Octubre de 2011
Universidad CAECE
1
Índice:
1- Resumen………………………………………………………………………………………………………………….4
2- Introducción.................................................................................................................5
4- Materiales y métodos.................................................................................................21
5- Resultados………………..................................................................................................25
6- Discusión………………………………………………………………………………………………………………..40
7- Conclusiones………………………………………………………………………………………………………….46
8- Recomendaciones………………………………………………………………………………………………….46
9- Agradecimientos…………………………………………………………………………………………………….47
2
10- Bibliografía................................................................................................................48
ANEXOS
3
1- Resumen
Las tortugas con tallas mayores a 35,6 cm de LCC ingirieron mayor cantidad de
plásticos blandos, en cambio las de tallas menores de 35,6 cm ingirieron mayor
cantidad de plásticos duros. En relación al peso de los desechos, en las tallas mayores
se encontró a los plásticos blandos y a “otros” como los ítems de mayor peso, pero en
4
las menores, los ítems con mayor peso fueron los plásticos duros y luego los plásticos
blandos.
La relación entre el peso de los desechos y el total de la ingesta fue del 10,25%
con un rango de 0 a 96% (media= 17,75 ± DS= 26,73 %) para todas las tortugas, y del
11,23% teniendo en cuenta el volumen, con un rango de 0 a 92,86% (media= 18,76 ±
DS= 27,04 %).
2- Introducción
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ramosa (algas rojas) (Darré Castell, 2005). Si bien su crecimiento es lento debido a su
dieta baja en proteínas, pueden llegar a medir 120 cm de longitud recta de caparazón y
pesar 230 kg. Tiene un caparazón de forma oval, cuatro pares de escudos laterales,
cinco centrales, 11 pares marginales, un par supracaudal y uno nucal. Su cabeza es
pequeña, con un par de escamas prefrontales, cuatro postoculares, una frontoparietal
grande y una frontal pequeña; presentan una uña en cada aleta. Su caparazón
presenta un color castaño y ventralmente un color amarillo blanquecino (Pritchard y
Mortimer, 1999). Se distribuyen en aguas tropicales, sub-tropicales y templadas de
todos los océanos del mundo (Spotila, 2004; González Carman et al., 2011).
6
basada en crustáceos, moluscos, organismos gelatinosos y peces (Martínez Souza,
2009). Esta especie se distribuye en aguas tropicales, subtropicales y templadas de
todos los océanos (Pritchard y Mortimer, 1999).
7
Fig. 3: Ejemplar de L. olivacea (Foto: Tamar)
Esta especie junto con L. kempii son las únicas que pueden depositar sus
huevos en la playa tanto de modo solitario como de manera sincronizada; en este
evento, denominado “arribada” pueden llegar a participar 300.000 hembras (Alvarado
y Murphy, 1999).
8
Fig. 5: Ejemplar de L. kempii (Foto: Adrienne McCracken)
9
D. coriacea es la tortuga marina que alcanza una mayor talla, pudiendo medir
hasta 180 cm de largo recto de caparazón y pesar 500 kg. Se caracteriza por poseer un
caparazón sin placas o escamas, cubierto por una gruesa capa de piel similar al cuero y
posee cinco quillas dorsales y dos laterales dispuestas de forma longitudinal. Su color
predominante es el negro con pequeñas manchas blanquecinas redondeadas. Poseen
una mancha rosada en el dorso de la cabeza, característica de cada individuo y su
alimentación se basa principalmente de medusas y otros organismos gelatinosos. Esta
especie es la de mayor distribución mundial habitando desde aguas tropicales, hasta
subárticas de todos los océanos (Pritchard y Mortimer, 1999).
10
2.1- Amenazas y conservación de las tortugas marinas
Las principales amenazas para las tortugas marinas pueden diferenciarse según
sean terrestres o marinas. Dentro de las terrestres podemos destacar la cosecha de
huevos, la captura directa de hembras adultas durante el desove, la degradación de
hábitat asociada al desarrollo del turismo, la recreación, iluminación de las playas,
erosión y urbanización, introducción de especies exóticas y la contaminación tanto por
desechos sólidos y líquidos en las playas como la contaminación por químicos urbanos
e industriales. Las amenazas dentro del mar incluyen la captura incidental ocasionada
por la interacción con las pesquerías, la captura directa para la comercialización de sus
caparazones y para el consumo de su carne, la degradación de hábitat generada por
contaminación con residuos sólidos y líquidos, colisiones con barcos y enfermedades
(Gerosa y Aureggi, 2001).
