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El héroe con boccias

Por: Valentina Chaverra Grisales

-¿Boccia?- pregunté

Había escuchado hablar de atletismo, baloncesto en silla de ruedas,


fútbol 5, esgrima, ciclismo… Pero, ¿Boccia? Nunca.

El boccia es un deporte paralímpico jugado por personas con


discapacidad física.

Así es el boccia, un deporte que simboliza la capacidad del ser


humano para competir y sobrepasar sus adversidades.

Este deporte requiere estrategia y precisión. Pueden participar de


manera individual, en parejas o por equipos. Los jugadores deben
lanzar las boccias -pequeñas esféricas similares a un fuchi- cada
uno tiene 6 de ellas- unos de color rojo y otros de color azul- la
primera boccia que se lanza es de color blanco- es el punto de
referencia-, gana el que más se acerque a ella. Es un deporte que
requiere de paciencia y tranquilidad. La clave del éxito es el
autocontrol y el análisis.

Dentro del deporte existen diferentes divisiones, en realidad son


cuatro y otras tres para el juego en parejas y en equipos. BC1-
juegan con la mano o con el pie y son asistidos por un auxiliar-,
BC2- juegan con la mano y no pueden ser asistidos por nadie-, BC3-
tienen una fuerte discapacidad en la que no pueden realizar ninguna
acción con manos o pies, usan una canaleta o rampa para direccionar
la boccia, son asistidos por un auxiliar-, BC4- personas con
inhabilidad física pero no presentan ninguna discapacidad, pueden
manipular la boccia con la mano o con el pie.

**

En el municipio de Tocancipá, ubicado en la sabana, al norte de


Bogotá, reconocido por el Autódromo - donde corrió Juan Pablo
Montoya-, y por el Parque Jaime Duque, vive el primer jugador de
Boccia en categoría BC3 en representación del departamento de
Cundinamarca, Jeisson Camacho, un chico de 23 años quien practica
boccia hace 8 años.

El pasado 21 de marzo estuvo en Medellín compitiendo por un cupo a


los juegos nacionales que serán en noviembre del presente año.
Clasificó. No ganó medalla, lamentablemente, pero obtuvo un cupo
para los juegos nacionales. Ese era el objetivo principal. Ahora lo
que queda es seguir entrenando, así como en los últimos meses, que
fueron de arduo trabajo para Jeisson. Iniciaba la mañana con las
terapias diarias que tiene que hacerle Carolina, su enfermera. Luego
se dirige a los entrenamientos, tiene que hacerlo todos los días, en
este juego se necesita de constancia, como en todo, claro está, pero
hay que entender que no es nada fácil.
- Yo asisto a Jeison en el juego, dice su mamá. No puedo
mirar hacia el campo de juego, debo estar de espaldas.
- ¿Entonces cómo hace para poner la canaleta en dirección
correcta? -Pregunté.
- Jeisson me indica con la lengua. Si la mueve a la
derecha, pues corro la canaleta hacia la derecha; si la mueve hacia
arriba, debo subirle la canaleta. - afirma Genid.

Tampoco puede salirse del recuadro que está marcado sobre el piso.
Pueden moverse en 12,5 x 6 cm, ni más, ni menos. La canaleta tampoco
puede salirse de este perímetro, salvo que sea de manera aérea, es
decir, que no tenga contacto con el suelo. Como todo deporte tiene
reglas, no porque sea para personas con discapacidad deja de ser
arduo y complejo. Realmente uno se pone a ver y necesita de bastante
análisis. Tirar, lograr quitar la boccia del adversario, alejarlo de
su objetivo, y luego tirar para que la suya quede cerca de la blanca,
crear estrategia, pensar, darle a entender al auxiliar el modelo de
juego que va emplear, sudar. Seis minutos para un jugador es mucho,
a ojos del espectador, poco, inquietante, ¿cómo es que logra
hacerlo?, claro, falla, replantea la estrategia. Ganar, como en toda
competencia, es el objetivo.

**

Jeisson tiene parálisis cerebral, uno pensaría que una persona en


dichas condiciones no puede desarrollarse plenamente. Cuando vi a
Yeison fue suficiente para pensar que todo en la vida lo podemos
hacer, lo que nos falta son ganas. La parálisis cerebral vuelve el
cuerpo espástico- rígido- los músculos no tienen flexibilidad; la
ataxia es característico en el cuerpo de estas personas- los
movimientos involuntarios-; los movimientos son imprecisos, con
mucha dificultad pueden realizar alguna acción.

Jeisson solo puede mover su cuello, su cara y sus manos. Para la


espasticidad cada seis meses se le aplica bótox,

- ¿Te dolió? - pregunté.


