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Anuario de Estudios Centroamericanos

Hacia una definición de Centroamérica: El peso de los factores geopolíticos

Carlos Granados

En 1823, poco después de la independencia, surgió la Federación Centroamericana y con ello


un decreto que dictaba la apariencia que tendría el escudo de armas para las provincias
unidas. Este sería un triángulo equilátero, en su base aparecería una cordillera de cinco
volcanes colocados sobre un terreno bañado por dos mares, en la parte superior un arco iris y
bajo el arco el gorro de la libertad esparciendo luces. La frase “Provincias Unidas del Centro de
América” se encontraría escrita en el triángulo y en forma circular con letras de oro.

Es importante resaltar la doble definición que se ofrece de Centroamérica. El nombre, utilizado


por primera vez, presenta el área como un continuo terrestre entre América del Norte y
América del Sur, sin embargo el Escudo de armas muestra una franja larga y angosta de tierra
rodeada por dos océanos. Tenemos una visión de Centroamérica como un puente y como un
istmo, siendo que estas dos visiones tienen algo en común, ambas tienen sus raíces históricas.
Hasta la aparición del conquistador europeo, Centroamérica era visto como una zona de
contacto entre las culturas del Norte y del Sur. Posterior a este hecho da inició a un proceso de
redefinición, en términos de necesidades de comunicación entre centros económicos y
políticos a través del mar. Motivo por el cual el decreto mencionado es un tipo de hibrido
histórico, que intenta explicar lo que fue Centroamérica en tiempos precolombinos y durante
la Colonia.

La visión de los fundadores de la Federación centroamericana deja dos cosas en claro. En


primer lugar: una confusión entre lo que era y debía ser Centroamérica. En segundo lugar una
apresurada visualización estratégica que el área estaba llamada a cumplir por su posición en el
intercambio mundial, algo que resultó ser una percepción temprana de su destino geopolítico.

Esta confusión original puede considerarse superada en el presente porque, a pesar de lo que
indica su nombre, la evolución centroamericana durante los siglos XIX y XX le ha conferido al
área un carácter interoceánico y no intercontinental. No obstante esto no significa que sea un
tema del todo resuelto, surgen nuevos problemas acerca de lo que es la comprensión de lo
que es Centroamérica en el presente. Muchas veces está definición le es dada a los cinco
países que constituían la Capitanía General de Guatemala durante la Colonia: Guatemala,
Honduras, El Salvador, Costa Rica y Nicaragua. En otras ocasiones Panamá es incluido, y más
recientemente a Belice, en Centroamérica, argumentándose que todos forman parte del
istmo. Siendo que en ocasiones se privilegia lo histórico y en otras lo geológico pero en ambos
casos es asumido sin mayor explicación.

La significación del elemento geopolítico ha ocupado poca atención en los más connotados
análisis centroamericanos, incluso siendo relegada a menciones más o menos incidentales,
como una vertiente accesoria de trabajos dedicados a otros tópicos. No obstante la historia
Centroamericana está llena de ejemplos que muestran los intereses geopolíticos como
verdaderos agentes, muchas veces determinantes, de los procesos económicos y sociales. Sin
embargo estos trabajos, por estar íntimamente vinculados a la coyuntura actual, no tienen la
capacidad de mostrar lo geopolítico como una constante en la evolución del área sino que
tiende a presentarlo como un hecho de la actualidad.

Hacia una definición de Centroamérica

Independientemente de cómo se defina Centroamérica, no se puede negar que esta está


conformada por repúblicas con diferencias marcadas entre sí. Algunos gobiernos son del tipo
autoritario mientras que otros son del tipo democrático. Mientras que en lo económico hay
países cuya economía se basa en la industria cafetalera como lo son Costa Rica o El Salvador,
bananera cuyo ejemplo es Honduras, también los hay dedicados a la industria terciaria, siendo
Panamá un caso. La cultura no es una excepción, hay casos como El Salvador y Honduras
donde la herencia indígena fue destruida por completo y lugares como Guatemala donde el
legado es muy fuerte. Hablando de idiomas, en Belice el inglés es el idioma predominante
mientras que en el resto de los países es el español. Las lenguas indígenas poseen una enorme
relevancia en Guatemala y Panamá, mientras que en Belice, sectores considerables de la
población hablan español e inclusive alemán.