11
centenario ya. Los mismos han sido muy utilizados por ser duraderos, fuertes y de bajo
costo. Por supuesto, estas mismas características son las que los hacen dañinos para el
medio ambiente (Derraik, 2002).
12
embarcaciones dañando arrecifes coralinos y pastos marinos; o por la utilización de
dinamita y sustancias químicas para la pesca (Gibson y Smith, 2000).
13
A un nivel Regional encontramos la Convención sobre Protección de la
Naturaleza y Preservación de la Vida Silvestre en el Hemisferio Occidental, protegiendo
y preservando las especies de flora y fauna, estableciendo áreas protegidas y
fortaleciendo la cooperación internacional; la Convención para la Protección del Mar
Mediterráneo contra la Contaminación, tomando medidas apropiadas para proteger
especies amenazadas o en peligro y sus hábitats, incluyendo a las tortugas marinas en
el listado de especies en peligro; la Convención sobre la Conservación de la Vida
Silvestre Europea y sus Hábitats Naturales, dándole especial énfasis a las especies en
peligro y vulnerables (las tortugas marinas se encuentran incluidas en su apéndice II).
La Convención Interamericana para la Protección y Conservación de las Tortugas
Marinas (CIT) promueve la protección, conservación y recuperación de las poblaciones
de tortugas marinas y de los hábitats de los cuales dependen (Domingo et al., 2006). La
Convención para la Protección y Desarrollo del Medio Ambiente Marino de la Región
del Gran Caribe incluye en su protocolo SPAW (Protocolo relativo a las Áreas y a la
Flora y Fauna Silvestres Especialmente Protegidas), Anexo II, a las tortugas marinas, y
en el Artículo 11 se prohíbe su captura, posesión, matanza o intercambio comercial,
perturbación de las especies en períodos de reproducción, incubación, estivación y
migración; y la Convención para la Protección de los Recursos naturales y el Medio
Ambiente de la Región del Pacífico Sur que establece áreas protegidas, reservas,
parques y prohíbe actividades que puedan causar efectos adversos sobre las especies
o ecosistemas de dichas áreas (Hykle, 2000).
14
específicas con el decreto presidencial 144/98, artículo I, donde se prohíbe la captura,
retención, transporte, comercialización, transformación o procesamiento de las
especies: Caretta caretta, Chelonia mydas, Lepidochelys olivacea y Dermochelys
coriacea (Darré Castell, 2005).
15
Uruguay ha sido destacado por presentar diversas áreas de alimentación y
desarrollo para juveniles de C. mydas tanto en el litoral adyacente al estuario del Río
de La Plata como en la costa atlántica. En particular, las aguas costeras del
departamento Rocha, constituyen una de las zonas de forrajeo con mayor ocurrencia
para C. mydas en el país, destacándose el Parque Nacional “Cabo-Polonio” y el Área
Costero Marina Protegida (ACMP) de “Cerro Verde e Islas de La Coronilla” (López-
Mendilaharsu et al., 2006).
Los huevos, de forma redonda y pequeños, son enterrados por las hembras en
las playas de anidación e incubados por el calor de la arena al no haber cuidado
parental. La incubación dura entre 6 y 13 semanas, y depende estrictamente de la
temperatura ambiente, ya que los embriones sólo se desarrollarán si las temperaturas
oscilan entre los 23 ⁰C y 33 ⁰C. La temperatura también determina el sexo de las crías,
siendo machos al incubar en temperaturas menores y hembras con temperaturas
mayores (Meylan y Meylan, 2000).
16
entre distintas zonas de alimentación y desarrollo del ASO (Estrades y López-
Mendilaharsu, 2008). Los individuos adultos migran a las zonas de reproducción,
localizadas en áreas cercanas a las playas de anidación donde nacieron (fenómeno
conocido como filopatría) (Caraccio, 2008).
17
(Brasil) y Guinea Bissau (Caraccio, 2008). En aguas uruguayas, la dieta de las tortugas
se basa principalmente de algas verdes (Ulva sp.) y rojas (Chondracanthus sp. y
Grateloupia sp.) (Darré Castell, 2005). En general, las tortugas muestran una alta
fidelidad por los sitios de alimentación y mientras que algunos individuos permanecen
en la zona incluso durante los meses invernales otros desarrollan migraciones
estacionales entre diversas zonas de alimentación y desarrollo del Atlántico Sur
Occidental (López-Mendilaharsu et al., 2006; Estrades et al., 2009).
