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CURSO “GÉNEROS, SEXUALIDADES Y DERECHOS HUMANOS”

MÓDULO 1
DISERTACIÓN DE LA ANTROPÓLOGA JOSEFINA FERNÁNDEZ

“La construcción histórica de la categoría de Género”

Esta es la primera clase, entonces, del curso “Género, Sexualidades y


Derechos Humanos”. Tenemos no mucho tiempo y los temas son largos y muy
profusos, muy trabajados en las ciencias sociales. Vamos a trabajar en la
primera parte el concepto de género y el devenir que ha tenido este concepto
en las ciencias sociales, y fundamentalmente en el movimiento feminista
como uno de los últimos movimientos emancipatorios del siglo XX; y luego
vamos a, vinculado a la trayectoria que ha tenido el concepto de género, ver
cuál es el impacto que los nuevos grupos socio-sexuales han tenido sobre la
categoría.

Seguramente, o mucha gente no sabe que en realidad el concepto de género


es un concepto que se forja en el campo de las ciencias médicas. Es un
concepto que aparece vinculado al fenómeno de la intersexualidad. El
nacimiento de niños a los cuales los médicos les adjudican un sexo ambiguo,
dirán ellos, y les asignan un género que al cabo de unos pocos años el niño ya
ha hecho propio y no puede desandarlo. Frente a este tipo de fenómenos, lo
que advierten los médicos en la década de los años setenta es que existe un
área comportamental que no tienen nada que ver con el sexo, con los
aspectos biológicos, y que es precisamente el género. Esta diferencia entre
sexo y género fue acuñada por John Money y Anke Ehrhardt , como digo en el
año 1972, para distinguir las diferencias o diferenciar lo que es lo anátomo-
fisiológico para lo cual reservan el concepto de sexo; y la psicología del YO,
los roles, lo comportamental, lo conductual a lo cual le reservan el concepto
de género. Esta diferencia entre sexo y genero será tomada por la teoría
feminista, por el movimiento feminista para mas o menos esa misma época
definiendo el género como la construcción social de la diferencia sexual o
anátomo-fisiológica.
Las feministas dirán “nacemos machos y hembras y nos convertimos en
mujeres y varones”. El hecho de que una niña tenga mayores dificultades para
la matemática no tiene que ver con su sexo sino con su género, o sea con las
instituciones, el conjunto de instituciones que hacen que las mujeres tengan
un aprendizaje diferente al de los varones, como por ejemplo: la adquisición
de las operaciones formales. Todos saben que, las mujeres somos mas lentas
en la adquisición de las operaciones formales básicas (sumar, restar,
multiplicar y dividir) y sabemos que esto se debe a las pautas conductuales
que nos han adjudicado desde que somos niñas. Para la adquisición de las
operaciones formales es muy importante el desplazamiento del cuerpo en el
espacio; como las niñas hemos tenido limitada, ahora no tanto, pero sí hace
muchos años, el movimiento del cuerpo en el espacio, en la adquisición de las
operaciones formales es un poco más lenta que en los varones. En todo caso lo
que quiero decir con esto es que no hay diferencias en el cerebro ni en la

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genética que nos hagan más “lentas” para la matemática sino que hay, es la
cultura la que esta interviniendo en estos procesos.
Entonces, una primera aproximación al concepto de género es precisamente
la construcción social de la diferencia sexual o anatomo-fisiologica. Ahora, ¿el
género es solo esto?
No, el género no es sólo la construcción social de la diferencia sexual, el
género también es una forma de significar relaciones de poder. Hay muchas
maneras de significar relaciones de poder en nuestras sociedades
jerarquizadas; la clase es una forma de significar relaciones de poder, la etnia
es una forma de significar relaciones de poder, podríamos decir las religiones
son otras formas de significar las relaciones de poder, la edad y el género es
una de ellas, es una forma de significar relaciones de poder que hasta el
momento en nuestras sociedades se han resuelto de manera desfavorable para
las mujeres. Entonces, si unimos estas dos dimensiones de la categoría de
género, podemos decir que: el género es la construcción social de la
diferencia sexual y es una forma de significar relaciones de poder en nuestras
sociedades occidentales y podríamos atrevernos a decir también en otras que
no son occidentales.
Bien, se imaginan el impacto que tuvo este concepto en el campo de las
ciencias sociales. En los años ‘80, avanzados los ‘70 y ‘80 en los países
centrales y con un poco más de demora en países como los nuestros, se
inauguran las áreas de estudios de género o de estudios feministas en los
centros académicos. En realidad estos núcleos de estudio precisamente lo que
intentan hacer es revisar toda la producción científica a la cual la valoraban
como producción científica androcéntrica, había tenido hasta ese momento un
sesgo masculino. Y empiezan a revisar esa producción científica y a producir
nuevos saberes que estaban alejados de los protocolos académicos. Por
ejemplo: en el campo de la Antropología, una de las primeras preguntas que
se hacen las antropólogas feministas es: ¿qué hacían las mujeres mientras los
hombres cazaban? porque el responsable de la reproducción de la especie era
el varón. El varón era el proveedor, era el ejecutor de la caza mayor. Bueno,
y hay una antropología feminista y una arqueología feminista que demuestran,
por ejemplo, que en realidad la economía familiar era sostenida por mujeres.
Y, no por lo varones grandes cazadores. Precisamente porque la caza era un
hecho muy poco frecuente en la vida de estas comunidades. Ocurría muy de
vez en cuando. Mientras que la recolección y la caza de animales pequeños,
estaba en manos de las mujeres quienes proveían más del 70% del alimento
familiar. Esto es una de las tantas líneas de investigación que asume la
antropología feminista.