-No, ya estoy acostumbrado- respondió.
A ojos de cualquiera es una situación muy difícil, pero para Yeison
solo es una condición diferente a los demás, pero no es una situación
compleja.

- ¿Jeisson nació así?


-No, él nació como un niño sano, no tuve dificultades para
el parto, todo fue muy normal.
- ¿Entonces, desde cuándo Jeisson tiene parálisis?

- A los ocho días de nacido el color de piel se le tornaba un


poco amarillento, me preocupé, lo llevé a la pediatra, me dijo que
lo pusiera al sol, tenía la bilirrubina alta. Luego, a los cuatro
meses yo veía que Yeison no podía sentarse, mi hijo mayor a esa edad
ya lo podía hacer. Lo llevé al médico, Yeison era gordito cuando
bebé, el médico me dijo que por eso no podía hacerlo, que no me
preocupara. Pasaron dos meses y nada. Lo llevé al médico de nuevo,
lo vieron varios pediatras, luego, el neuropediatra le envió unos
exámenes para descartar la parálisis. Pensé que era algo de ocho
días y ya. Llegaron los resultados, era parálisis cerebral.

**

- ¿Aun Jeisson debe hacer terapia? -pregunté.


-Sí, claro, respondió Carolina, su enfermera.
Yo le hago terapias en la mañana, extiendo una colchoneta
sobre el piso de la sala, la señora Genid me ayuda a pasarlo.
- ¿Qué tipo de terapia le realiza?
- Normalmente trato de hacer lo que le hacen en las
terapias en el hospital. Otras veces vamos a Sopó, allá hay unas
piscinas en las que también hacemos terapia.

Estaba nerviosa, a punto de entrar a una terapia con Jeisson. Solo


entraríamos su madre y yo. Carolina debía esperar afuera, sentía que
lo iba hacer mal. Llamaron: Jeisson Camacho. Entramos. Era una sala
de fisioterapia, había camillas, cubículos, caminadoras. El
fisioterapeuta saludó, todos allí conocían a Yeison. Hace mucho no
iba, lo extrañaban. Debían pasar a Yeison de la silla de ruedas a
una camilla. Genid, se pone una faja, lo alza, sola, y lo pone sobre
la camilla. Quedé asombrada. Con ayuda del fisioterapeuta logra
acomodarlo. Debían amarrarlo de piernas y abdomen. ¿A Jeisson le
duele? ¿Está cansado? No sé. Él solo sonríe. Entre Leonardo, el
fisioterapeuta, y Genid tratan de acomodar el cuerpo rígido de
Yeison, es complicado, trato de ayudarles. Leonardo me pide que
sostenga las piernas, mientras él con unas cintas trata de
amarrarlas. Yeison intenta con todas sus fuerzas poner de su parte
para acomodarse, ha pasado tiempo, la terapia no ha comenzado. A un
lado de la camilla hay un control, Leonardo me pide que vaya
oprimiendo para que la camilla suba y quede de manera vertical. En
medio de las piernas se le pone una pelota de caucho. En el intento
se sale un pie. De nuevo, intentamos ponerlo en la posición
inicial. Finalmente, se pudo poner en posición a Jeisson para la
terapia, siempre con una sonrisa, sus chistes y comentarios
graciosos, mientras sobre su frente va cayendo gota a gota el
esfuerzo reflejado que hace para poder quedar en posición. Es
difícil.

Por fin está en posición. Empieza la terapia. En su espalda ponen


unos cables que van conectados a una máquina que emite choques
eléctricos. Sujetan estos cables con una venda que atraviesan desde
la espalda, al pecho, debajo del brazo y así con tres vueltas más.
Leonardo empieza a aumentar la carga, le pide a Yeison que diga
cuándo parar.

Jeisson está tranquilo, me angustio. Pero, como siempre, él está con


una sonrisa.

- ¿Para qué sirve esto? -le pregunté. Se veía doloroso.


- La idea es relajar los músculos del cuello por medio de
la corriente- respondió Leonardo.

**

La vida de Jeisson es el deporte, sus brazos fuertes, como los de


un alzador de pesas en el gimnasio, los hombros marcados, el abdomen
duro. Se siente orgulloso de “la chocolatina”. Le encanta el deporte,
es su hobbie favorito.

Conoció el Boccia por un entrenador que fue al colegio donde


estudiaba, cuando lo vio de inmediato le dijo a su mamá, este chico
es para Boccia.

- ¿Boccia?- dijo Genid.