Habiendo tantas diferencias entre estos países es cuestionable si merecen o no un tratamiento


unificador. Es aquí donde entra el criterio histórico, este permite explicar el surgimiento y
evolución de las repúblicas centroamericanas pero no justifica el actual uso del concepto de
Centroamérica, haciendo referencia a las cinco naciones mencionadas.

Centroamérica como formación social

Durante la década de 1970 era común hablar de una "sociedad centroamericana", a considerar
Centroamérica como una formación social. Es decir que era considerada una comunidad
históricamente construida y con un territorio definido que la hace diferente a otras. Torres
analiza el surgimiento de "la sociedad centroamericana como un todo" a partir de la ruptura
del pacto colonial, fecha en que la que se dio comienzo a un período de anarquía, y los
intentos por construir una federación centroamericana, que, según sus palabras "... sólo
expresa los esfuerzos frustrados por constituir un poder central capaz de impulsar el cambio
posibilitado como consecuencia del rompimiento de los vínculos políticos con España" (32)
(Anuario de Estudios Centroamericanos/ Hacia una definición de Centroamérica: El peso de los
factores geopolíticos/ Carlos Granados). Pero, de acuerdo al autor, el verdadero punto de
partida de la sociedad centroamericana se encuentra en "la efectiva vinculación de la
economía centroamericana al mercado mundial, a través de un producto agrícola de
exportación", siendo este el café, cuyo surgimiento provocó que Centroamérica comenzara a
moldearse como una sociedad agroexportadora, desde mediados del siglo XIX. Los vínculos de
dependencia con el mercado mundial se fortalecieron y adquieran una nueva dimensión a
finales del siglo XIX, esto debido a la aparición del enclave bananero. Este hecho señala lo que
sería la entrada del capital norteamericano en la escena centroamericana.

La economía agro-exportadora ofreció un marco propicio para la realización de la “reforma


Liberal” a finales del siglo XIX y el desarrollo de una oligarquía cafetalera, aliada subordinada
de los intereses extranjero-bananeros, la cual llegó a establecer fuertes lazos con la sociedad
local a través del control monópolitico de los principales servicios de comunicación y
transporte.

La sociedad agroexportadora, después de 1930, se convirtió en un apéndice agrario de las


economías centrales, cuyos grupos dirigentes incapaces y con pequeños deseos de trascender
un statuos quo cimentado en un orden político autoritario y exclusivista, aliado a los intereses
bananeros y al capital norteamericano.

En la década de 1930 inicia la crisis de la “República Liberal y de todas las estructuras ligadas al
café”. Surge un modelo económico basado en la diversificación agrícola y la industrialización.
Los intereses agropecuarios tradicionales pasan a un segundo plano mientras que el Estado
amplía sus funciones. Los hechos económicos más significativos lo constituyen el surgimiento
del algodón, principalmente, la azúcar y carne, en menor medida, dichos productos hicieron
que la estructura del comercio exterior fuera más diversa, la capitalización en el campo se
apresura, la mimetización o declinación del enclave frutero. , especialmente en Guatemala y
Costa Rica y la aparición del capital norteamericano en la naciente industria loca.

El establecimiento de los lazos comerciales con el mercado internacional representó un paso


decisivo en la evolución centroamericana. Implicó, además de comercio, profundas
transformaciones en la estructura económica y social del área, importantes mutaciones
ideológicas e institucionales. Pero es necesario entender que tales cambios se operaron en (y
contribuyeron a la consolidación de) varios marcos nacionales. Por eso el arranque, las
modalidades y la intensidad del desarrollo de la economía de agroexportación son bastante
diferenciales entre los países centroamericanos.

La preponderante influencia de la caficultura es incuestionable en Costa Rica, Guatemala y El


Salvador. Esto no ocurrió en países como Nicaragua, lo mismo ocurrió con los sectores sociales
a ella asociados. Honduras, Torres Rivas mismo hace hincapié en esto, tuvo que esperar hasta
la aparición de la producción bananera, esta última estuvo bajo el control del capital
extranjero, para lograr sus efectiva incorporación al mercado mundial. Puede entonces
afirmarse que la oligarquía cafetalera sólo llega a constituirse como la fuerza social dominante
en tres países centroamericanos, siendo distinto el "arranque" en los casos restantes.