En el campo de la filosofía se revisa la filosofía de Hobbes y de Rousseau, el


famoso estado de naturaleza que estos dos filósofos habían trabajado. Bueno,
en el caso de Rousseau fundamentalmente es sesgo masculino de su
producción, su Emilio, su Sofía. Se discute en el plano de la ciencia también la
relación sujeto-objeto como una relación de dominio y subordinación del
sujeto sobre el objeto, como sustento de la objetividad científica.

En el campo de los Derechos Humanos, hablando de este seminario, se


empieza a trabajar el tema de violencia de género; que era un tema hasta
entonces transcurría adentro de los muros del hogar y no era un problema

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político. Solo en Argentina, si nos referimos a nuestro país, fue recién cuando
Monzón tiró por la ventana a su compañera Alicia Muñiz empieza la sociedad
argentina a darse cuenta de la dimensión que tenía la violencia contra las
mujeres. Y pasa de ser un problema privado a un problema público, empieza a
ocupar la plaza publica podríamos decir. También en el campo de los
Derechos Humanos, una de las primeras objeciones que se hacen es en ocasión
de la guerra con Pakistán, las mujeres de Bangladesh que fueron violadas y
luego fueron asesinadas por sus propias familias porque eran mujeres que
habían perdido la honra familiar. Pedían asilo político y ninguna de las
potencias más allá de que reconocían que habían sido abusadas sexualmente…
ninguna, pasó muchos años hasta que estas mujeres pudieran conseguir asilo
político.
También en el campo de la ciencia política, la introducción del concepto de
género fue escandalosa, podríamos decir, tras aquella consigna que
seguramente muchos de ustedes conocen que es: lo personal es político. Ya
lo político deja de ser valorado como un ámbito exclusivamente masculino, y
de lo político partidario y empieza a entenderse que también en el ámbito de
la familia hay relaciones políticas y relaciones de poder; y que también las
mujeres en su trabajo comunitario en su lucha por las necesidades desarrollan
su política comunitaria o su política doméstica.

En fin el concepto de género atravesó el conjunto de las ciencias sociales y


obligó a una revisión de lo producido y a la apertura de nuevos campos de
investigación.

Ni hablar en el caso del psicoanálisis, ahí toda la teoría freudiana sobre la


envidia del pene, concretamente la explicación de la inferioridad de las
mujeres por el tema de la castración y la conducción de esa inferioridad hacia
el lado de la maternidad también es revisada por las psicoanalistas feministas,
y bueno y existen tratados y textos larguísimos que discuten con Freud y con
el psicoanálisis mas freudiano sobre estos temas.

Bueno, hasta ahí todo parece estar en orden, tenemos un concepto de género
que nos ayuda a ver una realidad que es opresiva para las mujeres, tenemos
un concepto de sexo que ya no va a invadir, que deja de ser la explicación de
las diferencias. Empezamos a entender las diferencias no como inferioridad
sino como desigualdad social, pero lejos estamos de llegar al summun de la
explicación de las sociedades, por llamarlo de alguna manera. Dentro de las
mismas filas del feminismo aparecen voces disidentes que empiezan a
cuestionar la misma producción feminista, como es el caso de las mujeres
lesbianas en primer lugar, y luego un poco mas tarde de las mujeres negras.
Las mujeres lesbianas son las primeras que advierten sobre los límites que
tiene esta categoría Mujer, que es la categoría que había nucleado al
movimiento feminista y era en torno al cual se estaba trabajando todo esto
que vengo diciendo. Ellas acusan al movimiento feminista de ser un
movimiento homófobo y en principio lo que dicen que no es lo mismo ser
mujer en un cuerpo heterosexual que ser mujer en un cuerpo lesbiano. Algo
similar dirán las mujeres negras a finales de los ’70, cuya crítica tiene que ver
fundamentalmente con temas como los derechos reproductivos.

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Las negras dicen que en realidad el movimiento feminista es un movimiento
blanco, heterosexual y de clase media. Y que sus luchas por el control de la
natalidad y sus consignas del derecho a decidir sobre su propio cuerpo, es una
consigna que no les cabe a las negras, de alguna manera, porque ellas venían
de un proceso eugenésico, claramente de la época de la esclavitud donde
había sido forzadas a abortar y las habían vuelto infértiles solo por ser negras.

