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Ciencias de Gobierno, Año 5, No. 2.

Julio-Diciembre 2012
Instituto Zuliano de Estudios Políticos, Económicos y Sociales
PPi 200902ZU3354

El pensamiento crítico en la praxis andragógica desde la perspectiva


de Paulo Freire

Pablo Gómez*, Doris Gutiérrez**

Resumen

El presente artículo tuvo por objetivo brindar una reflexión teórica sobre el pensamiento
crítico en la praxis andragógica desde la perspectiva de Paulo Freire, siendo de interés
abordar el aprendizaje de los adultos como un proceso dinámico, crítico-reflexivo y
emancipatoria, atendiendo a los postulados de Freire, P. 1997; Lipman, M, 2003; Adam,
F., 1990; y Wacquant L., 2005 entre otros. Estuvo enmarcado en la investigación teórica y
descriptiva, con diseño documental-bibliográfico, ampliado por las distintas fuentes y el
análisis de contenido. Se estableció a manera de reflexión que el pensamiento crítico
encausado en la praxis andragógica otorga un rol relevante a los conceptos de
emancipación, horizontalidad, participación crítica, construcción dialógica y socialización
del conocimiento, mediante la relación dialógico-emancipadora entre el pensamiento
crítico y su accionar en la praxis andragógica, se consideran puntos de partida para la
satisfacción de las demandas sociales y educativas orientada la formación de un individuo
capaz de interpretar los significados de su realidad social, apoyado en una praxis educativo
capaz de integrar sus experiencias y construcciones dialógicas, a su sistema cognitivo,
emocional y conductual fomentado su autonomía e independencia critica.

Palabras clave: Pensamiento Crítico, Andragogía, Praxis Andragógica, Educación


Emancipadora, Pedagogía crítica.

* Profesor adscrito al departamento de matemáticas de la UNERMB. M.Sc. en Gerencia Financiera. Especialista


en Metodología de la Investigación. Participante del doctorado en Ciencias de la Educación URBE. E-mail:
pabloramongomeznavarro@gmail.com
**Coordinadora del Doctorado Ciencias de la Educación y Postdoctorado Gerencia de la Educación Superior de
URBE. Doctora en Andragogía. M.Sc. en Gerencia de la Educación Superior y M.Sc. en Filosofía. Esp. En
Telemática e Informática en Educ. a Distancia. Experto en Procesos Elearning. Titular. Jubilada de UNERMB. E-
mail: dorisgut2001@yahoo.com
Critical thinking in practice andragogical from the perspective
of Paulo Freire

Abstract

This article aims to provide a reflection theory of critical thinking in practiceandragogical


from the perspective ofPaulo Freire, to be of interest to address the adult learning as a
dynamic, reflective and critical-emancipatory. The reflection was based on the tenets of
Paulo Freire (1997), Lipman, M. (2003), Adam, F. (1990) and Wacquant Loïc.(2005)
among others. The work is part of thedescriptive and theoretical research,design
documentary literature, since it is based on literature review and analysis of different
sources and content analysis. Hence, reflection leads to the conclusion about the
importance of critical thinking in practiceandragogy giving a prominent role to the
concepts of emancipation, horizontal and critical participation and the constructive
dialogue and socialization of knowledge. This dialogical relationship between
emancipatory thinking and their actions in practice andragogy is considered as a starting
point for the satisfaction of social demand, oriented the formation of an individual capable
of interpreting the meanings of their social, educational praxis supported able to integrate
experiences and dialogic structures to your systems cognitive, emotional and behavioral
autonomy and independence fostered criticism.

Keywords: Critical Thinking, Andragogy, Andragogical Practice, Emancipatory


Education

Introducción

El objetivo del artículo es reflexionar sobre el pensamiento crítico en la praxis

andragógica, desde la perspectiva de Paulo Freire y su visión de la pedagogía crítica para la

emancipación del ser humano, explicando cómo el pensamiento crítico influye de manera

significativa en el desarrollo de un ser humano capaz de dirigir su propio aprendizaje y

cuestionar de manera crítico-reflexiva los acontecimientos generados en su contexto

social e histórico.
La relevancia de esta investigación teórico-documental consistió en destacar las

concepciones sobre el pensamiento crítico, desde la perspectiva de Paulo Freire, para

entender la importancia de la educación emancipadora del oprimido, orientada hacia los

principios de horizontalidad y participación crítica que caracterizan la praxis andragógica.

