Edith Labos, Andrea Slachevsky, Terresa Torralva, Patricio Fuentes y Facundo Manes. Editorial Akadia,
Buenos Aires, Argentina
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Centro de Gerociencias, Salud Mental y Metabolismo (GERO), Santiago, Chile
Laboratorio de Neuropsicología y Neurociencias Clínicas (LANNEC), , Universidad de Chile, Santiago, Chile
Clinica de Memoria y Neuropsiquiatria (CMYN), Servicio de Neurología, Hospital del Salvador, Santiago, Chile.
Servicio de Neurología, Deprtamento de Medicina, Clínica Alemana-Universidad del Desarrollo, Chile.
Centro de Investigación Avanzada en Educación, Universidad de Chile, Santiago, Chile
2
Financiamiento: Se agradece el financiamiento otorgado por el Programa Fondap Proyecto 15150012 y el Proyecto
Basal FB0003 del Programa de investigación asociativa de CONICYT Página 1 de 44
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Solamente a partir del siglo XIX, se empieza a usar la palabra demencia con el
sentido que tiene en la literatura médica actual y confluyen el significado del
término “demencia” propiamente tal, y la historia del concepto de demencia como
enfermedad. El término demencia empieza a ser usado para referirse
principalmente a cuadros de trastornos cognitivos adquiridos. En la segunda
mitad del siglo XIX, si bien se mantiene una visión sindromática de las
demencias, incluyendo entre otro las demencias vesánicas, definida como los
estados terminales de diferentes enfermedades mentales, se empieza a restringir
el uso del termino de demencia casi exclusivamente a trastornos irreversibles que
afectan predominantemente a los adultos mayores [9]. Esquirol, quien propició
una aproximación meramente descriptiva de las demencias, sin discutir su
etiopatogenia [15], oficializó la distinción entre demencia y retardo mental, así “el
demente es como la persona que ha sido privada de su propiedad después de haber
podido disfrutar de ella, es una persona rica que se ha empobrecido, el idiota
siempre ha sido pobre y miserable” [15]. Definió a las demencias como un estado
de pérdida de la capacidad de razonar y distinguió las demencias agudas, las
crónicas y las “seniles”. Las demencias agudas corresponden a un estado
confusional, las demencias crónicas son cuadros irreversibles y causados por
múltiples etiologías tales como manías, estados de melancolías, accidentes
vasculares o epilepsias, y las “seniles”, definidas como una pérdida de la
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Quizás uno de los hitos de mayor relevancia en la historia de las demencias fue
propiciado por Antoine Bayle. En 1822 reportó un estudio anátomo-patológico
demostrando que los trastornos mentales y físicos de la Parálisis General
Progresiva, secundaria a una neurosífilis, se asociaban a una aracnoiditis crónica,
es decir a un daño a nivel cerebral. En este trabajo establece que las demencias
son atribuible a lesiones en el sistema nervioso central [19].
En la segunda mitad del siglo XIX, a partir de las descripciones clínicas de autores
franceses, ingleses y alemanes, las demencias son definitivamente consideradas
como un síndrome. En 1906, Marie definió las demencias como un síndrome que
puede ser causado por diferentes enfermedades, cada una con un fenotipo clínico
característico y una neuropatología especifica [21]. Desde finales del siglo XIX y
durante el siglo XX se realizó un esfuerzo importante por describir las distintas
enfermedades causantes de demencia. Se diferenciaron primero las demencias
primarias y las secundarias. El estudio neuropatológico con microscopia óptica de
cerebros de pacientes con demencia asentó la hipótesis de que las demencias
primarias eran causadas por degeneración del parénquima cerebral o por lesiones
vasculares (arterioesclerosis). En las demencias secundarias se incluyeron las
demencias vesánicas (estados de deterioro que puede ser consecuencia de
cualquier tipo de trastorno psiquiátrico severo). Hacia 1900 ya se habían
distinguido la demencia “senil”, la arterioesclerótica (reblandecimiento cerebral
por isquemia crónica), las demencias infecciosas (la parálisis general), la
demencia traumática y algunas demencias por lesiones subcorticales (por ejemplo,
la enfermedad de Huntington) [9]. En tres artículos publicados entre 1892 y 1904,
Pick describió los síntomas de las demencias frontotemporales. En 1907, Alois
Alzheimer describió el caso de Auguste D (una paciente que presentó una
demencia a los 51 años), y las lesiones neuropatológicas (placas seniles y ovillos
neurofibrilares) asociadas [7].
