INTRODUCCIÓN:
El arte de definir es asunto difícil, encontrar las palabras justas para que otros
entiendan un objeto o un concepto no resulta algo baladí u obvio. Dentro de esta
dificultad general, definir un objeto es más sencillo que definir un concepto. Un
objeto tiene unas dimensiones, una función, un origen y un autor; un concepto
abstracto es mucho más complicado, sencillamente porque sus límites y
dimensiones, sus funciones, orígenes y autores son más difíciles –en general– de
delimitar y describir y, sobre todo, más sujetos a discusión pública.
Como consecuencia de todo esto y para abrir boca, parece sensato acudir primero
a la hora de definir, a los héroes de la definición, a los diccionarios. Y entre ellos
descolla, por méritos propios, el Diccionario de la Real Academia. Así, el término
sociología se describe en este diccionario del siguiente modo:
“sociología.
Del lat. socius, socio, y -logía.
1. f. Ciencia que trata de las condiciones de existencia y desenvolvimiento de las
sociedades humanas.
vegetal.
2. Ecol. Estudio de las comunidades vegetales en sí mismas o como parte del
ecosistema.”
Está claro que si uno no ha oído hablar de la sociología esta definición –me refiero
por supuesto a la primera acepción– nos aproxima, nos dice que es una ciencia que
estudia a las sociedades y su entorno. No está mal para empezar pero es notorio
que la sociología es mucho más.
Estos grandes cambios sociales motivaron una mayor preocupación sobre las
características de la sociedad, sobre la estructura social y sobre cómo se pasa de
una estructura social a otra diferente por medio de los cambios sociales. A esta
preocupación por la sociedad se le unió el hecho de la popularización, entre los
pensadores, del método científico. De la fusión de ambos fenómenos surgió la
sociología como ciencia independiente.
La sociología, por tanto, supuso un intento de aplicar los esquemas del análisis
científico a la realidad social humana. Con una característica principal, lo que
caracteriza a la sociología en el contexto de las ciencias sociales es su alto nivel de
generalidad, es decir, se ocupa de la investigación de la estructura y de los procesos
de la sociedad en general. De ahí que sea normal leer una definición de la sociología
como la que sigue: ciencia que se ocupa del estudio de las sociedades de modo
completo. Aunque esto no resulte del todo cierto, la sociología también se ocupa de
ámbitos más reducidos en una sociedad, si nos permite una definición general que
se corresponde en alto grado con la realidad.
Para no dejar cabos sueltos y definir esa parte oscura que queda en la definición
anterior vamos a observar a la sociología desde distintos ámbitos que he
denominado ejes de definición.
Voy a poner un símil para dejarlo más claro. Los ingenieros al estudiar el
comportamiento de una máquina la describen mediante diagramas de estados y
transiciones, cada estado resulta de la observación en un instante t de los valores
de las variables del sistema, asumiendo que los estados de la máquina son finitos.
Esta perspectiva del funcionamiento de la máquina, estática, sería el estudio de su
estructura. Pero la máquina, durante el tiempo, pasa a otros estados –el t+1 por
ejemplo– por tanto es necesario también el estudio de la transición de un estado al
siguiente, cuáles son los valores de entrada y de salida, que cambian el estado del
sistema y de sus variables internas.
Del mismo modo los sociólogos estudian las variables sociales, parámetros sociales
sujetos a cambio, variables dependientes si atendemos a su formulación
matemática. Estudian qué variables cambian y en función de qué variables
independientes lo hacen. Por poner un ejemplo de sociología electoral, puedo
estudiar el valor de la abstención en elecciones diferentes y me da una perspectiva
estática. Puedo del mismo modo analizar otros parámetros sociales, marcha de la
economía, comportamiento de los partidos políticos, prestigio social de la política,
nivel cultural, conflictividad social como variables independientes y estudiar el
fenómeno de la abstención en el tiempo en función de éstos y otros parámetros.
Para la corriente principal del funcionalismo nuestras vidas están orientadas según
la dirección que marcan ciertas estructuras sociales, entendiéndose por éstas
pautas relativamente estables de relaciones sociales, por ejemplo, las relaciones
familiares, las conductas ritualizadas, y otras, que implican comportamientos
relativamente estables y predecibles. Así para Talcott Parsons, el máximo
representante de este paradigma, la sociedad tiende al equilibrio y a la estabilidad.
Pero para que puedan permanecer en el tiempo, las sociedades deben cumplir una
serie de requisitos que denominó prerrequisitos funcionales como la adaptación al
entorno, la satisfacción de los objetivos o la cohesión social entre otros.
Para los críticos del funcionalismo la idea de un orden natural en las sociedades no
casa bien con las grandes variaciones que vemos entre distintas sociedades y,
dentro de la misma sociedad, entre distintos momentos históricos. También se opina
que se pone tanto énfasis en la estabilidad y el equilibrio social que se corre el
peligro de olvidar la otra cara de la moneda: la desigualdad y el conflicto social.
Al hablar de sociología del conflicto es inevitable citar a Carlos Marx, cuyas ideas
han ejercido una notable influencia en los autores de esta corriente hasta nuestros
días. Se trata del Marx filósofo y sociólogo y no del revolucionario que tanta
polémica levanta, hasta el punto de que muchos sociólogos norteamericanos
reconocen que no han podido estudiar a Marx de una manera independiente;
muchos de ellos se consideran “marxianos”, para evitar usar el término “marxista”,
equivalente a “comunista” o “revolucionario”. Pero aparte de Marx hay muchos
sociólogos importantes en esta corriente como Althusser, Dahrendorf y los
miembros de la Escuela de Fráncfort.
