Un móvil con conexión a internet no es un juguete. Su compra puede tener serias consecuencias educativas en
los menores y deberían ir acompañados de esta advertencia y de las correspondientes instrucciones para
padres.
¿Por qué?
1.Datos
Según el informe PISA 2016 de la OCDE, los alumnos españoles son los más enganchados a internet. El 22%
de ellos son lo que se conoce como usuarios extremos ( seis horas o más de conexión al día entre semana).
Esto no les produce sino estrés, aislamiento social y peores resultados académicos. Está claro que conexión no
significa relación. La conexión puede ser muy buena y nos mantiene en contacto, pero es cómoda, sin riesgo,
virtual, irresponsable... La relación es imprescindible y nos construye como personas porque es exigente,
arriesgada, real, con consecuente.
El 70% de los menores usuarios de la red entre 10 y 18 años, están en alguna red social. Tampoco parece que
esto les llene de satisfacción. Instagram y Snapchat, las redes más ligadas a la imagen provocan en muchos
jóvenes sentimientos de insatisfacción con la propia imagen y aumentos de en las tasas de ansiedad, depresión
y falta de sueño, al ver cómo los llamados y llamadas Influencers son fantásticos, guapísimos y además se lo
pasan estupendamente. No parece tampoco una influencia muy positiva. Especialmente vulnerables a esta
influencia y a la presión de los likes son las chicas primordialmente preocupadas por su aspecto desde la
pubertad y a lo largo de la adolescencia.
YouTube es el servicio más consumido por menores desde edades cada vez más tempranas. Una herramienta
fantástica para aprender, es generalizadamente utilizada para el entretenimiento: videoclips, reggaetón,
youtubers que se convierten en ídolos con mensajes absolutamente vacíos o directamente antieducativos.
Musical.ly es una red de grabación de vídeos con las canciones en play back de los cantantes favoritos que es
muy popular entre los usuarios y sobre todo las usuarias más jóvenes. Es muy divertida, pero también muy
sometida a la creación e imitación de las imágenes personales.
El enganche es mayor a medida que aumenta la edad: 9% entre los 10 y 12 años, 15,2% entre 13 y 14, 22%
entre los 15 y 16.
Se tiende a vivir en la red 24/7. Es lo primero y lo último que hacen cada día. Aprenden o desaprenden más
que de ninguna otra fuente de información. Se les ofrecen modelos, se les dan respuestas que conforman su
identidad, su sexualidad, y su vida. Les afecta en sus relaciones, sus habilidades sociales, el desarrollo de su
afectividad, sus valores… su educación.
3. Desmitificar
Compramos el móvil para controlar y ellos lo usan para escapar de nuestro control
Piden la conexión para estudiar y relacionarse y la utilizan sobre todo para entretenerse
Creemos alejar a nuestros hijos de la calle y lo que hacemos es meter la calle en su bolsillo o en su
habitación. Nos tranquiliza que no estén haciendo botellón, pero no nos preocupa el botellón
electrónico en su cuarto.
Internet es una moneda de dos caras opuestas que hay que valorar: los menores buscan contacto
permanente, pero se encuentran con la imposibilidad de desconexión que es agotadora; buscan
autoafirmación, pero se encuentran con la presión del grupo, la dependencia, la tensión de mantener
un perfil popular; buscan el afecto y a menudo se pueden encontrar con la exclusión; puede ser una
excelente vía de autoexpresión y creatividad, pero también un ámbito de irrealidad artificial y de
mentira; contiene toda la información y conocimiento, pero también es un matarratos que provoca
falta de atención, hiperactividad y falta de concentración.
Los nativos digitales no existen. No han existido nunca. Más bien la oposición correcta sería la de
visitantes y residentes, los que utilizamos la red como herramienta entrando y saliendo y los que viven
en ella de manera continuada en detrimento de su existencia física cotidiana.
La multitarea es un mito.
Internet no es más que una herramienta: potencia y multiplica tanto el talento como la estupidez. Un
burro delante de una pantalla, sigue siendo un burro, aunque expuesto a mucha más gente. “No es
delante de una pantalla, sino detrás, donde se forja el cerebro capaz de utilizarla correctamente” dice
Steve Jobs. Por eso lo importante es amueblar bien las cabezas y ocuparnos de los corazones en vez
de inundarles de tecnología creyendo que por sí sola va a construir sus vidas.
El potencial educativo de las nuevas tecnologías no se encuentra en ellas, sino que depende de la
educación con la que se afrontan, el criterio con el que se usan y el autodominio ante su absorción.
Hay que educar en cómo moverse por la red, pero sobre todo en cómo moverse por la vida.
La tecnología tiende a ocupar el vacío que deja la familia. La familia es el mejor antídoto contra el
ambiente y lo que más a largo plazo se graba en el corazón.
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