Comparado con los criterios del DSM-IV, los criterios CIE-10 proponen una
mayor tipificación de los cuadros demenciales, persiste el énfasis en la esfera
cognitiva como síntoma clave para el diagnóstico de demencia, lo que no se ajusta
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al patrón de presentación de todas las demencias [2] (ver tabla 2). Actualmente
esta en elaboración los Criterios CIE 11, una actualización de los criterios CIE 10.
Tabla 2: Criterios CIE - 10 para Demencia (OMS, 1992) [31]
CIE – 10
Demencia en La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad degenerativa
la cerebral primaria, de etiología desconocida, que presenta rasgos
enfermedad neuropatológicos y neuroquímicos característicos. El trastorno
de Alzheimer se inicia por lo general de manera insidiosa y lenta y
evoluciona progresivamente durante un período de años. El
período evolutivo puede ser corto, dos o tres años, pero en
ocasiones es bastante más largo. Puede comenzar en la edad
madura o incluso antes (enfermedad de Alzheimer de inicio
pre-senil), pero la incidencia es mayor hacia el final de la vida
(enfermedad de Alzheimer de inicio senil). En casos con inicio
antes de los 65 a 70 años es posible tener antecedentes
familiares de una demencia similar, el curso es más rápido y
predominan síntomas de lesión en los lóbulos temporales y
parietales, entre ellos disfasias o dispraxias. En los casos de
inicio más tardío, el curso tiende a ser más lento y a
caracterizarse por un deterioro más global de las funciones
corticales superiores.
a) Presencia de un cuadro demencial, como el descrito arriba.
b) Comienzo insidioso y deterioro lento. El momento exacto
del inicio del cuadro es difícil de precisar, aunque los que
conviven con el enfermo suelen referir un comienzo brusco.
c) Ausencia de datos clínicos o en las exploraciones
complementarias que sugieran que el trastorno mental pudiera
ser debido a otra enfermedad cerebral o sistémica capaces de
dar lugar a una demencia (por ejemplo: hipotiroidismo,
hipercalcemia, deficiencia de vitamina B12, deficiencia de
niacina, neurosífilis, hidrocefalia normotensiva o hematoma
subdural).
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Sin embargo, estos criterios han sido criticados ya que: i) tienen escaso valor
pronóstico y tienen un valor predictivo bastante limitado, por lo que no permiten
predecir con certeza qué pacientes van a evolucionar hacia una demencia. Serían
más bien indicadores de aumento del riesgo de progresión hacia demencia. Más
aún en función de los criterios diagnósticos y el lugar de diagnóstico (población
consultante por queja de memoria o estudios poblaciones), un porcentaje
significativo de sujetos con DCL no progresan a una demencia o presentan una
regresión de los trastornos[36, 37]; ii) el requisito de preservación de las
actividades de la vida diaria (AVD) es poco operacional[38]. Puede ser difícil
determinar cuándo el trastorno cognitivo interfiere con las AVD. Más aún la
existencia de interferencia puede depender en gran medida del tipo de actividades
desempeñadas y no de las características del trastorno cognitivo. Por ejemplo, a
diferencia de pacientes que mantienen una actividad laboral, pacientes jubilados
probablemente podrán tolerar un deterioro mayor de sus capacidades cognitivas
antes de que interfiera con sus actividades. Esto hace que el DCL incluya
pacientes muy heterogéneos en cuanto a la intensidad del trastorno cognitivo.
Finalmente, el criterio de preservación de las AVD se ha flexibilizado aceptando
en el DCL la presencia de trastorno en las actividades complejas de la vida diaria
[39]. Ciertamente, se requiere mayor investigación para definir qué significa una
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Para suplir las limitaciones del DCL, se han propuesto nuevos criterios de
investigación para establecer un diagnóstico en etapas pre-clinicas de la
enfermedad de Alzheimer, en ausencia de trastornos cognitivos [41, 42]. La
utilidad clínica de estos criterios y su capacidad de detectar sujetos que van a
desarrollar una demencia tipo Alzheimer debe aún establecerse.
