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Cap 5 de la 1 al 6

Publicación y crisis

El documento sobre los colores que Newton envió a la Royal Society a principios de 1672, en
forma de carta dirigida a Henry Oldenburg, no contenía nada nuevo desde el punto de vista de
Newton.

Newton reviso las conferencias de Barrow para realizar su publicación no se detuvo a escribir
un resumen de su propia teoría apoyada en tres experimentos prismáticos que consideraba
muy apremiantes. Newton creyó relevante incluir una discusión especial sobre cómo el
descubrimiento le había llevado a idear el telescopio reflectante. La constante
correspondencia que provocó su documento inicial que afectó intermitentemente a su tiempo
y su conciencia durante los seis años siguientes, supuso una sola ampliación a su óptica: su
introducción a la difracción y un breve estudio sobre ésta. Al margen de la difracción, todo su
empeño en el campo de la óptica consistió en la exposición de una teoría ya elaborada

La polémica que siguió al documento nos dice más sobre Newton que sobre la óptica. Había
permanecido encerrado, durante ocho años, en una titánica lucha con la verdad. Un genio
como el de Newton exigía un precio. Ocho años de comidas sin probar y noches sin dormir,
ocho años de éxtasis continuo, en los que se enfrentó directamente a la Verdad en terrenos a
los que nunca antes había llegado el espíritu humano, terminaron por pasar su factura. El
temor a que la estupidez le distrajera de las nuevas batallas que ya estaba librando en otros
campos, significó la gota final. En 1672, Newton había vivido con su teoría durante seis años, y
ahora le parecía obvia. Sin embargo, para todos los demás, parecía rechazar el sentido común
y resultaba difícil de aceptar. Su incapacidad de reconocer la fuerza de sus demostraciones,
condujo rápidamente a Newton a la distracción. Newton no estaba preparado para nada más
que no fuese la inmediata aceptación de su teoría. La continua necesidad de defender y
explicar lo que para él había quedado establecido, le llevó a una crisis personal. Casi antes de
que la tinta de su documento del 6 de febrero se hubiera secado, Newton recibió una carta de
Oldenburg. Impregnada de un tono elogioso, le informaba de que su documento había sido
leído en la Royal Society En el alivio de Newton, tras la lectura de la carta de Oldenburg, se
adivina la tensión que le había causado la decisión de enviar el documento.

Newton aceptó la publicación del documento con la ligera vacilación que nunca podía eludir.

El documento apareció en las Philosophical Transactions el 19 de febrero de 1672. Junto a la


descripción de su telescopio , fue el responsable de la reputación de Newton en el mundo de la
filosofía natural. Oldenburg se encargó de dar publicidad a ambos temas en su intensa
correspondencia con filósofos naturales de toda Europa. Las respuestas obtenidas indican que
ninguno pasó desapercibido. El telescopio captó inmediatamente el interés de los más
importantes astrónomos: COMO Cassini, Auzout y Denis, Hevelius Al enviarle las Philosophical
Transactions, Oldenburg llamó especialmente la atención de Huygens sobre el documento de
los colores. Huygens contestó que «la nueva teoría […] le parecía muy interesante». Bien es
cierto que, más tarde, Huygens expresó ciertas reservas sobre la teoría; pero, mientras tanto,
en abril, Newton recibió lo que sólo puede entenderse como un elogio de quien era
considerado líder de la ciencia europea. Un joven astrónomo, John Flamsteed hizo algunos
comentarios sobre el documento, aunque no alcanzaba a comprenderlo demasiado. Un joven
científico alemán residente en París, Gottfried Wilhelm Leibniz , entonces desconocido, pero
tan decidido a abrirse camino en la filosofía natural como estaba destinado a hacerlo dio
muestras de haberlo visto. Towneley informó a Oldenburg de que Sluse le había pedido que lo
tradujera al francés para poder leerlo. En cuanto a Towneley, encontró el documento «tan
admirable» que presionó para que se publicara una traducción al latín de la que pudieran
beneficiarse los filósofos de toda Europa. Como consecuencia del telescopio y del documento
sobre los colores, Newton comenzó enseguida a recibir copias de libros de Huygens y Boyle.
Nunca más podría volver al anonimato de sus primeros años en Cambridge. De una vez y para
siempre, se había instalado en la comunidad de los filósofos naturales europeos y entre sus
líderes. Newton no vio todos los comentarios que sobre su teoría de los colores Oldenburg y
otros recibieron. Pero sí vio lo suficiente como para agradecer su magnífica acogida. Sin
embargo, los elogios no fueron unánimes.

La crítica, sin embargo, debió inflamarle más de lo que dejó traslucir en un principio.
Oldenburg no recibió la respuesta con la anunciada prontitud, sino al cabo de tres meses; y
cuando llegó, su tono era mucho menos sereno. Sir Robert Moray, el primer presidente de la
Royal Society, propuso cuatro experimentos para probar la teoría. Más significativas fueron las
objeciones del jesuita francés Ignace Gastón Pardies, profesor del College de Louis-le-Grand y
miembro respetable de la comunidad científica parisina, señaló que para ciertas posiciones del
prisma, la ley sinusoidal de la refracción podía explicar el espectro divergente porque todos los
rayos del Sol no incidían en la cara del prisma con el mismo ángulo; y cuestionaba el
experimentum crucis basándose igualmente en la incidencia desigual.

La carta de Pardies era el comentario inteligente de un hombre obviamente conocedor de la


óptica. La carta estaba escrita en un tono respetuoso, aunque Pardies cometió el error de
comenzarla haciendo referencia a la “hipótesis muy interesante “de Newton. También Hooke
denominó varias veces “hipótesis” la teoría de los colores de Isaac Newton. Newton comenzó
a actuar. Durante todo este tiempo, la crítica de Hooke sobre el documento de febrero y la
necesidad de darle respuesta planeaba sobre su cabeza. Probablemente Hooke y Newton
estaban fatalmente destinados a la confrontación. Newton había concebido su teoría de los
colores en reacción a la de Hooke. Por su parte, Hooke se consideraba a sí mismo como la
máxima autoridad en el campo de la óptica y se resentía de la aparición de un intruso. Cuando
el telescopio de Newton asombró a la Royal Society, envió un memorándum en el cual hablaba
de un descubrimiento basado en la refracción que perfeccionaría a placer todo tipo de
instrumentos ópticos, yendo mucho más allá de la invención de Newton.
Desafortunadamente, ocultó el descubrimiento en una clave. Su aproximación al documento
sobre los colores fue muy similar: con un pomposo tono de autoridad que hubiera sido
irritante para una persona menos sensible que Newton. Es difícil imaginar a dos científicos más
diferentes.

Por el contrario, Newton estaba obsesionado por el ideal del rigor y apenas podía convencerse
a sí mismo de que algo estuviera listo para su publicación. Más tarde, Hooke confesó que había
tardado tres o cuatro horas en escribir sus observaciones sobre el documento de Newton Tuvo
motivos para lamentar esta prisa. Newton empleó tres meses en elaborar su respuesta. Puede
ser relevante el hecho de que Hooke estaba tan enfermo de tuberculosis que, avanzado el año,
no pensaba que pudiera sobrevivir.

Hooke envió su crítica a la Royal Society el 15 de febrero, una semana después de que se
leyera el documento de Newton. Newton tuvo una copia de ésta el 20 de febrero. Hooke
aceptaba los experimentos de Newton, demostrados por centenares de pruebas, 2 pero no la
hipótesis por la cual los explicaba.

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