Diversas artes de pesca constituyen una amenaza directa y/o indirecta para la
supervivencia de C. mydas. En particular, en el área de Cerro Verde, se ha registrado
que tanto la captura incidental con redes de enmalle de pescadores artesanales como
con redes de subsistencia, impactan de modo directo sobre las tortugas, causando la
muerte por ahogo. En menor medida, también se ha registrado el enredo en líneas de
pesca deportiva. Al mismo tiempo, todas las pesquerías constituyen una amenaza de
modo indirecto debido a la perdida de sus artes de pesca durante las operaciones. El
enredo en redes fantasma y líneas de pesca causa dificultades para nadar y a veces los
enredos severos y prolongados en los miembros pueden causar su necrosis o la muerte
por ahogamiento (Laporta et al., 2006).
18
La contaminación es otra amenaza muy importante para las tortugas marinas.
La ingesta de alimentos contaminados por metales pesados o hidrocarburos, pueden
causar la intoxicación. En el área de Cerro Verde se ha registrado que las tortugas se
encuentran expuestas a contaminantes, probablemente asociados a fuentes difusas de
contaminación, como metales pesados, PCBs (Bifenilos policlorados),
organofosforados, agrotóxicos y residuos agrícolas (Berrondo y Eguren, 2007; Borrat et
al., 2010). Al mismo tiempo, los desechos antrópicos ingeridos por las tortugas afectan
su nutrición pudiendo causar la muerte debido a la obstrucción o daño del tracto
digestivo (Alonso et al., 2009). Dichos casos son muy difíciles de diagnosticar ya que no
se manifiestan externamente, clínicamente pueden verse casos de deshidratación,
desnutrición y/o alteraciones en la flotación (Estrades et al., 2010).
Se han realizado escasos estudios sobre la ingesta de residuos por parte de las
tortugas marinas en la región del ASO, en uno de ellos efectuado por Bugoni et al.
(2001), en el cual se analizó el contenido esofágico y estomacal de 38 individuos en el
estado de Rio Grande do Sul, sur de Brasil; los resultados mostraron que un 60,5% de
las tortugas habían ingerido desechos antrópicos, en su mayoría plásticos. Otro estudio
llevado a cabo en el mismo Estado, ha demostrado que de 29 individuos analizados, el
100% de ellos habían ingerido plásticos (Tourinho, 2007). Asaroff et al. (2009) han
estudiado la ingesta de residuos sólidos en tortugas de Uruguay, donde el 73% de las
56 muestras recolectadas contenían residuos sólidos. En Argentina, se han recolectado
datos entre 2000 y 2007 de tortugas varadas o capturadas incidentalmente, de las
cuales la mayoría de ellas eliminaron, vía cloacal, diferentes tipos de materiales
plásticos durante su rehabilitación (Albareda et al., 2007).
La ingesta de plásticos puede ser intencional (al ser confundidos con alimentos
naturales) o accidental (por estar adheridos o junto a la fuente de alimento natural)
19
(Laist, 1987), y tener efectos letales o subletales. Los efectos letales seguramente
derivan de los subletales, causando indirectamente la muerte. Dentro de los
subletales, podemos nombrar el daño en las paredes gastrointestinales causando
necrosis o ulceraciones, interfiriendo con el metabolismo de los lípidos (Tourinho,
2007), bloqueo de la secreción de enzimas gástricas, disminuyendo el estímulo para la
alimentación, reduciendo los niveles de hormona esteroidea, pudiendo retrasar la
ovulación y generar fallas en la reproducción (Derraik, 2002).
Es importante investigar cuáles son los desechos que más impactan a las
tortugas marinas (Laporta et al., 2006).
Si bien, el área de Cerro Verde es una de las zonas de Uruguay donde más
estudios se han realizado, dada su relevancia para la alimentación y el desarrollo de C.
mydas, no se dispone información acerca del impacto de los desechos antrópicos para
esta especie (Alonso, 2007; Alonso et al., 2009; Berrondo y Eguren, 2007; Borrat et al.,
2010 y Darré Castell, 2005).
