La sepsis complicada por disfunción orgánica era denominada sepsis grave, que
podría progresar a shock séptico, y era definida como "hipotensión persistente
inducida por sepsis a pesar de adecuada reanimación con líquidos”.
En 2001 un grupo de trabajo, reconociendo las limitaciones de estas definiciones,
expandió la lista de criterios diagnósticos pero no ofreció alternativas debido a la
falta de apoyo con evidencia. En efecto, las definiciones de sepsis, shock séptico y
disfunción orgánica se han mantenido prácticamente sin cambios durante más de
2 décadas.
Reconociendo la necesidad de reexaminar las definiciones actuales, la Sociedad
Europea de Medicina de Cuidados Intensivos y la Sociedad de Medicina Crítica
convocó un grupo de trabajo de 19 especialistas en cuidados críticos,
enfermedades infecciosas, cirugia, y neumonología en Enero de 2014.
El grupo de trabajo buscó diferenciar la sepsis de la infeción no complicada para
actualizar definiciones de sepsis y shock séptico que sean coherentes con una
mejor comprensión de la biopatología.
Los criterios de SIRS dejan de considerarse para la definición de sepsis: La
sepsis es una respuesta multifacética del huésped a un patógeno infeccioso que
puede ser ampliada significativamente por factores endógenos. La
conceptualización original de la sepsis como infección con al menos 2 de los 4
criterios de SIRS se enfocaba solamente en la respuesta inflamatoria excesiva. Sin
embargo, la validez del SIRS como descriptor de la patobiología de la sepsis ha
sido cuestionada. Actualmente, se reconoce que la sepsis involucra la activación
temprana de las respuestas pro- y anti-inflamatorias, junto con modificaciones
importantes en las vías no inmunológicas como la cardiovascular, neuronal,
autonómica, hormonal, bioenergética, metabólica y de la coagulación, las cuales
tienen importancia pronóstica.
El score SOFA toma un papel preponderante: El score predominante en uso
actualmente, es la Evaluación Secuencial de Falla Orgánica (Sequential Organ
Failure Assessment, SOFA). Una alta puntuación SOFA, está asociada con un
aumento en la probabilidad de muerte. El score califica anormalidades por órgano
y sistema, siendo tomado en cuenta para intervenciones clínicas. El grupo de
trabajo del 3er consenso recomienda considerar un cambio del valor del puntaje
SOFA basal de 2 puntos o más para identificar disfunción orgánica. El puntaje
SOFA basal debe asumirse como cero a menos que el paciente tenga disfunción
orgánica preexistente conocida (aguda o crónica) antes del inicio de la infección.
Pacientes con un puntaje SOFA de 2 puntos o más tienen un riesgo de mortalidad
de aproximadamente 10% en la población con presunta infección de un hospital
general.
La puntuación SOFA no está destinada a ser utilizada como una herramienta para
el manejo del paciente, sino como un medio para caracterizar clínicamente a un
paciente séptico. Los componentes del SOFA (tales como la creatinina o el nivel
de bilirrubina) exigen pruebas de laboratorio y por tanto no permite identifcar
rápidamente la disfunción orgánica (por lo tanto no puede ser calculado al
momento del ingreso).
Un modelo clínico identificó que 2 de 3 variables clínicas: Escala de coma de
Glasgow de 13 puntos o menos, Presión sistólica de 100 mmHg o menos y
Frecuencia respiratoria de 22 por minuto o mayor, tuvo validez pronóstica similar a
la de toda la puntuación SOFA fuera de la UCI. Esta nueva determinación llamada
qSOFA (por quick SOFA), proporciona criterios sencillos de medir para identificar a
los pacientes adultos con presunta infección que probablemente tendrán mala
evolución. (Box 4).
PREGUNTA: ¿Qué debo hacer con un paciente con alta sospecha de sepsis?
Hidratación, antibioticoterapia empírica, análisis de laboratorio (incluyendo determinación
de lactato sérico que indica severidad de la infección), identificar el foco infeccioso.
