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TEXTO Nº6

“La escuela y los docentes.”

Andrea Alliaud

Objetivo del texto Mediante diversos relatos autobiográficos de docentes novatos


acerca de su propia escolaridad busca destacar que los maestros noveles tienen experiencia,
experiencia vivida en la escuela y que con esa experiencia vuelven o permanecen en las
escuelas, para desempeñarse como maestros. Se buscará demostrar que lo que aprenden los
docentes se entrecruza con lo que aprendieron en la misma institución años anteriores.

Familiaridad VS ajenidad La docencia se desarrolla en un ámbito conocido


anteriormente, es decir que la institución escolar es un territorio ya caminado por el propio
profesional en los cuales éste fue alumno. Los maestros se encuentran familiarizados con la
escuela, socializados en el rol.

La escuela vivida Cuando uno cuenta o escribe una historia, se produce algo más que la
propia enunciación de hechos, lo vivido en el pasado se re-hace, se-repiensa en función de
quienes somos en el presente y ese nuevo acto nos enfrenta a nosotros mismos.

La escuela primaria suele recordarse con agrado, gusto y felicidad. Suele caracterizarse
como un “espacio de multitudes”, es decir, un espacio habitado por muchos donde
adquieren particular relevancia las prácticas y situaciones que individualizan. Aquí
aparecen las típicas frases de “Maestras buenas y maestras malas”, mientras las primeras
miman, ayudan y escuchan, las otras, gritan, maltratan y discriminan; en el caso del nivel
medio es visto como una instancia para aprender y como un proceso de socialización, aquí
el grado de buen o mal docente tiene que ver con la calidad del docente, si es un buen
profesor o no en tanto a su habilidad, destreza, entre otros.

La mirada sobre sí Los maestros noveles arman un personaje propio que aún está en
proceso de formación, el cual expresa sentimientos de temor, miedo, inseguridad ante la
tarea que les toca desempeñar. Éste personaje se define a partir de lo que está aprendiendo
y de lo que aún le falta por aprender. Existe en el modelo de profesor ese mandato
“educativo-civilizador”, originario de la profesión, el cual exaltaba la tarea de los maestros
por su contribución a la conformación de un nuevo orden social, es decir que los docentes
se encontraban amparados en misión asignada por el Estado y eran reconocidos como los
personajes legítimos para desarrollar la tarea de educar y definir la cultura e instrucción de
las nuevas generaciones. Ahora bien, el maestro “bueno” se corporiza en los nuevos
docentes. Entenderlos, escuchar sus problemas y ayudar a resolverlos, conocerlos, saber
que les pasa, que piensan y demás es importante para ayudarlos en su formación escolar. Si
bien nuestros maestros asumen responsablemente el proyecto de educar, confían bastante

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poco en sí mismos a la hora de enseñar. La idea de no ser capaz de llevar a cabo la tarea
que demanda la nueva posición asumida, conlleva al sentimiento de duda.

Por otro lado, los espacios que las escuelas habilitan para la formación de los docentes
parecen contribuir para dejar intacto o para aliviar ese sentimiento de duda o impotencia,
tan fuerte en sus comienzos. Asumir individualmente la responsabilidad única por la
educación de un grupo de 30 alumnos y desarrollarla mediante prácticas que tienden a la
individualización.

Discursos y experiencias Los maestros asumen con responsabilidad personal y quizás


excesiva, y hasta incluso desconfían de su capacidad, se paralizan ante los fracasos y dudan
sobre las posibilidades de transformación, educación o educabilidad de los alumnos.
Confían en la tarea educativa en abstracto, en el proyecto educativo.

A lo largo de su trayectoria escolar los maestros han convivido en escuelas con maestros,
compañeros y profesores. En el evocación de esas vivencias aparecen imágenes acerca de
lo que es ser maestro, alumno, de lo que es enseñar y aprender. Los maestros recuperan
acontecimientos, pero también valoran las situaciones vividas. El personaje que nuestros
maestros componen, parece provisto de un caudal de saber “experiencial” que le permite
producir extensos relatos sobe buenos y malos maestros.

CONCLUSION: Los resultados hallados permiten ver una transmisión de la cultura escolar
perdurable en el tiempo y en todos los recorridos que conducen de nuevo a la escuela, que
se produce sin ruptura, ni conflictos que se reescribe según las circunstancias vividas y las
que se tienen que enfrentar. Nuestros maestros parecen asumir responsable e
individualmente un legado escolar y adaptarlo a las circunstancias , siendo muy pocos los
que re-crean aquello que han vivido y aprendido en su paso por las instituciones escolares.

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