En la última década del siglo XX y en la primera del nuevo siglo, dos nuevas
vertientes del pensamiento crítico y de los Estudios Culturales en
Latinoamérica se consolidaron, por lo menos a nivel institucional, en
universidades de toda la región. Inicialmente surgió el grupo de los Estudios
Subalternos latinoamericanos, que utilizó teorías poscoloniales del sur de
Asia así como algunos elementos del Postestructuralismo. Luego emergió
el Grupo Modernidad/Colonialidad, que está experimentando un gran auge
en Latinoamérica desde principios del nuevo siglo y ha impactado el discurrir
de disciplinas como la Historia, la Antropología, la Sociología, la Estética y
la Literatura. Actualmente las ideas del Grupo están causando revuelo en
sectores críticos de disciplinas como la Comunicación, la Psicología y la
Economía Política, y por fin, gracias a algunas traducciones o nuevos textos
originales en inglés, están trascendiendo el contexto latinoamericano para
propagarse por algunos enclaves académicos en los Estados Unidos,
España, Inglaterra, Dinamarca, Alemania y Australia.
3El libro de los colombianos Restrepo y Rojas está dividido en tres partes :
la primera describe los antecedentes de lo que los autores definen como la
inflexión decolonial ; luego, la segunda parte es una presentación detallada
de las categorías, conceptos y problemáticas clave de este enfoque ; y,
finalmente, la tercera hace una crítica reflexiva de las limitaciones e
inconsistencias que perciben los autores en el trabajo del Grupo. Las ideas
de los más destacados pensadores de esta colectividad (Aníbal Quijano,
Enrique Dussel, Walter Mignolo, Arturo Escobar, Catherine Walsh, Santiago
Castro-Gómez, Ramón Grosfoguel, Nelson Maldonado-Torres) son
descritas, discutidas y relacionadas entre sí. Se explican los matices
esenciales del pensamiento de estos autores, tales como la diferenciación
entre colonialismo y colonialidad, en gran medida invisible para los
pensadores poscoloniales ; la existencia e impacto del lado oscuro de la
modernidad, un punto ciego para pensadores críticos contemporáneos
como Habermas o Hardt y Negri ; y el error conceptual en la base de la teoría
de la dependencia que estableció la distinción entre centro y periferia, la cual
hace caso omiso de la escala global y la división racial internacional del
trabajo, característica del sistema-mundo desde 1492.
4El libro expone con gran elocuencia y claridad las críticas del Grupo a dos
mitos particularmente nefastos. Primero, la idea moderna de una trayectoria
lineal de desarrollo que define la historia de la humanidad en coordenadas
eurocéntricas con un punto de inicio en la Grecia clásica y un destino
inevitable y ejemplar : las civilizaciones “avanzadas”, representadas por
Europa y Norteamérica. Grosfoguel se ha referido irónicamente a este mito
como “De Platón a la OTAN”, apropiándose del título de un libro de un
historiador conservador. En este mito, las otras civilizaciones del planeta son
ignoradas o subalternizadas en una narrativa histórica profundamente
ideologizada que perdura hasta nuestros días y que es utilizada para
legitimar intervenciones militares, políticas desarrollistas sordas a la
diversidad y la diferencia, y para catalogar al resto de la humanidad en
escalas engañosas. El segundo mito define la diferencia entre un Occidente
supuestamente monolítico y el resto de la humanidad como el resultado de
tipos raciales y no como la consecuencia de una historia del poder. Como
los no occidentales seríamos por naturaleza distintos, más primitivos,
primarios, atrasados, incivilizados, una amenaza para nosotros mismos y la
civilización, hemos tenido que ser educados, informados, disciplinados,
controlados, dominados y explotados. Este pernicioso mito divide el
sistema-mundo en binarios : Este/Oeste, Norte/Sur, Primitivo/Civilizado,
Mágico-Mítico/Científico, Irracional/Racional, Tradicional/Moderno. Este
mito ha sido instrumental en la construcción del ideal de normalidad
subjetiva de Occidente (blanco, masculino, heterosexual, educado,
trabajador, cristiano). También ha permitido que los no occidentales
hayamos pasado de ser caracterizados en el siglo XVI como “gente sin
escritura”, a ser caracterizados en los siglos XVIII y XIX como “gente sin
historia”, en el siglo XX a ser gente “subdesarrollada” y más recientemente,
en el siglo XXI, a ser gente “sin democracia”.
6Restrepo y Rojas logran alcanzar con este libro los dos objetivos que se
propusieron : introducir las ideas del Grupo Modernidad/Colonialidad de
manera clara y contundente, y contribuir a su consolidación por medio de un
cuestionamiento reflexivo de algunas simplificaciones o vacios que
perciben. La “inflexión decolonial” que explican los autores parece confirmar
el final de la ilusoria era de la globalización y marcar el inicio de lo que
Wallerstein describió como una bifurcación que dará al traste con el sistema-
mundo que ha operado durante los últimos cinco siglos.