disidentes y exoneró a los más extremistas. Propuestas anarquistas fueron combatidas por el gobierno.
Las sociedades populares de la Educación jugaron un papel muy
importante en la educación argentina. Comenzaron a fundarse con la llegada de los primeros inmigrantes de la segunda mitad del siglo XIX. Las sociedades populares fueron difusos centros de transmisión cultural cuando el sistema escolar aún no se había extendido y lo complementaron cuando se transformó en un gran aparato escolarizado. Abarcaron entonces a la población que quedaba fuera de la escuela, a los sectores marginados, ofreciéndoles una educación no escolarizada, semipresencial, que usaba los medios de difusión de la época: las conferencias, las discusiones públicas, los libros y la prensa. Este importante movimiento de la sociedad civil persistió hasta mediados de la década de 1940.
Espiritualismo, Gremialismo y Nueva Escuela (alrededor de 1910)
Con la caída del Positivismo, crecían alternativas pedagógicas espiritualistas y
antipositivistas proporcionando categorías más abarcativas, valores que trascendían al nacionalismo conservador y al liberalismo. Se sumaron corrientes espiritualistas europeas. Irrumpieron Nietzsche, Bergson, Schopenhauer, los mexicanos Reyes, Caso y Vasconcelos, el dominicano Henríquez Urueña, el brasileño Farías Brito, los uruguayos Rodó y Ferreyra, el peruano Deustua y el filósofo argentino Korn. Entre los docentes demócratas argentinos la exaltación de la libertad y la opción por la democracia, características del Krausismo, se combinaron con la aceptación de algunos aportes del Positivismo: Pensamiento Krauso – positivista, a favor de una educación pública nacionalista y demócrata. El Espiritualismo impregnaba la Nueva Escuela. La actividad sindical docente fue creciendo. En la Argentina comenzaba a gestarse el movimiento de la “Escuela Activa", muy vinculado al nacimiento del sindicalismo docente, nacida del corazón del mutualismo y luego vinculada al anarquismo y especialmente al socialismo, la actividad sindical docente fue creciendo en las primeras décadas. 1912: Julio Barcos, Leonilda Barrancos y otros realizaron una huelga, probablemente la primera de la historia de la docencia argentina. 1913: fueron exonerados junto con el grupo firmante de un documento que pedía el relevo de las autoridades del Consejo Nacional de Educación. La problemática educativa estaba influida por demandas de participación en la planificación, gestión y conducción de las políticas educativas. El gobierno radical que asumió en 1916 proporcionó a los docentes un marco político permisivo para el desarrollo de ideas y experiencias, pero el espiritualismo, antimetodismo y participacionismo democrático tenían mejores condiciones para producir un verdadero movimiento e impulsar reformas de consideración 1917: estalló la huelga de maestros en Mendoza, el primer movimiento de fuerza nacional de los docentes, que fue acompañado por el conjunto de la clase obrera. Su dirigente fue la pedagoga Florencia Fossati. 1918: se realizaron reformas en el sistema educativo. La sociedad argentina y la población escolar eran reducidas, por lo que los profesores que enseñaban en colegios también lo hacían en universidades. Eran intelectuales socialistas que habían participado de sociedades populares y sus esposas militantes feministas y dirigentes del magisterio. La enseñanza enciclopédica y memorística, desactualizada o ajena a la realidad social, era muy criticada. La Universidad de Córdoba era un reservorio de la pedagogía tradicionalista clerical, por lo que allí se comenzó el movimiento reformista. El reformismo universitario sintetizó muchas ideas pedagógicas de los educadores democráticos: Autonomía universitaria, libertad de cátedra y cogobierno. La sociedad necesitaba un espacio donde fructificar la investigación científica y su pensamiento libremente. El Movimiento Reformista que nació en Córdoba en 1918 se extendió rápidamente por América Latina. El modelo de universidad que propugnaba era el más avanzado de su época.
comerciales, 16 profesionales de mujeres y 3 escuelas de arte y oficios. En adelante, luego de que asumiera Yrigoyen, se crearon 22 colegios nacionales, 14 escuelas normales, 1 industrial, 3 comerciales, 3 profesionales de mujeres y 37 escuelas de arte y oficios. El modelo pedagógico que ordenaba la vida escolar era el positivista normalizador. Se notaba que la pedagogía argentina no se enfocaba en la educación laboral para la formación de los ciudadanos, lo que causaba un estancamiento en el desarrollo económico nacional. 1916 – Primer Gobierno de Yrigoyen: Cuando Yrigoyen asume, la reforma Saavedra Lamas fue derogada, lo que causó que se volviera a la estructura tradicional de la escuela. Los docentes protestaban por esto y su relación con el gobierno decaía. Este problema se acentuó en la década del 20, mientras los docentes se radicalizaban y pedían mejores condiciones laborales. En esta época llega el gobierno de Alvear, quien se puso del lado de los conservadores y puso a funcionarios públicos en cargos escolares. Así algunos representantes de la pedagogía vanguardista de la década anterior intentaron instituir reformas, como la reforma ‘‘Sistema de Labor y Programas del Consejo Escolar’’ o la ‘‘reforma Rezzano’’, la cual se basaba en los principios de la ley 1420 e integraba la educación y el trabajo, con talleres o laboratorios. La reforma proponía que las clases fueran grupos sociales donde reinara el amor y que se dieran contenidos vivos, prácticos y no algo vacío. Sin embargo, esta reforma no atacaba la burocracia ni los rituales vigentes, ya que el pueblo era muy nacionalista. Hacia finales de 1920, el positivismo iba en retroceso, pero el modelo normalizador seguía intacto ya que se miraba mucho hacia los modelos de los países europeos.