De manera que, esta praxis sea comprendida como un modelo educativo donde la

perspectiva liberadora se sustente en la relación dialéctica entre el educando, el educador

y su contexto socio cultural.

Para ello, se diserta, en primer lugar, sobre las percepciones conceptuales de

algunos autores referidos al pensamiento crítico, con el objeto de generar una síntesis

conceptual y sus diversas perspectivas permitiendo desarrollar una definición precisa

sobre pensamiento crítico. Seguidamente, se analizó el carácter emancipador de la

educación y el pensamiento crítico de Paulo Freire como bases para abordar el rol de la

educación a modo de acto político y de liberación del individuo ante los hechos de su

realidad social.

De la misma manera, se reflexionó sobre las perspectivas filosóficas del

pensamiento crítico con la finalidad de entender la construcción dialéctica del

conocimiento desde la configuración interpretativa del pensamiento kantiano y Marxista;

y se finalizó con la reflexión sobre la praxis andragógica como acción liberadora en el

hecho educativo, orientado a la cimentación de un conocimiento emancipador del

hombre y la mujer.
Para ello, se consideró el estudio sobre el pensamiento crítico efectuado por Meza

(2009), titulado “Elementos de pensamiento crítico en Paulo Freire: Implicaciones para

la educación superior” trabajo en el que se reflexiona a partir de los planteamientos de uno

de los educadores latinoamericanos más influyentes de todos los tiempos, asumiendo

como premisa que su pensamiento continúa vigente y confiere implicaciones para la

educación universitaria.

De igual manera, fueron requeridos los aportes de Hawes (2003), en su estudio

titulado “Pensamiento crítico, en la formación universitaria” donde se señala la capacidad

para desarrollar el pensamiento autónomo y crítico en el estudiante teniendo en cuenta

el compromiso de la formación universitaria, y una expectativa social sobre los

profesionales que egresan.

Finalmente, las ideas de Freire (1969), sobre “La pedagógica del oprimido” donde

señala que la educación liberadora es incompatible con una pedagogía que de manera

consciente o mistificada, ha sido práctica de dominación, razón por la cual la praxis de la

libertad solo encontraría adecuada su expresión en una pedagogía donde el oprimido

tenga condiciones de descubrirse y conquistarse, reflexivamente, como sujeto de su propio

destino histórico.
Desarrollo

Esta última década, se ha caracterizado por los movimientos sociales y el

enfrentamiento de modelos políticos, económicos e ideológicos en América Latina, lo que

representa para las instituciones de educación superior una adecuación a las realidades

socio-históricas que van configurándose en la región, colocando a la educación en la

palestra de la lucha social.

Esto implica, para la educación hacer frente a tantas complejidades sociales que

van configurándose a través de una pedagogía critica orientada hacia los procesos de

educación liberadora que desarrollen en los individuos sus capacidades crítica y creadoras

para los cambios, lo que involucra la redefinición de roles en los actores del hecho

educativo y el establecimiento de estrategias innovadoras orientadas hacia el aprendizaje

del pensamiento crítico.

En ese sentido, la UNESCO ha planteado el desarrollo del pensamiento crítico

como uno de los principios fundamentales para la educación superior, dada la dinámica

con la cual en el mundo de hoy se generan cambios estructurales en todo los ámbitos de la

sociedad, aunado a un proceso de globalización que se fundamenta en la dominación

ideológica a través de los medios de comunicación, demandando individuos con

autonomía y sentido crítico, capaces de comprender su mundo. Organismos como la

UNESCO-CRESAL (1998), en la declaración mundial sobre la educación superior para el

siglo XXI: visión y acción, aprobado en la conferencia mundial de la educación superior

señalan que:
Las instituciones de educación superior deben formar a los estudiantes
para que se conviertan en ciudadanos bien informados y profundamente
motivados, provistos de un sentido crítico y capaz de analizar los
problemas de la sociedad, buscar soluciones, aplicarlas y asumir
responsabilidades sociales (p.06)

Es por ello, que el desarrollo científico y tecnológico así como las nuevas formas
de organización social que han surgido de los movimientos sociales emergentes, exigen un
protagonismo a las universidades en el establecimiento de nuevos modelos educativos,
donde se reconozca un nuevo tipo de relación entre la acción social, la educación
formativa y la construcción de un conocimiento sustentado en la crítica y la reflexiva,
como propuesta educativa que lleven a desarrollar individuos capaces de generar un
dialogo transformador de su realidad sociocultural.

