"
Edward Bach
Esas son condiciones que afectan el sistema psíquico especialmente en las personas
en tratamiento
Para aceptarnos tal como somos y permitir al " yo interior " expresarse plena y
abiertamente. Para los que esconden sus verdaderos sentimientos. A pesar de una
apariencia calmada y jovial, son personas que, en el fondo, estén inquietas y
atormentadas. Esconden su ansiedad y su sufrimiento interior en un máscara de
indiferencia.
Las personas del tipo "agrimonia" acostumbran a ocultar sus problemas internos ante
el entorno. Aparentan estar tranquilos y sin preocupaciones, son divertidos y artistas
del vivir. Se les podría envidiar su forma de tomarse la vida (y muchos lo hacen), si no
fuera un teatro; detrás del cual ocultan un dolor mental de lo más diverso. Se parecen
al payaso que cuenta chistes mientras su rostro muestra una seriedad mortal. Pero
mientras que en éste se pintan con toda claridad las lágrimas, en las personas del tipo
"agrimonia" resulta difícil reconocer detrás de la máscara alegre y despreocupada la
tristeza, la preocupación, el miedo o la intranquilidad que suele afligirles. Su vida
exterior sirve en gran parte para compensar su estado interior: es sociable para
desviarse de sí mismo; alegre para olvidar la tristeza interior; con dominio sobre sí
mismo y tranquilo para vencer su desasosiego interno; lanzado para superar sus
temores; superficial para eludir su propia profundidad. Naturalmente, todas estas
características no siempre aparecen tan marcadas, pero si se observa bien y no se deja
uno llevar por las superficialidades, puede intuirse que tras esa fachada todo tiene un
aspecto distinto.
Cuando las personas del tipo "agrimonia" cuentan sus problemas o dificultades, dan la
impresión de que todo no resulta tan malo y a menudo incluso hacen un chiste al
respecto. Les resulta difícil abrirse a otras personas porque sienten miedo --por lo
general inconsciente-- ante la reacción de su entorno y temen la pérdida de simpatía,
atención o aprecio. Tampoco sus terapeutas --al menos al principio-- consiguen ver en
su interior y sólo chocan con problemas relativamente superficiales. Cuando se les
toca un punto sensible su voz se vuelve más fuerte y hablan con mayor rapidez, ríen,
hacen chistes y de un modo u otro desvían la atención lejos de sí. Tienen una notable
aversión a que se les hable de cuestiones personales o íntimas.
La agrimonia es uno de los remedios de pareja similares, pues este tipo únicamente
puede hacerse realidad si la correspondiente persona de referencia se comporta de un
modo análogo. La artificialidad de las personas del tipo "agrimonia" sólo la aceptan los
iguales, pues quien vive en la superficie o no quiere que miren en su interior
encuentra agradable si su interlocutor se mantiene en la periferia. Es como el
escenario. Se lleva una máscara y lo que hay detrás no le importa a nadie. Hay
intérpretes muy rutinarios, como por ejemplo las personas del mundo de los negocios,
que no muestran nunca sentimientos personales, o los que de forma notoria divierten
a los demás y de cualquier situación que implique de modo intenso un sentimiento la
deshacen de inmediato en un juego de palabras.
La persona de tipo "agrimonia" tiende al abuso de las drogas o del alcohol, porque la
presión interna es tanto más grande cuanto menos intensamente viva. El alcohol y las
drogas le pueden proporcionar una descarga transitoria porque oscurecen la realidad
interior o incluso colocan en su lugar una irrealidad. La dependencia significa
realmente una búsqueda: se busca algo que haga valiosa la vida y le dé un sentido.
Pero esto sólo puede encontrarse en la ley interna, en su disposición personal, por lo
que la dependencia es en última instancia una búsqueda de sí mismo. Consiste en la
concientización, es decir, en un enfrentamiento sincero e insobornable con todo lo que
se percibe (también de uno mismo), se siente y se averigua. La huida del drogo-
dependiente hacia las ilusiones es justo lo contrario y por eso, muchos adictos, en
lugar de la esperada liberación del acondicionamiento psíquico o de la prometida
ampliación de la conciencia, con el tiempo encuentran sólo una dispersión de ésta
última. La agrimonia puede ayudar a este respecto, pues precisamente uno de los
puntos débiles de las personas de este tipo es retraerse de la discusión consciente,
sincera y sin contemplaciones consigo mismo.
Aspecto Positivo: La toma de Agrimony trae calma para aquellos que sufren ansiedad
y angustia, pero sobre todo ayuda a integrar y aprender de las experiencias, a menudo
penosas, que de otro modo serían retenidas y censuradas en el fondo de nuestro ser,
mientras se intenta actuar en la superficie de la vida.
2 ASPEN / ALAMO TEMBLON Populos tremula
Aporta el coraje para hacer frente a lo desconocido. Para remontar los temores de
orígenes desconocidos, los miedos vagos, irracionales e inexplicables. Para los
temores de origen oculto.