Comenzando el gobierno de Yrigoyen, de nuevo, El Ministro de La Campa introdujo un
nuevo programa que provocaba un peligro a que se generaran trayectorias escolares diferenciadas. El programa de escuelas de nuevo tipo se encontraba enfocada para niños de 6 a 8 años para formarse en oficios artesanales, rurales y urbanos. Se lo rechazó debido a la implementación de la formación laboral temprana y se la reemplazó por una educación básica más general. A pesar de este mal comienzo, entre 1914 y 1932, el índice de analfabetismo se reduce un 14%, aumenta la cantidad de inscriptos a la escuela, así como aumenta la cantidad de maestros y escuelas también. Juan B. Turán suprime la escuela de nuevo tipo porque esto significaba someterse al ideal de Estados Unidos. Propone enfocarse en la educación moral, más que en la práctica. Durante los años 1930 a 1936, se persiguieron docentes que tenían posturas radicalizadas, laicistas y escolanovistas. Las normas, por otro lado, se hicieron mucho más estrictas con respecto al ejercicio de la docencia y por último, las escuelas privadas se hicieron públicas.
1928 – Segundo Gobierno de Yrigoyen: El segundo gobierno de Yrigoyen heredó las
burocracias, la mala administración y la enemistad con los docentes que quedaron del gobierno de Alvear, por lo que nadie se resistió cuando Uriburu propició el golpe de Estado que destituyó al presidente de su segundo mandato, el 6 de septiembre de 1930. Durante este período de gobierno, se cambió de presidente del Consejo Nacional de Educación, asumiendo de esta manera Juan B. Turán, quien proviniendo del normalismo, quería cambiar cómo se manejaban las cosas, respondiendo a las necesidades de la gente pero desde una visión burocrática. Él quería que las escuelas fuesen espiritualizadas y que se impulse la gestión privada. Por otro lado, el país no avanzaba ni se desarrollaba industrialmente gracias al acuerdo que nos subordinaba a Inglaterra. De todas maneras, los argentinos no perdían la esperanza y se capacitaban mucho más comparando con épocas anteriores. Así se presentaban propuestas para incluir a la educación laboral en el sistema tradicional, aunque su inserción no fuera algo fácil de lograr. 1932: Más adelante, en el gobierno de Agustín Justo, es de importancia nombrar las experiencias conservadoras populistas llevadas a cabo por sectores de la oligarquía, las cuales estaban dirigidas a los sectores empobrecidos. Mientras tanto, en el ámbito social, muchos libros fueron producidos por el escritor Álvaro Yunque, destinados a la juventud sobre cultura general, historia universal y latinoamericana con el fin de enriquecer el conocimiento de la ‘‘baja’’ sociedad.
1930: se crea el Colegio Libre de Estudios Superiores, a cargo de docentes e
intelectuales de renombre. Estos defendían la Ley 1420, el laicismo y la reforma universal. El Inspector General de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial, Juan Mantovani, presentó un proyecto que se ocupaba de los problemas del adolescente, flexibilizando el pasaje entre las distintas enseñanzas, para evitar la formación de comportamientos estancos y dar sentido integral a todo el nivel medio. Este proyecto era contrario a la educación práctica. Alrededor de 1935, se dio un avance por parte del nacionalismo católico y el corporativismo. Había choques entre quienes querían que la escuela permaneciera laica, y los que de a poco tornaban el espiritualismo laico en algo católico. A lo largo de estos años, incluso dentro del Colegio Libre de Estudios Superiores, comenzaban a separarse políticamente. Había diferencias entre los nacionalistas y los liberales. Se decía que lo liberal se relacionaba con no tener respeto por lo propio, mientras que el nacionalismo se relacionaba con el fascismo. De todas maneras, el Ministerio de Educación consideraba que el nacionalismo era un antídoto para el peligro de la disolución nacional y continuaba con posiciones autoritarias, mientras que la revista La Obra (vocera de los problemas de los docentes y aliada de estos) optaba por la Nueva Escuela. En 1937, se decreta obligatoria la enseñanza religiosa en la provincia de Buenos Aires. Al año siguiente se diseña, pero no promulga, una nueva ley de educación y un nuevo reglamento. En adelante, ocurrieron hechos como la incorporación de militares a la vida escolar o una gran cantidad de docentes sin cargos. Mientras que las instituciones privadas solo se ocupaban de la educación de sus pudientes. La Obra continuó criticando al gobierno como lo venía haciendo desde hace años, pero, de todas formas, pensaba también que el único que podía responder a las demandas de la sociedad y reestructurar la educación era el Estado. Hacia 1945, esto era algo necesario debido a las fallas que tuvo el sistema normalizador y el gran crecimiento del tono adverso hacia el gobierno.