El pensamiento critico

El pensamiento crítico, es un concepto que no está homologado, son muchas las


ideas que existen al respecto; sin embargo, en este punto se aborda desde la perspectiva
dialéctica, entendiéndola como una relación entre el significado individual y el contexto
socio-ambiental. En este sentido, refiere Rojas (2009 p, 04), “el pensamiento crítico desde
la dimensión dialéctica hace referencia a la capacidad de examinar el propio pensamiento
con relación al de los otros, para asumir diferentes puntos de vista y mediar otros
pensamientos”
Es decir, que tal interacción dialéctica de carácter multipolar, lleva a reconocer el

pensamiento crítico como un diálogo continuo con multiplicidad de lógicas o

interpretaciones; en el que el individuo se ve obligado a cimentar desde el análisis crítico


reflexivo su pensamiento e integrarlo a totalidades más complejas que abarcan diversos

puntos de vista, hecho que revela la complejidad en la construcción del pensamiento

humano y sus realidades.

De igual manera, el pensamiento crítico como un proceso de construcción

dialéctica, implica que mediante las habilidades de razonamiento, la comprensión del

entorno socio histórico y la sustentación de una perspectiva intersubjetiva permita la

interpretación reflexiva de la realidad. Para Ennis (1996, p.10), El pensamiento crítico es

un proceso que usa la inteligencia para llegar de forma asertiva y razonable al saber sobre

un tema superando prejuicios y sesgos.

Cabe decir que, para Ennis (1996), este proceso encierra un conjunto habilidades

cognitivas que usa la lógica y la razón para comprender el mundo, lo que lleva a

considerar que esta concepción le otorga un carácter pragmático y operativo al

pensamiento crítico, porque enfatiza los aspectos actitudinales y aptitudinales que le dan

uso al concepto. En este mismo orden de ideas, se presenta la visión conceptual de

Lipman (2003, p.09), quien define al pensamiento crítico como “el pensamiento que

facilita la realización de buenos juicios confiando en y por medio de criterios, es auto-

correctivo y sensible al contexto”.

Por otro lado, al interpretar a Lipman (2003), se puede definir al pensamiento


crítico como un proceso de reflexión crítica, analítica y argumentativa, destacando el
medio para lograrlo, así como la naturaleza de los proceso de participación crítica y
autogestión del conocimiento presentes en la praxis andragógica educativa. De igual
modo, autores como Elder y Richard (2003, p.04) expresan que:

El pensamiento crítico, es ese modo de pensar – sobre cualquier tema,


contenido o problema – en el cual el pensante mejora la calidad de su
pensamiento al apoderarse de las estructuras inherentes del acto de pensar y
al someterlas a estándares intelectual

De manera que, al considerar los planteamientos de los autores mencionados, se

posibilita generar una síntesis conceptual sobre el pensamiento crítico y definirlo como un

proceso dialéctico de carácter intersubjetivo que conlleva a la interpretación cognitiva de

la realidad mediante el uso del conocimiento y la inteligencia, lo que permiten llegar de

forma crítico- reflexiva a una posición razonable y justificada sobre un tema o problema

superando las numerosas barreras u obstáculos que los prejuicios o sesgos generados por

el contexto introducen en la manera de pensar del individuo.

Lo expuesto en párrafos anteriores, supone desde el punto de vista andragógico

someter al adulto en formación a rigurosos estándares de excelencia y al dominio

consciente del uso de sus capacidades, denotando una comunicación efectiva, habilidades

para solución de problemas y un compromiso para superar el egocentrismo y

sociocentrismo natural del ser humano.

Finalmente, al analizar el pensamiento crítico desde la óptica de Ennis (1996),

Lipman (2003) y Elder y Richard (2003), se puede entender el pensamiento crítico como

una estrategia educativa dirigida a examinar el propio pensamiento desde la óptica de la

relación con los otros y asumir la construcción el conocimiento desde un paradigma


dialógico que lleva a revela la complejidad de la realidad a través de la confrontación de

ideas y posiciones.

En cuanto a la perspectiva de Paulo Freire sobre el pensamiento crítico, que

constituir un factor clave para este estudio documental, se ofrece una visión sobre la

educación liberadora y la pedagogía critica, donde Freire (1997), señala que el proceso

educativo tiene que fundamentarse en la participación, la auto-reflexión y el pensamiento

crítico de quienes son sujetos del proceso de aprendizaje.