De esta manera, desde los años ’50 del pasado siglo, se ha venido desarrollando
un nuevo paradigma, el de la acción, esto es, el nivel de análisis ya no se centra en
las grandes estructuras sociales sino en las interacciones cotidianas de las
personas que van dotando de significado al mundo social que les rodea.
Pero esto en la vida real no es cierto, existe siempre un grado mayor o menor de
información disponible y también es variable el número de alternativas posibles. De
esta forma surgió la escuela de la Racionalidad Limitada, según la cual, los
individuos disponen de una visión limitada del mundo en la que solo cabe un número
reducido de alternativas de acción, eligiendo entre ellas las que le parecen más
satisfactorias.
Todas estas teorías que ponen el objeto de estudio en el individuo son un buen
contrapeso a las sociologías de visión macro Sin negar las estructuras sociales, las
sociedades están constituidas por individuos, de esta forma proponen soluciones a
ciertos problemas de análisis que desde una visión completa de la sociedad no se
pueden alcanzar. Pero cuando la investigación social se centra en el individuo es
fácil perder de vista la influencia de las variables sociales o estructurales en los
fenómenos sociales.
Yo tuve una profesora que decía que no se puede hablar de sociologías distintas
sino de distintas aplicaciones de la sociología. Estaríamos entonces ante una única
disciplina con múltiples aplicaciones.
Pero existe una mala conciencia colectiva en la mayoría de los sociólogos y una
necesidad perentoria de demostrar que se trata de una ciencia tan ciencia como la
física o las matemáticas. Algo que, por cierto, jamás se preguntan los físicos o los
matemáticos, ellos no tienen la más mínima duda de que lo que ellos practican es
una ciencia. Hasta el punto que en muchas facultades de ciencias ni siquiera se
estudia filosofía de la ciencia, ¿para qué? dicen, y esto es otro error; porque para
hacer algo –cualquier cosa– es menester saber qué se está haciendo.
Una variante de este problema es el que se plantea cuando se habla de los valores
y la sociología. En la observación científica el observador no debe alterar las
condiciones del experimento, un físico que estudia el choque de dos móviles se
encuentra ajeno al experimento pues lo observa desde fuera y, por tanto, no altera
de las condiciones del mismo. Pero un sociólogo observa los fenómenos sociales
perteneciendo o formando parte de la sociedad, es como si el físico estudiara el
choque de móviles montado dentro de uno de ellos. ¿Hasta que punto el sociólogo
es independiente de los problemas que estudia?, ¿cómo se puede distanciar de los
valores de su sociedad si forma parte de ella? ¿Es posible entonces poner juntos
los términos ciencia y social?
El gran sociólogo Max Weber era partidario de una sociología libre de valores. El
sociólogo debía apartarse de los valores de su sociedad, debía hacer un esfuerzo
por observar los fenómenos sociales desde la distancia, como el físico y los móviles.
Muchos piensan que por mucho esfuerzo que se realice esto no es posible del todo.
En el otro extremo se colocan los sociólogos de la Escuela de Francfort que opinan
que el sociólogo ha de inmiscuirse en los problemas, proponen una sociología
militante.
Sobre este tema la mejor disertación sobre si la sociología es una ciencia la he leído
en Durkheim, en su libro “las Reglas del Método Sociológico”, en el que realiza una
identificación entre el concepto de la sociología como ciencia y el tratamiento de los
hechos sociales como cosas susceptibles de ser estudiadas objetivamente.
Propone un método sociológico de estudio cuyos rasgos distintivos son:
1. La sociología es independiente de toda filosofía, por lo tanto se trata de una
aproximación científica
2. El método es objetivo, proviene del tratamiento de los hechos sociales como
fenómenos dignos de estudio
3. El método que propone es exclusivamente sociológico, luego tiene
autonomía respecto de las otras ciencias
CONCLUSIÓN
Hemos visto a la Sociología desde distintos puntos de vista, la hemos recorrido
rápidamente durante sus, apenas, dos siglos de existencia, sabemos su objeto de
estudio: la sociedad, su arma: la Teoría Sociológica, sus visiones: macro y
microscópica, sus aplicaciones, su carácter científico, sus compañeras de viaje: las
ciencias sociales y, por último, la forma en que el sociólogo observa o mira los
fenómenos sociales. Como dije al principio de este artículo, otros sociólogos habrían
destacado más algunos aspectos, y otros, habrían hablado de otros conceptos.
Pero, aunque me dejo mucho, creo que –para mantener el equilibrio entre la
necesidad de comunicar y el peligro de aburrir– no he de ir más allá en nuestro viaje.
Al llegar a este punto espero haber cumplido con mi objetivo inicial que era dar a
conocer de manera clara y sencilla en qué consiste esta pequeña ciencia nuestra.
En este propósito sigo a uno de mis maestros, el profesor José Félix Tezanos,
cuando en su libro “La explicación sociológica”, escribe literalmente: “Al sociólogo
generalmente se le exige mucho, pero se sabe poco de la ciencia que practica. Se
espera que pronostiquen quién va a ganar las próximas elecciones, que
proporcionen diagnósticos y soluciones a los problemas de la marginación social o
del funcionamiento de los servicios sociales. Pero pocos ciudadanos saben
exactamente qué es la Sociología y cómo trabaja el sociólogo. Por ello, la sociología
es una ciencia que necesita ser explicada”