La persona de este tipo es torturada por los temores y los presentimientos, que no
puede concretar en palabras ni fundamentar. Todo es vago e incierto y se sustrae a la
discusión lógica o a la demostración: la sensación de desasosiego en el corazón, la
infelicidad que siente venir o los malos presagios generales. Esos estados pueden
sobrevenir estando la situación general buena y llegan a provocar el pánico, pudiendo
también adoptar el aspecto de pesadillas. Sus causas son en parte físicas y en parte
también de naturaleza psíquica, y se condicionan o fortalecen mutuamente, aspecto
que hay que tener en cuenta a la hora del tratamiento.
La persona del tipo "álamo temblón" suele dar la impresión de estar un poco
"trastocada" pues realmente divaga por un mundo de tinieblas y sombras. Lo que le
falta es un realismo sólido, que no solamente se refiera a la superación práctica de la
vida sino también al lado espiritual y trascendente de la existencia humana. Habría
que intentar que tuviera una mayor relación con la vida cotidiana, sobre todo por
medio de trabajos prácticos, "para que no venga con ideas tontas", y habría que darle
la oportunidad de vivir situaciones de éxito y de experimentar una motivación.
Pero de otro lado, para él es importante encontrar una visión del mundo o una
religión que sean sólidas y soportables, que le proporcionen los fundamentos
espirituales y respondan de un modo positivo a su búsqueda de un sentido. Puede
recuperar así la confianza primigenia, cuya pérdida es la causa esencial de sus
temores. Para algunas personas del tipo "álamo temblón" resulta curativo que se les
muestre que no tienen fe ni confianza en Dios (aunque quizá se consideren religiosos
o espirituales). Sus temores se convertirán entonces en puntos de cristalización
alrededor de los cuales --bajo la presión vivida conscientemente de su padecer-- se
forme una visión de la vida que soporte las pruebas del destino.
La persona del tipo "álamo temblón" debe darse cuenta que huye de sí. Deberá
convertir sus presentimientos en conciencia, verificando su significado en lugar de
huir ante ellos. De lo contrario, adoptarán incluso la forma de una manía persecutoria,
como en muchas ocasiones este tipo de estados recuerda una locura o una psicosis (en
parte con un carácter esquizofrénico). Resulta notorio que el poseído es incapaz de
elaborar racionalmente las impresiones o las informaciones que recibe.
Desde el punto de vista físico, los estados de "álamo temblón" pueden ser también
secuela de intoxicaciones o, al menos, verse favorecidos por éstas (alcohol, drogas,
estimulantes, contaminantes, disolventes orgánicos, pinturas, medicamentos, etc). Por
eso deben evitarse, lo mismo que todo lo que irrite el sistema nervioso vegetativo y
vuelva lábil al organismo (condiciones climáticas desfavorables, "radiaciones
terrestres" y venas de agua, campos eléctricos, etc). También los estados de
intoxicación interiores, sobre todo en lo que respecta al sistema endocrino ( tiroides,
ovarios), el hígado y los riñones, son importantes, por lo que habría que comprobarlos
y en caso necesario tratarlos de modo adicional. También los trastornos en el ritmo
del corazón y la insuficiencia cardiaca pueden desencadenar (sobre todo por la noche)
los miedos de tipo "álamo temblón". Para todas estas alteraciones físicas es aplicable
el álamo temblón.
La persona de este tipo tiende a transmitir su desazón a su terapeuta y atribuirle sus
fallos y sus defectos. A menudo esas personas inician el tratamiento con un nuevo
terapeuta hablando mal de todos los anteriores. Hay que tener bien claro que
probablemente uno caerá algún día también dentro de esa categoría y por ese motivo
debe evitarse cualquier malentendido. Siempre que sea posible hay que esforzarse
para que esas personas no dejen nada pendiente que esté sin aclarar.
Las personas del tipo "haya" siempre piensan en lo bueno; se manifiestan tolerantes,
consideradas y comprensivas. Se esfuerzan en ver todo lo positivo, incluso aunque los
hechos parezcan desmentirlo, y se preocupan más de sus semejantes de lo que el
observador imparcial cree conveniente.
Bach se ha incluido en el grupo de personas que "se preocupan demasiado por los
demás". Pero "demasiado" significa que no se guarda la proporción, que hay algo que
no concuerda y que el comportamiento de la persona del tipo "haya" --su opinión
siempre positiva, su deseo de hacer el bien, su paciencia--, en realidad parece de algún
modo artificial o exagerado (a veces también adulador). No puede ser de otra forma ya
que su tolerancia demostrada hacia el exterior es sólo un exceso de compensación de
una intolerancia interior y un auto rechazo igualmente grandes, y su dedicación al
"bien" significa al mismo tiempo una condena hacia el "mal". Estas personas
pertenecen al tipo de los intolerantes introvertidos, que no ejercen la presión sobre su
entorno (como el extrovertido), sino sobre sí mismos y que deben practicar en la vida
lo contrario de lo que correspondería a su naturaleza y que no admiten.
