UNIVERSIDAD TÉCNICA DE AMBATO

FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS

MARKETING Y GESTIÓN DE NEGOCIOS

Taller
DATOS INFORMATIVOS

Nombre: Mauricio Aguirre

Bautista Alvaro

Cangui Santiago

Curso: 4𝑡𝑜

Paralelo: B

Docente: Ing. Mancheno

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A lo largo de las décadas, muchas investigaciones han tratado de entender las diversas definiciones

del poder social en estructuras organizacionales (Meliá, Oliver y Tomás, 1993). Según Cobb

(1980), es mucho más fácil apreciar la importancia del poder que entender el concepto en sí.

Algunos autores, en vez de optar por definir el poder, han identificado diferentes clasificaciones

sobre la conceptualización del mismo (Hindess, 1982; Wrong, 1968; Cobb, 1980). En esta línea,

Ragings y Sundstrom (1989) identifican tres aproximaciones posibles a la hora de definir el poder:

(1) Poder entendido como propiedad individual: la mayoría de las definiciones tradicionales, que

partieron de las ciencias políticas y sociológicas de la mano de Weber, Dhal o Etzioni,

caracterizaban al poder como un potencial proveniente del individuo. Se definía como la habilidad

individual (percibida o no) de influir en otros o en las conductas de otros. Estas definiciones

analizaban el poder como rasgo de personalidad o habilidad adquirida. De esta manera, siguiendo

a Dahl (1957), el poder es la capacidad que tiene A para influir en la conducta de B, de modo que

éste haga o deje de hacer algo que de otro modo no lo haría.

(2) Poder entendido como propiedad de las relaciones interpersonales: una definición alternativa

sugiere que un individuo sólo posee poder en relación con otro y en situaciones específicas

(Pfeffer, 1981). Este aspecto relacional del poder ha sido principalmente desarrollado por Weber

(1947) y posteriormente por varios psicólogos como Cartwright o Yukl. El énfasis se centra ahora

en los procesos diádicos y las percepciones más que en cualidades personales.

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(3) Poder entendido como propiedad de la organización: el poder también ha sido analizado como

la capacidad de afectar rendimientos o metas organizacionales y como un fenómeno estructural

creado por la división del trabajo (Pfeffer, 1981). En este sentido, el poder resulta del acceso a una

serie de recursos derivados de la posición organizacional. La escasez de recursos y el mal reparto

de los mismos provoca la necesidad de intercambiar entre las partes los recursos que cada uno

necesita (Bacharach y Lawler, 1981). En esta línea, el poder se define como el control de los

recursos que dotan al individuo (agente de poder) de la capacidad de ejercer influencia.