Algo similar ocurrió con el enclave bananero, en El Salvador no tuvo un gran desarrollo debido
a su ausencia de tierras en la vertiente caribeña ni las condiciones apropiadas para el cultivo
del banano.

La Reforma Liberal, herramienta utilizada para la adecuación ideológica-institucional empleada


para el desarrollo del capitalismo en un ambiente de marcado sabor colonial, no es exclusiva
de Centroamérica. La Reforma Liberal, en diferentes momentos y con diferentes niveles de
intensidad, abarcó el conjunto de las excolonias españolas en América.

Puesto que la Reforma Liberal cristalizó en momentos distintos en cada país y en condiciones
económicas y sociales diferentes, sus modalidades variaron mucho de un lugar a otro.

La crisis de la República Liberal de la década de 1930 no fue crisis local sino de una depresión
generalizada del mundo capitalista. A partir de este hecho se perfiló el proyecto de
diversificación agrícola y de industrialización que más tarde sería impuesta en el área,
parcialmente bajo la forma del (actualmente fracasado) Mercado Común Centroamericano. La
aparente "solución" de la crisis se alcanzó en medio de cuadros políticos distintos y en
presencia de diferentes grados de participación del movimiento popular. La experiencia del
Mercado Común Centroamericano promovió un desarrollo desigual y, con ello, a agudizó las
tensiones entre las naciones centroamericanas. A pesar de que se ha tratado de un proceso
común, el resultado puede evaluarse en términos de ganadores (Guatemala, El Salvador) y
perdedores (Costa Rica, Honduras), debido a la competencia establecida entre los países por la
captación del capital extranjero y por las preferencias nacionales mostradas desde el principio.

Pensando en la evolución particular de los países del área, las líneas formadas por Torres Rivas
en algunos casos pierde fuerza explicativa necesaria. Tomemos como ejemplo el caso de
Nicaragua.

Nicaragua logró una mayor inserción al mercado con el inicio del cultivo del café pero dicho
momento no puede utilizarse para interpretar la evolución de Nicaragua. La caficultura tuvo un
inicio tardío, algo que ocurrió hasta la década de 1880. A principios de siglo había una disputa
entre dos sectores oligárquicos, uno añilero, con base en Granada, y otro ganadero en la
ciudad de León.

Antes del surgimiento de una economía de exportación, Nicaragua había entrado en estrecho
contacto con el mundo capitalista, específicamente con Estados Unidos e Inglaterra que la
convirtieron en un campo de batalla por el dominio de la ruta interoceánica a través del río San
Juan. El interés de otros países por Nicaragua era principalmente geopolitico.

El principal movimiento social nicaragüense, antes de la revolución de 1979, fue la gesta de


Augusto Sandino, el que ocurrió entre 1927 y 1933. La sublevación sandinista contra la
ocupación extranjera del país, nacionalista y con matices revolucionarios, propiciada por la
claudicación de la burguesía liberal ante las fuerzas invasoras, estas nunca contaron con la
aceptación de Sandino. Durante este periodo no hubo una crisis de la República Liberal, esto se
debió a lo efímero de su existencia. Caso contrario ocurrió con la dinastía somocista,
instaurada por las fuerzas de ocupación a su retiro, pese a las coyunturas internacionales
poseyó una gran estabilidad, entró en crisis hasta 1970.

De lo expuesto se puede recalcar los retos propios de cualquier intento de caracterizar a


Centroamérica como una sociedad. Pareciera que lo que es generalizable para un área no es
específico ni muestra la particularidad de varias regiones. Lo mismo ocurre con las
especificaciones de las naciones centroamericanas, no pueden aplicarse de manera general.
Independientemente del hecho colonial, cuando la zona estaba bajo un único poder político, la
historia centroamericana parece diverger progresivamente.

III. Centroamérica como región social, económica, política y cultural

El concepto de región es mucho más flexible que el de formación social. Los criterios para el
agrupamiento regional oscilan entre aspectos tan variables como la homogeneidad de rasgos a
la articulación funcional en el proceso productivo.
Los estudios del área latinoamericana han tendido a regionalizar el análisis. La mayoría de los
autores coinciden en que América Latina es demasiado amplia y diversa por lo que debe recibir
un tratamiento regional.

