¿Por qué? Porque el cerebro de los niños, leen las emociones negativas de
una persona que sufre de estrés crónico y hace una comprensión implícita
de éstas. En otras palabras, las emociones son contagiosas y un profesor que
sufre del llamado síndrome burn out (desgaste), puede llegar a perder la
sensibilidad para atender las emociones de sus alumnos.
Por lo mismo, proteger la salud mental de los profesores debería ser una
tarea urgente e ineludible; hacerlo no sólo es proteger sus emociones, sino
también las de los estudiantes.
Como principal hallazgo, se encontró que los docentes tienen una noción
clara y definida de la salud mental relacionada con bienestar, trabajar a
gusto y de alguna manera lograr un equilibrio en las dimensiones familiar,
emocional, laboral y económica, pero no tienen una idea clara de cuáles
son las normas con respecto a salud mental, riesgos laborales y prevención
de enfermedades mentales; simplemente viven el día a día según la
implementación de las normas de los políticos de turno, asumiendo como
normales sus dolencias físicas o sus predisposiciones.