Demencias vasculares
Demencia por VIH
Neurosífilis
• Demencia con
cuerpos de
Lewy
• Otras demencias
neurodegenera-
tivas
• Hidrocefalia
normotensiva
• Trastornos
bioquímicos
heredados
• Secundaria a
esquizofrenia
Cursa • Meningoencefal • Enfermedad de •
rápidamente itis aguda Creutzfeldt-
Jakob
• Infecciones del
Sistema
Nervioso
Central
Curso • Encefalopatía • Depresión •
estático anóxica
• Demencia post-
traumática
• Encefalopatías
tóxicas
Cursa en • Demencia • Demencia • Demencia
escalones vascular vascular vascular
Cursa con • Trastorno • Trastorno • Trastorno
fluctuaciones metabólico metabólico metabólico
• Desmielinizació • Desmielinizació • Desmielinizació
n n n
los pacientes con una afasia primaria progresiva no fluente y demencia semántica
presentan lesiones neuropatológicas características de la EA [51]. Se han descrito
también numerosos pacientes en quienes se detectan las lesiones neuropatológicas
de la EA (acúmulo de proteína amiloidea y ovillos neurofibrilares) y que sin
embargo presentan cuadros clínicos atípicos, sin síndrome amnésico [52, 53]. Por
último, existen pacientes en los cuales se superponen características clínicas de
diferentes tipos de demencias neurodegenerativas [50]. En estos síndromes,
llamados síndromes de superposición, la manifestación clínica está determinada
por la distribución topográfica de las lesiones y no por las características
histopatológicas de las lesiones [54]. El fenotipo clínico no permite predecir la
etiopatogenia de las demencias, es decir, que proteinopatía es causante de la
enfermedad neurodegenerativa. Lo anterior sugiere que existen múltiples
elementos que median entre el metabolismo anormal de una determinada proteína
y su acumulación en un sistema neuroanatómico específico.
psiquiátrico y una DFT [44, 60-62]. Más aún, no siempre es fácil determinar si un
determinado comportamiento es normal o debe ser catalogado como patológico
[63] [64].
Mantenimiento de la
casa
Reparaciones en la
casa
Lavar la ropa
Por otro lado, debemos diferenciar entre los efectos del envejecimiento normal y
la presencia de un trastorno de memoria que sugiera un proceso patológico. Si
bien en el envejecimiento normal no existe un deterioro de la memoria, sí existe
una serie de modificaciones de las capacidades cognitivas y del comportamiento
que pueden ser interpretadas como un declive de las capacidades mnésicas. Las
principales modificaciones asociadas al envejecimiento son: un enlentecimiento
en la velocidad de procesamiento de la información y del aprendizaje; una
disminución de las capacidades de atención dividida; dificultades en la realización
de dobles tareas; dificultades para inhibir información irrelevante y repuestas
inapropiadas, en otros términos un aumento de la distractibilidad [70, 71]. Se ha
descrito además un enlentecimiento en el acceso a la información. Una de las
principales manifestaciones de esos cambios es la dificultad de recordar nombres
de personas y de lugares junto con el aumento del fenómeno de tener una “palabra
en la punta de la lengua” y no lograr pronunciarla [72-76]. También disminuye la
memoria de trabajo, lo que puede manifestarse en diferentes tipos de queja, tales
como olvidar lo que se fue a buscar a alguna habitación tan pronto se entró en
ella u olvidar un número de teléfono que se tiene que marcar si uno es
interrumpido [70]. El conjunto de estas dificultades puede ser mal interpretado
por el sujeto como un declive de sus capacidades mnésicas, los que pueden
percibir sus dificultades atencionales como fallas de memoria. En la tabla 8 y 9
presentamos algunos elementos clínicos que orientan al diagnóstico diferencial
entre el envejecimiento normal y un trastorno de memoria indicativo de un
proceso patológico.
Tal como lo ilustran las tablas 8 y 9, las dificultades de memoria referidas por
personas de edad sin deterioro cognitivo no son muy diferentes de las fallas de
memoria que puede relatar cualquier individuo sin deterioro cognitivo. Las fallas
de memoria tales como la fugacidad o desvanecimiento de información
memorizada, el no registro de información por inatención y el bloqueo o dificultad
temporal para recuperar información almacenada en memoria son características
normales de la memoria [59]. Lo patológico es observar un aumento en la
frecuencia e intensidad de estas fallas.
interfieren en el
aprendizaje y el uso de
claves para facilitar la
recuperación de
información en memoria.
Auto-imagen Disminuida Normal
Destrezas Disminución en Preservadas
sociales desproporción con los
déficits
Síntomas Ansiedad, insomnio, Raros, ocasionalmente
asociados anorexia insomnio
Fluctuación Empeora en las mañanas Empeora en las tardes
diurna
Motivo de Consulta espontánea del Generalmente consulta
consulta paciente; ha escuchado inducida por algún familiar
sobre la demencia y teme que ha notado cambios en la
tenerla. memoria, personalidad o
comportamiento
Antecedentes Antecedentes
previos psiquiátricos en el
paciente o en la familia.
7. Conclusión
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