Pacientes con sepsis deben ser identificados usando los mismos criterios de
disfunción orgánica (incluyendo lniveles de lactato sérico mayores a 2 mmol/L). El
qSOFA debe ser empleado en aquellos pacientes en los que se ha detectado
infección, para categorizar el riesgo de deterioro clínico. Los tres parámetros del
qSOFA fueron determinados como predictores de deterioro, no como definitorios
de sepsis.
- Edad avanzada.
- Compromiso del estado inmunológico.
- Enfermedad crónica.
- Procedimientos invasivos o quirúrgicos.
- Malnutrición.
- Uso de antibióticos de amplio espectro.
El compromiso de la función endotelial forma parte de la respuesta multicelular
integrada que el huésped es capaz de montar frente a un patógeno agresor. Esta
disfunción puede culminar en una alteración grave de la homeostasis vascular que
se caracteriza por oclusión microvascular de magnitud variable que puede llevar a
un desequilibrio entre la oferta y demanda de oxígeno a nivel tisular.
En la sepsis, la célula endotelial cambia desde un fenotipo quiescente
(anticoagulante, antiadhesivo, vasodilatador) a uno activado (procoagulante,
proadhesivo, vasoconstrictor) donde ocurren cambios estructurales y funcionales
que la caracterizan.
Tanto las células endoteliales como los monocitos participan en la activación
paralela de las cascadas de inflamación y coagulación que tendrán como fin
eliminar el agente patógeno. Sin embargo, simultáneamente esta respuesta puede
generar daño colateral en tejidos normales que puede contribuir al desarrollo de
disfunciones de órganos cuya consecuencia será un aumento de la
morbimortalidad en este tipo de pacientes.
Los mediadores inflamatorios liberados durante la respuesta inflamatoria pueden
interactuar con las células endoteliales e inducir en ellas un fenotipo
procoagulante. Estudios in vitro han demostrado que estas células disminuyen la
síntesis de trombomodulina, activador del plasminógeno tisular y heparán sulfato.
Al mismo tiempo ocurre un aumento de la expresión del factor tisular, del inhibidor
del activador del plasminógeno 1 (PAI-1) e incremento en la generación de
micropartículas fosfolipídicas procoagulantes que contribuyen al daño celular.
El aumento en la expresión del factor tisular (FT), impide la activación de la
proteína C, el inhibidor del factor tisular y la antitrombina III (ATIII), que asociado
con la activación de la vía extrínseca por la expresión del factor tisular, modifica el
equilibrio procoagulante/anticoagulante con franco predominio procoagulante.
Esta respuesta fisiopatológica modifica de manera significativa la microcirculación.
Las células endoteliales una vez activadas amplifican la respuesta inflamatoria, y
se inicia un círculo vicioso de inflamación, apoptosis, consumo de proteína C,
activación, disfunción y lesión endotelial, que evoluciona a trombosis
microvascular y disfunción orgánica múltiple
Factores hemodinámicos, tales como la reducción del gasto cardíaco y la
vasoconstricción asociados a lesiones vasculares oclusivas, pueden favorecer la
formación local de coágulos debido a una reducción en la remoción de serinas
proteasas activadas.
No solo existe un fenómeno proinflamatorio como responsable de tales cambios
sino que existe una respuesta contrarreguladora llamada Síndrome de Respuesta
Antinflamatoria Compensadora (CARS por sus siglas en inglés).
EN RESUMEN:
Estímulo tóxico inicial (endotoxina) que desencadena la producción masiva de citoquinas
proinflamatorias, TNF-IL1, induciendo a las adhesión leucocito-endotelial, activación de la
coagulación y generación de otros mediadores como otras citoquinas (IL-6, IL-10),
leucotrienos, prostaglandinas.
TRATAMIENTO
El paciente también debe ser trasladado a un ambiente adecuado, tal como una
unidad de cuidados intensivos.
Después de las primeras 6 horas, la atención se centra en la monitorización y el
soporte de la función orgánica, evitar complicaciones y realizar terapia de de-
escalación cuando sea posible. La de-escalación del espectro de la terapia inicial
puede prevenir la aparición de organismos resistentes, reducir al mínimo el riesgo
de farmacotoxicidad, reducir los costos, y la evidencia de los estudios
observacionales indican que este enfoque es seguro.
Campaña Sobreviviendo a la Sepsis