20
Evaluar la ingesta de desechos antrópicos en individuos juveniles de Chelonia
mydas, tortuga verde, en el ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla” y zonas
adyacentes.
3.2.3- Estudiar si existe alguna relación entre las tallas de los individuos y la
ingesta de desechos antrópicos.
4- Materiales y métodos
21
Fig. 9: Área de estudio localizada en el noreste de la costa uruguaya entre las localidades de
Barra del Chuy y Punta del Diablo.
El área presenta una gran biodiversidad y valor ecológico. Desde el arroyo Chuy
hacia el Sur la primera punta rocosa que se encuentra sobre la costa es Punta
Coronilla. A partir de ese punto se intercalan arcos de playas arenosas delimitadas por
puntas rocosas próximas entre sí. El área pertenece a la Ecoregión “plataforma
Uruguay-Buenos Aires”, en la Provincia Biogeográfica “Atlántico Sudoccidental
templada-cálida” (Andrade-Núñez, 2004). La costa uruguaya se encuentra bajo la
influencia de la Corriente de Malvinas durante el otoño e invierno y por la Corriente de
Brasil durante la primavera y el verano, determinando una gran amplitud anual tanto
en las temperaturas del agua como en su salinidad (López-Mendlilaharsu et al., 2003).
La temperatura del agua alcanza un valor promedio de 20º - 21ºC durante el verano
mientras que durante el invierno la temperatura promedio se encuentra entre los 12º -
14ºC (Maceta y Gascue, 1995, citado por Demicheli y Scarabino, 2006). Las playas
adyacentes al Cerro Verde presentan características intermedias, entre reflectivas
(playas de mayor pendiente) y disipativas (playas de poca pendiente, llanas), hacia el
norte y reflectivas hacia el sur (Andrade-Núñez, 2004).
22
mydas llevado a cabo por la ONG Karumbé durante 2010. Se desarrollaron censos de
playa semanales cubriendo la totalidad de la línea de costa del área de estudio entre
enero y abril de 2010, mientras que en los meses subsiguientes los censos fueron
mensuales. Al mismo tiempo, se relevaron los varamientos a través de reportes a la
Red de Varamientos y Rescate de Tortugas Marinas de Karumbé. Las muestras
provinieron tanto de individuos registrados muertos en las playas como tortugas que
fueron encontradas con vida y murieron durante el proceso de rehabilitación llevado a
cabo por los técnicos de la organización.
A todos los individuos registrados se les midió el largo estándar curvo del
caparazón (LCC) desde el escudo nucal hasta el extremo posterior de los escudos
supracaudales, de acuerdo a la técnica propuesta por Bolten (1999), utilizando una
cinta métrica plástica con una precisión de 0,1 cm (Fig. 10). El estado de madurez se
determinó considerando el criterio subjetivo de la talla mínima de hembras de la
colonia de anidación más cercana (LCC=101 cm) (Moreira et al., 1995).
LCC
Fig. 10: Largo estándar curvo del caparazón (LCC): medido desde el escudo nucal hasta el
extremo posterior de los escudos supracaudales.
23
4.3- Procesamiento de muestras
Los contenidos del tracto digestivo fueron lavados y se separó el material
sintético presente del alimento. Para cada tortuga se cuantificó la cantidad de
desechos antrópicos, su peso y volumen. También se calculó el peso y el volumen del
alimento en su conjunto.
Los desechos antrópicos fueron clasificados en categorías como Plásticos,
Actividad Pesquera y Diversos, y estos a su vez en subcategorías según el tipo de
material (Tabla 1).
A su vez, los desechos también fueron clasificados según los siguientes colores:
transparente, blanco, amarillo, rojo, verde, azul, marrón, negro y otros (naranja, gris,
violeta, etc.)
24
4.4.2- Se calculó también el porcentaje de peso y volumen de desechos
antrópicos en relación a la totalidad del contenido gastrointestinal para cada tortuga y
para el total de tortugas.
4.4.3- Se analizó si existe correlación entre el LCC de las tortugas y el número y
peso del total de ítems ingeridos utilizando análisis de regresión lineal.