La educación emancipadora y el pensamiento crítico según Paulo Freire

Los conflictos sociales sustentados en la presencia de procesos opresivos de la


humanidad, son factores que obligan a la educación como hecho social y político a enfocar
el aprendizaje en el desarrollo del pensamiento crítico emancipador, esto lleva al medio
educativo universitario a repensar el rol institucional como eje dinamizador y redefinir la
manera como se construye el pensamiento emancipador.

Para Freire (1997, p.41), la educación emancipadora ve en el pensamiento crítico

un pensamiento accionario y liberador del oprimido donde se plantea “la educación como

una práctica de libertad” que refleja a la educación como liberadora e incompatible con

una pedagogía que de manera consciente sea utilizada como medio de dominación. Esta

perspectiva, permite entender el pensamiento crítico como una herramienta de

concienciación y liberación para salir de la opresión mejorando su vida y como una


oportunidad para adquirir información que pueda ser utilizada para lograr una mayor

participación en la vida y una mejor comprensión del mundo.

En ese sentido, el pensamiento crítico permite a través de la educación liberadora

crear las condiciones para la construcción de un conocimiento crítico y reflexivo donde se

debe considerar la realidad como punto de partida del acto de conocer. Asimismo, según

Freire (1997), “la educación debe tener un carácter participativo, por ello, se coloca la

participación del hombre y la mujer oprimidos como ejes centrales de la pedagogía

crítica”, lo que trae la necesidad de tomar conciencia del proceso educativo como

actividad fundamentada en la participación, la auto-reflexión y el pensamiento crítico, de

quienes son sujetos del proceso de aprendizaje, en una relación de respeto mutuo apoyado

en el principio de horizontalidad. Según Freire, citado por Meza (2009, p.02)

Esto requiere que el o la docente, al enseñar, respete los saberes del


educando: respetarlos y aprovecharlos para el proceso de enseñanza y de
aprendizaje y discutir con los estudiantes la razón de esos saberes en relación
con la enseñanza de los contenidos.

Esto significa, que los docentes deben dar voz a los estudiantes, desarrollando una

praxis educativa, en una relación dinámica, donde los estudiantes dejen de ser objetos

pasivos dentro del proceso educativo para convertirse en sujetos responsables, capaces de

conocer y crear su propia historia y conocimientos a través de un diálogo fundamentado

en el respeto y la participación crítica, es por ello, que para Freire (1997), no se debe
considerar al educando como un recipiente vacío que hay que llenar de conocimiento.

Desde su postura, el educador y el educando se deben enfrentar juntos al acto de conocer.

La necesidad de una praxis educativa, desde la perspectiva andragógica, se orienta

desde la participación crítica, la autogestión del aprendizaje y la horizontalidad como

principios andragógicos rectores de la relación educador-educando, para lograr generar un

aprendizaje en lo que llama Freire (1997), “socios del aprendizaje” donde ambos se

mantienen en una situación de horizontalidad, para la construcción de saberes. En ese

sentido, Freire citado Meza por (2009, p.10), plantea con referencia al educador que:

...Su acción, al identificarse, desde luego, con la de los educandos, debe


orientarse en el sentido de la liberación de ambos. En el sentido del
pensamiento auténtico y no en el de la donación, el de la entrega de
conocimientos. Su acción debe estar emparentada con una profunda creencia
en los hombres. Creencia en su poder creador.

En otras palabras, la educación es un proceso de liberación que surge de diálogo


participativo y responsable del docente como facilitador, mediador y guía del proceso
educativo emancipador y el educando como elemento clave en la construcción de saberes
a través del participación protagónica que le permita entender su posición en la realidad, y
luchar por la emancipación propia y de los otros.

La perspectiva filosófica en el pensamiento crítico

Desde el ámbito filosófico, el pensamiento crítico, se puede entender desde dos

puntos de vista, la kantiana y la marxista, donde ambas buscan posibilitar en el hombre y la

mujer sus capacidades para entender e interpretar el mundo desde una perspectiva
epistémica y axiológica. En este sentido, según Wacquant (2005,) se pueden considerar

dos acepciones:

1. La kantiana plantea el pensamiento crítico desde un minucioso análisis de las categorías

y formas del pensar y, en general, del conocimiento que se pretende a partir de este

análisis con la finalidad prioritaria de su validez y valor cognitivo.

2. La Marxista interpreta el pensar crítico como la estrategia racional que se dirige hacia la
realidad socio-histórica, pretendiendo clarificar y sacar a luz las formas ocultas de
dominación y de explotación existentes, con el fin de encontrar alternativas explicativas y
prácticas.