Puesto que en el fondo todo esto no es más que una maniobra de distracción --aunque
con buenas intenciones--, hacia un conflicto con uno mismo, a largo plazo tendrá
malas consecuencias. Su complejo de auto rechazo no desaparecerá sino que se
activará constantemente. La persona del tipo "haya", que posee una estructura
psíquica muy compleja, conoce sus rasgos aparentemente malos, pero no comprende
su justificación y su sentido. Sucede entonces que, bajo la presión de la moral
aprendida, los rechaza e intenta superarlos mediante una "bondad" y una tolerancia
practicadas exageradamente.
Para escapar a la atracción de la mentira con la vida habría que firmar la paz con uno
mismo. Debería poner en claro que la escala de valores con la que se juzga y condena,
no es en modo alguno una verdad universal, sino que sólo expresa el espíritu moral de
los tiempos dominantes en ese instante. Sería importante para él admitir reconocer
los rasgos propios que rechaza para poder tratarlos con sentido y no entrar en un
conflicto interior con ellos. Debería darse cuenta que no es por naturaleza un "come-
todo", sino más sensible y susceptible que las otras personas y que, por eso, debe
poner especiales exigencias a su modo de entrar o dejar salir, lo que reduce
considerablemente sus límites naturales de tolerancia. Su "intolerancia" es, por
consiguiente, una medida protectora natural y legítima sin la que no podría
desarrollarse ni sobrevivir. Su gran sensibilidad arrastra otra "desventaja" adicional:
una limitada capacidad de imposición que le hace depender en medida muy especial
del bienestar de su entorno y le obliga a evitar las confrontaciones con quienes
piensan de distinto modo a como él mismo. En realidad sería suficiente con que les
dejara en paz, pero ya que la persona de tipo "haya" no sólo es muy sensible y
temerosa, sino también considerablemente complaciente, a menudo exagera su
tolerancia mediante una postura muy positiva, que obliga a sus semejantes, elevando
además el sentimiento de su propio valor.
Así, para compensar las presuntas malas características que lleva, juega a lo "noble" y
"bueno"; dedica su vida a altos ideales porque supone que tiene muchas carencias;
ejerce por doquier la tolerancia porque se tolera él mismo muy poco; asegura el
bienestar de su entorno por miedo a lesionar su naturaleza sensible, se deja admirar y
venerar porque él mismo se desprecia
Haciendo un juego de palabras podría decirse que "su alma sale a relucir" y lo hace en
forma de frustración, dolor o padecimiento. La verdad radica en la realidad de nuestra
vida, por mucho que parezca "buena" o "mala"; es lo que es real y en modo alguno
coincide siempre con nuestros ideales. Sólo en la realidad falsificada podemos
encontrar una relación con el misterio de nuestra existencia y la paz interior. Quien
huye de la realidad de su vida se enferma, porque destruye su unidad interior.
También quien dirige el tratamiento, que por orgullo profesional intenta se amable
con sus pacientes de un modo especialmente atento y bienintencionado, debería
verificar de vez en cuando si en su terapia sólo está representando las propias
debilidades y, a costa de su paciente, está haciendo realidad un estado de "haya". El
haya es, junto con la vid, el remedio de Bach esencial contra las ALERGIAS. Aquí puede
verse perfectamente bien cómo un principio espiritual se expresa en la materia y se
hace realidad. La intolerancia que un ser humano lleva en su estructura espiritual y
psíquica se extiende naturalmente hasta el área de sus reacciones fisiológicas,
bioquímicas y celulares. La intolerancia de tipo "haya" es introvertida y en buena
medida inconsciente; por eso gusta de reaccionar en contra del cuerpo. (Cuando
empujamos al subconsciente un conflicto moral se traslada al cuerpo, por un lado para
llamar la atención sobre sí por medio de los dolores y por el otro lado buscando una
salida a través de mecanismos de desintoxicación físicos). En estos casos vale la pena
hacer un intento con "haya". Por supuesto que no pueden esperarse resultados
inmediatos, lo mismo que ninguna persona cambia en un abrir y cerrar de ojos.
El haya puede combinarse a menudo con los siguientes remedios: acebo en caso de
reacciones violentas de las defensas naturales (por ejemplo la alergia); agua de roca
cuando una persona se aferra de manera excesivamente compulsiva a lo "correcto";
leche de gallina cuando la exagerada tolerancia es una reacción de miedo ante una
vivencia de shock; manzano silvestre para aceptarse uno mejor y en general para la
depuración de la sangre en las alergias; castaño blanco para hacer el pensamiento más
flexible y abierto; pino albar cuando la tolerancia se diluye con sentimientos de culpa;
mimulo cuando constituye sólo una reacción defensiva en caso de un temor muy
grande; agrimonia cuando resulta demasiado artificial
El aspecto positivo de esta flor aparece cuando se hallan las emociones equilibradas.
Se desprenden las cualidades de tolerancia y comprensión de las dificultades de los
demás y la habilidad de ver lo bueno en cada persona y en cada cosa.