4.4.4-La cantidad y el peso de cada residuo antrópico se utilizaron a fin de
evaluar si existen diferencias en la ingesta de residuos con relación al tamaño de las
tortugas: menores de 36,5 cm de LCC y mayores de 36,5 cm de LCC (siendo el valor
36,5 la mediana calculada para separar la muestra en dos grupos). Los datos fueron
estandarizados para minimizar el efecto del tamaño de los estómagos. Un análisis de
varianza multivariado no paramétrico (NP-MANOVA) fue utilizado para describir el
efecto del tamaño sobre la ingesta de residuos (Anderson, 2001, 2005, McArdle y
Anderson, 2001).
4.4.5- Finalmente, para analizar si existen diferencias de frecuencia en los
colores de residuos ingeridos, se utilizó el test Chi cuadrado para bondad de ajuste,
primero para el conjunto de todos los desechos y luego teniendo en cuenta los
desechos con mayor % IRI. La variable utilizada fue cantidad.
5- Resultados
5.1-
Durante el período de estudio, se registraron los datos de 23 tortugas varadas,
las cuales correspondieron a individuos juveniles (LCC = 39,4 ± DS= 7,8; rango: 29,8 -
58,5 cm; N = 22). El 82,6 % presentó desechos antrópicos en algún sector del tracto
digestivo. Entre los ítems ingeridos se registraron los siguientes desechos: plásticos
blandos (p.e.: bolsas), goma, látex, plásticos duros, tanzas, cuerdas, y otros desechos
categorizados como “diversos” donde ubicamos al telgopor, metal, tejido, espuma y
“otros” (madera, piedra, carbón, etc.). El grado de ingesta varió desde la presencia de
un solo ítem en todo el tracto digestivo hasta casos en donde la ingesta de desechos
fue considerada la causa de muerte, por la presencia de obstrucciones en el estómago,
formación de úlceras y/o fecalomas en intestino. El 56,2% del total de tortugas
25
murieron por causa de la ingesta, siendo el 68,4% (13 individuos) del total que
presentaron desechos en el tracto gastrointestinal.
En total, se encontraron 1073 ítems (media = 5,18 ± DS= 10,21; rango = 0 – 77)
en los 23 tractos gastrointestinales analizados; el 75,58% perteneciente a la categoría
Plásticos, el 16,50% a la categoría Actividad Pesquera y un 7,92% a la categoría
Diversos. El peso húmedo total de los ítems fue de 345,6 g (media = 15,0 ± DS= 22,0, g;
rango = 0 – 92,7 g).
Las cuerdas fueron el tercer ítem que más se encontró (8,3%), pero los tejidos
tuvieron un peso mayor y “otros” desechos ocurrieron con mayor frecuencia que las
cuerdas.
Según el %IRI calculado para todas las tortugas, los desechos con mayor
importancia relativa fueron: plásticos duros, seguidos por plásticos blandos y por
último cuerdas. Los desechos de menor importancia fueron el metal, espuma, látex,
telgopor y goma (Tabla 2).
N %N P %P F %F IRI %IRI
26
Goma 22 2,1 3,1 0,9 10 43,5 128,1 1,0
5.2-
Para las tallas mayores, el rango del peso de desechos en las tortugas varió
entre 0,00 y 35,71%, (media =5,12 ± DS= 11,06) y el rango del volumen entre 0,00 y
37,56% (media =5,54 ± DS= 11,51). Para el conjunto de las tortugas de tallas mayores,
27
el 5,67% del peso y el 6,00% del volumen de todos los contenidos gastrointestinales
corresponden a desechos antrópicos.
5.3-
Al comparar el LCC de las tortugas con el peso de los ítems, considerando todas
las categorías, no hubo resultados significativos (p = 0,6524) (Fig. 14), así como
tampoco teniendo en cuenta sólo a los plásticos duros (p = 0,0640) (Fig. 15), pero sí
hubo resultados significativos al relacionar el LCC con el peso de los plásticos blandos
(p = 0,0075) (Fig. 16).
260
240
220
200
180
160
140
total N
120
100
80
60
40
20
-20
-40
25 30 35 40 45 50 55 60
LCC
Fig. 11. Correlación entre LCC y el número de ítems ingeridos, considerando todas las
categorías, por individuos juveniles de Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La
Coronilla”, Uruguay.
28
60
50
40
30
PlastDuro
20
10
-10
25 30 35 40 45 50 55 60
LCC
Fig. 12. Correlación entre LCC y plásticos duros ingeridos por individuos juveniles de Chelonia
mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”, Uruguay.