En el caso de la acepción Kantiana, se puede interpretar desde las ideas

pedagógicas educacionales que existe una relación estrecha entre la educación y la

naturaleza humana dado que la educación constructora del ser humano, desde el

paradigma del idealismo la realidad, se evidencia de las ideas y donde el conocimiento de

la realidad conduce a precisar las ideas entendiéndose que estas tengan una existencia

propia y que la labor del individuo es precisar tales ideas. Por consiguiente, el

pensamiento crítico desde esta percepción, se puede interpretar como aquel que parte de

las ideas, estructurando una matriz interpretativa que permita el individuo cognoscente

entender la realidad y construir sus ideas sobre el mundo circundante.

La educación como factor dinamizador de la sociedad, guarda en su acción

educativa las herramientas para la liberación de la conciencia pues el interés


emancipatorio del hombre está ligado a la autoreflexión de lo aprendido, lo que lleva a

cuestionar críticamente su papel en la sociedad desenmascarando al estado opresor y

construyendo a través de un pensamiento crítico el camino hacia su liberación.

Por lo tanto, la autoreflexión como eje del desarrollo de una conciencia critica
orientada a emancipación y la autonomía del individuo, lleva entender al pensamiento
crítico como un concepto dialéctico, que es generado por el hombre y la mujer, a través de
un proceso de confrontación y acción comunicativa entre la realidad social y la reflexión
de lo aprendido, creando el imaginario que posibilita comprender e interpretar los
elementos socio-históricos que lo oprimen y le dominan.

La praxis andragógica como acción liberadora

La praxis andragógica, como actividad educativa está orientada a transformar la

realidad social y cognitiva del individuo, a través de procesos de aprendizajes que se

distinguen de las características de la Pedagogía, debido a que en la vida adulta el

aprendizaje deja de ser una simple transmisión de contenidos, de actitudes, valores y de

relaciones sociales, para convertirse en una interacción dialéctica socializadora entre

iguales.

De ese modo, la acción andragógica permite identificar dos principios básicos: la

horizontalidad y la participación crítica, aunados, de acuerdo con Gutiérrez (1999) y

Gutiérrez y Román (2005) a los supuestos sustentadores referidos a la educación

permanente, autoaprendizaje, confrontación de experiencias, disposición para aprender,


aplicación del aprendizaje, vinculación del trabajo y educación y profesionalización de la

educación de adultos, conjuntamente, con un ambiente educativo dinámico y

acompañado de estrategias educativas orientadas a fomentar la criticidad, el análisis, la

síntesis, la reflexión y la argumentación, determinan una buena praxis andragógica

liberadora. Al respecto, Adam (1990), señala que la praxis andragógica:

…se desarrolla a través de una praxis fundamentada en los principios de


Participación y Horizontalidad; cuyo proceso, al ser orientado con
características sinérgicas por el facilitador del aprendizaje, permite
incrementar el pensamiento, la autogestión, la calidad de vida y la
creatividad del participante adulto, con el propósito de proporcionarle una
oportunidad para que logre su autorrealización.(p.169)

Con base en lo expuesto, es válido interpretar, que la praxis andragógica va más

allá de educar de manera conductual al adulto, por el contrario, al aplicar los principios

de horizontalidad y participación crítica, se busca construir un individuo que se muestre

como un agente dinámico transformador y constructor de su propia realidad; situación

que se desarrolla dentro de la praxis andragógica a través de las interacciones de carácter

dialéctico que se generan por parte de los actores del proceso educativo y permiten

alcanzar el desarrollo humano, intelectual, social y profesional.

En ese sentido, Freire (1997, p.36), señala que: “la relación dialógica, planteada en

el proceso educativo, debe fomentarse desde una relación de horizontalidad en

contraposición a la verticalidad imperante, entre quien aprende y quien le apoya en su

proceso de aprendizaje”. Es decir, se entiende como una relación horizontal de carácter


dialógico constructivo entre el educando, el educador y su contexto dentro de una praxis

andragógica que se fundamenta por un lado en la participación, la auto-reflexión y el

pensamiento crítico-reflexivo de los educandos y la búsqueda por parte del educador de

identificar y superar su propia verticalidad psicológica que lo predispone en contra del

dialogo.