Incluso ella desconocía ese deporte, pensaba que su hijo en esas


condiciones no podía realizar ninguna actividad física. Sin embargo,
lo llevó. Vio a otros jugadores de Boccia que podían lanzar la pelota
con sus manos. Jeisson no podía hacer nada con sus manos. Le parecía
imposible que pudiera jugar eso.

- Ya me dará la razón, él puede hacer y mucho


más- dijo la clasificadora.

Pues efectivamente, Yeison inició los entrenamientos Al principio


todo fue muy difícil. Necesitaba un asistente, obviamente Genid era
la que mejor lo conocía, podía hacerlo.
Su entrenador, Pedro Paipa, ha estado a cargo de él desde que inició
en el deporte. Es el primer chico, en su categoría -BC3- en
representar al departamento de Cundinamarca, en representar su
municipio-Tocancipá- y en ir a competencias nacionales. Yeison es un
chico excepcional, afirma Paipa. Sin duda, lo vi. Uno sabe cuándo
alguien hace las cosas con pasión y amor. Jeisson, incluso en el
entrenamiento, entrega hasta la última gota de sudor para dar lo
mejor. Yeison es selección Cundinamarca, ha participado en varios
certámenes a nivel nacional. Ha ganado varias veces a mejor
deportista en el municipio. Es un orgullo.

En su cuarto tiene toda una pared dedicada a las medallas que ha


conseguido durante estos ocho años. Son como una lluvia de estrellas.
Quedé asombrada. En verdad le ha dedicado la mayor parte de su vida
a este deporte. Es su orgullo, su motivación. Lo ama.

Este deporte le ha enseñado, también a su familia, que las


limitaciones son solo mentales, es notable que Jeisson tiene una
discapacidad, pero es solo eso, una discapacidad. Y tienen claro que
eso no impide llevar una vida como la de cualquier otro. Sí. Es más
difícil. Pero no imposible.

**

Genid ha estado en todos los momentos de la vida de Jeisson, como


toda madre, ha dado todo por sus hijos. Edwin Vargas, exdirector del
IMRDT -Instituto Municipal de Recreación y Deportes de Tocancipá-
afirma que de no ser por ella, Jeisson, hoy no sería el gran
deportista que es. Por supuesto. Ella ha estado siempre para él. Al
principio temió. Imaginar que su hijo no tendría una vida “normal”
no le daba tranquilidad.

-Ya el daño estuvo, ya qué -dijo en tono de burla Jeisson.

No pensó que la situación fuera tan grave hasta que asistió por
primera vez al lugar de las terapias. Vio a todos los niños en aquel
lugar que no podían caminar, hablar, jugar, ser un niño. Pero no
perdió el control. Tomó fuerza, debía sacar su hijo adelante, ella,
su esposo y su hijo, Jeisson también dependía de su apoyo. Genid
empezó a juntarse con otras madres cuyos hijos tenían condiciones
similares a las de Jeisson, claro, tenía que entender cómo debía
hacer con Yeison en casa.

-Le pregunté a la doctora que cómo hacía para controlar


esfínteres. Me respondió que era normal que ellos con 30 o 40 años
usaran pañal. Yo no concebía esa idea. No podía imaginarlo toda una
vida usando pañal. Así que por mi cuenta, un año y medio después,
me puse en la tarea de enseñarle a controlar, a avisar, en un hombre
es más fácil - Jeisson y ella se rieron-. Con premios pude lograr
que Jeisson pudiera lograrlo. Ya lo controla muy bien.
Su madre vio que Jeisson tiene una capacidad cognitiva
extraordinaria. Empezó a enseñarle a leer. Lo inscribió a la escuela.
Sin duda, las madres mueven cielo y tierra por asegurar que sus hijos
gocen de una vida buena.

 Gracias a Dios todos en el colegio lo apoyaron. No lo


dejaban solo.

Para su familia no fue fácil acostumbrarse a este estilo de vida. Su


esposo - Germán Camacho- y ella, no sabían cómo sería la vida de
su hijo. La angustia y los temas de preocupación era la conversación
antes de dormir. No conocían nada sobre esto.

Explicarle a su hijo mayor -Jhoan Camacho-, que su hermano no podía


jugar con él, que sería diferente, que no podían realizar las mismas
cosas, fue difícil de hacer entender. Sin embargo, lo supo entender.
Lo apoyaba, su hermano lo es todo.

 Yo llevé a Jhoan a las terapias de Jeisson para que


entendiera mejor lo que su hermano tenía. Para él también
era difícil. Pues al ver a su hermano en el colegio y no
poder jugar con él le daba profunda tristeza.