140
120
100
80
Plastblando
60
40
20
-20
-40
25 30 35 40 45 50 55 60
LCC
Fig. 13. Correlación entre LCC y plásticos blandos ingeridos por individuos juveniles de
Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”, Uruguay.
29
100
80
60
Total P
40
20
-20
25 30 35 40 45 50 55 60
LCC
Fig. 14. Correlación entre LCC y el peso de los ítems ingeridos, considerando todas las
categorías, por individuos juveniles de Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La
Coronilla”, Uruguay.
16
14
12
10
Plastduro P
-2
25 30 35 40 45 50 55 60
LCC
Fig. 15. Correlación entre LCC y el peso de los plásticos duros ingeridos por individuos
juveniles de Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”, Uruguay.
30
30
25
20
15
PlastBlando P
10
-5
-10
25 30 35 40 45 50 55 60
LCC
Fig. 16. Correlación entre LCC y el peso de los plásticos blandos ingeridos por individuos
juveniles de Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”, Uruguay.
N %N P %P F %F IRI %IRI
Plástico Blando 204 23,2 59,6 28,0 10 90,9 4651,2 24,7
Plástico Duro 461 52,4 89,1 41,8 11 100,0 9423,8 50,0
Goma 17 1,9 2,4 1,1 7 63,6 194,7 1,0
Látex 6 0,7 2,8 1,3 4 36,4 72,6 0,4
31
Líneas 70 8,0 4,1 1,9 11 100,0 988,7 5,2
Cuerdas 68 7,7 36,9 17,3 10 90,9 2276,7 12,1
Telgopor 13 1,5 4,0 1,9 8 72,7 244,0 1,3
Metal 0 0,0 0,0 0,0 0 0,0 0,0 0,0
Tejido 1 0,1 0,6 0,3 1 9,1 3,6 0,0
Espuma 9 1,0 1,4 0,7 4 36,4 61,1 0,3
“Otros” 30 3,4 12,3 5,8 11 100,0 918,2 4,9
N %N P %P F %F IRI %IRI
Plástico Blando 60 31,3 18,3 13,8 7 63,6 2868,9 35,9
Plástico Duro 55 28,6 12,5 9,4 4 36,4 1385,2 17,3
Goma 5 2,6 1,0 0,8 3 27,3 71,2 0,9
Látex 2 1,0 0,5 0,4 2 18,2 25,8 0,3
Líneas 18 9,4 0,8 0,6 4 36,4 362,9 4,5
Cuerdas 21 10,9 17,6 13,3 6 54,5 1322,2 16,5
Telgopor 3 1,6 1,0 0,8 2 18,2 42,2 0,5
Metal 0 0,0 0,0 0,0 0 0,0 0,0 0,0
Tejido 3 1,6 62,0 46,9 1 9,1 440,2 5,5
Espuma 1 0,5 0,6 0,5 1 9,1 8,9 0,1
“Otros” 25 13,0 18,3 13,8 6 54,5 1464,7 18,3
32
5.4-
Según NP-MANOVA, hay diferencias significativas entre los tipos de residuos
ingeridos en tallas menores y mayores de 35,6 cm teniendo en cuenta la cantidad de
ítems (N) de desechos (F=5,72; p=0,014) y también teniendo en cuenta el peso (P)
(F=4,88; p=0,049). Las tallas mayores presentan mayor cantidad de plásticos blandos,
en cambio las tallas menores presentan mayor cantidad de plásticos duros. En cuanto
al peso, en las tallas mayores se encontró a los plásticos blandos y a “otros” como los
ítems de mayor peso, en cambio en las tallas menores, los ítems con mayor peso
fueron los plásticos duros y luego los plásticos blandos.
5.5-
El test Chi-Cuadrado de bondad de ajuste mostró diferencias significativas entre
los distintos tipos de colores de los desechos ingeridos, mostrando una mayor ingesta
de desechos de color blanco (37%), teniendo en cuenta el conjunto de todos los
desechos (χ2= 794,8; Grados de Libertad (GL)= 176; P< 0,05), seguido de otros (12%) y
luego los colores verde y transparente (10% cada uno). El color rojo fue el de menor
ocurrencia (χ2= 13,1; GL=22; P<0,05) (Fig. 17).
Fig. 17. Porcentaje de desechos ingeridos, de acuerdo a su color, por individuos juveniles de
Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”, Uruguay.