El criterio para tal regionalización es, desafortunadamente, oscuro. Se afirma que el área
puede ser vista como un istmo que une las dos grandes Américas, como un área del hemisferio
occidental en el que, virtualmente, los océanos se tocan o como un área que, aunque no en
forma es una península de Norteamérica. Independientemente de la forma en que los
anteriores criterios sean utilizados, y dejando constancia del hecho que la mayoría de los
centroamericanos ven el área como “una cadena de repúblicas independientes”, se
conceptualiza Centroamérica como una unidad de análisis, siendo Panamá y Belice incluidos
pese a que este último en ese entonces no poseía la independencia. West y Augelli han
elaborado una de las aproximaciones regionales más refinadas y populares del área. Su objeto
de estudio es Middle America, a la que definen como “una expresión geográfica arbitraria que
designa un mosaico de pueblos, lugares y culturas” (1976; 1). Después de mencionar los
aspectos que le otorgan cohesión se llega a decir que estos son débiles si se comparan con los
que tienden a diferenciar y separar sus territorios. El criterio para la regionalización: la
istmicidad. Centroamérica, geográficamente definida, según varios autores, abarca los
territorios de Guatemala hasta el norte de Panamá. Por esta vía los procesos económicos,
sociales, políticos y culturas quedan subordinados a una particularidad del medio natural.

Los aportes de Sandner (1983) y Gorostiaga (1983) han dado un valioso aporte, porque en sus
trabajos se incluye explícitamente la discusión sobre el término mismo de región. El concepto
dominante en Sandner es el de Región Caribe, esta región se construye por su relación
histórica con los grandes centros de poder mundial, desde el siglo XVI hasta la actualidad. Algo
que genera confusión en este punto es que solo se integra la vertiente Caribe de
Centroamérica a la región Caribe. Centroamerica no muestra estar unificada, incluso se
muestra desdoblada en Pacífico y Caribe pese a la existencia de repúblicas.

Gorostiaga también integra los países centroamericanos, las Antillas, Surinam y Guyana bajo
el nombre de la Región Caribe. Según el autor, la regionalizad caribeña está dada por aspectos
de tipo estructural, históricos y geopolíticos. El autor afirma: “En el caso de Centroamérica son
indudables las raíces históricas y las fuerzas unitarias para concebir Centroamérica como una
región... En El Caribe isleño más bien habría que trabajar la regionalización en base a
subregiones en torno a sus aspectos históricos; el Caribe Anglófono, Caribe Francés y Caribe
Español" (1983, 156). Centroamérica es considerada como una región en sí misma y como
región en conjunto con otros territorios del Caribe de manera simultánea. Es necesario añadir
que, además, la información de Centroamérica como región en sí se decreta sin mayor
explicación, y se tendrá el cuadro de otra regionalización insuficientemente justificada.

Tres han sido las tendencias básicas en el pensamiento regional: la corriente marxista de la
División social-Territorial del Trabajo, la de la Homogeneidad de rasgos y de la Articulación
Funcional.

La primer corriente parte del análisis del proceso de producción y reproducción social que, con
excepción de grupos extremadamente simples y pequeños, da lugar al surgimiento de una
división social y territorial del trabajo y como producto de eso, las regiones. El fenómeno
regional resulta visible en la era del capitalismo. Esto conduce a la aparición de un complejo
mosaico regional, cuya base es el papel que el capitalismo asigna a vastas zonas del mundo, en
dinámica de producción, circulación y consumo de mercancías.

Desde un enfoque económico, es notable que a esta área se le haya asignado un papel en la
producción capitalista. Como ha certificado Torres Rivas, a partir del contacto con la economía
mundial, Centroamerica tuvo la necesidad de especializarse en la producción de alimentos y
materias primas, principalmente agrícolas, para el mercado externo y convertirse en
consumidora de bienes manufacturados en Europa y los Estados Unidos. La configuración
como países agroexportadores se combinó con la de productores monocultivistas, esto
acarreó la constitución de economías débiles, muy vulnerables a los altibajos de los precios en
el mercado internacional.

En lo social y político, el tipo de inserción se manifiesta mediante las relaciones de


subordinación del área a los grandes centros capitalistas. El control de las condiciones de
circulación de los principales artículos, el café y el banano, por grandes consorcios
transnacionales, ha dado las bases económicas para tal subordinación y provocado la creación
de sociedades dependientes o, expresado de otra forma, semicoloniales. Asumiendo aún
Centroamérica como cinco países, podemos entonces caracterizarla como semicolonial y
agroexportadora.