Otras de las razones por las cuales discuten con las feministas blancas, y con
esta categoría Mujer como una categoría que cubría a todas las mujeres,
tiene que ver con, por ejemplo, las campañas que hacían las mujeres
feministas en contra de la violencia machista. Eran campañas que se hacían
en barrios negros suponiendo que los golpeadores y los abusadores eran
negros.

Esta es como la primera ruptura de la hermandad feminista, en todo caso lo


que se objeta, dicho sintéticamente, es que la categoría Mujer o podríamos
traducir también la categoría genero funcionaba como un perchero de pie,
todo lo que tenemos en común las mujeres es el género, y en ese perchero se
van poniendo la raza, las religiones, las edades, la opción sexual. Y en
realidad lo que dicen estas mujeres es que esto no se trata de sumar
diferencias sino que estas diferencias transversalizan de tal manera la
corporeidad que hace del padecimiento, un padecimiento peculiar.

Estas voces disidentes se mantuvieron, introdujeron rupturas serias dentro del


movimiento feminista y llegamos al momento de la crisis del Sida y la
epidemia del sida, donde las mujeres lesbianas y los grupos gays comienzan a
tener vinculaciones que hasta ese momento no tenían. Precisamente
organizan frentes y grupos de estudios que son los famosos estudios gay-
lésbicos, luego estudios queer, donde trabajan un tema que había sido
olvidado por la teoría feminista que es la sexualidad. Lo que dicen estos
grupos es que el género es una categoría que jerarquiza entre varones y
mujeres pero que las sexualidades también tienen un contenido
jerarquizador: que no es lo mismo ser homosexual que heterosexual, tener
una opción monógama que no monógama, tener una sexualidad para el
comercio que tener una sexualidad solo para la familia, no es lo mismo ser
prostituta que ser ama de casa, en fin, que hay una serie de jerarquías que
tienen que ver con la sexualidad y que la sexualidad es un tema que el
feminismo no había trabajado lo suficiente. Cada vez que el feminismo
hablaba de sexualidad terminaba hablando de género. Claro se abre una
puerta que hasta ese momento estaba cerrada. Porque concentrándonos
básicamente en nuestro país pero que sucede anteriormente en los países
centrales al tiempo que se objeta el concepto de mujer se objeta también el
concepto de género.

Si el género es la construcción social de la diferencia sexual, no hay porque


suponer que de un sexo macho va a devenir un genero varón; y si hay una
persona sexuada hembra y el género es de carácter cultural, no hay por que
suponer que de tal corporeidad tiene que devenir un género femenino.

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En ese paso entre el sexo y el género aparecen grupos como son los grupos de
diversidad sexual, concretamente el travestismo y el transexualismo en
nuestro país en los años ’90. Por supuesto que los movimientos de diversidad
sexual tienen una visibilidad anterior, en los años 90 ya estaban las Marchas
del Orgullo Gay-Lésbico, eran solamente del Orgullo Gay-Lésbico; ya habían
conseguido en la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires la cláusula en
contra de la discriminación por la opción sexual, y los grupos de travestis y
transexuales eran el largo etcétera de este movimiento Gay-Lesbico, o sea las
marchas eran marchas Gay-Lésbicas y etc., y en ese etcétera estaban las
travestis, transexuales, intersexuales, bisexuales.

Las reivindicaciones eran claramente diferentes, como son ahora, las agendas
de las compañeras travestis son diferentes a la de los compañeros gays y
lesbianas.
Para el año 95 es la primera vez que el travestismo consigue sumarse al
movimiento GLTTTBI como travestismo, no como ese largo etcétera, y para el
año 98 cuando se discute en la Ciudad de Buenos Aires y se derogan los
edictos policiales y se discute el nuevo Código de Convivencia Urbana, el
travestismo comienza a tener una visibilidad política que hasta ese momento
no tenía. Y empieza a participar mas sistemáticamente en las marchas del
orgullo gay y a formar parte de esta diversidad sexual que hoy vemos en
nuestro país y que ha tenido expresiones claras como la Ley de Identidad de
Género que es una ley claramente revolucionaria mucho más que, desde mi
perspectiva, que la Ley de Matrimonio Igualitario.

Por supuesto que las relaciones no siempre son pacíficas, o mejor dicho
siempre hay conflictos y está atravesada por relaciones de poder como
cualquier movimiento político. Pero en todo caso, esta sumatoria de grupos
de diversidad sexual diferentes, no son más que la expresión de Gritos de
Libertad, podríamos decir, de grupos que hasta este momento no tenían esa
voz y que hoy la tienen desde el espacio público y tienen la posibilidad de
acceder a derechos que hasta entonces estaban vedados.

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