33
Para plásticos blandos en todos los individuos, se encontró una mayor cantidad
de ítems de color transparente (31%) y blanco (26%) (χ2=194,3; GL= 160; P < 0,05) sin
diferencias significativas entre ambos (χ2= 0,9; GL= 40; P > 0,05) (Fig. 18). Para plásticos
blandos en tallas menores (χ2=151,9; GL= 160; P < 0,05) y en tallas mayores (χ2=48,6;
GL= 160; P < 0,05), también se encontraron más ítems de color transparente (30 y 35%
respectivamente) (Fig. 19 y 20). Con respecto al color de menor ocurrencia, para tallas
menores y mayores fueron el rojo (1% en menores y 7% en mayores), marrón (2% en
menores y 5% en mayores), azul (4% en menores y 5% en mayores), amarillo (4% en
menores y 2% en mayores) y otros (6% en menores y 3% en mayores), sin diferencias
significativas entre ellos (χ2=6,3; GL= 36; P > 0,05 para tallas menores y χ2=2; GL= 40; P
> 0,05 para mayores).
Por último, para las cuerdas en el total de las muestra, el color que más
apareció fue el blanco (36%) (χ2=72; GL= 144; P < 0,05), seguido del negro (19%), otros
(16%) y verde (15%), sin diferencias significativas entre ellos (χ2=0,4; GL= 36; P > 0,05)
pero sí con el blanco (χ2=10,4; GL= 66; P < 0,05). Los colores con menor ocurrencia
fueron el amarillo (1%), rojo (1%), transparente (2%), azul (5%) y marrón (5%), sin
diferencias significativas entre ellos (χ2=4,9; GL= 72; P > 0,05) (Fig. 24).
Para las tallas menores, el color que más se encontró también fue el blanco
(39%) (χ2=37,9; GL= 160; P < 0,05, seguido por el negro (21%), verde (16%) y otros
34
(10%) sin diferencias significativas entre ellos (χ2=2; GL= 16; P > 0,05) pero sí con el
blanco (χ2=11,8; GL= 66; P < 0,05). Los colores que menos se encontraron (sin tener en
cuenta al transparente y al amarillo que no aparecieron) fueron el rojo (2%), azul (5%)
y marrón (7%), sin diferencias significativas entre ellos (χ2= 1,8; GL= 16; P > 0,05) (Fig.
25).
En tallas mayores, los colores que más se encontraron fueron el blanco (35%) y
otros (30%) (χ2=13,4; GL= 160; P < 0,05) sin diferencias significativas entre ellos (χ2=
0,1; GL= 9; P > 0,05). Los de menor ocurrencia (sin tener en cuenta al rojo y al azul),
fueron el marrón (5%), amarillo (5%) y transparente (5%) (χ2=4,5; GL= 22; P < 0,05) (Fig.
26).
Fig. 18. Porcentaje de plásticos blandos ingeridos, de acuerdo a su color, por individuos
juveniles de Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”, Uruguay.
35
Fig. 19. Porcentaje de plásticos blandos ingeridos, de acuerdo a su color, por tallas menores
de individuos juveniles de Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”,
Uruguay.
Fig. 20. Porcentaje de plásticos blandos ingeridos, de acuerdo a su color, por tallas mayores
de individuos juveniles de Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”,
Uruguay.
36
Fig. 21. Porcentaje de plásticos duros ingeridos, de acuerdo a su color, por individuos
juveniles de Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”, Uruguay.
Fig. 22. Porcentaje de plásticos duros ingeridos, de acuerdo a su color, por tallas menores de
individuos juveniles de Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”,
Uruguay.
37
Fig. 23. Porcentaje de plásticos duros ingeridos, de acuerdo a su color, por tallas mayores de
individuos juveniles de Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”,
Uruguay.
Fig. 24. Porcentaje de cuerdas ingeridas, de acuerdo a su color, por individuos juveniles de
Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”, Uruguay.
38
Fig. 25. Porcentaje de cuerdas ingeridas, de acuerdo a su color, por tallas menores de
individuos juveniles de Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”,
Uruguay.
Fig. 26. Porcentaje de cuerdas ingeridas, de acuerdo a su color, por tallas mayores de
individuos juveniles de Chelonia mydas en al ACMP “Cerro Verde e Islas de La Coronilla”,
Uruguay.