**

Jeisson lo puede todo. Increíble de creer, ¿verdad? Pero claro que


lo puede. Él no se llena de excusas. Sabe que no puede hacer las
cosas tan fáciles, como cualquiera de nosotros puede hacerlo.
Asimismo, lo hace, en mayor o menor escala, pero lo logra. Quizá por
eso hoy es un jugador de alto rendimiento.

Jeisson, como cualquiera de nosotros, asistió al colegio, se graduó.


También quiere estudiar en la universidad.

- Yo quiero estudiar Ciencias del deporte. Me


encanta el deporte- dijo Yeison.

- Pensamos en entrar a la Universidad Manuela


Beltrán. Jeisson ya se presentó. Como el no puede escribir, propuso
grabar las clases para que luego pudiera aquí en la casa hacer los
trabajos. A ellos les gustó la idea. Le dijeron que podía estudiar
allí.

Nada es imposible para este chico. Es un héroe, pero no lo sabe. Yo


se lo digo aquí. ¡Yeison eres un héroe! Hay héroes que pueden volar,
otros que pueden correr rápido, uno que carga un martillo de peso
exagerado, otro que sale a detener el crimen, otro que se hace
invisible. Pero Jeisson es un héroe de carne y hueso, un chico que
es capaz de jugar parqués, dominó, tocar piano, dibujar.
 Jeisson, ¿entonces dibujas? pregunté.

Empezó a reírse.

 Yo le pongo un pliego de hoja sobre una mesa. Jeisson usa un


casco y de ahí le sujetamos el marcador -dice su mamá.

Traza una línea, mueve la cabeza, pone la punta del marcador sobre
el papel, traza otra línea, aleja la punta del marcador del papel.
Busca otro punto de la hoja, vuelve a posar la punta sobre el lienzo.
Traza otra línea. Y así, una, dos, tres veces hasta que termine la
obra. Y voilà -Ualá- ya terminó la majestuosa obra. No tiene nada
que envidiarle a Van Gogh o a Da Vinci.

Es un excelente jugador de ajedrez. El análisis es lo suyo. Practicó


ajedrez antes del boccia. Así que también nos encontramos frente a
un profesional.

**

Jeisson está jugando, su adversario es BC4. ¿Tiene la ventaja?


Recuerden que el juego es de análisis y precisión. Cualquiera puede
ganar.

Lanza Jeisson, su boccia azul cae cerca de la blanca. Empieza


ganando. El turno es para su adversario. Lanza una boccia roja, aleja
la de Jeisson. De nuevo lanza otra. Queda cerca de la blanca. Ahora
Jeisson va perdiendo.

Empieza a pensar, analiza detenidamente cómo alejar aquella boccia


roja. Mueve su lengua hacia la derecha, Genid corre la canaleta.
Jeisson no parece estar conforme. Con la lengua le pide que la corra
a la posición inicial. Luego mueve la lengua hacia arriba. Genid se
levanta de la silla. Siempre dando la espalda al campo de juego. No
puede hacerlo. Ellos son los que juegan. Ella solo lo asiste. Le
sube la canaleta. Él parece ya estar listo. Genid agarra la boccia,
con sus manos la suaviza. La pone sobre la canaleta. Jeisson sobre
su casco tiene una cuerda, Genid la pone sobre la boccia y Jeisson
la deja caer, sale del campo de juego. Pierde su turno. Es hora del
adversario. Coge con su mano, tira la boccia roja. Cae de nuevo cerca
de la blanca. Jeisson guarda la calma. Es su turno. Es hora de ganar.
No le gusta perder. Pide a Genid correr la canaleta. Lo hace. Ella
pone sobre la canaleta la boccia roja. Sobre la frente de Jeisson
caen gotas y gotas de sudor. Deja caer la boccia. Logra quitar la
de su adversario. Vuelve su turno. Es hora de tirar la boccia y
ganar. Analiza. Pide bajar la canaleta. Lo tiene todo muy claro.
Genid vuelve a poner la boccia sobre la canaleta. Jeisson la deja
caer. Cae cerca de la boccia blanca.

Acabó el juego. Carolina cuenta las boccias cerca a la de color


blanco. Todos expectantes, su adversario está convencido de que será
el vencedor. Jeisson sigue tranquilo. No sonríe. Es la primera vez
que no lo veo sonreír. Está concentrado.

Rojas, dos. Azules, tres. ¡Tenemos un ganador! El adversario no


parece estar contento. Carolina le mide la distancia de las boccias
de Jeisson. No hay más remedio.

Jeisson ganó. Sí. Ganó.

Él es Jeisson, el héroe con Boccias.

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