1.- Porque las cosas invisibles de él (de Dios). La expresión cosas invisibles o lo no
visto refiere a aquellas cosas que no pueden ser percibidos por los sentidos, que no se
puede ver ni tocar. Jesucristo dijo a la mujer samaritana: “Dios es Espíritu” … (Juan
4:24). Si Dios es espíritu, es invisible, incomprensible e inalcanzable para el hombre.
Sin embargo, Dios mismo que es invisible se ha dado a conocer (revelado). El apóstol
Pablo refiere y explica directamente cuáles cosas son el contenido invisible y que los ha
revelado a toda la humanidad.
a) El poder eterno. Pablo usa la palabra aidios: eterno (que siempre fue y siempre
va a existir) y dynamis: Poder, fuerza y potencia. En una sola palabra,
omnipotencia, es decir, poder ilimitado o todopoderoso. Dios es todopoderoso
desde la eternidad, esto indica que no hay otro ser con igual poder, nunca ha
existido ni nunca lo habrá, los otros poderes están subordinados a él. El poder de
Dios puede hacer todas las cosas, y no hay nada que pueda detenerlo u
obstaculizarlo, porque el poder de Dios no tiene límites.
2.- El tiempo de la revelación: “se hacen claramente visibles desde la creación del
mundo”. Pablo emplea el término katarotai: ver, discernir o percibir claramente, más la
preposición apo: desde. Unidos indican que el poder y la existencia del ser de Dios se
pueden ver claramente por medio del sentido de la vista desde la creación del mundo
(kosmou), o se pueden discernir (distinguir, apreciar), claramente por medio del
intelecto (al hacer un juicio o razonamiento) desde la creación del mundo. El acto de
creación es el punto de partida de esta revelación. Esto implica que Dios ha envuelto a
los hombres con el testimonio de su ser y poder desde el principio de la creación del
mundo.
Dios mismo tomó la decisión de revelarse a los hombres, a sus criaturas inteligentes. Quiso hacerlo
por medio de la creación. Podemos decir que todos los hombres han tenido y tienen acceso al
conocimiento genuino acerca de Dios, y los hombres que rechazan a Dios como a la revelación que
han recibido, ya sea por la indisposición y falta de atención, como consecuencia o resultado de ello,
la ira de Dios está sobre ellos de la cual nunca podrán escapar. La revelación en la naturaleza es
suficiente para que los hombres queden inexcusables.