El pensamiento crítico en la educación superior. Una demanda social

Para la educación superior del siglo XXI es un compromiso con la sociedad actual

posmoderna el desarrollo a través del educación generar un individuo capaz de pensar de

forma autónoma, reflexiva y argumentativa que permita al individuo tener una

herramienta liberadora de su conciencia; pues atrás debe quedar la educación hacia el

sistema. Según, Adam (1970), señalado por Caraballo (2007), plantea que:

Ya no se trata de una educación a imagen y semejanza de una sociedad, sino


por el contrario, de una educación que responda a los intereses, las
necesidades y experiencias propias vividas por el educando, es decir una
educación del ser humano en función de su racionalidad como tal (p.191)

Es decir, que se hace necesario un compromiso entre las instituciones de

educación superior, el educando y la sociedad para que a través de un conjunto de

acciones, actividades y tareas, posibilite dentro del proceso de de aprendizaje la


construcción integral de un individuo con libertad y autonomía capaz de decidir qué

aprender, cómo aprender y cuándo aprender.

Lo anterior implicaría en primer término un cambio sustancial en las estrategias

metodológicas tradicionales de y para el aprendizaje en la educación superior y en

segundo término, entender lo que implica el proceso de aprendizaje andragógico como el

resultado de una construcción dinámica, dialéctica en el marco de la pedagógica critica

desde una educación compartida entre iguales con base en los principios y supuestos de la

Andragogía.

Situación que, llevar a entender la demanda social por una educación universitaria

con modelos educativos estructuralmente dinámicos orientados a contribuir al desarrollo

de capacidades analítica, argumentativa, lógica y de síntesis a través de la acción tanto

reflexiva como de confrontación de ideas.

Para alcanzar la meta deseada, se debe repensar tanto las competencias del

docente y su rol como formador de individuos, así como también reflexionar sobre cuál

debe ser el ambiente propicio para generar un aprendizaje significativo en el educando;

dado que el proceso de formación del educando y la construcción de su pensamiento

crítico y emancipador, pasa por la transformación de la educación superior.

Por lo tanto, la educación superior como hecho social, debe sustentar sus accionar

en la integración de diversas dimensiones de carácter axiológico, metodológico y

ontológico lo que implicaría fundamentar tales aspectos en la diversidad como factor

generador de un individuo plural, abierto y capaz de pensar críticamente.


Lo manifestado, finalmente llevaría entender e interpretar las realidad como una
construcción conjunta de saberes en la cual mi pensar es el resultado de un conjunto
colectivo y socializado de conocimientos aprehendidos y reflexionados sobre el mundo,
que demanda cada vez más la presencia de hombres y mujeres capaces de actuar y pensar
autónomamente a la hora de buscar soluciones a los conflictos, cualquiera que sea su
campo de acción.

Conclusión

Después de analizar las definiciones conceptuales planteadas por los autores

Lipman, Ennis, Morris, Elder y Richard, Adam, entre otros y haber generado una síntesis

sobre el pensamiento crítico, se concluye que el pensamiento crítico, es un proceso

mediante el cual el uso del conocimiento y la inteligencia permiten llegar de forma crítica

y reflexiva a una posición razonable y justificada sobre un tema o problema, en el que se

procura identificar y superar las barreras que los prejuicios o sesgos introducen en una

manera de pensar.

El pensamiento crítico, en la praxis educativa andragógica, es un proceso liberador

en el hombre y la mujer, porque desarrolla en ambos sus capacidades para la reflexión, la

crítica, el análisis, argumentación, la toma de decisiones y conciencia, generando la

liberación de las ataduras de la dominación. Entendiéndose como elementos de

dominación a las ideologías de carácter político, sean de izquierda, derecha, o populista;

ésta última es observada con preocupación en Venezuela, y se fundamenta en una nueva


concepción del socialismo, utilizada no como ideología, sino como excusa que justifica la

dominación.

En relación con el hecho de dominación, se sostiene que la tarea educativa no es

neutral y como señala Freire (1997, p.41) “Todo acto educativo es una acto político”.

Esta argumentación, permite comprender a la educación como un medio utilizado para la

dominación ideológica, aunque ésta tiene intrínsecamente las herramientas que permiten

al ser humano el accionar emancipador de su dominación ideológica.

En definitiva, la praxis andragógica bien orientada a través de los principios de

horizontalidad y participación crítica y sus supuestos básicos, desde la mirada de la

pedagogía critica forman al hombre y a la mujer emancipados, en una relación docente-

educandos como socios igualitarios en el proceso de aprendizaje, que enmarcada en la

participación crítica conducen a desarrollar capacidades reflexivas, analíticas y

argumentativas que contribuyen a estructurar un pensamiento crítico y liberador de las

cadenas de la ignorancia y el dominio ideológico.

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