39
6- Discusión
6.1-
40
Teniendo en cuenta la abundancia y el peso de los ítems ingeridos, los plásticos
duros fueron los de mayor importancia en ambos casos (N=48,1% y P=29,4%). Se debe
tener en cuenta que los plásticos blandos tuvieron un mayor porcentaje de frecuencia
de ocurrencia (78,3%). Esto puede deberse a que los plásticos duros, al ser más
pequeños (por encontrarse partidos), pueden ingerirse con más facilidad y en mayor
cantidad.
Si bien las cuerdas fueron el tercer ítem de mayor abundancia (8,3%), su peso
fue menor que el de los tejidos (lógicamente las cuerdas tienen menor peso que un
tejido húmedo), y su frecuencia de ocurrencia fue menor que la de “otros” desechos,
el cual engloba varios tipos de ítems, y por esta razón tienen una frecuencia de
ocurrencia alta (73,9%), aunque en relación a las cuerdas (69,6%), sólo aparecen en
una tortuga más.
Dicho esto, se puede concluir que los plásticos son el desecho más común
ingerido por las tortugas.
6.2-
41
(1994), para juveniles de C. mydas en áreas de alimentación y desarrollo de Florida
(Estados Unidos) donde la media fue 0,52%. En comparación con lo registrado en
Florida, este valor resultó mucho mayor aún si se considera sólo a las tortugas de tallas
menores, las cuales presentaron una ingesta superior alcanzando una media de
31,77%. Esta gran diferencia podría estar asociada a distintos hábitos alimenticios de
las poblaciones examinadas, diferencias en su comportamiento y/o disponibilidad de
desechos en el ambiente.
En ambos casos, los resultados del presente estudio demuestran una mayor
proporción de desechos antrópicos en la dieta de las tortugas examinadas.
6.3-
Al comparar el peso de todos los ítems ingeridos con las tallas de las tortugas,
no puede verse que el peso de los ítems se reduce al aumentar el LCC. Cabe destacar
que un individuo de talla mayora 35,6 cm de LCC ingirió gran cantidad en peso de
tejido modificando la tendencia general. Tampoco se observó una disminución en el
42
peso de los plásticos duros al aumentar el LCC. Sin embargo, para los plásticos blandos,
el peso de los mismos sí se reduce significativamente cuanto mayor es la talla de las
tortugas.
Bjorndal et al. (1994) intentó poner a prueba la hipótesis que tortugas de tallas
menores eran más propensas a ingerir desechos debido a estar menos familiarizadas
con la fuente de alimento en hábitats bentónicos. Sin embargo, no encontró
diferencias significativas entre las tallas mayores y menores de 30 cm de largo del
caparazón. Balazs (1985), en cambio, si encontró diferencias, concluyendo que las
tortugas inmaduras ingieren desechos con mayor frecuencia que las maduras. Plotkin y
Amos (1990) también reportaron una mayor frecuencia de ocurrencia de ingesta de
desechos en tortugas de menores tallas.
6.4-
De acuerdo a los resultados del presente trabajo, las tortugas con LCC mayor a
35,6 cm demuestran una mayor presencia de plásticos blandos, mientras que las de
menor talla, lo hacen de plásticos duros. Esto demuestra un cambio en el tipo de
residuo antrópico, que podría estar asociado a un cambio en el tipo de alimentación.
43
Por otro lado, los plásticos blandos se presentan en el ambiente con un tamaño
mayor pudiendo ser más fácilmente ingeridos por tallas mayores de tortugas.
6.5-
Como hemos mencionado, los desechos de color blanco fueron los de mayor
porcentaje teniendo en cuenta al total de las tortugas y todos los desechos. Esto
coincide con los resultados de Tourinho (2007), en donde informa que el 33% de los
ítems encontrados eran de color blanco.
44
tortugas enmalladas incidentalmente, sólo un 28,8% fueron recuperadas vivas. Si bien
estos datos confirman que las pesquerías son realmente una de las principales
amenazas para las tortugas marinas en el ASO, la ingesta de desechos antrópicos cada
vez cobra más importancia.
45
7- Conclusiones
8- Recomendaciones
46
Se necesita mayor investigación sobre las capacidades visuales de las tortugas
marinas de forma de investigar la potencial discriminación que realizarían en la ingesta
de desechos antrópicos y determinar si existe algún tipo de selección.
9- Agradecimientos
47
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56
ANEXO I
57
58
59
60
61
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