Lo anterior lejos de rescatar la particularidad de Centroamérica, con ese nivel de abstracción


hace que esta aparezca subsumida en un extenso territorio del mundo.

El tomar como base del análisis social un rasgo enteramente natural presenta muchos
peligros. Uno de ellos sería olvidar que la percepción del medio natural y su efectiva utilización
son función de la capacidad y la necesidad social de utilizar esos recursos; implicaría dejar de
lado la historicidad misma del concepto de recurso natural.

La diversidad en Centroamérica ha hecho que se considere la existencia de varias


Centroaméricas. En los altiplanos de Guatemala sobrevive el mundo colonial y precolombino
de los mayas, siendo unificado por una cultura material común, organizaciones comunitarias
similares y un generoso sincretismo religioso. En 1984 la población indígena de Guatemala
representaba el 50% de la población total. Situación que no se da en el resto del istmo
centroamericano, donde la población indígena es expuesta a la discriminación y en proceso de
desintegración.

En las tierras altas de Honduras y El Salvador la diferencia es notaria. Este territorio es


conocido como “La Centroamérica criolla y mestiza”. En el año de 1985, la población desde el
sur de Guatemala hasta el norte de Costa Rica, en la vertiente del Pacífico, poseía rasgos bien
marcados. Hombres del maíz, campesinos, y peones, combinación del ancestro maya,
mexicano, con rasgos españoles y criollos. En esta época poco, o nada, queda de la comunidad
indígena y la unión umbilical con la tierra sensiblemente transformado: probablemente una
“milpa” en tenencia precaria, o un rancho ubicado cerca de una hacienda o en la periferia
urbana.
La tercera opción es la de Centroamérica como región funcional. En esta concepción se
enfatizan los vínculos establecidos entre los diferentes grupos sociales y territorios
componentes de la región, y no su grado de homogeneidad. Es decir, lo que importa es el
grado de integración funcional de las partes al todo, aunque se trate de partes diversas.

En síntesis, la evolución de las relaciones de Centroamérica con el mundo exterior, estuvo


marcada, desde un inicio, por percepciones y autopercepciones de ella como región
geoestratégica. La itsmicidad regional estuvo siempre a la base de las visiones y los proyectos
geopolíticos. Lo estratégico de estas tierras permite comprender situaciones aparentemente
paradójicas. Una de ellas es el motivo por el cual los conquistadores se disputaron tierras que
en apariencia ofrecían pocos recursos.

Centroamérica como región estratégica hoy

En el presente resulta obvio que el mayor valor de Centroamérica es geoestratégico y que es


en la esfera geopolítica donde puede encontrarse la identidad regional. Los artículos agrícolas
que la región produce, por su cantidad y calidad, pueden adquirirse en otras zonas y el
potencial para los bienes facturados es bajo, sumado esto a la ausencia casi total de petróleo.

En primer lugar, el istmo resulta vital para la circulación interna y externa de mercancías
norteamericanas. En segundo lugar su posición geográfica, Centroamérica es considerada un
territorio clave para la seguridad norteamericana. En tercer lugar, América Central es asumida
como parte de la cuota de poder norteamericana en el plano de fuerzas a nivel mundial. En
términos del célebre Documento de Santa Fe, "América Latina, tanto como Europa Occidental
y Japón, es parte de la base de poder de Estados Unidos". En un lenguaje más diplomático, el
Informe Kissinger afirma: "La seguridad inherente a las fronteras terrestres de los Estados
Unidos de América, ha sido un factor crítico en la capacidad del país para mantener un
equilibrio de poder tolerable en la escena global a un costo relativamente manejable.

Dicha ventaja es de gran importancia ya que compensa serias desventajas estadounidenses: su


distancia a las zonas geoestratégicas principales de Europa, del Medio Oriente y del Asia
Oriental, que son también de la incumbencia estratégica de los Estados Unidos".

Bibliografía:

Anuario de Estudios Centroamericanos / Hacia una definición de Centroamérica: El peso de los


factores geopolíticos / Granados Chaverri, Carlos / Link:
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/anuario/article/view/3012/2922

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